jueves, 24 de febrero de 2011

AMAR EN EL MES DEL AMOR

Hablar de amor, felicidad, pareja y buenas relaciones siempre es oportuno. Pero en febrero es mucho más propicio, porque en ese hermoso mes está el día del amor o de San Valentín, un pretexto para disfrutar juntos y también ¿por qué no? para meditar cómo ser mejores parejas.

Muchas personas tienen clara la idea de que aman a alguien, aunque no saben bien si de la manera que la aman, es la más beneficiosa. Sabemos de amores que asfixian, amores tumultuosos, amores fríos, amores distantes, amores y amores…
A veces nos entra dudas, preocupaciones de si esa persona en quien hemos puesto las mayores esperanzas para seguir el largo viaje de la vida, es la que es, y no otra.

Para el sexólogo Walter Rizo, con más de 20 años de experiencia en consulta y muchas parejas tratadas, la pregunta de ¿cómo se sabe que la pareja que uno tiene es la adecuada para casarse y que luego no sentirá arrepentimiento?, la responde muy concretamente:

“Hay que tener estos seis puntos: deseo-atracción, admiración,
humor-sintonía, comunicación, sensibilidad por el otro y
respeto. Cuando estas seis cosas están, el pronóstico es
buenísimo, si una sola de estas no está, el pronóstico es malo.
Algunas personas conviven antes de casarse, a algunos les
funciona, a otros no. Para aquellas personas que dudan sobre
comprometerse o no, cuando uno realmente quiere a alguien no
piensa tanto. Cuando uno realmente quiere a alguien, le encanta
tener compromisos. Si no, que revise cuáles son sus
sentimientos”.

Riso, quien ha escrito varios libros sobre relaciones de pareja, ofrece un consejo que bien vale seguir, ante la duda de si debo casarme o esperar.

“La única forma de llegar al matrimonio es empezar a ceder en algunas cosas y llegar a acuerdos sobre lo fundamental. Si al tocar temas álgidos y fundamentales uno no se puede poner de acuerdo, entonces el matrimonio no va a funcionar. Si la mujer dice que puede vivir sin sexo y el hombre es un maniático sexual, pues ahí está complicada la cosa. O él se vuelve eunuco, o ella se hace un tratamiento”, afirma el también profesor universitario.

Y es evidente que la cuestión no es encapricharse y decir: Yo te quiero solo a ti. La pasión, la emoción y las hormonas a veces juegan malas pasadas y hacen creer cosas a la gente. Pero hay que tener claro que no se trata solo de sexo, sino de entendimientos y convivencias.

Y hablando de sexo, particularmente del femenino, la escritora Isabel Allende, en una entrevista de prensa, afirmó que el punto G está en los oídos de la mujer, el hombre pierde el tiempo cuando lo busca en otro lugar. Una cosa que toda mujer celebra y aprecia es que le digan al oído palabras de amor.

No hay estimulante sexual ni romántico más fuerte, dice la conocida chilena, y añade que a algunos hombres no les importa la calidad de la relación, sino la cantidad de relaciones. Aseguro que cuando un hombre es machista, es un mal compañero de cama porque conoce muy poco a la mujer.

El amor, sin dudas, es un poderoso afrodisíaco. Pero quien no sepa que es cultivable debe, quizá en este, el mes del amor, ponerse a pensar en ello.

por Aloyma Ravelo

CONVIVENCIA SIGNOS DE LA CRISIS

Por Aloyma Ravelo

Después que el mundo occidental vivió recientemente toda una corriente de moda sobre la ingratitud del matrimonio, su condición de institución arcaica, opresora, y se avaló su caducidad, hay una vuelta de nuevo a la importancia y estabilidad de la vida matrimonial, a las uniones legalmente establecidas.

Cierto es que la gente necesita el apego, vivir en pareja, no solo por el sexo seguro que el VIH/sida impone a nivel planetario, sino por otras muchas razones, entre las que se hallan la necesidad de un apoyo en la vida, una compañía, dar y recibir cariño, y la posibilidad de tener descendencia.

Los expertos matrimoniales y otras personas interesadas en el tema, siempre estuvimos convencidos que el matrimonio, como institución, no desaparecería, a pesar de todo, pues ninguna otra forma de convivencia –como la fórmula de la pareja abierta, el sexo casual, por ejemplo—suple o complementa las necesidades de las personas.

