sábado, 9 de agosto de 2008

"Abuelamadre": Una nueva función que necesita ser revisada

“Pasa tanto tiempo conmigo que hasta me dice mamá... y a mí me gusta que me lo diga”, “La madre no le pone límites así que yo sí se los pongo... y a veces se liga un chirlo en la cola”, “Los padres lo consienten mucho porque trabajan todo el día y el chico se aprovecha”, “Viven en mi casa porque se están construyendo la suya. Estamos todos juntos y es un caos”.

“Mi hija necesita que se lo cuide tres veces por semana y sino lo hago, se enoja conmigo”, “Yo también tengo mi vida”, “Yo no trabajo pero me gustaría descansar un poco pero con mi nieto en casa mucho tiempo me es difícil”, “La otra abuela le da lo que ella quiere, es una caprichosa y yo no le permito lo mismo, ¿le estaré haciendo un daño?”.

¿Madre en función de abuela, abuela en función de madre? Un cóctel de confusiones, malos entendidos y dobles mensajes.

¿Incondicionalidad absoluta o avasallamiento del lugar del otro? ¿Cómo salirse de las experiencias extremas y dolorosas donde no se sabe quién es quién para poder armar un lugar para cada una y un lugar diferente ante la mirada del niño que sume, que alimente vínculos nuevos y que satisfaga tanto a los chicos a sus padres y a los abuelos?

Muchas veces por el deseo de trabajar y/o la necesidad de hacerlo, tenemos que delegar por algunas horas del día a nuestros hijos, al cuidado de sus abuelas o abuelos, ya sea maternos o paternos.

Esta decisión nos produce por un lado tranquilidad de que estén con alguien cercano a nosotros y al mismo tiempo una sensación a veces extraña de cierta incertidumbre o temor.

En ocasiones, sin un motivo real de preocupación de que los tengan a su cuidado sistemáticamente y a solas nos aparecen un montón de dudas de cómo los cuidarán, si les sabrán poner límites de la misma manera que uno, o de si harán caso a las indicaciones que les damos.

Seguramente, en la mayoría de los casos, las abuelas lo harán muy bien y con todo el amor del mundo, pero nunca de la manera exacta en que nosotras lo haríamos por el hecho tan sólo de... ¡no ser nosotras mismas!

Pero hay ciertas pautas que como mamás se pueden fijar antes de dejar a nuestros hijos con ellas. No en calidad de condiciones o prohibiciones, pero sí poder mostrarles a nuestros padres, madres o suegros/as, cómo a nosotras nos gusta que “funcionen las cosas” cuando están con nuestros chicos.

Ej: “Al nene le encanta dormirse con este osito, sólo dénselo cuando tenga sueño y en la cuna, no fuera de ella porque no quiero que lo use en toda la casa”, o “Preferiría que, si bien le gustan los chocolates, no se los muestres antes del almuerzo, porque sino no come. Cuando termine de comer recién ahí ofrecéle uno”.

“Si no quiere comer lo que le preparaste, dale alguna alternativa más de algo que le guste pero por favor no despliegues toda tu heladera sobre la mesa porque si tiene hambre realmente, va a comer”.

“Quisiera que...”

“No me gusta...”

“En lo posible no...”

“Si notas esto llamáme a...”

“Te dejo todos mis teléfonos para que me ubiques en el caso de que sea necesario hacer alguna consulta”.

“No intentes sacarle el chupete o la mamadera o los pañales por favor porque lo estamos empezando a probar y preferiría que lo aprenda primero en casa conmigo".

Como verán son maneras útiles que no producen enfrentamientos ni enojos pero marcan los límites que a veces se necesitan poner a los demás adultos que nos rodean.

Seguramente que aman a nuestros hijos y sus consejos pueden resultarnos útiles y hasta incluso muchas veces los pondremos en práctica pero no se olviden quién es la madre, y que si bien podemos equivocarnos o no en la crianza de nuestros hijos a pesar de que las intenciones de los demás pueden ser las mejores, es preferible que tengan el registro de que las pautas para su crianza, crecimiento y educación las fijan los papás y mamás y que las familias las acompañan y por sobre todas las cosas las respetan.

Como así, las abuelas, para no cargar con el rol impuesto o elegido de abuelas-madres, tengan la oportunidad de compartir sus deseos, sus necesidades con sus hijos y poder decirles “no puedo hoy”, o “estoy un poco cansada fijáte si es posible buscar una alternativa”, “Vamos a organizarnos con tiempo”, “Hoy me encantaría sacarlo a pasear o que se quede en mi casa” o simplemente escucharse y poder poner sus propias pautas de abuela a la hora de acompañar la crianza de sus nietos y disfrutarlos.

¡Hasta la próxima!

Lic. Alejandra Libenson

Psicopedagoga, Psicóloga
Autora del libro Criando hijos, Creando Personas
Especialista en crianza, vínculos familiares pareja y fertilidad

www.alejandralibenson.com.ar