martes, 20 de noviembre de 2012

Analfabetos sexuales: los poco habilidosos en la cama


Hay personas que tienen un abecedario abundante, pero otras que no mueven “una letra” o que olvidaron parte de lo aprendido. Para ellos, las claves para ampliar el alfabeto erótico.
Dr. Walter Ghedin
Desde los primeros escarceos amorosos vamos desplegando un “alfabeto” hecho de gestos, palabras, sentimientos, caricias, fantasías, movimientos, que tienen como fin acercarnos a la experiencia de contacto más íntima y placentera. El aprendizaje del alfabeto erótico se basa en la incorporación de modelos culturales generalmente basados en pautas heterosexuales clásicas (“el hombre debe tomar la iniciativa” “mujer pasiva, hombre activo”, “darle prioridad a la penetración”, etc.) para después transgredirlas y construir su propio estilo de comunicación sexual. 
No obstante, quedarse fijado en el modelo tradicional no es ninguna rareza: hay hombres que no mueven “una letra” de su rígido alfabeto y mujeres que no reclaman por novedades, es más, piden que nada cambie. En el extremo opuesto están los buscadores de placer, hombres y mujeres ansiosos de estímulos originales, un abecedario abundante, con infinitas combinaciones de prácticas. Y en el medio de ambas polaridades están los que responden a las pautas clásicas, pero se animan a probar nuevas sugerencias, a veces con reticencia, pudor o poniendo en duda la efectividad del diferente despliegue de habilidades.

Los que nunca aprendieron  
Existen personalidades que tienen dificultades para “aprender” las artes de la conquista y del sexo. La poca motivación sexual los vuelve torpes y con escasas maneras para comunicarse. Su alfabeto erótico se basa en unas pocas letras que aprendieron del grupo de amigos, de ver videos “porno” o de alguna indicación brindada por los padres.
El problema no está en los estímulos del medio, que pueden ser variados o hasta ricos en sugerencias, sino en la pobre motivación que tienen para instruirse en las lides sexuales. Los sujetos con rasgos de caracteres solitarios, indiferentes y obsesivos son los que más dificultades tienen para dar curso a sus deseos.
Viven sin preguntarse demasiado por sus anhelos, parecen “anestesiados” al placer y la búsqueda de incentivos de toda índole, no sólo sexuales.

Los que olvidaron lo aprendido
La baja del deseo sexual, cualquiera sea la causa (aunque una de la más frecuente es el estrés), no sólo distancia los cuerpos del contacto erótico, además hace perder gradualmente las destrezas conseguidas hasta el punto de dudar de ellas o de no saber cómo hacer para recuperarlas.
En las parejas que han dejado de tener sexo (aunque sea por poco tiempo) se instala la incertidumbre sobre las capacidades amatorias (“¿cómo hago para acercarme?” “¿y si me rechaza?”, “¿debo hablar antes o paso directamente a la acción?”, “¿comienzo con un beso?”). La escasez de contacto actúa como un inhibidor de la conducta de acercamiento y como un factor amnésico, como si de un día para otro se hubiera borrado todo lo aprendido.
El rico alfabeto conseguido, con infinidad de frases dichas y por decir, va perdiendo su capital amatorio. A diferencia de los analfabetos primarios (aquellos que son desde el origen de su vida sexual), los analfabetos que aprendieron, disfrutaron y ahora creen que olvidaron sus destrezas, tienen chances de reaprenderlo.

Decálogo para recuperar el alfabeto erótico
* No dejar de acercarse. Caricias, besos, masajes y manifestaciones de ternura vienen bien para restablecer el deseo de estar juntos.
* El alfabeto sexual se restablece practicando y con acciones concretas; no pensando.
* Hablar de lo que les pasa. No dejar que las cosas “las resuelva el tiempo”.
* El contacto no tiene por qué tener un fin sexual. Cualquier tipo de comunicación es fundamental para mantener el vínculo sensorial.
* No dejarse vencer por las inhibiciones o las conjeturas: “me va a rechazar”, “tengo vergüenza”, “no sé cómo empezar”, etc.
* No pensar que la falta de encuentro sexual va a ser para siempre. La proyección futura aleja de la realidad y genera más incertidumbre.
* El “aquí y ahora” ayuda a objetivar el problema y a darle un encuadre actual. Ayuda a buscar alternativas para superarlo.
* Afrontar es mejor que evitar. Es usual que el sentimiento de inhabilidad o torpeza embriague la confianza personal. Por ende, hay que “pasar a la acción”.
* Romper con los esquemas preconcebidos y usar variantes de encuentro. Sorprender al otro.
* Desdramatizar el hecho. Usar el humor ayuda a relajarse.

La nueva crianza: lo que antes se prohibía, ahora se permite

POR MARIANA ISRAEL Hace 25 años no se recomendaba que los bebés durmieran con los padres o que se les hiciera upa cada vez que lloraban. Los pediatras de hoy aconsejan todo lo contrario. Y cuanto más apego, mejor. Hace un cuarto de siglo, los bebés eran como “mini adultos”: no había que hacerles upa porque se malcriaban. Si lloraban, el mandato era dejarlos solos para que se fortalecieran. ¿Las comidas? No más de seis al día, como cualquier régimen estricto. Se respondía solo a necesidades fisiológicas: cambiarlo, alimentarlo y dormirlo. Pero, desde entonces, la puericultura y la psicología infantil impulsaron el apego, una crianza centrada en el contacto permanente entre padres e hijos. Se entendió que los recién nacidos tenían otras demandas. “ La base de la nueva crianza es reconocer las necesidades del bebé. Aprender a ver qué le falta y qué está pidiendo. Es encontrar el lenguaje del chico”, explica la pediatra Carolina Marotta, del grupo Familia y Crianza de la Sociedad Argentina de Pediatría. Esto repercute en el modo de cuidarlo, tan radicalmente que contradice los antiguos manuales de pediatría. Por ejemplo, la posición para dormir, clásicamente boca abajo, ahora es boca arriba. “Sabemos que reduce un 80% los casos de muerte súbita”, explica Silvia Monzón, puericultora del Hospital Fernández. Y si de dormir se trata, los pediatras recomiendan que repose en el cuarto paterno al menos hasta los seis meses, porque también disminuye el riesgo de muerte súbita. “Hace 20 años, a los 20 días ya dormían solos”, recuerda el pediatra Eduardo Peszkin, coordinador general del Area Ambulatoria del Hospital Garrahan. El polémico colecho, prohibido por décadas, es promovido por algunos especialistas. Los detractores argumentan que es poco seguro para el bebé y que atenta contra la sexualidad de la pareja. Otros, como Monzón, lo ven como un “signo de la época”: “Como trabajan ambos padres, si el bebé no duerme bien, es más fácil llevarlo a la cama que pasar la noche sin descansar”. Para Carlos Wahren, jefe de Pediatría del Hospital Italiano, “esta costumbre varía según la cultura y es muy frecuente en los países orientales, cuyas estadísticas muestran menos casos de muerte súbita”. “El contacto directo durante las horas de sueño favorece que el bebé incorpore las distintas fases del sueño, y logra una sincronía en los ritmos respiratorios de madre e hijo”, asegura Soledad Martín, puericultora y directora del Centro de Orientación y Asistencia para la Primera Infancia. ¿Y si el bebé llora? Al contrario de lo que se predicaba hace 25 años, hoy aconsejan contenerlo . ¿Darle el chupete? Sí, pero en algunos casos. “Antes se lo daban a modo de tapón, para que se callara. Ahora su fin es ayudarlo a alcanzar un estado de relajación, sobre todo antes de dormir”, describe Marotta. Peszkin agrega que en el pasado se ofrecía el chupete enseguida después del parto. Hoy se recomienda esperar unos 20 días, hasta que se consolide la lactancia. Justamente, la lactancia fue otro de los grandes cambios . Una mamá de clase media alta, hace 40 años amamantaba solo el primer mes. Hoy, los pediatras enfatizan los beneficios protectores de la leche materna y oscilan entre recomendar la “teta a libre demanda” y una “libre demanda controlada”, es decir, cada 2 horas durante el día y cada 3 de noche, los primeros 6 meses. “La lactancia es “de mutuo requerimiento”: lo que el bebé demanda, pero también cuando la mamá quiere y puede”, dice Marotta. Otro de los pilares del apego es el babywearing (portar al bebé): enlazado en el fular, una tela especial, se fomenta que los padres carguen al niño a todos lados. Se cree que así será más independiente y seguro de sí mismo, al revés de las antiguas suposiciones de que hacer “upa” era malcriar. “Se fue pasando de una postura rígida a un respeto de la demanda del bebé –afirma el doctor Wahren–. Es un patrón mas plástico”. Fernanda Gómez, psicóloga perinatal, coincide con el médico y sostiene que “más que seguir una teoría, hoy los padres se concentran en lo que su hijo necesita y lo que es funcional para la familia”. Gómez difunde esta filosofía en grupos de crianza y desde sus blogs, Gestando Criando y Yo soy mamá canguro. “ El contacto piel a piel es tan necesario como la alimentación . Los bebés necesitan estar a upa”, declara. Esto implica un desafío, en una sociedad donde el tiempo tiene precio. La puericultora Martín concluye que “aceptar que ese tiempo es necesario para el despliegue de la individualidad del ser en desarrollo, es generar un cambio importante en la crianza de nuestra cultura”.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Depilación definitiva