Cierto es que el matrimonio ha sido desde hace muchos años –antes de esta moda– fustigado como la “tumba del amor” y otras frases por el estilo. Sin embargo, mucha gente siguió y sigue casándose, incluso prueba una y otra vez, y esto hay que tenerlo en cuenta.

Cierto es también que los primeros años son decisivos sin duda en el futuro de la pareja. Para cualquier persona común esta es una realidad natural y lógica.

Un hombre y una mujer se unen para alimentar un proyecto de amor, sin embargo, vivir bajo el mismo techo significa atemperar caracteres, hábitos, estilos de vida, en fin, muchos poquitos que cada quien aporta a la vida matrimonial.

Las costumbres de cada uno, a veces, requieren de una adaptación. Proceden de familias distintas, a veces de países y costumbres diversas, y con determinadas maneras de pensar, vivir y hacer las cosas.

Si ambos ceden en hábitos personales que no son del agrado de la pareja, van tejiendo juntos rutinas comunes que fortalecen la relación y la enriquecen. Pero sin dudas, para ceder, romper en lo personal esquemas y prácticas que no favorecen, se necesita ante todo mucha dosis de amor y perseverancia.

Reglas para dos

Una investigación publicada en The Journal of Personality and Social Psychology, muestra las repercusiones a largo plazo del primer año de matrimonio. Tras un seguimiento de 13 años, descubrió que las parejas que al cabo de ese tiempo optaron por terminar su unión, ya mostraban signos de desencanto después de dos años juntos, y habían expresado descalificaciones mutuas, a sólo un par de meses de haberse casado.

Estos datos demuestran que la cuestión no es sencilla. Y aparecen signos de crisis que hay que prestarle suficiente atención para evitar, si hay interés, la real hecatombe.

Veamos cuáles son:

Incapacidad de disfrutar el tiempo que pasan juntos.
Incomunicación y sensación de lejanía.
Falta de intimidad, sentimiento de insatisfacción.
Acusaciones de egoísmo.
Temor al conflicto.
Faltas de respeto mutuo.
Impresión de que el otro dedica demasiado tiempo a otras prioridades.
Gastos individuales excesivos para la economía común.
Demasiada dependencia de los padres.
Abusos físicos o emocionales.
Expectativas irreales.
Conocer este lado difícil del matrimonio, es importante, sobre todo cuando uno de los dos o los dos, están a la expectativa y avizoran ciertos problemas y conflictos que es posible detener a tiempo.
Una pareja que logre superar los escollos matrimoniales con tacto y buena fe, y se interesa por mantener vivo el romance y la atracción sexual mutua, habrá conseguido cimentar una relación sólida para el futuro. Esto es posible, solo hay que ponerle esmero y la mejor vocación.

NO HAY MALOS DIVORCIOS, SINO MALOS MATRIMONIOS

Criticado por unas personas y respaldado por otras, el divorcio sigue siendo un tema convertido en Cuba, donde los índices de divorcialidad se han mantenido estables, pero elevados, en las últimas décadas.

Desde que el divorcio se hiciera legal y oficial, en 1918, debieron pasar muchos años para que se asumiera como práctica social recurrente. No fue hasta 1963 que por primera vez se llegó a una tasa de uno por cada mil habitantes y el pico más alto se alcanzó en 1993, con seis por cada mil habitantes.

En 2009 se hicieron firmes un total de 35.034 sentencias de divorcio, para una tasa de 3,1 por cada mil habitantes, según datos del Anuario Demográfico de Cuba, elaborado por Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

La tendencia a unirse y separarse parece ser universal, y Cuba no escapa a ella. No obstante, muchas personas siguen viendo el acto de divorcio como sinónimo de crisis y fracaso. Otras, en cambio, lo asocian con la ruptura necesaria y la vía para rehacer la vida, en soledad o en pareja, ante la inevitable disolución de un vínculo insatisfactorio.

“Hay que aceptar, también, que el divorcio es una nueva oportunidad para encontrar a alguien compatible y ser más feliz. No hay nada peor que un mal matrimonio, tanto para la pareja como para los hijos. Con el tiempo, todos --matrimonio disuelto e hijos-- comprenden que el divorcio fue un mal menor, frente a una relación que había perdido su sentido”, asegura la investigadora María Elena Benítez, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM).

En medio de tan apasionadas posiciones, la reflexión reciente de esta estudiosa cubana del tema de la familia ponía la mirada en otro ángulo del asunto, en el que pocas veces nos detenemos: “todavía nos preocupamos mucho por el divorcio y poco por el matrimonio, cuando este es siempre el resultado de un "mal matrimonio". Sin embargo, se tiene clara en Cuba la importancia del matrimonio? ¿Estamos preparados para vivir en familia? La respuesta es no, y se sabe que, hasta la construcción de un edificio requiere de una preparación cuidadosa”.

