miércoles, 27 de agosto de 2008

El peso de la ley

El Senado acaba de aprobar la Ley de Trastornos Alimentarios, a partir de la cual la obesidad, la bulimia y la anorexia son consideradas enfermedades, lo que obliga a las empresas de medicina prepaga y obras sociales a cubrir sus tratamientos de manera integral. En esta nota, expertos en el tema analizan los alcances de esta ley.


Pasaron más de treinta años desde la primera vez que aseguré que la obesidad era una enfermedad y me respondieron que estaba equivocado. Hoy, la ley reconoce lo que yo decía, lo cual me hace sentir muy orgulloso”. El médico especialista en nutrición Alberto Cormillot habla emocionado, ya que en 1989 había presentado la primera iniciativa en el Congreso. “Para mí, es toda una satisfacción como médico especialista en obesidad porque he trabajado ya en cinco proyectos de este tipo”, le comenta Cormillot a Para Ti. El pasado miércoles 13, el médico asistió al recinto del Senado para presenciar la sesión donde finalmente fue aprobada la Ley de Trastornos Alimentarios por unanimidad. Ahora, por ley, la obesidad, la anorexia y la bulimia son consideradas enfermedades y deben ser incorporadas al Programa Médico Obligatorio para que las personas que las padecen tengan cobertura y así puedan llevar a cabo su tratamiento médico, nutricional, psicológico, quirúrgico y farmacológico.
Se estima que son más de 7 millones los argentinos que padecen obesidad. En cuanto a la anorexia y la bulimia, nuestro país ocupa el segundo lugar en la incidencia mundial de estos trastornos, después de Japón. “Estamos frente a una epidemia social, pero que haya salido la ley es un buen comienzo. Claro que hay que saber que los cambios no serán de un día para otro: a Estados Unidos le llevó veinte años bajar del 40 al 20 % la cantidad de fumadores”, advierte Cormillot. Ahora la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos alimentarios estarán cubiertos por el sistema de salud. En noviembre del año pasado, el proyecto que había unificado 23 presentaciones obtuvo la media sanción en el Senado. Luego fue enviado a la Cámara de Diputados, donde se le hicieron algunas modificaciones: eliminaron la inclusión de la anorexia y la bulimia como trastornos alimentarios, y también la obligatoriedad de ponerles una leyenda de advertencia sobre el riesgo de consumo a los productos con azúcar. Los diputados de las provincias azucareras consideraron esta cláusula discriminatoria. Cuando el proyecto regresó al Senado, sólo se aceptó esta última modificación; en cambio, se estableció como obligatorio que los alimentos con elevado nivel calórico y que sean pobres en nutrientes lleven la advertencia sobre el riesgo de su consumo, y que los productos que tengan entre sus insumos grasas trans contengan la leyenda: “El consumo de grasa trans es perjudicial para la salud”.
Además, la ley prevé que estas enfermedades estén incluidas en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE). Esto significa que, periódicamente, se elaborará un mapa sanitario epidemiológico y un informe sobre las acciones llevadas a cabo en el ámbito nacional y en conjunto con las autoridades provinciales.
La senadora por la provincia de Córdoba (por el Partido Justicialista), la médica Haidé Giri, presidenta de la Comisión de Salud y una de las que más impulsó la sanción de la ley, destaca el abordaje integral del proyecto finalmente aprobado: “Se hace una coordinación del Ministerio de Salud con el de Educación y el de Desarrollo y Bienestar Social, y también se trabaja con el Consejo Federal de Salud para elaborar un programa de acción que se aplicará en cada jurisdicción provincial”. Se creará, además, el Programa Nacional de Prevención y Control de los trastornos alimentarios para instrumentar campañas informativas, disminuir la morbimortalidad (la causa por la que se produce una muerte) asociada a estas enfermedades, formular normas para la evaluación y control contra los trastornos alimentarios, propender al desarrollo de actividades de investigación, proponer acciones tendientes a eliminar la discriminación y promover conductas nutricionales favorables.
El senador radical por la provincia de Santa Cruz Alfredo Martínez dice estar “muy satisfecho con la ley” y privilegia el rol que se le va a dar a la prevención: “El Consejo Federal de Salud va a involucrar a todas las provincias en el tema, y se va a capacitar a chicos y docentes de los tres niveles educativos”. Por otra parte, señala: “Lo importante será el hecho de que la publicidad no podrá promocionar productos para bajar de peso con modelos menores de 21 años. Habrá que buscar un equilibrio para que la belleza deje de ser sinónimo de delgadez extrema”.
Los puntos más salientes
Además de considerar la obesidad, la bulimia y la anorexia como enfermedades y exigir la cobertura integral a través del Programa Médico Obligatorio, Giri apunta que otro de los puntos salientes de la ley es la prevención que se dará desde el Ministerio de Educación. “Que el Estado diga que la obesidad es una enfermedad es algo muy importante, como así también que se haya incluido al Ministerio de Educación para que se prevenga en todos los niveles de escolaridad, desde la primaria hasta la universidad. La idea es cambiar los patrones culturales y enseñarles a los chicos, desde la escuela, cómo es una alimentación saludable”, explica la senadora. También la oferta en los kioscos instalados en las escuelas deberá ser saludable. “Por otra parte, todo lo que se publicite como tratamiento o producto para adelgazar tendrá que estar avalado por un médico o licenciado en nutrición. Hoy el mercado está lleno de este tipo de ofertas sin la recomendación de un especialista en salud, lo que podría generar