La depilación definitiva, consiste en aplicar una luz pulsada intensa en el vello, esta luz viaja a través del folículo piloso hasta la raíz, impidiendo que vuelva a crecer. La depilación definitiva es el tratamiento de medicina estética que más auge ha tenido en los últimos años. Gracias a los avances en tecnología médica, actualmente es posible practicarse una depilación definitiva que le dé solución al problema del vello excesivo, sin tener que gastar grandes sumas de dinero. Además, los avances tecnológicos hacen que los tratamientos se vuelvan cada vez más eficaces en la lucha contra el vello, obteniendo mejores resultados en menos tiempo. La depilación definitiva, consiste en aplicar una luz pulsada intensa en el vello, esta luz viaja a través del folículo piloso hasta la raíz, impidiendo que vuelva a crecer. Generalmente se recomiendan entre 4 y 8 sesiones para obtener los resultados esperados, estos dependen del ciclo de crecimiento del mismo. El crecimiento del vello, al igual que cualquier proceso de la naturaleza, sigue un ciclo biológico, este consiste en crecimiento, maduración, reposo y caída, y vuelta a crecer. Para que el tratamiento sea efectivo el vello debe encontrarse en la etapa de crecimiento. Como este proceso no se da en forma homogénea en todo el vello, sino que este crece a destiempo, son necesarias varias sesiones para que el procedimiento sea efectivo y abarque todos los vellos del área tratada. Dependiendo del tipo y color de vello, puede ser mas afectivo el tratamiento de luz pulsada o el de laser, esto deber ser siempre evaluado por un profesional y en muchos casos es necesario usar ambos tratamientos combinados para lograr un resultado acabado. La depilación definitiva, además de eliminar el vello, ayuda a eliminar los pelos encarnados y a mejorar la calidad de la piel de la zona tratada, ya que además incentiva la producción de colágeno y elastina. Otras ventajas de la depilación definitiva son: es indolora, no quiere anestesia, no deja marcas, no es invasiva. Es fundamental que el tratamiento sea aplicado por médicos especializados en salud estética y en consultorio. Es la mejor garantía que tiene la paciente sobre la seriedad y profesionalidad de quien realiza el procedimiento. para ti

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Problemas con la lactancia.

Te voy a contar mi historia con mi 2do hijo, por ahí te ayude. Si los pezones están preparados durante el embarazo no vas a tener problemas. El problema surge cuando no los preparamos durante el embarazo, no importa si es el 2do o el 3ro; en cada embarazo hay que prepararlos, salvo que tengas la suerte de tener unos pezones muy justos para la boca de tu futuro hijo; aunque igualmente la piel al estar seca, se pueden lastimar, por eso hay que lubricarlos y prepararlos. Se recomienda hacerlo desde el 3er mes en adelante ya que en los últimos meses, tocar los pezones puede provocarte contracciones. Paso a contarte mi historia personal; cuando nació mi 1er hijo, me preparé los pezones con crema de caléndula y tuve una lactancia espectacular. Me dolió solo cuando me bajó la leche, que lo hizo al 5to día de haber tenido familia; me bajó muy de golpe y tenía que deshinchar mis pechos porque me dolían mucho y para que no me agarre la bendita mastitis. Para eso, me metía en la ducha y me ordeñaba…si si…tal cúal vaquita, me ponía paños calientes (con la plancha) en los pechos y me sacaba. Eso duró un día. Luego se regulariza sola. Con mi 2do hijo, pensando que ya tenía preparados los pezones por ser el 2do embarazo no hice nada. El día que nació, gracias a mi experiencia de madre, la bebé prendió sin problemas al pecho, ese día comió re bien. A los días siguientes los pezones se me empezaron a lastimar y me dolían mucho. Al 5to día tuve la bajada de leche y me saqué con un saca leche q me prestaron más la toma de la niña, pero tenía los pechos muy lastimados y lloraba del dolor, por lo que estimo no me saqué lo suficiente y me agarro mastitis: fiebre, escalofríos y pechos duros. El ginecólogo me dio un remedio para eso y me dijo q me siga sacando leche. Me puse almohadillas de gel calientes en el pecho para que afloje la leche que tenía dentro. Los pechos seguían lastimados ya que la bebé tenía la boca muy pequeña y succionaba mal, entonces empecé a cambiar las posiciones y ponerla acostada vertical sobre un almohadón, ahí cuando tomaba me dolían menos. Pero mi hija empezó a vomitar coagulitos de sangre de mi pecho lastimado, entonces el pediatra me recomendó 2 cremas para los pezones (cicatrizante y caléndula), aire en ellos, y que trate de sacarme más leche y menos de la boquita hasta que se me curen un poquito. Encima mi hija no engordaba y se debía a mi estrés por esta situación; ya que cuando se regularizo todo, empezó a engordar de a 1 kg por mes. No les puedo mentir y no decirles q la pasé muy mal, me deprimía porque no podía darle la teta bien, estaba dolorida, y las cremas me tenían arta. Todo este proceso en total, duró un mes. Luego los pechos se me cicatrizaron y hoy mi hija toma exclusivamente pecho y está muy gordita y sana. No sé si será verdad o no, pero gracias a Dios no se me ha enfermado aún y eso q mi hijo de 5 años se enfermó varias veces por el jardín de infantes. Si les tengo que dar un consejo es que tengan paciencia, que la lactancia al comienzo como todo, puede ser complicada, pero que vale realmente la pena insistir. Lo fundamental mamá, es preparar los pezones. Éxitos y paciencia!!!!

