miércoles, 28 de julio de 2010

Tres de cada diez mujeres no tienen orgasmos y se resignan

Las causas pueden ser orgánicas o emocionales. El dato surge de un estudio realizado por el hospital Durand entre casi 400 casos. Los especialistas dicen que atenta contra la estabilidad de la pareja. Y recomiendan hacer una consulta para revertirlo.

Lo primero que me bloquea es la inseguridad con mi cuerpo: que no estoy depilada, que con la luz prendida ni se te ocurra, que se me notan los rollos. El problema es que cuando todo pasa por la mente y no por los sentidos es muy difícil excitarse lo suficiente y después se hace una bola de nieve: para no tener que dar explicaciones una termina acostumbrándose a fingir el orgasmo, y cuando te acostumbrás a que las relaciones sexuales acaban cuando termina él, hasta terminás renunciando a la posibilidad de intentar llegar a un orgasmo”, cuenta Paula. Su historia podría parecer la de una señora mayor resignada al disimulo. Pero Paula tiene 26 años, y no es la única.

Un estudio del área de Disfunciones Sexuales de la División Urología y Ginecología del hospital Durand, entre casi 400 casos, demostró que 3 de cada 10 mujeres tienen trastornos del orgasmo. Sin embargo, 6 de cada 10 encuestadas manifestaron que su vida sexual es satisfactoria. ¿Verdad o conformismo? “La alteración en esta fase de la respuesta sexual puede deberse a causas orgánicas: depresión, medicación antidepresiva, trastornos hormonales (hipotiroidismo), dolor en el coito o causas fisiológicas como la menopausia. Pero cuando no aparecen causas orgánicas debemos considerar factores inherentes a la educación sexual, tabúes o causas emocionales como las fobias sexuales. Es cierto que muchas mujeres se resignan porque perduran resabios de la mujer que sólo debe conformar al varón, donde la masturbación es mala palabra y en donde les cuesta indicarles a sus parejas qué es lo que les gusta”, explica a Clarín Amado Bechara, profesor de urología de la UBA y jefe del sector disfunciones sexuales del Durand. “Si cuando esa mujer se masturba tiene orgasmos, el problema no es del orgasmo sino de sus vínculos. Es muy frecuente ver mujeres que pierden todo el erotismo cuando tienen que practicar sexo oral o cuando tienen que mostrarse desnudas con la luz prendida”, describe Adolfo Casabe, urólogo y miembro del equipo.

Paula sabe que su respuesta sexual “a mitad del camino” conspira contra la posibilidad de tener una pareja estable. Beatriz Literat, jefa del departamento de disfunciones sexuales de Halitus, habla de eso: “Muchas mujeres creen que, al no tener orgasmos, son defectuosas, entonces no se quieren exponer: tener sexo ocasional con un desconocido las libera de tener que rendir cuentas. Pero quienes tienen pareja suelen tener otro problema: ellos quieren saber si terminaron o no y ellas sienten eso como un acoso o una exigencia”.

Y es ahí donde suele naturalizarse la idea de fingir: “Fingir la excitación o el orgasmo tiene que ver con conformar al otro, evitar el conflicto, pero lo que se esconde es una enorme falta de comunicación y de confianza”, dice Bechara. Lo dice Paula: “Lo que pasa es que una no se pone en primer lugar, ni en la cama ni en la vida. Siempre como un “service” del otro. Al no pedir, no recibís. Te quedás calladita, le hacés de todo y si vos no pudiste, nadie se entera”.

Así, las fobias aparecen como fantasmas a los que se van acostumbrando a domar. “Existen fobias sexuales como el miedo a ser penetradas o al dolor en la relación sexual que limitan la posibilidad de relacionarse sexualmente. Afectan la excitación y el orgasmo y pueden afectar el deseo”, dice el sexólogo y psiquiatra, Adrián Helien.

En muchos casos, esas fobias tienen su raíz en situaciones de abuso: se calcula que 3 de cada 10 mujeres que consultan vivieron alguna situación de abuso sexual.

Claro que si hay algo que sobra en este terreno son las falsas creencias: “Muchas creen que tienen un problema porque no tienen orgasmos con penetración vaginal. Otras creen que tienen que tener orgasmos múltiples cuando se sabe que un 70% de las mujeres no lo consigue. Y hay muchos casos de disfunciones sexuales encubiertas: ¿Sabés la cantidad de varones cuyas mujeres les prohíben tomar Viagra con la excusa de que tienen miedo de que se mueran del corazón? ¡Es mentira! Cuando le niegan el tratamiento al varón, en verdad están blanqueando su propia falta de deseo”, revela Casabe.

“El gran cambio para que una mujer logre el orgasmo consiste en dejar de esperar que el varón se lo dé y sólo con penetración, y entender que debe hacer algo activamente para lograrlo. Muchas no tienen en cuenta que la mayoría necesita estimulación clitoridea adicional para llegar al clímax. En la cama, Copperfield no existe y los príncipes que te despiertan con un orgasmo tampoco”, dice Helien.

