miércoles, 6 de agosto de 2008

Padres en el parto


Hace cien años las mujeres paríamos entre mujeres. Fuera en el campo o en la ciudad, el padre de la criatura jamás entraba a la habitación para alentar a su compañera. Su presencia era impensada y hasta fuera de lugar. Porque su lugar estaba al otro lado de la puerta, aguardando nervioso y temeroso el nacimiento del bebé mientras la madre de su hijo se deshacía por las contracciones. Esta situación casi ya no se repite, salvo en algunos hospitales en los que se restringe la presencia masculina. Allí a los hombres se los trata como si fueran unos intrusos, aunque ellos hayan hecho el 50% del trabajo para que sus mujeres estén dando a luz. No sólo que, en muchos casos, no pueden acompañarlas sino que tampoco se les permite quedarse con ellas en la habitación, durante los días de recuperación después del parto. Por fortuna, esto no sucede en todas las instituciones que cada vez están más receptivos a entender la importancia del varón en la sala de parto. “Jamás pensé que la presencia de Pablo, mi pareja, fuera determinante. Creía que solita iba a poder. Claro, Andrés era mi primer hijo y no tenía idea de nada. Cuando empezaron los dolores, Pablo me tomó de la mano y no me la soltó hasta que Andrés estuvo sobre mi pecho. Pablo fue un soporte muy importante durante el parto, sin él me hubiera sentido muy angustiada”, explica Sonia Martinelli.
Parir mejorComo en cualquier otra circunstancia de la vida, el contexto siempre colabora en que los hechos se vivan de una determinada manera. Y el parto no es la excepción. “Una mujer en trabajo de parto, cuidada, protegida y que se siente segura, atraviesa el parto hormonalmente equilibrada, es decir sus hormonas harán el trabajo correcto y el equilibrio necesario para que todo transcurra según la naturaleza del parto. En cambio, ante una situación de stress (en los que está incluida la separación de tu pareja) se produce una segregación de adrenalina que frena el trabajo de parto y produce que todo empiece a perturbarse en el delicado equilibrio hormonal”, explica Mariana Giménez, miembro de Dando a Luz, asociación sin fines de lucro que trabaja por la promoción y la defensa de los derechos de las mujeres en el parto. Si hay riesgo y si se debe practicar una cesárea (en algunos lugares) no se permite la presencia del papá. Las horas previas al nacimiento son determinantes para la mamá y también para el bebé. Si la mujer está nerviosa o angustiada porque su pareja no puede estar a su lado, inexorablemente se verá reflejado en la forma en la que vaya a parir a su bebé. En esta circunstancia el hombre jamás será un intruso, todo lo contrario, oficiará de contenedor. “Es importante el rol activo del papá en el nacimiento del hijo, porque asumir un rol protagónico no solamente beneficia a la mamá sino también a él mismo, dado que se vuelve más sensible ante el dolor, valora más a su mujer y adquiere mayor sentido de pertenencia a la familia. Al ser cooperador, el vínculo de la pareja se fortalece como así también el apego con el bebé”, asegura la Lic. Ester Maria Pagagnot del Servicio de Psiquiatría del Hospital Alemán.
La tarea de contenerIncluso, el hombre puede ayudar en los ejercicios de relajación, de respiración, en el pujo hasta compartir con su mujer la maravillosa experiencia de ver nacer a su hijo. Claro que también puede ocurrir que el papá no se sienta preparado o no esté convencido de querer estar allí, en la sala de partos. Si es así, es muy importante no forzar ni culpabilizar.“Si el papá no desea estar presente o es una mamá que está sola puede haber otra persona que brinde apoyo emocional, ésta debe ser alguien en quien la mamá sienta mucha confianza. Tener información correcta, hacer el curso de psicoprofilaxis antes del parto da confianza, ayuda a superar los miedos y une a la pareja en el nuevo camino de transformarse en familia”, concluye la Lic. Pagagnot.El momento de la verdad*Por la Dra. Claudia Alonso
“Cuando los padres quieren estar en el parto, casi siempre se les responden que no pueden asegurárselo, que dependerá de si no hay otro parto en simultáneo, ya que la sala de partos suelen ser boxes separados con una pared y no habitaciones individuales. Aducen que para pasar al lado de su mujer tienen que pasar por al lado de otra. Otro motivo que esgrimen es la falta de ropa o que hay un parto complicado, son todas excusas. La ley es clara, así como yo no puedo decir que estaba apurada para justificarme por pasar un semáforo en rojo tampoco existe justificación posible para no cumplir la ley nº 25.929. El artículo 2º establece que “toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene derecho a estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto”. La ley es clara y no hay excusas para no cumplirla y no es solamente que el papá pase cuando está saliendo el bebé, es durante todo el trabajo de parto. Si el hospital no tiene la infraestructura bajo pena de no poder cumplir con la ley tiene que pedir presupuesto económico al estado para refaccionar sus instalaciones. De todas maneras, se soluciona con un biombo de tela la intimidad”.
*Especialista en obstetricia, asesora de Dando a Luz.