miércoles, 22 de agosto de 2012

Éxitos a nuestra medida

Mariela Dabbah da las claves para convertirnos en mujeres “poderosas”. Esta escritora argentina radicada en Nueva York presentó un libro que indaga cómo hicieron muchas mujeres (tanto famosas como desconocidas) para llegar a posiciones estratégicas, y a la vez propone una guía práctica para crear un éxito a la medida de cada una de nosotras. ¡Vamos que se puede! “¿Qué es el éxito para mí? Poder tener el control creativo de mis proyectos. No se trata de seguir creciendo en mi carrera tanto como darle de comer a la necesidad de mi vocación como comunicadora.” CRISTINA SARALEGUI. Cubana, periodista y conductora durante 21 años de El show de Cristina. Que no decaiga. ¿Las cosas no salieron como esperabas? ¿Jamás volvieron a llamarte después de esa entrevista para el trabajo soñado? ¿Te sentís estancada en un puesto que no parece hecho para vos? A no desesperar, porque es un hecho que todas somos capaces de alcanzar el éxito personal. Lo único que se necesita es ir por él. Y lo de “él” no se refiere a salir a buscar un marido con plata. Se trata de trabajar por un sueño, un objetivo, un ideal de vida que muchas veces puede parecer esquivo, pero en realidad no lo es si se lo identifica y se rema en pos de su concreción. “La idea es que puedas pensar en el éxito profesional y personal más como un camino que como un destino. El camino que cada uno se forja para experimentar aquello que lo satisface y obtener en el proceso aquello que desea. Es decir que si este libro te ayuda a descubrir qué quieres para ti profesionalmente, también te ayudará a encontrar la manera de alinear tu deseo con las acciones que deberás llevar a cabo para cumplirlo”, es el mensaje principal de Poder de Mujer (C.A. Press), el nuevo libro de Mariela Dabbah (48), escritora y consultora, sin hijos por decisión propia, nacida en Argentina y radicada desde hace más de veinte años en Estados Unidos –donde colabora con CNN, Univisión y Telemundo, y asesora a empresas como Citigroup, American Express, McDonald’s Corporation– dedicada a bucear en el alma de mujeres (algunas famosas, otras desconocidas) que luchan a diario por su realización personal. ¿El resultado? Una guía de trabajo individual que incluye entrevistas y consejos y que, aunque no tiene intención de brindar soluciones mágicas, aporta herramientas para iniciar el largo y sinuoso camino que supone el éxito. Desde su departamento con vista al río Hudson –un ventanal frente al que suele sentarse a meditar para alinear sus propios proyectos–, la autora explica: “La idea del libro es trascender la autoayuda y proponerte que lo leas en grupo con otras mujeres en las que tengas confianza para que puedan darse mutuamente retroalimentación y se ayuden a ir descubriendo cosas que tal vez cada una no vea de sí misma”. Además de compartir sus propias experiencias, Mariela entrevistó a una docena de mujeres famosas para indagar acerca de sus logros. ¿Por qué decidiste escribir sobre el éxito? Me pareció que era hora de dedicarme al tema, sobre todo porque aún en Estados Unidos, donde las mujeres ya constituyen casi el 50% de la fuerza laboral, siguen sin ocupar cargos de alta jerarquía en forma proporcional. Es un libro que les sirve a las mujeres que recién empiezan, a las que están a mitad de carrera y se sienten estancadas, a las que se tomaron un break para tener familia y regresan al mercado laboral y a aquellas que tienen sus pequeños negocios. Pero además es un libro que les hace bien a los hombres para entender mejor a las mujeres de su vida y criar hijas con buena autoestima. ¿Por qué aclarás que no es un libro de autoayuda? Porque muchas veces cuando uno lee un libro de ese tipo termina decepcionado y hasta deprimido pensando que los consejos no se aplican a uno mismo. Esta es una invitación a explorar mandatos conscientes e inconscientes que hemos mamado desde muy temprano y que probablemente aún sigan afectando nuestra capacidad para salir adelante a nivel laboral. ¿Cuáles son las dudas y miedos más comunes de las mujeres que te consultan? A tener éxito, a decepcionar a sus familias, a no encontrar el balance entre vida personal y profesional, a que ya sea tarde para hacer lo que les gusta… Son algunos de los más comunes. ¿Realmente todas podemos alcanzar el éxito? La propuesta es pensar en el éxito como un camino en vez de como un destino o un objetivo impuesto por otros que hay que alcanzar. De ahí que el éxito (del latín exit, salida) sea encontrar la salida que te resulte más satisfactoria a vos como persona. Claro que eso cambia a medida que uno mismo crece y evoluciona. Es decir que la mejor manera de sostenerlo es estar atenta todo el tiempo, para ir haciendo los ajustes necesarios cuando aquello que hacés deja de satisfacerte. Creá tu éxito *Identificá viejos mandatos que impactan en tu autoestima y derribalos. *Descubrí cuáles son tus sueños y el lugar que ocupa tu carrera y tu vida personal dentro de tus prioridades. *Descubrí qué es el éxito para vos estableciendo objetivos profesionales claros. *Poné esos objetivos por escrito: el lenguaje es clave para focalizarlos. *Ordená mentalmente tu energía, pensamientos, decisiones y acciones. *No dejes que los miedos te bloqueen. *Visualizate claramente en 5 años, con todos los detalles: casa, familia, tipo de actividad laboral, lugar geográfico, por ejemplo. *Meditá, hacé yoga o encontrá alguna otra forma personal de conectarte con vos misma. *Aceptá proyectos que te presenten un desafío. *Si cometés un error admitilo cuanto antes, dejá de lado tu ego y poné todo de tu parte para solucionarlo. *Pedí ayuda o asesoramiento a mentores, patrocinadores, simpatizantes, asesores y coaches. *Expandí tu red de contactos. Una buena herramienta son las redes sociales. *Identificá qué cosas son negociables para vos y cuáles no lo son. *Sé auténtica. Modular los rasgos de tu personalidad está en tus manos. Textos: María Eugenia Sidoti. Ilustraciones: Verónica Palmieri.Para ti

¿Qué quieren de mi?

Pequeñas contradicciones de la vida cotidiana. Educar a nuestros hijos nunca fue sencillo. Sin embargo hoy, las tecnologías, el auge del consumo y la importancia de la mirada del otro parecen complicar aún más la tarea. ¿Los adultos exigimos cosas que ni nosotros podemos cumplir? ¿Son frecuentes los dobles mensajes? Aquí, la palabra de los especialistas que ofrecen un manual de ayuda para salir airosos del desafío. “No es lo mismo un padreque se dé un gusto a que los chicos tengan ese mismo derecho. El ‘igualismo’ no es buen camino. Porque no es lo mismo haber trabajado y darse un gusto a que ellos tengan tododado de antemano.”MARIA ESTHER DE PALMA, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. No sé qué quieren los adultos de mí” Renata lo vomitó así, sin más. Fue liberador. Pero ni bien lo puso en palabras, le pasó la angustia a los grandes. A los 11 años, Renata venía de protagonizar un incidente en el colegio relacionado con los vínculos entre pares que desembocó en una reunión muy civilizada entre sus padres, la directora y una psicopedagoga. Conclusión: los directivos, preocupados por la formación de los clásicos grupos de chicas en el aula, habían puesto en manifiesto el deseo de que todas se llevaran bien, que todas fueran amigas. Renata era amiga sólo de unas pocas, con las demás tenía una relación digna del cuerpo de diplomáticos. “¿Por qué quieren que sea amiga de todas? ¡Si con algunas tengo cero onda! Si en la vida uno no es amigo de todo el mundo, no sé qué quieren los adultos de mí”, les retrucó a sus padres, cuando estos volvieron del colegio y se sentaron a charlar con ella. Nunca se imaginaron que esa respuesta dejaría en evidencia las contradicciones que cargamos los adultos. ¿Por qué queremos que los chicos sean amigos de toooodos sus compañeros si nosotros tenemos sólo tres? ¿Por qué pretendemos que no digan malas palabras si nosotros las decimos? ¿Por qué les exigimos a ellos que no vivan pendientes del celular o de Internet cuando, en realidad, nosotros hacemos lo mismo? “En general, los adultos les pedimos cosas a los chicos que ni siquiera nosotros mismos cumplimos. De hecho, si mínimamente reflexionáramos sobre lo que hemos dicho seguramente nos daríamos cuenta de los dobles discursos”, dicen Natalia Manuale y Florencia Rodríguez, creadoras de la consultora en educación Blooming Child. “La vida familiar está llena de estas contradicciones. Algunas obedecen al estrés de los padres. Pero si se continúan podrían afectar a los chicos, haciéndolos sentir inseguros y con baja autoestima”, piensa Claudia Amburgo de Rabinovich, médica psicoanalista especialista en chicos y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Aquí, algunas situaciones y cómo las analizan los especialistas. CONEXIONES. Desde hace tiempo los dispositivos tecnológicos e Internet han redefinido el escenario cotidiano. Sin embargo, en muchas familias todavía hay resistencia a que sus hijos estén todo el tiempo conectados a las computadoras o sus celulares inteligentes, aparatos que ellos mismos les han comprado. “Me la pasaba prohibiéndole la computadora y al final tuve que ceder: si la mayoría de las tareas del colegio suponían búsquedas en Internet o hacer trabajos con procesadores de texto”, reconoce atribulada Carola, mamá de una adolescente. Para Laura Jurkowski, directora de re- Conectarse, una institución pionera en el tratamiento de problemáticas asociadas al uso de Internet, este relato se está volviendo cada vez más habitual: “En la consulta, y después de ahondar en el funcionamiento familiar, vemos que los mismos padres que les exigen a sus hijos que apaguen los celulares o las computadoras mantienen prendidos los televisores o sus teléfonos abiertos para chequear mensajes durante la cena”, cuenta Jurkowski, que es psicóloga y especialista en terapia familiar. “Hay una contradicción entre lo que decimos y lo que hacemos frente a los otros. Los padres intentan que sus hijos vayan por el buen camino, pero en lo que a tecnología se refiere no están convencidos de cómo hacerlo. Entonces suelen poner límites poco razonables, como sacarles los celulares, prohi- birles por seis meses el uso de los videojuegos o de Facebook. Y si prohibís, tal vez pierdas la oportunidad de educarlos en el buen uso de la tecnología”, apunta Jurkowski. Para Mariana Maggio, profesora adjunta de Tecnología Educativa de la UBA, esta contradicción es habitual. “Tal vez esto suceda porque hay cierta tendencia por parte de los adultos a considerar como malo todo aquello en lo cual no participamos. Algunas personas, además, tienen con la tecnología cierto prejuicio: se juzga como mala a la computadora, como también se juzgaba como mala a la televisión”, dice Maggio. Según ella –que es autora de Enriquecer la enseñanza (Paidós)–, así como las redes sociales están instaladas culturalmente, hoy es casi impensable estudiar sin computadoras ni conexión a Internet: “Hasta los padres de los chicos de sectores más vulnerables se dan cuenta del valor cultural que tiene estudiar con computadoras y acceder a Internet. No siempre los chicos están perdiendo tiempo si a las 11 de la noche siguen chateando con compañeros: ¡a veces se están pasando apuntes!”. Sin embargo, no todo es color de rosa. Al igual que Jurkowski, Maggio sostiene que hay que poner pautas. “Lo que los adultos tenemos que hacer primero es reconocer que Facebook es hoy un instrumento de socialización y que prohibirlo es poco realista: ¡se conectarán con otro nombre desde un ciber o la casa de un compañero! Es importante admitir que las computadoras tienen un uso cultural y que por las redes, sus foros y lecturas, pasa la educación contemporánea. Teniendo en cuenta que nuestros hijos son diferentes a nosotros, hay que insistir mucho sobre los temas del cuidado personal (evitar dar datos) para luego establecer acuerdos. Aunque a algunos les convenga, está claro que pasarse quince horas frente a la pantalla no es saludable”, asegura Maggio, y pone como ejemplo una hora de videojuegos y una hora de lectura. A los chicos más dispersos habría que proponerles que se desconecten hasta que terminen sus tareas. Pero para lograr todo eso es preciso adoptar otra actitud: “Construir horas de calidad es un desafío para esta generación de padres. Para garantizarlas, tenemos que poder apagar nuestro celular cuando estamos con nuestros hijos. Si tienen Facebook, hay que exigirles que te acepten como amigo. Y eso no supone invasión a la privacidad, ya que Facebook es un lugar público para compartir, como un restaurante. Si se pasan horas y horas twitteando, la clave es aprender de qué se trata. Es que para generar pautas tenemos que convertirnos en usuarios avanzados”. (…) Textos: M. F. Sanguinetti.