La buena noticia es que los trastornos de las distintas fases de la respuesta sexual (deseo, excitación u orgasmo, dolor sexual) tienen solución. Habrá que dejar de hacer lo que el avestruz y entender que su ausencia o su retraso no tiene por qué ser una cadena perpetua.
Clarin

martes, 27 de julio de 2010

Cómo afrontar la partida de los hijos

"El nido es el útero", dice Haydeé, como en medio de una conversación cualquiera de mujeres en una mesa de un bar en Belgrano. "Por eso a las mujeres nos cuesta tanto dejar a los hijos, soltarlos; los hombres en cambio tienen que aprender a retener", contrasta Mónica.

Para un espectador ocasional de Guido Bar puede parecer una reunión de las miles que se replican en diferentes rincones de la ciudad. Sin embargo, este encuentro de los viernes es especial para ellas: es el momento en que comparten su taller "El nido vacío", una experiencia que ya tiene tres años y que depende del programa de salud mental barrial del Hospital Pirovano.

El coordinador general del programa , el psicólogo Miguel Espeche, saluda al grupo y sigue con sus actividades. Cuenta él, y reconfirman las mujeres del taller, que de cada grupo surge un líder espontáneo que ordena el intercambio de ideas. Como éste, 200 talleres funcionan con esta dinámica y unas 3000 personas están involucradas. "Creemos que la salud descansa en el barrio: ser buen vecino, interesarse por lo que le pasa al otro es la mejor terapia", dice Espeche

Mientras, las mujeres siguen en el tema que las desvela. "Cuando se fueron los chicos, con mi marido entramos en shock", recuerda Mónica y así tiende sobre la mesa entre los cortados y cafecitos humeantes uno de los grandes desafíos de la etapa en que la pareja vuelve a quedarse sola.

"La partida de los hijos exige una refundación de la pareja", dice, segura, Clyde. "Nosotros tuvimos una gran crisis y casi nos separamos, pero pudimos ver que nos unía algo más que nuestros hijos: aún había amor, devenido en compañerismo". Las demás escuchan, asienten casi siempre, como si la que tiene la palabra expresara lo que ella tenía pensado decir en breve.

El mediodía gasta sus minutos, pero nadie repara en el almuerzo. En sus casas algunas dejaron preparada la comida, otras simplemente le recordaron al marido que, como cada viernes, la cocina es toda de ellos. Silvia es de estas últimas. Ella cuenta que se acercó al grupo por una cuestión "preventiva": sus hijos aún están con ellos, pero más de una noche la cama de su hija no se destiende. "Duerme en lo del novio, ya tiene su independencia y está bien", dice y lo repite ante las demás como para hacerlo "su" verdad.

Norma también se prepara para la partida. Ya imagina la habitación de su "nena" y se le viene un mundo de placares semi vacíos encima. "Me anunció que se va. Fue difícil enterarme porque uno se siente que no le dio todo lo que hubiera podido mientras eran niños. Tengo una especie de culpa", dice. Ahora, para llenar este vacío que ya presiente, habla de retomar el oficio de cosmetóloga que abandonó hace años.

En un momento acota algo que deja pensando a las demás: "Uno dice que la casa se vacía de ellos pero, en realidad, algunas cosas quedan y eso duele. Son cosas de ellos que siguen en las habitaciones que fueron suyas: los libros, los juegos, alguna ropa. Eso son ellos".

Así, cada viernes el mismo ritual, charlas parecidas pero no idénticas, horas de desandar sus vidas, de mirarlas de frente, de afrontar un doble desafío: recrear el vínculo con sus hijos en una distancia íntima de buena comunicación; y con su pareja, a la que tienen que volver a reconocer y elegir (o no).

Como en la ficción
Las mujeres que participan del taller "El nido vacío" son vecinas que tienen experiencias de vida distintas, sus edades se distancian más de 10 años entre algunas; sin embargo, se comprenden esencialmente, hablan el mismo idioma. Por momentos, da la sensación de que entre todas están armando una nueva versión de la película de Daniel Burman, El nido vacío.
"¡Yo no sé cómo vamos a seguir con esto!", arroja a los gritos Marta (Cecilia Roth) a Leonardo, su marido en la ficción (Oscar Martinez). "Ahora que los chicos no están puedo gritar sin miedo de despertar a nadie", remata y su voz se pierde en el pasillo silencioso, oscuro, del departamento familiar semivacío.

viernes, 16 de julio de 2010

Aprender a amar

Proclamar el amor es una de las cosas más importantes en nuestra vida y sólo cuando amamos habitamos el presente, pero nos equivocamos cuando lo tomamos como algo natural. Porque, de acuerdo con la psicóloga Isabel Menéndez, se trata de una construcción psíquica que hacemos en los primeros cinco o seis años, de una conquista personal que requiere esfuerzo.

