viernes, 1 de agosto de 2008

PLACER, 8 MANDAMIENTOS A RESPETAR

No dudamos de tus competencias en materia de sexo… Sin embargo, nunca viene mal recordar ciertos detalles que harán que seas mucho mejor en ese terreno y conseguirán que seas inolvidable.

A los hombres hay que mimarlos y tratarlos con precaución antes de adentrarlos por los caminos del éxtasis. Por eso no viene mal repasar algunas lecciones para que tu aventura de una noche o tu pareja de toda la vida piense en ti con emoción y excitación...

Te presentamos ocho mandamientos a respetar y practicar sin moderación para que se vuelva loco de placer…

Todas tenemos nuestros pequeños o grandes complejos, pero no por ello vamos a recordarlos permanentemente. Nada menos excitante para un hombre que una mujer que en el momento crucial dice: "¡No mires mi celulitis! O… ya se que mi pecho es pequeño, menos mal que existe el Wonderbra… ".

Tu chico no está ahí en esos momentos para decirte que no te preocupes sino para compartir contigo un momento de placer. Ponte en su lugar, ¿cómo reaccionarías ante un hombre que estuviese desvalorizándose o quejándose todo el tiempo de sus defectos? Se te acabarían quitando las ganas ¿no crees? Si está contigo en ese momento quiere decir que le gustas por algo, así que deja de esconderte tras una camiseta y no cortes la respiración para esconder la barriguita!

Cuanto mejor te sientas con tu cuerpo, más disfrutareis del momento los dos.
Piensa en el comentario de
Sharon Stone. Durante una entrevista, la actriz, que sabe bien de lo que habla, afirmaba que generalmente los hombres en el momento crucial tienen otra cosa en mente como para ponerse a mirar la celulitis de su pareja. ¡Así que relájate!

De lo que se trata es de aumentar el deseo… y eso está al alcance de todas: un escote de vértigo, una mirada pícara… y seguro que se derrite a tus pies. Tiene que ser una invitación al placer que le haga perder la cabeza. Todo empieza cuando el gesto más mínimo es una promesa de placer intenso.
Tómate tu tiempo y no te olvides que cuando te haces de rogar el deseo aumenta aún más. No cedas a tu deseo desde el principio, pero demuéstrale que estás interesada. Enciende la mecha pero no hagas que explote enseguida… y sobre todo no dejes que se apague. ¡Merecerá la pena al final!

Un pequeño juego que le pondrá a cien por hora: Deja que se instale en la cama y prohíbele que te toque sin tu autorización. Sólo podrá mirarte. Siéntate en una silla vestida con lo mínimo (lencería sexy, zapatos de tacón…), comienza un striptease corto pero lo suficientemente lento para que surta efecto. Después comienza a acariciarte, lentamente observándole de vez en cuando. La masturbación femenina les excita muchísimo… Tú eliges cuando poner fin a ese delicioso suplicio acercándote a él…

Desde pequeño le gustaba ver las páginas de lencería del catálogo de venta por correspondencia de su madre. A los hombres les gusta mirar y su deseo pasa por la mirada. Así que ¿Por qué privarle de ese placer? No apagues la luz (¡sólo se aceptan algunas velas!) y déjate ver, concédele el placer de mirarte.

No dudes en posar de forma sugerente y en destacar algunas partes de tu cuerpo: retira tu sujetador y no cruces los brazos sobre tu pecho… y sobre todo no cierres los ojos: aprovecha para disfrutar del espectáculo, ¡el hecho que vuestras miradas se crucen es un verdadero estimulante!

A los hombres les gusta mirar. Regálale un momento de placer haciendo que también se vea. Poneos delante de un espejo. Si te incomoda verte en el espejo ponte de espalda. ¡De este modo tu chico podrá observarse en acción!

Al igual que la mujer, el hombre no se limita a su sexo y posee numerosas zonas erógenas (puntos anatómicos que una vez estimulados, provocan una excitación sexual). De hecho se suele quejar que no nos ocupamos lo suficiente de ellos. Aprende a conocerlos para explorarlos mejor. No olvides poner en práctica ciertos verbos para excitarle: besar, acariciar, mordisquear, chupar, lamer…

Todo (¡o casi!) salvo sus óganos genitales…

Los labios, el cuello y para algunos las orejas pueden transformarse en auténticos detonadores de placer. Tampoco hay que olvidar el interior de los muslos donde la piel es muy fina, los pezones… y sus nalgas –que nos encanta mirar- también merecen que nos ocupemos de ellas ¡y haz que estremezca de placer!