Lección de anatomía: 10 mitos de la sexualidad femenina


En el libro “La mujer sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica”, de Editorial Granica, el doctor Juan Carlos Kusnetzoff se encarga de negar varias creencias erróneas:
Mito 1: El hombre necesita más sexo que la mujer
No es así. “Biológicamente la mujer está capacitada para vivir con plenitud todas las etapas de la relación sexual (deseos, placer, orgasmo) en forma equivalente, si no similar, al hombre”, aclara el sexólogo.
Mito 2: El himen se rompe al perder la virginidad
Según el especialista, muchos hombres y mujeres lo imaginan como un tabique continuo y cerrado, infranqueable sin violencia. En realidad, es elástico y tiene un orificio que permite, por ejemplo, a las mujeres vírgenes usar tampones. ¿Qué pasa en la “primera vez”? El orificio del himen se agranda.
Mito 3: El punto G es difícil de encontrar
“Casi siempre se constata que la zona es fácil de estimular, en especial, con los dedos del compañero”, alienta Kusnetzoff. ¿Cómo encontrarlo? Deslizar el dedo dentro del conducto vaginal y efectuar una leve presión hacia arriba. Se siente como una pequeña rigurosidad o montañita.
Mito 4: Todo el clítoris está a la vista
Pensar eso es un error. “El clítoris está formado por un tronco y una zona más abultada, el glande, que es lo único visible bajo los labios menores”, detalla el doctor. “La estimulación tanto del tronco como del glande provoca su erección y aumento del volumen”, agrega.
Mito 5: Todo pasa en el mismo orificio
Muchas personas confunden la uretra con la vagina. En realidad, hay dos orificios, “uno que permite la evacuación de la orina (el meato uretral) y otro que comunica la vagina con el exterior (el orificio vaginal o himeneal), por donde se evacua la sangre menstrual, se realiza el parto y penetra el pene en la relación coital”, explica el sexólogo.
Mito 6: El placer pasa por los genitales
El doctor reconoce que el clítoris y los labios menores producen placer al estimularse. Pero hace una aclaración importante: “en la mujer otras partes del cuerpo son erógenas: la cara interna de los muslos, los pezones, la boca, las orejas, el cuello, etc.” No las olvidemos.
Mito 7: Las mujeres con senos pequeños son frías
“Aunque leído así se note que es una tontería, varones y mujeres tendemos a asociar los grandes pechos (y en general la figura voluptuosa) con un temperamento apasionado”, dice el doctor.
Mito 8: Hay penes que no se adaptan a la vagina
“Solo es cierto en casos aberrantes, como hombres mayores con niñas pequeñas. Entre adultos no existe tal incompatibilidad”, aclara Kusnetzoff.
Mito 9: Hay vaginas muy cortas
A veces una molestia durante el coito o durante el examen ginecológico lleva a pensar en una vagina corta o no desarrollada. Pero, en realidad, lo que puede ocurrir es una contracción espasmódica de algún músculo o que se trate de un vaginismo. “De ninguna manera está indicada la cirugía”, alerta el doctor.
Mito 10: Fuimos creadas para reproducir
No es así. “Los genitales poseen, tanto en hombres como en mujeres, la doble función de reproducción y placer sexual”, dice Kusnetzoff. “Los ovarios segregan dos hormonas: los estrógenos y la progesterona, que determinan los caracteres sexuales secundarios femeninos”, agrega el especialista.
Extractos del libro “La mujer sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica”, de Juan Carlos Kusnetzoff, Editorial Granica.
¿Creías en estos mitos? ¿Tenés más inquietudes para compartir?