Seguramente un montón de preguntas sobre el amor te han cruzado por la mente ¿Podemos amar si no hemos sido amados? ¿Hay personas incapaces de querer? ¿Por qué se tiene miedo al amor? ¿A quién se teme, al otro o al deseo propio? ¿En qué se diferencia el enamoramiento del amor? ¿Por qué surgen los celos incontrolables? ¿Se puede perdonar una infidelidad?

Sobre éstas y sobre otras muchas preguntas la psicología ha planteado diversas respuestas, y la psicoanalista Isabel Menéndez habla sobre este tema en su libro "La construcción del amor", con la autoridad que le dan una práctica clínica de 30 años y un trabajo de divulgación que le ha valido un premio del Colegio de Psicólogos.

Conocerse a uno mismo

Para poder amar es necesario despertar el interés por el conocimiento de uno mismo, porque hay mucha gente que nunca puede disfrutar de lo que tiene y la verdadera liberación es conocerte.

La construcción del amor pretende como primera cosa transmitir que el amor se aprende y que no tiene nada que ver con lo natural o lo biológico.

"El amor es una construcción psíquica que tiene mucho que ver con el deseo y que se organiza en los primeros cinco o seis años, cuando se desarrollan las identidades y las identificaciones que hayamos hecho con el padre y la madre", explica esta autora.

Después, en la adolescencia, todo se mueve, pero en la infancia organizamos psíquicamente nuestras elecciones amorosas, y la familia es la base donde se construye el modo en que vamos a relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.

La importancia de las primeras relaciones

De ahí la importancia de cómo hayan sido esas tempranas relaciones con nuestros padres, con nuestros hermanos y con todas las personas allegadas a nosotros.

En ese sentido, cabe decir que, si bien no existe la madre perfecta, será suficientemente buena, aquélla capaz de darle a su hijo las muestras de afecto que le permitan desarrollarse armoniosamente:"Una madre es mejor o peor dependiendo del espacio que deje a su hijo para que se construya como ser humano, más allá de su cuidado y protección", de acuerdo con la psicoanalista.

Si ha habido sobreprotección por parte de la madre, habrá sido el efecto de un sentimiento de abandono que tuvo en la infancia: "La niña desamparada que lleva dentro tiene miedo siempre, y ve a sus hijos como seres indefensos, sin recursos para salir adelante", pero, avisa esta experta, esa sobreprotección sólo favorecerá la sobredependencia de ellos y el que no puedan tomar decisiones propias.

Los ataques de hambre en ciertos desórdenes alimenticios en edades más adultas pueden ser indicio, en cambio, de hambre de amor de la madre, y los vómitos, un intento de expulsar algo que psicológicamente no podemos digerir.

En cuanto al padre, "es un referente para la construcción de la identidad sexual" y su función, más relacionada con la psicología que con la biología, consiste en acompañar ese crecimiento protegiendo a los hijos pero, a un tiempo, poniéndoles reglas y límites que les hagan crecer con autoestima e interiorizar una moral.

Miedo al compromiso y al abandono

Y, ya como personas adultas, ¿a qué miedos nos enfrentamos cuando estamos tratando con el amor? Pues, principalmente, al miedo al compromiso, al miedo al abandono, a que invadan nuestra intimidad, y a perder la libertad.

Como primera medida, nos conviene saber que la persona a la que amamos siempre nos va a decepcionar en algo, lo que ocurre es que, para seguir creciendo como individuos, debemos tener bien presente que la pareja la componen dos, y dos bien diferentes.

Dos, que lo mejor que pueden hacer para que ese motor de la vida que es el amor se mantenga fresco y fragante, es alimentarse cada uno lo más independientemente posible, y luego compartir con su pareja eso que ha sabido cosechar por separado.

"Tienen que poder estar solos, ser dos, para poder estar juntos, para poder ser como un uno".

Los celos

Sobre los celos, que tanto perjudican las relaciones amorosas, opina esta psicóloga que suelen tener que ver con un bajo concepto de uno mismo, y van desde los proyectados, en los que el celoso refleja en su pareja lo que no quiere reconocer en sí mismo, y los delirantes, donde crea situaciones con las que seguir alimentando su fantasía de infidelidad.

"El adulto tiene que aprender, por ejemplo, que cuanta más tolerancia tenga consigo mismo, incluso con sus defectos, más tolerante será con el otro, menos miedo tendrá a amar y más gratificante le resultará la vida".

El amor requiere tiempo

El flechazo es rápido, pero el amor necesita tiempo, la sociedad quiere mucho y muy rápido pero aguanta cada vez menos frustraciones.

