martes, 5 de agosto de 2008

Primer Amor


Santi, vení que quiero ver tu carita dulce", exclama Sofía, de apenas 5 años, y quien aparece por la puerta es nada menos que “su novio” Santiago, de 4. Sofía explica con total naturalidad y sin ningún tipo de traducción ni ayuda de su mamá Julieta: “Santi es mi novio porque es re bueno, me defiende cuando los otros chicos me pelean y además su nombre empieza con ese como el mío. Cuando sea grande me voy a casar con él y, si él no quiere, yo lo voy a esperar hasta que sea muy viejita y me diga que sí”.Novios, amigos del alma, compañeros preferidos. A partir de los 4 o 5 años surgen los primeros enamoramientos y –aunque nos cueste creerlo– son fulminantes. Pero, ¿qué dicen los especialistas?“Durante los primeros 6 años de vida los amores en los chicos son pasionales y por eso nos marcan tanto”, dispara Gabriel Jure, psiquiatra y psicoanalista. “El primer objeto de amor en la infancia es la mamá –continúa Jure–. Luego las nenas descubren a sus papás y los nenes redescubren a sus mamás. Con la escolaridad comienza la sociabilidad y esos primeros amores son reemplazados por compañeros de la escuela.”La licenciada María del Rosario Sánchez Grillo, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y directora de la carrera de Psicología de la Universidad del Salvador, está de acuerdo con Jure y ve en esta divertida declaración de los chicos –“tengo novio”– un claro indicio de madurez: “Cuando un amiguito o amiguita comienza a desplazar al primer amor de cualquier niño que es su mamá o su papá, es un claro indicador de que se ha iniciado un camino hacia la madurez emotiva –asegura–. Escucharlos decir que tienen novio o novia es perfectamente esperable a partir de los 5 o 6 años”, completa Sánchez Grillo. Por su parte, Graciela Sikos, psicóloga e investigadora en temas de sexualidad, entiende que los primeros amores en los niños recién aparecen a partir de los 8 años. “Cuando un chico de menos de 8 años dice que tiene novia o novio lo hace con una fuerte carga de repetir a los mayores. Recién a partir de esa edad se encuentran recuerdos que tienen que ver con haberse sentido atraído con gran intensidad hacia otra persona”. En la misma frecuencia se encuentra Adriana Ceballos, orientadora familiar, psicóloga social e integrante del Instituto Ciencia para la Familia de la Universidad Austral. “Si bien es común escucharlo, hablar de novios a los 4 o 5 años no es propio de esa etapa. Generalmente somos los papás quienes fomentamos estos comentarios ya que nos divierte este tipo de anécdotas. Lo único que ellos hacen a esa edad es reconocer al otro como diferente y reproducir situaciones que ven en casa”.
El doctor en Psicología Clínica Guillermo Sacca le quita todo dramatismo al asunto y apunta que “los primeros amores en la infancia hay que tomarlos con mucha naturalidad. Son parte de ella y de lo lúdico que tiene esta etapa de la vida”. Para los chicos, el enamoramiento es parte del juego: jugamos a que somos papá y mamá, jugamos a que somos novios, príncipes y princesas, superhéroes y superheroínas… “A partir de los 5 años las dramatizaciones son importantes porque tienen que ver con identificarse con las personas mayores más queridas y de esta manera ir afianzando su identidad”, redondea Sánchez Grillo.
ME GUSTAS TU. Que hay más química con unos que con otros no es ninguna novedad. Los chicos no juegan por igual con todos sus compañeritos, cada uno tiene su preferido. El escritor francés Antoine de Saint-Exupéry escribió: “Al primer amor se lo quiere más, a los otros se los quiere mejor”. Pero, ¿en qué basan sus criterios de selección a tan corta edad? “La mayoría de las veces el amor surge por el lado estético –asegura María Julia García, psicóloga–. También influyen los gustos compartidos, el modo de ser y hasta las habilidades. Una nena me contaba que le gustaba un chico porque podía mover el lóbulo de la oreja… Claro que a esta edad la atracción es sumamente inocente, no se puede leer lo que dicen los chicos con mentalidad de adultos. Eso es tomar a los chicos como adultos petisos”. Sikos advierte que por qué elegimos a alguien en la infancia es tan inexplicable como en la vida adulta: “A esta edad, claro, no hay un interés sexual ni genital. Tiene que ver con la proximidad y el deseo de agradar y la felicidad de sentirse elegido.” Autora de varios libros sobre el amor infantil (El libro de los chicos enamorados y Corazonadas, entre otros), Elsa Bornemann es una escritora calificada para hablar de novios, amigos y pasiones en los primeros años. “A partir de los 4 o 5 años los chicos se enamoran, ¡y cómo! Imagino que se trata de flechazos semejantes a los que suceden entre los mayores: profunda simpatía, admiración por alguna característica de personalidad, arrobamiento ante su presencia física… no sé, la verdad es que es un gran misterio”.
ATRACCIÓN NATURAL O... COPIA DE LA TELE. Según los especialistas, los amores del jardín de infantes son propios de la edad, una señal de madurez y una manera de afianzar la identidad. No obstante, los medios de comunicación suelen exagerar estas situaciones y hasta sobredimensionarlas. ¿Están los chicos condicionados por la tele cuando dicen que tienen novio? “Mi experiencia clínica me indica que, si bien hay mucha estimulación desde los medios de comunicación, los chicos no actúan antes de estar internamente preparados”, asegura Sánchez Grillo, y no parece estar muy de acuerdo con Ceballos, quien entiende que “algunos programas tienden a apurar un poco los tiempos proponiendo conductas propias de los jóvenes a los adolescentes y propias de los adolescentes a los que son todavía niños”. El psiquiatra Gabriel Jure también encuentra algunas señales de alarma que tienen que ver con la sobreestimulación. “Normalmente se habla de latencia en el período que abarca desde los 8 años hasta la pubertad. Es el momento en el que hay más capacidad sublimatoria, más independencia de los progenitores y más capacidad de adquirir conocimiento. Actualmente el período de latencia se está modificando porque hay una estimulación sexual muy fuerte desde la cultura. Pienso que la latencia sigue igual, lo que sucede es que se está adelantando la pubertad y por otra parte la adolescencia dura más tiempo. Sin dudas, la cultura de la imagen y la facilidad de acceso son fuentes de estimulación sexual para los chicos. No es para alarmarse, pero sí para prestar atención”. Más de una mamá se preocupa cuando ve a su pequeña empecinada en usar una minifalda, pintarse las uñas o mostrar los hombros. ¿Deseo de conquistar propio de la edad o influencia televisiva? “Querer agradar y preocuparse por su vestimenta es un indicador positivo de identificación con su mismo sexo –analiza la licenciada Sánchez Grillo–. Ahora las vemos queriendo mostrar los hombros, en el 1800 seguramente les robarían peinetas y mantillas a sus madres. Cada momento cultural tiene pautas de identificación diferentes, creo que las mamás tienen que hacer la vista gorda y preocuparse menos. Son juegos y conductas de seducción que, apenas se presenta el acercamiento real con el otro, desaparecen”.


Texto S. Ocampo/P. Ikeda/R. Sueiro.