martes, 3 de abril de 2012

Los diez errores que los hombres cometen a la hora del sexo

La sexualidad masculina está tan influida por una serie de mitos, modelos culturales y errores o falta de información que hacen que una de las actividades más placenteras se vea muchas veces perturbada. El hombre, en general, pretende ser confiado cuando no se tiene confianza, estar cómodo, interesado y disfrutando, cuando en realidad no lo está. ¿Cuáles son sus pensamientos equivocados? Creer que: A todas las mujeres les gusta lo mismo Muchos varones tienden a pensar así. Sin embargo, las mujeres son muy distintas unas de otras: lo que a una le gusta, a otra puede resultarle indiferente o incluso molesto. No necesariamente conocen acerca de la sexualidad femenina; por más relaciones que hayan tenido antes, no tienen por qué adivinar de qué forma reaccionará el cuerpo de la mujer con la cual están. Cada cuerpo tiene sus propias particularidades y éstas deben ser respetadas: a veces lo que a una mujer la excita, a otra la enfría. Acariciarse sólo en la cama En general, los varones desconocen que una mujer, para sentirse sexualmente dispuesta, tiene que sentirse cortejada y seducida: necesita que su pareja le demuestre cariño, la bese y acaricie no sólo cuando busca un encuentro sexual. La cantidad es lo más importante La mayoría de los varones privilegia la cantidad sobre la calidad, porque relaciona la capacidad de tener más de un orgasmo con la juventud y la virilidad. Los hombres más jóvenes pueden repetir el acto sexual varias veces, y con la edad esta posibilidad desaparece. Indudablemente, el concepto masculino de competencia y rivalidad con los demás está presente también en el terreno sexual. Es común que entre ellos se jacten de sus propios récords. Por eso, el número es tan importante para los hombres, porque puede medirse y compararse. Y realmente, a las mujeres les interesa mucho más la calidad del encuentro. Ir demasiado rápido a la penetración Muchas mujeres manifiestan, que para lograr un buen encuentro sexual, necesitan besos y caricias en distintas partes del cuerpo (brazos, piernas, abdomen, glúteos, senos, etc.), para recién después llegar a los genitales. Todo el cuerpo es una gran zona erógena: hay que explorarlo, conocerlo y descubrir diversos puntos eróticos antes de llegar a los genitales. Asimismo, los aspectos emocionales y psicológicos son muy importantes para las mujeres, por lo que no deben ser denegados. La única meta: el orgasmo Para muchos hombres es imposible concebir una relación sexual en la que no aparezca "obligatoriamente" la eyaculación y el orgasmo. A veces, y sobre todo después de la edad media de la vida, aparecen con cierta frecuencia dificultades no orgánicas con la erección o la eyaculación. Y estos hombres en lugar de vivir con placer lo logrado, viven con angustia lo no logrado. A causa de este mito, es difícil concebir que el sexo puede ser algo relajado, con interrupciones, descanso, charla, risas, en fin, algo sumamente agradable y menos ansiógeno. No hay duda de que el orgasmo es muy placentero, pero deja de serlo para el hombre y la mujer cuando alcanzarlo los hace “trabajar mucho”. En muchas ocasiones, una relación puede ser agradable para ambos, aunque alguno no haya llegado al orgasmo. Querer que sea como en las películas porno Por un lado, mirar películas triple X está bien, si los dos están de acuerdo. Pero lo que se ve en ellas no es real, es una fantasía. La pornografía construye mitos de cómo debería ser la sexualidad, creando altos niveles de exigencia que, como consecuencia, contribuyen a la persistencia de conflictos sexuales en los espectadores que padecen cuadros de impotencia, eyaculación precoz, anorgasmia o complejo con el tamaño del pene. Se sostiene, tendenciosamente, que el largo del pene es lo más importante para la satisfacción femenina o que las mujeres se excitan si son maltratadas. Por eso algunas mujeres rechazan la pornografía, quizás porque ha sido concebida desde esa particular manera masculina de entender la sexualidad. No obstante, muchas parejas pueden usarla para dar más intensidad a su vida sexual; pueden incluso intentar imitar algunas posiciones o fantasías. Sin embargo, debe ser un acto de común acuerdo. Pensar que la penetración lo es todo Para muchos hombres el sexo consiste en penetrar. Creencia esta que proviene de aquel mito según el cual “la mujer sólo alcanza el orgasmo con el coito”. Sin embargo, la mayoría de las mujeres no pueden alcanzar el orgasmo sólo por la penetración. Es importante, en la respuesta orgásmica femenina, la estimulación adecuada del clítoris (sea por masturbación, mediante un juguete sexual, sexo oral, etc.). En general cuando los varones conocen esto y están informados, sus exigencias se reducen. Creer que el clítoris lo es todo Si bien el clítoris es importante, centrar la atención exclusivamente en él tampoco es una buena opción, ¿Por qué? Porque el clítoris es muy sensible, por lo que si se le estimula en exceso o con violencia, se puede irritar y producir una sensación molesta. Es importante recordar que el cuerpo de las mujeres alberga una cantidad de zonas muy sensibles y estimularlas enriquecerá la experiencia sexual con nuevas sensaciones. A mayor tamaño, más placer para la mujer Según estudios reconocidos a nivel mundial, el tamaño del pene erecto varía entre los 12,5 y los 17 centímetros de longitud. Y está comprobado que esta medida no se relaciona directamente con la que tiene el miembro en estado fláccido. Por otra parte, las paredes de la vagina están formadas por músculos elásticos, que se adaptan al tamaño del pene. Y la zona más sensible de la cavidad vaginal se encuentra en los dos primeros centímetros y en los labios vulvares. Esto quiere decir que el tamaño del pene no influye directamente sobre la intensidad de placer para la mujer. Si no goza, es por mi culpa Muchos hombres piensan que deben iniciar la relación sexual, guiar a su compañera, garantizar que disfrute y que llegue al orgasmo. Pero esto parte del prejuicio de que la mujer es pasiva en el sexo. A pesar de que esta idea se ha flexibilizado, y a la mayoría de los varones les gusta que la mujer tome la iniciativa de vez en cuando, se sienten inhibidos cuando pierden el control de la situación. Están tan acostumbrados a cumplir el rol dominante que un cambio radical los desubica. Cuando los mitos se identifican, validan y plantean dentro de la pareja, es posible que los temores a ciertas conductas sean afrontados o desvirtuados, generando niveles de experiencia y de descubrimiento que pueden llevar a las parejas a experimentar de manera más libre sus relaciones sexuales. Lic. Diana M. Resnicoff Psicóloga clínica. Sexóloga clínica. TE: (54-11)4831-2910 E-mail: dresni@gmail.com Página Web: www.e-sexualidad.com

jueves, 22 de marzo de 2012

Pilar Sordo: ¿Qué es la felicidad?

"Seguramente, muchos de ustedes tienen la concepción de que la felicidad está hecha solo de momentos y que, por lo tanto, cuando estos momentos llegan, hay que disfrutarlos porque se acaban".

"La gente que supone esto tiene legítimamente asociado en su cabeza el concepto relacionado con la alegría, ya que asumen que solo se es feliz cuando uno está contento".

"La felicidad no tiene nada que ver con la alegría. Uno puede ser feliz permanentemente en la medida en que le encuentre razón o sentido a lo que hace. Lo que uno no puede es estar contento todo el tiempo".

"Al preguntar cuáles son las condiciones que se necesitan para ser feliz hoy, aparecieron tres: La primera es que ser feliz es una decisión. Esto parece indicar que la felicidad no dependería de las cosas que nos pasan, sino más bien de la actitud con la cual enfrentamos lo que nos ocurre. La felicidad para muchos es algo que se anhela, que se busca, sin tener en cuenta que, como decía John Lennon, `es justo lo que ocurre mientras uno está haciendo otros planes´".

"Parece que no es suficiente estar vivos, tener afectos, algunos trabajo, para poder justificar o explicar que solo por eso y con eso somos felices; siempre estamos esperando que ocurra algo especial para poder conectarnos con esa sensación o esa decisión".

"La segunda condición es que nadie puede ser feliz, si no es agradecido. No solo con la evidente ventaja que tiene el dar constantemente las gracias por todo lo que nos ocurre, sino también al nivel de percepción que una persona debe tener para ver lo cotidiano con una postura de reverencia, de asombro, de aprendizaje y de gratitud permanente".

"Vinimos a estar tierra por tres razones: a aprender a amar lo que más podamos; a intentar dejar una huella para ser recordados por algo bueno cuando ya no estemos; y a ser felices, que no es un derecho, sino una obligación. Estas razones deberían ser el centro de nuestro agradecimiento diario. Tienen que ver con agradecer lo simple, lo cotidiano".

"La tercera condición, clave para poder llevar todo esto a la práctica, es que tenemos la obligación de trabajar para centrarnos en lo que tenemos y no en lo que nos falta. Las personas que tienen la capacidad de centrarse en lo que viven y tienen experimentan mayores sensaciones de bienestar, de placer y de agradecimiento que los que no lo hacen".

"`No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita´. Este concepto de necesidad involucra todos los aspectos del ser humano, ya que no tiene que ver solamente con lo económico o material, sino más bien con la percepción que se tenga de ello".