Un equipo del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente concluía, en 2008, que se mantenían no pocos contratiempos entre cubanas y cubanos antes, durante y después de formalizar la unión matrimonial.

Entre esos obstáculos citaba las dificultades de la vida en pareja, la ausencia de tiempo para dedicar a la comunicación, la falta de habilidades para el intercambio y para la solución constructiva de conflictos, la transmisión de mensajes enmascarados o poco claros y problemas en la recepción de los mismos. Además, el estudio “La familia cubana en el parteaguas de dos siglos” indica que hay muy escasa interrelación referida al área de pareja, su intimidad y sexualidad, considerada un “tema tabú”; y poca apertura de los temas sobre los cuales se conversa, en tanto aparece la violencia verbal en diferentes formas de expresión.

Además de que suele predominar un modelo de pareja más bien cerrado y dependendiente, que no abre espacios flexibles de convivencia personal dentro de la vida de dos, y de señalarse otras carencias comunicativas, también se reconoce la falta de vivienda como un problema que afecta los nuevos proyectos de vida en común, sobre todo entre las personas más jóvenes, que deben quedarse a vivir muchas veces junto a sus familiares o los de su pareja cuando deciden unirse o casarse.

Muchas personas “se casan frívolamente”, opina Benítez, “sin meditar la trascendencia de este acto en su vida futura, sin tener en cuenta las dificultades que habrán de enfrentar -financieras, de vivienda, de compatibilidad, etcétera- y las contradicciones lógicas de esa etapa”.

Por ello se inscribe entre las personas que abogan por trabajar más y mejor en la preparación de las parejas para el matrimonio, en particular las jóvenes. “No hay duda de que una familia que se construye sobre bases sólidas, con una visión realista tanto de los beneficios como de los costos, donde el amor desempeñe un papel más importante, y donde la madurez esté presente, tiene menos probabilidades de fracasar”, concluye la investigadora.

Perdonemos para sanar ya mismo

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.
Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.
Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estimulo para ver si vibramos alto, o es solo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo.
Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.
A la mañana siguiente, el agresor, se presento ante Buda, se arrojo a sus pies y le dijo en forma muy sentida
-”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”
Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:

-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causo una herida”.

Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:
-“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo, para perdonar , ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar, vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted le pida perdón, en su ignorancia se van a sentir magnánimos, por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así mas o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”

Y así fue.

Comprenden ustedes la brutal ironía de estas palabras de Buda, de su enseñanza,

Que pasaría cuando se les pregunte a ustedes, amigos queridos del alma, a quien te falta perdonar, y en lugar de buscar los rostros y nombres de aquellos que dañaron al ego, ustedes respondiesen, ya no tengo que perdonar a nadie, YA LOS AMO.

Como voy a perder tiempo regresando al jardín de infantes, cuando aprendí a perdonar, si ahora directamente sé amar, puedo amar, y al amor es lo que YO SOY

Preferí acudir a esta anécdota que hace años me impactó, para no dar técnicas sobre como perdonar y quizás tratar de hacer el secundario acelerado y no materia por materia, y entender que el que logra aceptar la perfección divina detrás de tanta situación aparentemente brutal para la mente, logra captar, que en un instante podría liberar años de rencor, resentimiento y destrucción celular.
derf

Alegría y felicidad: claves para sentirte plena

La alegría es una emoción y la felicidad es un sentimiento· La primera tiene mayor fugacidad e intensidad· La segunda es más estable y habla de cómo nos sentimos y evaluamos nuestra existencia en general· Consejos para alcanzarlas.

Solemos experimentarla cuando alcanzamos alguna meta, recibimos una noticia agradable, desaparece un malestar, hacemos lo que nos gusta y divierte, amamos y somos amadas.

Cuando estamos alegres nos conectamos más fácilmente con sentimientos positivos como la solidaridad y cooperación, los problemas nos parecen más pequeños, vemos el lado bueno de las cosas, nos llenamos de pensamientos positivos, y nos sentimos poderosas.

Felicidad = plenitud y satisfacción

En la felicidad, cuerpo, mente y espíritu experimentan plenitud. Esto indica que estamos satisfechas con nuestra existencia, lo que no implica estar permanentemente contentas, alegres, riéndonos y de buen humor. Los matices de la vida hacen que nuestro estado de ánimo oscile sin que esto le quite mérito a nuestra percepción de base de bienestar general.