Hay gente que es muy narcisista y es incapaz de amar, y hay mucha gente que tiene miedo a amar y que puede optar por la soledad o por saltar de pareja en pareja, quedándose sólo con la primera parte de la relación por temor a sufrir mucho y a perder libertad.

A estos esta psicóloga los considera "prisioneros de conflictos que no les dejan alimentarse con el otro" y que "tienen miedo por razones psíquicas inconscientes", pero una forma de que se sientan alentados es mirar para adentro para poder aceptar las limitaciones y los deseos propios, "porque es ahí donde está la verdadera fuerza del yo adulto".

El principal problema con el amor es que nos da miedo investigar lo que tenemos y quienes somos.

Esmas-derf

Quieres entender a los hombres?

¿Cómo son los hombres?, ¿qué piensan?, ¿cómo hay que actuar para conseguir que se tomen en serio una relación? Éstas son algunas de las incógnitas que a menudo nos preguntamos y que pocas sabemos come responderlas.

No es nueva la frase que asegura que los hombres son simples, mientras que las mujeres son complicadas y difíciles de entender. Entonces, ¿por qué muchas mujeres no comprenden el comportamiento masculino?, según el presentador y humorista estadounidense Steve Harvey el conoce la respuesta.

"Los hombres tratan a las mujeres como ellas se hacen tratar". Así de contundente se muestra Harvey en su último libro, Código SeXcreto, un manual divertido, y con algunos toques sarcásticos, fruto de sus años como locutor de radio en los que afirma haber escuchado a muchas mujeres "perdidas, que necesitan una voz que les guíe y que les ayude a lidiar con todo tipo de trucos y engaños que practican los hombres para tener éxito en el amor".

Lejos de intentar convertirse en un tratado, este libro pretende ser un juego para que, aunque no llegue a ser una auténtica enciclopedia sobre la complejidad masculina, al menos robe una sonrisa a todo el que lo lea.

Las chicas son muy complicadas

"Las mujeres son seres complicados, necesitan muchas cosas. Y esperan que un hombre se las dé aunque no le haya dicho cuáles son, y aunque eso que necesitan y desean ahora sea diferente a lo que necesitaban y deseaban hace cinco minutos", ironiza Harvey en su libro.

"De hecho para que una mujer sea feliz es necesario convertirse en cuatro hombres: un viejo que la abrazará y le dará consuelo, sin sexo, porque no podrá, un feo que hará todo lo posible por ayudarla, llevar los niños al colegio, hacer la compra, lavar el coche, el semental, ya sabes para qué, y el gay, para charlar todas las horas que quiera, y aún así, no es garantía de éxito", puntualiza divertido.

Los hombres sólo necesitan tres cosas

Sin embargo los hombres son mucho más simples y sólo necesitan que la mujer les dé tres cosas para ser felices: apoyo, lealtad y sexo.

* Apoyo. Los hombres han sido educados para soportar muchas responsabilidades: desde pequeños se les enseña a no llorar cuando se caen, a levantarse del suelo y comportarse "como hombres".

Se les enseña a ser fuertes, y por eso, de vez en cuando es importante recordarles lo que valen. "A los hombres les gusta impresionar, y sentirse interesantes, esto les impulsa a dar más", asegura Harvey.

* Lealtad. Para ellos es importante que su chica demuestre que está orgullosa de su hombre.

"Es importante por ejemplo que cuando vayan caminando y vean a otro hombre guapo, alto, con estilo, nos aprieten la mano y nos digan desde el fondo del corazón, no quiero a ninguno de esos, para mí sólo tú importas", comenta Harvey.

* Sexo. No hay nada en el mundo que les guste más y sin lo que puedan vivir porque para los hombres, el sexo es su forma vida, es tan necesario como el aire que respiran.

¿Compromiso?

Prácticamente desde el primer momento en que un hombre tiene contacto con una mujer ya sabe si ésta va a ser alguien con la que querrá comprometerse o si por el contrario, se tratará de una relación pasajera y sin ningún futuro.

Si una mujer no tiene reglas, no tiene compromisos, no exige nada en especial a los hombres que conoce, no pone límites ni tiene respeto por sí misma, un hombre comprenderá al momento que puede obtener lo que quiera, en un principio estará contento porque ha conseguido lo que deseaba, pero no le ha costado esfuerzo, así que después de conseguirlo se irá.

Si por el contrario, una mujer sabe perfectamente lo que quiere, no está dispuesta a dar su número de teléfono a la mínima, no se entrega con facilidad y pone límites, los hombres sabrán que, si la quieren, tendrán que luchar.

Si un hombre se ríe de los límites que pone la mujer, si a menudo llega tarde sin avisar, si no presenta a su chica a sus amigos o a su familia o si su conversación es superficial, olvídate del chico, él no quiere tener nada serio.

"Tenemos que hablar"

"Tenemos que hablar" suele ser la frase más amenazante e inquietante que todos los hombres temen.