"Este concepto devuelve el trabajo al propio ser humano y le permite hacerse cargo de su vida y de los resultados que ha conseguido en ella gracias al buen o mal uso de estas palabras: fuerza de voluntad". 

entremujeres

Extractos del libro "Bienvenido dolor" de Editorial Planeta. Es el último título de Pilar Sordo, reconocida psicóloga chilena especializada en temas femeninos, de pareja y de sexualidad adolescente.

miércoles, 14 de marzo de 2012

MALAS RELACIONES FAMILIARES

Cuando no sentís el apoyo de tus padres, es complicado asumirlo. Uno tiene el ideal de padres o el que ve de las amigas, tv, etc.: los que te apoyan, retienen, aconsejan, ayudan e incentivan tus decisiones; pero no siempre son los padres que te tocaron.
En mi caso, mi padre ausente por decirlo de alguna manera; padres divorciados donde el patriarca no se “borro” como otros casos, pero nunca aporto dinero ni amor y en la actualidad (casada y con hijos) no ve a sus nietos (mis hijos). Me llama si, cada tanto…. para pedirme algo.
Una madre que hizo lo mejor que puedo, siempre estuvo muy presente, atenta a todo lo que me pasaba pero con la lástima, la culpa, la victimización, el drama…el te estoy ayudando y con mucho sacrificio….mirá lo que hago por vos!
Mi hermana y yo somos testigos de su desgracia, ella es la única que la pasó mal, ella se divorció y la lucho sola (pese a que mi hna. con 18 años ganaba y mantenía la casa junto a ella dejando sus estudios, más la ayuda de mis abuelos y tíos). Ella se volvió a casar con un autoritario que no le daba un $ y manejaba “nuestra casa” a su antojo, pero lo hizo por nosotras, para que tengamos un mejor pasar, aunque no entiendo muy bien porque con mi hermana decidimos irnos cuando yo empecé a ganar más plata con mi trabajo. No sé porque recuerdo que mi hna. Ponía el 80% de su sueldo y yo el 50% pero no teníamos derecho de sentirnos en nuestra casa y el reclamo por “comer”, gastar “luz, agua, tel.” era constante.
Acaso tengo tanta imaginación? Una realidad totalmente distinta vivida en el mismo momento.
Hoy me encuentro con que le di para cuidar a mi hijo a cambio de mi “tranquilidad” por $500 más $80 de ómnibus (argentinos), porque consideraba que si bien no están mal económicamente, es un laburo, una responsabilidad y pese a que sea su nieto es justo pagar, ayudando a mi economía no poner una niñera que me cobre más.
Pero empezaron mis peleas, no le parece bien el monto, y se queja…se queja…. continuamente con mi hermana (q me cuenta a mi luego) que se lleva la comida a casa (cuando desde que me lo está cuidando todos los domingos voy al súper a comprar: carne, pollo, pastas y verduras para que no me saque el cuero si la heladera está vacía. Pero como ella quiere que el marido no se cocine y venga a almorzar a mi casa todos los mediodías, trae esa porción, aunque obviamente siempre es más, o menos…xq si hace milanesas lleva la carne (el pan, los huevos y condimentos son de mi casa) que OJO!!! A mi no me importa en lo más mínimo, pero si me enoja, me entristece que mi propia mamá diga que le pago poco, q me abuso, que trae la comida, que me plancha, lava etc….cuando es MENTIRA! Jamás me abusaría, compro la comida y tengo una chica que limpia y el resto lo hago yo (o hacía cuando no me lo cuidaba)….jamás le pedí q toque un piso…lo hace porque como el nene duerme… se aburrirá, no lo sé, y luego como todo lo q hizo en su vida, te lo echa en cara, cuando vos no le pediste que haga nada. Yo debo agradecerle el haberme tenido.
Sin ir más lejos se ofendió porque dice q no la saludé para el día de la mujer. Y ella a mi? Tengo 32 años, madre de un hijo y otra bebé en camino, no soy mujer? Pero noooo…..las obligaciones son hacia ella. Le debo la vida…no les parece demasiado?
En mi 7mo mes de embarazo, esto me hace bastante mal, sin contar que sufro de hace unos años trastorno de ansiedad (TAG) con ataques de pánico.
No quiero repetir la historia de la “queja” pero para darles mi panorama, laburo 8 hs, estudio una carrera universitaria desde los 18 años, donde quiero recibirme; soy mamá, mujer casada y esperando otro en camino. Por lo cual ante mi vida agitada como tantas otras busco PAZ! TRANQUILIDAD! EQUILIBRIO!
Desearía tanto encontrarlo en mi familia de origen…
Hablando con mi psicóloga me sugirió que debo cambiar yo, 1ro separar del cuidado de mis hijos a mi madre, ya que me estresa y no ayuda a mi estado y 2do tomarlo con humor. La mala onda y queja continua de la mala vida que “tiene”, “tuvo” y “tendrá” mi madre vista desde su óptica jamás voy a modificarla, entonces la onda no es ir al choque con mi madre, sino cada pálida que me cuenta o cada queja que me hace (xq aunque no lo cuide más siempre va a existir la llamada con malas noticias o lo mal que está) tomarla con humor, ser buenamente irónica.
Debido a mi fuerte carácter, la idea no es ser malamente irónica, pero tampoco decirle todo que si como mi hermana y no pelear para que mi madre crea que está todo bien y que tenga razón, la idea es ante una frase desafortunada, responderle algo buena onda que la deje en evidencia que lo que está diciendo no suma nada, al contrario…resta.
Por ejemplo, ante un…”no sabes lo que pasó?”….una respuesta como: “que buena noticia me vas a dar”? aunque no se de cuenta las 1ras veces, va a quedar en evidencia y a las 5ta vez…se dará cuenta…
No sé si funcionará, pero tengo que probarlo.
Después de algunos años de terapia me he dado cuenta que todos los problemas los tengo que resolver sola, cambiando yo. No puedo cambiar a mi papá, a mi mamá, a mi marido. No…no, hay que moverse uno y buscar la felicidad solita, sin echarle la culpa al otro. A veces lo que más nos duele viene del otro, pero el tema es que esa persona no va a cambiar, entonces uno sigue esperando el milagro, el cambio…y mientras tanto pasa el tiempo…te deprimís, sufrís, te frustras…hasta te podés enfermar. Y jamás va a existir un cambio hasta que VOS no intentes cambiar.
Duele, duele mucho saber que la otra persona no es el modelo que tenés en tu cabeza, duele mucho decir NO, HASTA ACA, ADIOS. Pero cuán importante es ser egoísta a veces, romper con el modelo de la “gran” familia, el “gran” noviazgo/matrimonio si no te hace feliz…y buscar ser feliz.

AMOR ETERNO

Por Eduardo Chaktoura
Especial para RevistaOHLALA.com


En las últimas estadísticas conocidas sobre "estado civil" en la Argentina surgió que cayeron en un 5% los casamientos y que aumentaron considerablemente los divorcios. Mientras que en la década del 90 había 87 divorcios por día, llegaron a ser 172 los registrados diariamente entre 2001 y 2010. Según datos recientes , el amor parecería no durar más de un promedio de 6 años: "el 54% de las parejas que se divorciaron durante 2010 llevaban menos de diez años juntos; el 34%, menos de seis".

Si bien no hay números concretos sobre la realidad de la convivencia sin papeles , un "formato del amor" de notable crecimiento en las últimas décadas, los testimonios y casos conocidos se suman a las estadísticas ya conocidas.

¿Por qué el amor de pareja dura, promedio, no más de seis años? ¿Es real esto de la comezón del séptimo año?

Si bien están quienes creen que éste suele ser el tiempo promedio del estado natural de enamoramiento; que a los 6 o 7 años hay cuestiones que dejan de "sentirse" y en nada se parecen al estado de "los primeros tiempos"; nada haría suponer que están escritas o "garantizadas" las fechas de vencimiento. Lo que sí existen son claros indicadores de por qué hoy solemos estar menos tiempo en pareja que décadas atrás.

Podríamos decir, ante todo, que cambió el estado de "conciencia" sobre el sentido de realidad de los vínculos, del "para qué" y "por qué estamos juntos" .

Tiempo atrás no había demasiados cuestionamientos o se resistía en la insatisfacción. Con el correr de las décadas han ido perdiendo fuerza los mandatos del "ser y estar casado y procrear".

Sin embargo, gran parte de los matrimonios de hoy, de entre 30 y 40 años, fracasan porque persisten en la idea de lo que "esperan" sus familias y el resto de la sociedad. Muchos proyectos familiares fracasan en el primer intento porque nacen del mandato y no del sentimiento. Unos cuantos cumplen con el objetivo en las segundas o terceras vueltas.

Parece que el amor ya no es lo que era; ¿o somos nosotros que andamos perdidos, desconectados, entre tan ansiedad y urgencia?