Muchas veces para alcanzar la felicidad tenemos que atravesar procesos de sufrimiento, o esforzarnos para cambiar conductas que nos alejan de ella. El autoconocimiento es imprescindible en este proceso. Si logramos identificar aquello que nos pone contentas y nos hace felices podemos ir conscientemente en su búsqueda.

Tips para sentirse mejor


Para alcanzar la felicidad, puede ser de mucha ayuda:

* Estar atentas a necesidades y deseos, y atenderlos en la medida de lo posible.

* Cuidar cuerpo, mente y espíritu.

* Identificar los obstáculos que nos impiden ser felices.

* Realizar los cambios que nos sean posibles para superarlos.

* Aceptar las limitaciones propias y ajenas, y aquello que no está en nuestro poder modificar.

* Emplear el tiempo libre en lo que nos dé placer.

* Hacerse cargo de la propia vida sin darle el poder a los otros o a las circunstancias.

* Fomentar y alimentar la red afectiva.

* Cuidar las relaciones con los otros.

Una cuestión de actitud


Según los estudios latinoamericanos sobre salud emocional, bienestar y felicidad, realizados en 2007 y 2008 por la consultora Magariños–Soto para la firma Coca Cola, la felicidad es un resultado al que se puede llegar a través del esfuerzo, una actitud consciente, trabajo y dedicación.

Más del 80% de las personas entrevistadas consideraron que compartir en familia y tener una actitud positiva son las dos prácticas fundamentales para tener una mejor salud emocional.

Un dato muy revelador del estudio es que la salud emocional se contagia y, con su efecto multiplicador, resulta un genuino e invalorable motor del bienestar colectivo.

La clave para alcanzarla está en el autoconocimiento, pues él nos permitirá identificar los cambios que necesitamos realizar para mejorar nuestra calidad de vida y sentirnos más plenas

derf

martes, 8 de febrero de 2011

Por qué comemos tanto?

La dopamina es un neurotransmisor del cerebro que es crucial a la hora de ingerir alimentos y regula el sistema de recompensas; ¿qué opinás?

Michael Mosley
BBC

Tendemos a pensar que la búsqueda del placer es algo frívolo, evanescente, cosa del momento, pero de hecho, lo que nos lleva a ello es una parte fundamental del instinto de supervivencia.

Si no obtuviéramos placer en las cosas, no haríamos amigos, no comeríamos y ciertamente no practicaríamos algo tan turbio y peligroso como son las relaciones sexuales. Y en ese caso... ¡adiós homo sapiens!

El placer significa cosas diferentes para diferentes personas. Pero para los científicos es simplemente una recompensa por hacer lo que el cuerpo desea. En gran parte, es satisfacer necesidades básicas, una de las que evidentemente es la comida.

La dopamina

Dentro del cerebro hay diferentes circuitos del placer que se ocupan de la alimentación, pero uno de los más importantes es el sistema de recompensas de la dopamina.

La dopamina es vital pues es lo que dispara el deseo de comer. Tanto así que cuando se bloquea su acción en un animal, deja de comer y, por consiguiente, muere de inanición.

Pero cuando se trata de comer, tanto como saber cuándo comenzar es importante reconocer el momento de parar.

Un estudio reciente, que involucraba comer chocolate, reveló cómo funciona el mecanismo interno del cerebro cuando los circuitos del placer dicen "basta".

El chocolate

Hay algo primario respecto al chocolate que apela al cavernícola que está dentro de todos. No es sólo la grasa y el azúcar, sino cómo se derrite en la boca casi a la misma temperatura de la sangre.

Con un buen chocolate, cuando lo ponés en la boca y dejás que se derrita, los sabores y aromas maravillosos suben por la nariz. En el estudio en cuestión, le pidieron a los voluntarios que comieran tanto chocolate como les apeteciera mientras eran sometidos a un escáner cerebral.

Los investigadores estaban especialmente interesados en la corteza orbitofrontal (COF), la parte del cerebro que está detrás de los ojos y que es la encargada de lo mucho o poco que algo gusta.

Los participantes comieron y comieron hasta que tuvieron suficiente: para entonces se había detectado un cambio en la actividad en la COF. El gusto se había tornado en repulsión. Y esa reacción lo que lo que le da al placer su característica principal: fugacidad.