En lugar de eso, sería preferible que una mujer comenzara la conversación con un "amor: no es que haya pasado algo, pero me gustaría hablar sobre esto", una frase más sutil que no despierte las alertas masculinas.

Otra de las situaciones que más temen los hombres es cuando la mujer espera de ellos el apoyo que recibirían de una amiga.

Un hombre no entiende a las mujeres como una amiga lo haría , ellos son mucho más simples, tardan diez segundos en dar una solución al problema y pueden provocar, sin ser su intención, que la mujer sienta que no es comprendida ni escuchada de igual manera.

Éstos consejos son simples y pueden ayudar a cualquier que quiera triunfar en el amor. Y es que al final, los hombres no son tan complicados como parecen, simplemente las mujeres tienen que conocer cómo funcionan para poder anticiparse a ellos.

Esmas-derf

martes, 6 de julio de 2010

Por qué cada vez hay más mujeres que le "huyen" al compromiso

Si bien a las integrantes del sexo femenino se les suele adjudicar la característica de Susanita, en referencia al personaje de Mafalda que soñaba con formar una familia perfecta, hoy, a muchas mujeres les cuesta "formalizar" una relación .

Por sentir que no llega a sus vidas ese hombre que esperan, por creer que los que se les acercan son inmaduros, o bien por preferir la soledad, tras años de vivir en ese estado que tanta comodidad les da, muchas son las mujeres que eligen estar solas.

La licenciada Elsa E. Álvarez (MN 944), delInstituto de Psicología Argentina (Inepa) para saber qué hay detrás de estas, en apariencia, mujeres independientes.

¿Por qué hay mujeres que adoptan una postura más relacionada con la que se conoce en los hombres? En el sentido de que les cuesta comprometerse...
Desde siempre se pensó que son los hombres a los que les cuesta comprometerse, pero hoy pareciera que eso está cambiando.
Muchos hombres y mujeres se quejan por lo mismo: la falta de compromiso.

La falta de compromiso en algunos casos, esconde algún temor y en otros forma parte de una elección que cada vez es más marcada.
La sucesión de cambios sociales, entre otros, los que tuvo el rol de la mujer en los últimos tiempos: acceso a la educación superior en forma masiva, la mayor permeabilidad social para acceder a puestos jerárquicos y de mejor remuneración, la mayor flexibilidad de los prejuicios sociales sobre la mujer, no sólo con respecto al trabajo, sino también a su sexualidad, agregado a esto en las grandes ciudades el anonimato, produjeron cambios psicológicos importantes que a su vez repercutieron sobre lo social produciendo como efecto, una forma de conducta muy parecida a la que antes se le adjudicaba solamente a los hombres.

La vieja carrera del matrimonio ya no es tan deseable, las seguridades emocionales y afectivas están muy descalificadas en nuestra cultura , donde se le otorga mucha mayor importancia a lo económico que a lo emocional. La seguridad económica para las mujeres depende cada vez más de sí mismas y menos de los hombres.

¿Son mujeres muy independientes y autosuficientes? ¿O esconden en el fondo algún temor?
Es imposible generalizar ya que las personalidades son muy diferentes unas de otras. Hay personas que son muy independientes y que disfrutan su independencia e incluso la soledad y otras en cambio que utilizan y muestran autosuficiencia pero en realidad esconden su otra polaridad (el opuesto que se oculta, la mayor parte de las veces, porque hacerlo conciente nos avergüenza y/o atemoriza) su desvalimiento, su necesidad de protección, sus temores que pueden ser muy variados que podríamos generalizar como temor a vivir y a la intimidad.

¿Qué pasa cuando la falta de "compromiso" es porque sienten que no comparten un ideal con ningún hombre?
La falta de compromisos en los seres humanos puede deberse a muchas causas. Entre ellas carencia de interés en el otro y entonces se continua en la relación aburridamente hasta que surja un otro en el horizonte que satisfaga aparentemente más sus aspiraciones.

Puede ser que sus temores a vivir plenamente, a tener intimidad o a mostrar sus emociones se los impida.

También sus creencias acerca de cómo deben ser los hombres y las mujeres van formando un ideal o un modelo de persona "para mí" que rígidamente funciona como un filtro que favorece o desfavorece el compromiso. La falta de flexibilidad no permite tomar conciencia que las personas nuevas que conoce, aunque no sean esa persona ideal que existe solamente en su mundo interior, representan una posibilidad de cambio e innovación para sus vidas .

¿Por qué todos, o la gran mayoría de los hombres, para ese tipo de mujeres tan independientes, parecen ser "inmaduros"?
Muchas mujeres que se muestran muy independientes necesitan para mantenerse dentro de esa polaridad (independencia/dependencia) hombres dependientes, por lo tanto inmaduros. Esto demuestra y mantiene su creencia de que todos los hombres son inmaduros sin tomar conciencia de que con su especial mirada, filtran y descubren en el universo de hombres sólo aquellos inmaduros que alimentan su creencia y su permanencia en esa polaridad , ya que salir de esta les implicaría enfrentar sus temores y las inseguridades que les podría provocar la "amenaza" de caer en la dependencia.