El amor como sentimiento, como deseo, como emoción, es el mismo amor de siempre. El estado más positivo y deseado por excelencia mantiene intacta su esencia primaria y original.

El "amor de pareja", de hecho, es para todos la forma de vincularnos que más nos ocupa y preocupa. Aunque a algunos les parezca "retrógrado" entenderlo desde lo que dice la antropología del amor, persiste en la humanidad, y poco parece que cambiará, esta biología salvaje y natural de "seducirnos, encontrarnos y reproducirnos, para preservar la especie, asegurarse la continuidad genética, trascender y sentirnos realizados con nuestra condición de género".

Dicho de otra manera -pese a las estadísticas de esta última década-, por regla general, hombres y mujeres seguimos deseando, conscientes o no, estar en pareja, casarnos y tener hijos. El matrimonio, la paternidad y el progreso económico siguen siendo los indicadores más contundentes del paso confirmado a la vida adulta. De hecho, llegados los 40, el encuentro amoroso y la idea de la descendencia se convierten en uno de los asuntos urgentes a resolver o remediar.

Si bien la empresa del matrimonio pareciera desjerarquizarse, sorprende ver como, sobre todo entre los 35 y 45, a poco de haberse separado, muchos persisten con la idea de estar en pareja, incluso de casarse, para volver a intentar el proyecto de familia.

¿Por amor?, ¿por temor a la soledad?, ¿para evitar los duelos?, ¿para repartir los gastos?, ¿para demostrar que el anterior fue un error y no un fracaso?, ¿para cumplir con lo que se espera?...

Lo nuestro se... ¿acabó?

¿Por qué crece el número de divorcios si, en definitiva, todo lo que buscamos es amor? Porque, continuando con algunos de los datos que ya hemos anticipado, nuevos vientos y corrientes parecen modificar las aguas en las que nadamos y "remamos" a diario.

No es que el amor ya no es de novela, no es que el amor ya no da rating; sólo que es época de otros formatos, otros lenguajes, otros "tiempos".

Vivimos en una cultura menos tolerante; "sin tiempo", siquiera, para detenernos a ver qué nos pasa, cómo podemos resignificar o fortalecer el compromiso. Si bien el amor es "de a dos", el acelere y el exitismo individual puede convertirnos en personas egoístas; en seres que corren como si todo fuera una cinta de gimnasio. De una manera u otro, sin darnos cuenta, alimentamos este estilo de vida "descartable".

Precisamente, esta modernidad de urgencias, hiperexigencias, consumo y "resultados rápidos y exitosos", parece habernos hecho creer que se puede sacar el amor del freezer y mantenerlo, "revivirlo o calentarlo" con un simple golpe de microondas.

Este nuevo "lenguaje", es el que ha sustituido muchos "te quiero" por "yo quiero".

De hecho, el escenario económico-social-cultural de esta época infla el "temor al fracaso" de muchos de los adultos jóvenes de hoy que prefieren "estar solos que mal acompañados".

Hacemos lo que podemos. Cada pareja configura el vínculo como quiere (o crea conveniente y posible) para estar lo más juntos o a la distancia necesaria para tolerarse, comprenderse, acompañarse y continuar.

Tal vez, para comenzar con este tiempo necesario de reflexión, convenga entender que, más allá del formato elegido o posible, la "filiación" es "un motivo que se caracteriza por el interés en establecer, mantener o restaurar una relación afectiva positiva..."

Hay un primer tiempo para la pasión; que dura los mismos meses que se mantengan encendidas las primeras hormonas del deseo frenético. Viene luego un tiempo para la intimidad; esto de confiar y compartir con el otro algunos de nuestros secretos y misterios más íntimos o personales. Pero lo que da garantías de futuro es, pasado los primeros años de relación, el hecho de comprometernos a sostener este interés por estar juntos, sabiendo que la relación vive sufriendo cambios con el correr de los años.

El vínculo se modifica porque cada uno de nosotros no es el mismo de hace un tiempo atrás. Todo avanza (o retrocede). Todos evolucionamos o nos pasan cosas distintas a las que acabamos de vivir juntos, como pareja, o en nuestra vida íntima o personal. No siempre es fácil acomodar las nuevas ideas y sentimientos de cada quien a lo ya conocido o a las costumbres de la pareja (en la próxima oportunidad hablamos de la saludable teoría del "triángulo amoroso").

Sólo quienes se animan a la mejor experiencia que nos da la vida, logran saber cuánto dura (o puede durar) el amor. El deseo, la expectativa razonable (más allá de "lo ideal"), así como el compromiso sensible y responsable son quienes ajustan los tiempos. La cultura del momento propone y cada quien dispone.

Hay quienes aún pueden dar testimonio de que es posible el amor para toda la vida.

El autor es psicólogo y periodista; autor de "30/40, La gran oportunidad" (Paidos)

sábado, 25 de febrero de 2012

A veces se puede, otras no

Hace algunas semanas vi un comercial en la televisión en el que un padre se negaba a comprarle un celular a su hijo. Ante esta genial idea, no pude evitar intentar conseguir el nombre y el teléfono de la gente de marketing de la empresa para felicitarla. Lo mismo sucedió cuando vi la campaña "Extralindas, moda a tu medida" de la tienda La Polar, que iba mucho más allá de una mera publicidad, pues colaboraba con un cambio cultural al valorar la belleza clásica de la mujer chilena.

Chile es un país en el que, por lo general, no nos felicitamos por nada. Pareciera ser que nadie hace un esfuerzo por conseguir el teléfono o la dirección de alguien con la sola intención de felicitarlo. Ahora, cuando el motivo tiene que ver con una queja, entonces sí hacemos un esfuerzo por comunicarnos y hacer saber lo que queremos reclamar, pues esto tiene que ver con ejercitar un derecho que nos corresponde.

A veces, aunque se pueda, hay que decir que no. de esa manera se forma el caracter, se desarrolla la tolerancia, se educa la paciencia y se crea la capacidad de agradecer lo que se ha vivido.

Uno de los problemas principales que explican el sobreendeudamiento de los padres en Chile se relaciona con la dificultad de ponerles límites a los hijos y decirles que no frente a muchísimas cosas que realmente no necesitan, pero que de todas maneras quieren, para demostrar algo que no tienen y no son, pero pretenden serlo.

Yo no creo que haya que darles a los hijos todas las posibilidades que podamos, ellos también tienen la obligación de buscarse las suyas por sí solos para poder desarrollar la capacidad de valorar lo que se consigue y se tiene, y ser capaces de agradecer lo que se ha recibido.

Hoy los adultos sienten que dándoles a sus hijos todo lo que desean son mejores padres y ellos, los hijos, los van a querer más, hablar mejor de ellos o evaluarlos de una manera más completa y favorable por su rol. ¡Qué gran error! Ningún hijo se va a acordar cuando ese padre ya no esté que una vez le compró un celular a los nueve años; evidentemente no se acordará porque no lo necesitaba en ese momento de su vida y no era algo trascendental que valía la pena recordar. Pero sí se va a acordar de que ese padre le rascó la cabeza, que hicieron guerra de almohadas o cocinaron juntos; también si le dijo te quiero todos los días y sobre todo, si le exigió lo suficiente para llegar a ser una buena persona.

A veces, aunque se pueda, hay que decir que no. De esa manera se forma el carácter, se desarrolla la tolerancia, se educa la paciencia y se crea la capacidad de agradecer lo que se ha vivido.

Los padres establecemos vínculos de afecto, de confianza y de amistad con nuestros hijos, porque son implicancias que vienen con el simple y gratis hecho de amar. Pero por sobre esta "amistad", nunca debemos olvidar que somos madres y padres, y tenemos la obligación de, a veces, no ser tan permisivos y hasta quizá "jodidos". Y debo aclarar que esto no significa ser malos ni cerrados, sino que sobre todo significa saber poner límites, decir que no cuando sea necesario, establecer horarios y velar porque se cumplan, no preguntarles a nuestros hijos todo y ejercer autoridad para que cumplan los deberes que como hijos e integrantes de la familia deben desarrollar. No todo es color de rosa en la relación entre padres e hijos, no todo está a la misma altura ni depende de las mismas posibilidades. Nuestro trabajo como adultos y padres está justamente en eso, en saber diferenciar que ese enorme amor que un progenitor tiene hacia su hijo es inmenso e incondicional, pero que en esa inmensidad están incluidos también los límites y los justificados "no" dichos a tiempo..
Revista Susana

domingo, 12 de febrero de 2012

Aprendé a ser feliz

¿Basta con pensar “en positivo” para tener la felicidad asegurada? Lamentablemente no. Por que la felicidad no es algo que se puede encontrar por ahí, de manera fácil, sino que es algo que se construye día a día… Y se practica, se ejercita. En esta nota, te contamos qué es, qué valores pone en juego al momento y cómo alcanzarla. Además, tests y ejercicios.
¿Alguna vez te sentaste a pensar qué te haría verdaderamente feliz? ¿Qué te haría sentir completa, alegre, plena? ¿Si tuvieras que hacer una lista propia con cinco cosas que contribuirían a tu felicidad, qué incluirías?