Sus partes íntimas

Evidentemente su pene es un concentrado de pequeños nervios extremadamente sensibles. ¿Pero lo conoces con detalle? Para empezar está la raiz (¡pegada al resto del cuerpo para las que tengan un problema de orientación!), a la que le gusta que se mantenga bien con las manos. El tronco o cuerpo que parte de la raíz (en la que nos focalizamos generalmente) y que aprecia todo tipo de masajes y caricias. La corona (pequeño reborde cutáneo entre el tronco y el glande), una zona extremadamente sensible. Sin olvidar el famoso glande, al extremo del pene y una zona que se encuentra siempre al descubierto si el hombre está circunciso o que se descubre bajo el prepucio. Es muy receptivo a las caricias bucales y manuales y se puede comparar bastante con nuestro clítoris, ¡por lo que hay que manipularlo con precaución y atención!
En cuanto a los testículos, a algunos les gusta que se masajeen o se metan en la boca. ¡Pero otros no soportan que se les acerque a su sacro-santo scrotum! El ano, es una parte tabú para algunos mientras que para otros supone la entrada a un placer intenso.
Lee el mandamiento siguiente para saber como hacer que obtenga el máximo placer y no te pierdas en esta zona si sientes que él se encuentra molesto. Podría bloquearle.
La membrana del perineo: es una piel muy fina y sensible entre el ano y las partes genitales. Se pueden ejercer pequeñas presiones o círculos con la pulpa de los dedos durante la
felación o una masturbación ¡y el éxtasis estará asegurado!

Cada vez que te adentres en una de esas zonas « calientes » pregúntale « y aquí… te gusta »? Sus pequeños gemidos de felicidad te serviran de buen indicador.

Su apelación divide a los especialistas, ¡pero para poder diferenciarlo del famoso punto G femenino, nos quedaremos con la letra H de Hombre! Situado cerca de la uretra y de la próstata, al interior del recto, sobre la parte que separa el cuerpo del pene y el ano. No siempre resulta fácil de alcanzar, pero con un poco de entrenamiento y lubricante sexual, nada es imposible.

Para conseguirlo, introduce un dedo en el ano de tu pareja y remonta delicadamente la pared rectal. Si sientes una pequeña parte prominente de la talla de una avellana habrás dado en con él. Hay que manipular con precaución esta zona, que promete el orgasmo al masajearla delicadamente pero con firmeza hacia abajo.

El consejo enFemenino: Para que él se relaje y te permita acceder con facilidad a esta zona, no dudes en proceder al mismo tiempo que realizas una felación o un suave vaivén sobre su pene con la otra mano.

Es cuestión de expresar los deseos y el placer. Una estimulación que anime a tu pareja… y que le llevará también hacia el camino de tu éxtasis. Para las más tímidas, los suspiros de satisfacción y los susurros con las indicaciones: “por aquí, un poco más abajo, más arriba, si ahí…” ya supondrán un gran paso. Las más atrevidas serán más específicas con sus indicaciones: “Me gusta cuando me acaricias el pecho, me vuelve loca cuando me besas entre las piernas…”

¡Una vez que entres en el juego, te sentirás menos inhibida y te sorprenderás a ti misma utilizando palabras subidas de tono! Los dos tenéis mucho que ganar, él se sentirá halagado y se animará cada vez más. Son muchos los que admiten que les excita cuando su pareja utiliza palabras muy directas o con los gemidos de satisfacción de una mujer. No pierdes nada, al contrario, le enseñarás lo que realmente te excita.
Es mejor evitar dar órdenes, podrían bloquearle. Además todo depende de tu pareja. Si es un romántico que utiliza palabras tiernas, podría chocarle tu léxico, demasiado crudo para sus delicados oídos.

Al contrario de la imagen que pueden dar algunas veces, todos los hombres tienen dudas sobre su comportamiento en la cama y pueden quedarse bloqueados ante una experta sexual. Necesitan sentirse en confianza.

Demuéstrale que él es el único objeto de tu deseo y es el único ser en la Tierra que te excita hasta ese punto. Dile cómo te gustan sus caricias y ciertas partes de su cuerpo. ¡Le costará dejar a una mujer que sepa valorarlo tanto!

Ser demasiado directa no sólo puede asustarle sino que además puede provocar que la relación sexual sea rápida y deje una sensación de frustación. Aprende a tocarlo con delicadeza y no pongas de entrada la mano directamente en su sexo. Los hombres también necesitan un acercamiento con suavidad. Acaricia delicadamente su nuca o sus caderas para empezar...

No hay que confundir ponerlo en confianza con tratarlo como a un niño… No olvides que está en juego su virilidad.

Los hombres se quejan a menudo que suelen tener que dar el primer paso cuando se trata de relaciones sexuales. Les gustaría que las mujeres tomasen más a menuno la iniciativa. Así que lánzate y dale a entender que te apetece hacer el amor. A veces una mirada y una sonrisa cómplice es suficiente para pasar el mensaje.

Pero a veces hay que ser un poco más explícita. Un “tengo ganas de ti”, susurrado al oído mientras estáis cenando en casa de unos amigos, un SMS tórrido cuando esté en el trabajo, una manos que se pasean por zonas sensibles cuando estáis viendo un programa aburrido en la tele… No olvides los buenos efectos de un beso largo, profundo y apasionado. Es el primer paso antes de alcanzar la promesa del éxtasis.

Hay que saber elegir el momento antes de tomar la iniciativa. ¿Está delante de la tele viendo una final de fútbol? Déjalo para otro momento… Lánzate cuando sientas que esté receptivo, tranquilo y sereno.