¿La edad es un factor que juega en contra? (¿a más años "acostumbrada" a vivir sola más cuesta estar en pareja?)
Las personas a medida de que pasan los años, aunque quizás en un comienzo les haya sido dificultoso vivir solos, comienzan a disfrutar de los pequeños placeres que otorga vivir sin un otro.

Arreglar o desarreglar a su manera su vivienda, disponer del tiempo libre sin consultar a nadie, escuchar el tipo de música que más le agrada, charlar o chatear largas horas, etc.

El vivir con otro plantea negociaciones y acuerdos que muchas veces después de muchos años de vivir de otra forma constituyen casi un desafío a la tolerancia que en ocasiones es difícil de lograr.

¿Por qué este tipo de mujeres (con carácter y que parecen saber lo que quieren de la vida) son tomadas por el sexo masculino como "insatisfechas"?
Las viejas creencias sociales acerca de que es ser mujer y que es ser hombre han influido mucho en este tipo de pensamiento.

Años atrás se creía y se las visualizaba como masculinas a aquellas mujeres decididas, racionales e independientes y el imaginario social las calificaba como si el tener este tipo de características representara estar insatisfechas en otros aspectos de su vida.

Hoy en día existen aun hombres, que mantienen este tipo de pensamientos que en algún caso pueden ser ciertas pero es importante que estas ideas no se generalicen para no ser transformadas nuevamente en creencias.

¿Cuáles son los signos característicos de este tipo de mujeres que no quiere comprometerse? ¿Elegir mal? ¿Rechazar oportunidades? ¿No permitirse/darse el tiempo para conocer al otro?
La característica de la falta de compromiso es:
• Elegir incorrectamente y generalmente dentro de la misma tipología de personas aunque sean aparentemente diferentes
• Negarse a arriesgarse a conocer otro tipo de personas
• Presentan creencias rígidas e inflexibles
• Actitudes individualistas
• Dificultades para compartir
• Rechazar inmediatamente al otro sin darse tiempo para profundizar más en la relación
• Darle más tiempo y energía a otros aspectos de su vida, familia, trabajo, amigos, etc.

Pese a sus baluartes de independencia, muchas de estas mujeres quieren lograr estabilidad emocional. ¿Pueden lograrlo? ¿Cómo?
En las personas independientes esta presente en forma excesiva una polaridad: la independencia absoluta; por lo tanto el individualismo y la entrega de la totalidad del tiempo a si misma y a sus objetivos de vida.

Esto esconde la otra polaridad que es la dependencia, en la que muchas personas temen caer. Esta representa la imposibilidad de vivir y tomar decisiones sin tener en cuenta al otro, donde el tiempo se comparte absolutamente y no existen las actividades independientes por lo tanto la personalidad de cada uno se diluye formando otra entidad que es los dos.

Estas dos polaridades se expresan muchas veces en las parejas que se muestran como ultra independientes o ultra dependientes, estos dos modelos olvidan lo que podemos denominar el camino del centro y que en los vínculos interpersonales conforma lo que denominamos interdependencia .

En la interdependencia las personas mantienen áreas de sus vidas independientes con actividades independientes y comparten otras con altos grados de intimidad y afectividad.

Por lo tanto, es necesario aprender a transitar los caminos intermedios, para lo cual deben integrarse a sí mismas, aceptar sus debilidades, sus necesidades: de seguridad, de amor, de estabilidad y confrontar sus creencias. Eligiendo cuales son las creencias positivas que las ayudan a lograr sus objetivos y desafiar las que no lo son, animándose en definitiva a la aventura de vivir.


06 de julio de 2010 (infobae-derf)

La nueva masculinidad

Virilidad, fuerza, vigor y jactancia conforman un antiguo estereotipo de masculinidad que comienza a declinar inevitablemente.

En el libro Tipos Que Huyen (los hombres prometen pero no cumplen. Las mujeres esperan y desesperan ), el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin analiza esta tendencia remontándose aún antes de los años ´60, cuando el mundo privado se guardaba bajo siete llaves, y sólo algunos osados o excéntricos se animaban a ventilarlo. Por entonces, el recato, la fidelidad a los valores judeo-cristianos y la censura de lo impropio eran las bases de la sociedad.

"Con sólo observar alrededor y ver la obra de sus adultos mayores, las nuevas generaciones se darán cuenta que las vidas de los ´grandes´ no son tan honorables, ni plácidas y que las severas consignas de comportamiento del pasado los han convertido en seres resentidos, hipócritas, materialistas, despectivos, soberbios y mediocres. Sólo unos pocos han logrado salvarse de tanto daño, quizá los que en esas etapas pasadas fueron tildados de vagos, diferentes, extraños o raros", dispara el especialista.