A pesar de lo que seguramente creas, en “Cuaderno de ejercicios para aprender a ser feliz”, Yves Thalmann nos ayuda a derribar algunos mitos que nos acompañan desde siempre. En el libro, el psicólogo nos deja algunas conclusiones sorprendentes:

-La felicidad no depende del bienestar material. No, a pesar de lo que muchos creen, el dinero no trae la felicidad.
-La felicidad no depende del estatus social ni de los títulos universitarios. En síntesis, la inteligencia no nos ayuda a sentirnos más felices.
-La felicidad no depende de la belleza. Las personas a las que consideramos más atractivas no son más felices. El secreto es… ¡Quererse más!

Entonces, ¿qué puede hacer que nos sintamos mejor? La felicidad está más ligada a nuestra forma de ser que a las cosas que tenemos. Esto es lo que nos hace bien.
-Las relaciones sociales. Tener una buena relación de pareja, tener amigos, alimentar relaciones satisfactorias con tu entorno.
-La fe. Compartir una creencia con una comunidad genera bienestar.
-Las actividades. Ya sean de carácter profesional o un hobby, nos estimulas y nos hacen súper bien.

El termómetro de la felicidad: medite
Ahora que sabés un poco más sobre el tema, respondé (con honestidad) estas preguntas. Anotá un número entre 1 (poco) y mucho (7) al lado de cada respuesta.

-De modo general, me considero:

Muy feliz Poco feliz

-En comparación con los demás, me siento:

Más feliz Menos feliz

-Algunas personas parecen felices y capaces de saborear las bondades de la vida. ¿En qué medida se te podría aplicar esta afirmación?

Por completo En absoluto

-Algunas personas, en cambio, parecen desgraciadas, deprimidas y sin vitalidad. ¿En qué medida se te podría aplicar esta afirmación?

Por completo En absoluto

Anotá las cifras obtenidas en tus respuestas, y después calculá el promedio. Normalmente, éste suele oscilar entre 4,5 y 5,5. Un consejo: rehacé el test con frecuencia para comprobar cómo progresa tu felicidad.

Una lección de felicidad
No se enseña, no se aprende en el colegio; no nos llega de manera automática, natural, sino que depende –pura y exclusivamente- de nosotras; no podemos ser felices de un momento a otro, tenemos que construirla con tiempo esfuerzo y paciencia. Es momento de empezar, de cambiar hábitos y actitudes, ¿te animás?

En su libro, Thalmann nos propone, para comenzar, que pensemos positivamente. La felicidad está, por supuesto, ligada a la sensación de ser feliz. Sin embargo, no podemos elegir todo lo que sentimos ya que no podemos optar por tener un determinado temperamento, predisposición o tendencias a sentir emociones definidas. A lo sumo, las actitudes se pueden modular.

Pero la felicidad también es una manera de ver las cosas y, por lo tanto, es el resultado de nuestros pensamientos. Y nosotras podemos elegir -de manera consciente- nuetsra forma de pensar y enfrentarnos a los hechos.

También es importante cambiar nuestra manera de hablar, de expresarnos. Para esto, es fundamental eliminar de nuestro vocabulario las palabras pesimistas y sustituirlas por aquellas que tienen un sentido similar y resultan mucho más optimistas. Intentá reemplazar fracaso por lección; obstáculo por desafío; imposible por poco probable; frustración por aprendizaje; y así, con todos aquellos términos y frases que sientas que afectan tus frases.

Entonces, para empezar a ser felices intentemos pensar de otra manera, tratemos de apreciar el lado más positivo de todo lo que nos ocurre, desarrollemos otra mirada. Antes de sacar una conclusión negativa hagamos el ejercicio de pensar qué otro significado podría tener eso que nos sucede, si podemos aprender algo de ese hecho y si podemos conseguir algún resultado positivo de él.

Fuente: "Cuadernos de ejercicios para aprender a ser feliz", Ives-Alexandre Thalmann, Ed. Terapias Verdes.

martes, 3 de enero de 2012

Después del amor…

Cuando el amor se acaba y se pone fin a una relación comienza el momento más difícil: aprender a estar sola.
"El tiempo que dura el duelo y la recuperación depende del tipo de vínculo y de si se cuenta con una red de apoyo como la familia y amigos que puedan acompañar esta etapa”, señala la médica psiquiátra Gil Lemus. Parece difícil volver a sonreír. Se siente la soledad y la falta del otro. Pero no es imposible superar una ruptura de pareja. Por eso, la médica psiquiatra de Fundación Foro, Laura Marcela Gil Lemus, habló con Para Ti Online y explicó las sensaciones que invaden cuando el amor se termina y cómo salir adelante.
Que “lo extraño”, que “no puedo seguir sin él”, que “no hice lo suficiente” son algunas de las típicas frases cuando una relación se termina. Cuando esto se produce, muchos sentimientos atraviesan nuestra mente y, sobre todo, el corazón pero, ¿de qué se tratan? Según la psicóloga, estos varían a lo largo del proceso de separación:

*La tristeza. Es una emoción frecuente cuando la persona siente que las cosas no tomaron el rumbo que deseaba, este es el caso de quienes tienen expectativas de formalizar, de casarse o de mantener un vínculo por largo tiempo. La sensación de ser rechazado o no valorado también conlleva a la tristeza.

*El enojo. Es común cuando se siente que un objetivo importante fue bloqueado y no se obtuvo el resultado esperado o porque la pareja se terminó por criticas constantes o engaño.

*El miedo. Se produce cuando la ruptura amenaza el bienestar y aparece el temor a no poder seguir adelante o a no encontrar una compañía amorosa en el futuro.

*La culpa. Se siente que no se hizo las cosas de acuerdo a los valores personales, que se lastimó al otro o se recuerdan errores pasados. Es común preguntarse si haber hecho algo distinto hubiera cambiado el rumbo o hubiera hecho que las cosas fueran distintas. Este último sentimiento puede entorpecer la recuperación si se mantiene a través del tiempo. Por este motivo es importante aceptar lo sucedido y perdonarse los errores que se hayan podido cometer.

CUANDO NO SOMOS SÓLO DOS… Si se enfrenta una ruptura y se tiene hijos, la situación parece desbordar. Para la profesional, lo que debe prevalecer es la honestidad: “Lo principal es poder hablar con los hijos respecto a las dificultades de la pareja y dejarles claro que la separación no se relaciona con nada que ellos hayan hecho o dejado de hacer y transmitirles la tranquilidad de que, pase lo que pase, contarán con sus padres siempre”.

SEGUIR… “El tiempo que dura el duelo y la recuperación depende del tipo de vínculo y de si se cuenta con una red de apoyo como la familia y amigos que puedan acompañar esta etapa”, señala Gil Lemus. Para salir adelante, añade: “Hay que ser conciente de que después de romper un vínculo vienen cambios emocionales que requieren un tiempo para solucionarse. No es adecuado apresurarse a tomar decisiones o hacer cambios drásticos en esta etapa y es recomendable tomarse un tiempo mientras se atraviesa el proceso”.

Por otro lado, como la soledad es una sensación siempre presente, la profesional explica: “Una estrategia que puede resultar útil es realizar actividades placenteras sola o con amigos y familia. Tener mucho tiempo libre puede aumentar el malestar, por eso es importante vincularse con actividades deportivas o culturales que, progresivamente, aumenten la percepción de bienestar”.


Para Ti
Por Celeste Lattanzio.