Satisfacción ignorada

Estudios recientes calculan que en 2015, el sobrepeso alcanzará al 75% de los estadounidenses. Y en México, la situación no es mejor. Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo dijo que el 70% de los mexicanos tiene sobrepeso.

El problema es que muchos continúan comiendo cuando ya cesó la obtención de placer. Y es que lo importante es reconocer cuándo se apaga ese mecanismo, y sobre todo, que no lo ignoremos.

La dopamina, un neurotransmisor, es crucial a la hora de disparar las ganas de comer, pues vincula los mecanismos de placer y recompensa.

Pero hace mucho más que eso. Enlaza circuitos neurológicos que se encuentran en la profundidad de nuestros cerebros y están asociados con la búsqueda de la novedad.

Hacemos muchas cosas en la vida -entre ellas comer, tener sexo, apostar y tomar riesgos- porque al hacerlo nuestros cerebros se llenan de la dopamina del bienestar.

Matrimonios no consumados: cuando no hay sexo en la pareja

Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOHLALA.com

Son varias las parejas que llegan al consultorio con la confesión, tal vez, más frustrante o vergonzante: "No podemos tener sexo". Estamos hablando de matrimonios, concubinos o novios que no han podido practicar el coito con penetración vaginal, si bien lo han intentado, sin éxito, por algo más de cuatro o seis meses.

El período de tiempo es una determinación arbitraria establecida por los expertos. Así como creen que no deberían pasar 4 o 6 meses sin haber concretado la penetración, estiman que la pareja debería intentar el coito con la regularidad de, al menos, una vez por semana.

Lo cierto es que las parejas pueden tener juegos sexuales que los lleven al orgasmo, pero, la "no penetración" (la "no consumación del acto sexual") es un trastorno que, tal como lo considera la Justicia y la religión católica, puede ser motivo de anulación civil y religiosa del matrimonio.

Cada pareja es un mundo y existen muchas variables psicológicas, psiquiátricas, culturales y ambientales que determinan las causas del trastorno. Ante todo se deben descartar cuestiones clínicas u orgánicas de base: en el hombre, la impotencia sexual o eyaculación precoz ("ultrarápida" o antes de penetrar) y, en la mujer, el vaginismo o dispareunia (dolor en el coito).

Si bien estos suelen ser disfunciones tradicionales, las parejas pueden estar atravesadas por un sinfín de otros factores: miedo y fobias a penetrar o ser penetrada, escaso deseo sexual, historias de violaciones o abusos sexuales, etc.

Muchos llegan a la consulta recién cuando están interesados en tener un hijo. De hecho, apelando a la cultura y las normas, el término "matrimonio no consumado" o "matrimonio blanco", proveniente de la literatura jurídica y religiosa, privilegiaba el objetivo copulativo-procreador y solía descalificar a las parejas que "no hayan logrado un buen desempeño sexual".

Así como hay quienes han pasado más de 10 años "sin consumar el acto" y luego de superar el trastorno pudieron tener un hijo, hay otros que han llegado a concretar la descendencia sin haber logrado la penetración. El doctor Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo, cuenta haber tenido varios casos en los que "ellas han tenido hijos por cesárea y seguían siendo vírgenes, porque sus parejas les habían eyaculado en la puerta de la vagina abierta y lubricada, sin penetración".

Sea la búsqueda del hijo o cualquier otra prioridad, lo importante es que las parejas se atreven, cada día más, a buscar ayuda para llegar a un diagnóstico y tratamiento eficaz. Algo importante a tener en cuenta es que, más allá de que la "no consumación" sea por cuestiones propias de la mujer o del hombre, el "asunto" es de la pareja y se debería resolver "en pareja". Excepto que no se concrete la penetración porque una de las partes no desea al otro o considera que no vale la pena seguir juntos, todo se resuelve cuando los dos están dispuestos a "llegar al encuentro".

Para los amantes de las cifras, se cree que el 2% de las parejas padecen de este trastorno y, según los sexólogos expertos en el tema, suele haber solución de los casos en no más de 15 sesiones. En algunos casos ha bastado con un solo encuentro. En un estudio del Centro de Educación, Terapia e Investigación en Sexualidad (CETIS) , de la ciudad de Buenos Aires, los autores describen un método en el que, en una sesión intensiva y prolongada, han logrado el objetivo con un 96,5% de resultados exitosos. Los autores de este trabajo consideran que "el MNC (matrimonio no consumado) debería ser considerado como una nueva entidad clínica, y distinguirse de las tradicionales disfunciones sexuales".