Para los especialistas en el campo del psicoanálisis y la antropología, se tiende a subrayar que la diferencia masculino-femenino ha desempeñado un papel social notable, no tanto como diferencia biológica sino como principio de orden alrededor del cual se organizaron las primeras culturas primitivas. Los hombres cazaban y las mujeres cuidaban el fuego. Si el bosque era el espacio masculino, el campamento era el espacio femenino. El hombre era proveedor y la mujer estaba abocada a la procreación.

"Mucha agua corrió desde aquella concepción de nuestros abuelos, en la cual el hombre era temido y respetado, pero a costa de mantener siempre una imagen de ´duro´, no pudiendo mostrar sus emociones ni acercarse a sus afectos sin ver menoscabada su imagen de autoridad", advierte Lilian Suaya, psicoanalista y coordinadora del Café Psicológico , espacio de reflexión sobre temas relacionados con los vínculos afectivos.

Según Suaya, son varios los motivos que permitieron esta nueva modalidad. Los cambios sociales, con la salida de la mujer al terreno laboral, y la píldora anticonceptiva, que brindó la posibilidad de una sexualidad más libre y placentera, posibilitaron que los roles antes esquemáticos y rígidos puedan flexibilizarse, dando lugar a un nuevo modelo masculino, más sensible y dispuesto a compartir con la pareja tanto la crianza de los hijos como el mantenimiento económico del hogar, sin que esto implique pérdida de masculinidad.

En ese sentido, el hombre ya no es el "macho" proveedor y gozador de las mujeres. Al darle un lugar a la sensibilidad, se otorga la posibilidad de reducir las exigencias que lo ataban a la potencia sexual, el éxito económico y la dureza en cuanto a los afectos. Con este cambio aparece también un nuevo modelo femenino, mucho más compañero y partícipe que dará lugar a nuevos modos de encuentro.

"Vale aclarar que la seducción y el juego erótico no quedan exclusivamente referidos a la penetración. El sentir de la mujer estimula al hombre, y esto es vivido por ambos como un enriquecimiento mutuo. Correlativamente la mujer sale de su rol pasivo para compartir actividades y placeres. Los jóvenes de hoy cambian pañales, lavan platos y cuelgan la ropa, y esto no les impide disfrutar de una sexualidad plena y del acercamiento afectivo", sigue Suaya.

Y añade: "La nueva masculinidad está basada en el reconocimiento del sí mismo y del otro como ser humano, libre, sin estereotipos que lo encasillen y coarten su posibilidad de sentir y crecer en la expresión de sus afectos".

Para la psicóloga Jazmín Gulí , la humanidad en general, las mujeres y los niños en particular, han ganado con el cambio que aún está ocurriendo en los hombres y la masculinidad. Antes, el hombre en la familia era un sostén material, un soporte moral, pero no participaba de la vida afectiva, si bien ésa era su forma de querer, justamente sosteniendo y facilitando que los niños y las mujeres vivieran sus roles en el hogar.

"El padre era casi siempre un desconocido, no se era totalmente espontáneo delante de él. Esto, considerando un modelo más reciente y no primitivo. Hoy el hombre está más cerca de todos sus seres queridos. La mujer también empezó a existir por sí misma ampliando su rol de madre y esposa, el hombre incorporó cualidades femeninas y la mujer cualidades masculinas", señala Gulí.

Estas forman parte de la constitución básica de cada ser humano, aportando las capacidades de emprender, poner en marcha, encender, penetrar, despertar, hacer, pensar analíticamente, las masculinas; y contener, dejarse llevar, conservar, abarcar, sentir, pensar globalmente, percibir, las femeninas.

"En ese sentido, cualquier proyecto que se quiera concretar, todo acto creativo, para realizarse, necesita del interjuego de los dos modos de acción. En lo que hace a hombre y mujer, es un dúo indisoluble, así que no hay cambios del uno sin que lo haya en el otro, un dúo dinámico y poderoso cuyo encuentro genera nuevas vidas", sigue la psicóloga.

Gulí coordina talleres de masculino y femenino, aunque orientados a todo tipo de resultados -no sólo para las relaciones de pareja-, ya que, según asegura, el equilibrio de ambos modos en todos los campos de la vida, va a ser determinante en el éxito de todo lo que se emprenda.

"Noto que el cambio aun no se terminó de instalar: la nueva masculinidad necesita en conjunto su amabilidad con la fuerza de antes, aquella que antiguamente lo empujaba a defensas de territorios o ataques de conquista, el coraje y la capacidad de abstenerse de lo emocional para dirigir con eficacia", advierte.