un riesgo de vida en los consumidores”, apunta Giri. Cormillot agrega: “Otro punto importante que reglamenta la ley es que los anuncios publicitarios no pueden mostrar modelos de extrema delgadez”. La propuesta es dejar de promocionar la cultura de la delgadez con imágenes inalcanzables de cuerpos con una genética privilegiada. Por eso la ley propone controlar la publicidad sobre productos dietéticos y ropa. Por ejemplo, los diseñadores de moda no podrán usar la delgadez extrema como símbolo de salud y belleza; por el contrario, deberán ofrecer una imagen más plural de los jóvenes, en particular de las mujeres. Todavía no se sabe cómo se reglamentarán y se llevarán a cabo estos controles. Benito Fernández, diseñador, dice: “Este punto de la ley es muy relativo. Me parece que tenemos que tratar de que no se identifique a la modelo como prototipo ideal de mujer. Estas chicas que desfilan y hacen fotos venden un producto y muestran determinada tendencia. No son el ideal de mujer y, además, en la moda buscamos la belleza y nunca la asociamos con la enfermedad. Lo importante es hacer esta transformación desde otro lugar, desde la conciencia”.
Para la licenciada en nutrición de Modelarte, Gimena Pasten, “la ley es un paso muy importante porque hace falta abordar bien el tema de la anorexia y la bulimia. Son temas tabú, y es necesario concientizar a la gente sobre este problema. Los parámetros que indican que una persona es saludable se perdieron. No existe el peso ideal sino el mejor peso posible para cada persona de acuerdo con su edad, sexo y metabolismo, de ahí que sea de vital importancia que la persona recurra a un especialista en nutrición para averiguar cuál es realmente su peso ideal”. Desde el Centro de Tratamiento e Investigación sobre Bulimia y Anorexia (BACE), su directora, la médica Edith Szlazer, apunta: “Hace más de ocho años que se trabaja en la creación de una ley que regula la problemática de los trastornos alimentarios. Es un avance para el país. Ahora vamos a poder trabajar en prevención”. Algo que desde hace tiempo realizan en BACE, donde ofrecen un video destinado a escuelas y a distintas comunidades, y al que se puede acceder previa presentación de una carta de la autoridad de la institución. “Un paciente con estos trastornos tenía que cubrirse de manera privada, siempre y cuando tuviera reintegro, y la verdad es que estas cuestiones traen problemas físicos y psíquicos que deben ser tratados de manera integral”, insiste la doctora Szlazer.
Algunos cuestionamientos
No todos están conformes con la sanción de esta ley. Desde las obras sociales y las prepagas aseguran que la cobertura de tratamientos vinculada a los trastornos de alimentación será imposible de sostener debido al impacto en los costos, sobre todo teniendo en cuenta que las cirugías quirúrgicas (bariátrica) indicadas para personas con obesidad cuestan entre 20 y 25 mil pesos. La licenciada Pasten recomienda “ser cautelosos con este tema porque la operación es el último recurso, se indica a pacientes con obesidad extrema. Esto no quiere decir que todos las personas con obesidad deben ser operadas”. Giri coincide: “No había tantas incidencias de cirugías como para quebrar una obra social o empresa de medicina prepaga. Cada organismo tendrá que ver cómo resuelve su situación financiera. Habrá que reformular políticas en todos los ámbitos”. Para el doctor Ramiro Salvochea, abogado especialista en salud y socio del estudio jurídico Salvochea Abogados, “está claro que este punto iba a generar alguna discusión. Pero es muy importante que se reconozca jurídicamente esta cobertura y, por otro lado, que la enfermedad tenga también un reconocimiento jurídico como tal. Creo que podría haber alternativas, ya que cuando habla de trastornos de la alimentación, la ley elige una forma amplia para incorporar estas afecciones, en vez de abordar las patologías en forma fraccionada.Otra alternativa para que las obras sociales y prepagas puedan amortiguar los costos sería que la ley incluyera un artículo en el cual se estableciera que estas entidades médicas ofrezcan esta cobertura como un servicio extra, tal como pasa en algunas con odontología o los servicios de psicología”. El letrado estima que “se tendría que haber evaluado si el sistema de medicina podrá aguantar este tipo de prestación. Porque de esta manera las prepagas aumentarán sus cuotas dejando fuera del sistema privado a los que no pueden pagar. Es importante cuidar la calidad del sistema privado de salud en un país donde las obras sociales y las prepagas no son una alternativa sino una necesidad debido a las falencias que tiene hoy el sector público”.
El doctor Jorge Braguinsky (ver recuadro), especialista en nutrición, cuestiona que “en casi todos los países europeos, Australia, Canadá, Japón, India, hay gran cantidad de acciones contra la obesidad pero no existe ley alguna sobre el tema. En la Argentina, en cambio, tendremos la ley –que a mi entender es inaplicable– pero dudo que haya acciones”.
Según Cormillot, “la ley está realmente bien, es una de las más modernas que hay en el mundo, pero le faltan algunas cuestiones: habría que haber agregado que se regularán aspectos de marketing en bebidas y alimentos dirigidos a menores de 12 años. En Estados Unidos, por ejemplo, prohíben el ingreso de comidas engordantes en las escuelas”. Y por último, cree que el rol del programa televisivo Cuestión de peso (Canal 13) fue decisivo para que se aprobara “porque puso el tema en la agenda pública y eso ayuda a que los políticos tomen decisiones”.
Ahora se espera que el Poder Ejecutivo reglamente el texto para que comience a regir esta ley, que promete mucho y que a corto o largo plazo podrá mostrar qué aspectos puede cumplir.