En combinación -son inseparables-, la mujer también necesita conservar aptitudes perdidas como las del respeto por el misterio, la entrega y la paciencia. Es decir, frente a la preocupación por la pérdida de las viejas costumbres, Gulí plantea la idea de sumar y conjugar lo nuevo con lo antiguo.

"Tanto a la mujer como al hombre les hace falta que la nueva masculinidad recupere autoridad y autodominio. Así como una buena sociedad de negocios entre dos partes iguales se llevará mejor si uno de los socios tiene el 51% de las acciones y el otro el 49%, en la pareja también precisamos que la equidad pase por todos los planos pero que se reonozca en uno ese punto más en lo que hace a la autoridad. Tenemos la suerte de vivir en esta época y contar con varias áreas de experiencia, así que en otras dimensiones también a la nueva mujer le compete un punto más en su plano de especialidad", advierte.

Tal el caso de un paciente hombre de alrededor de 45 años, trabajador exitoso, casado en segundas nupcias, con una hija de dos años. Su mujer no trabajaba, al menos en ese período, y él, impulsado por las constantes quejas de su pareja, llegó a plantearse que estaba siendo un mal padre porque, al llegar del trabajo, no se hacía tiempo para jugar con la nena, bañarla o darle de comer.

"Esto resulta el colmo: si una pareja logra un equilibrio masculino-femenino en las primeras etapas de crianza: ¿no será mucho pedir que el papá también juegue roles maternos cuando está ocupando un lugar "fuera de casa" que a la vez facilita que la madre sea mamá?", plantea Gulí.

Cincuenta años atrás era impensable que un hombre se cuestionara su accionar en el ámbito afectivo, esto es una ganancia de la nueva masculinidad; sin embargo el planteo expresa la confusión que todavía impera en la distribución de roles. "Considero que las nuevas modalidades de masculinidad son favorables para todos, siempre y cuando esto no conlleve a la perdida de aquello que en esencia lo caracteriza, ya que si esto no se operara, alguien deberá hacerlo. Es una pena que esas tareas quedaran en manos de las mujeres. La diferencia existe y es digna de que la honremos como tal y busquemos la paridad en otros sentidos", concluye Gulí.

Con vistas al futuro

Aunque los hombres tardaron más que las mujeres en producir cambios en sus patrones de género, para Ghedin los avances logrados hasta el momento son irreversibles. Claro que el desarrollo como seres vivos no compete sólo al cuerpo o al mundo físico, sino que abarca las capacidades de aprendizaje, de ampliación del pensamiento, del mundo emocional y la defensa de valores preciados como el respeto por la vida y la libertad.

"La lucha de las mujeres por su autonomía desencadenó cambios en los roles masculinos. Los hombres se han visto compelidos a mirarse a ellos mismos, con el permiso y la libertad para cuestionar, transgredir, romper y cambiar concepciones que estaban arraigadas a la masculinidad. Creo que los cambios futuros no deberían ceñirse a cuestiones sólo de género", señala.

Según el autor, es imperioso asumir el compromiso de que ser humanos no es condición pasiva, y requiere del desarrollo de la actividad cognoscitiva que le da sentido a la existencia: el pensamiento libre. Sólo a partir de este reconocimiento, desde primera infancia, será posible aspirar a una vida mejor.

Características de la nueva masculinidad (según son el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin):

- Dinamismo viril: los hombres hoy pueden sentir y trasmitir sus aspectos más frágiles, sensibles, sin sentirse compelidos a actuar con el vigor, fuerza, atributos de poder y competencia social

- Empatía y reciprocidad en las relaciones: los cambios benéficos en la subjetividad permiten que los hombres, al no estar centrados en la defensa de la virilidad y el poder, se abran al mundo del otro, mejorando las relaciones interpersonales, tornándolas más verdaderas, con niveles de sinceridad (y humanidad) que borran los límites del género

- El cuerpo integrado: la nueva masculinidad borra los límites entre la mente, el cuerpo y el mundo emocional. Es decir, los mecanismos de defensa dan paso a una libertad en el sentir y la acción; el resultado es un hombre con una noción de sí mismo más firme y real.

- La primacía de lo erótico: la integración del cuerpo y el mundo emocional a la construcción de la virilidad rompe con la normativa de "vigor" y "potencia" sexual, y el encuentro erótico (incluida la conquista, el uso de la seducción, la toma de iniciativa, los juegos previos, la búsqueda del placer) desplazan al apuro por penetrar, acto que durante siglos, dominó la conducta sexual de los hombres.

Por último, esta nueva masculinidad descripta por el psiquiatra permitiría una apertura cognoscitiva, ya que la "antigua" masculinidad cerraba la percepción del mundo propio y por ende del ajeno. Lo extraño era reprimido, negado y rechazado con miedo u odio. En ese sentido, los cambios sociales en materia de género han contribuido a abrir la malla de la percepción, aceptando o tolerando nuevas formas en la expresión genérica.
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