martes, 22 de julio de 2008

RISOTERAPIA, REIR CURA MALES

La risa es un recurso fácil para reducir las tensiones, el estrés o el dolor. Además, según explican los partidarios del humor como terapia, adelgaza, mejora el insomnio, la resistencia a las infecciones, y hasta rejuvenece.

Un estudio en personas mayores, centrado en promover emociones positivas presentado por la psicóloga Begoña Carbelo en el reciente Congreso de la Sociedad Internacionalpara los estudios del Humor (ISHS), prueba su capacidad para disminuir el aislamiento y la soledad y, en definitiva, mejorar la calidad de vida.

"La risa es la mejor técnica preventiva tanto del dolor físico como del dolor mental", asegura el psicólogo José Elías, pionero en introducir la risoterapia aplicada al desarrollo personal. "Además de ser curativa", apostilla.

Lo beneficios de la risa y la carcajada son conocidos, y en los últimos años cada vez más los centros cívicos, residencias y hasta hospitales programan talleres para desarrollar el sentido del humor de los mayores, los cuidadores y profesionales en contacto con los pacientes.

Los mayores que se acercan a esta terapia, fundamentalmente mujeres, manifiestan que han perdido el humor de forma progresiva por la muerte de amigos y porque se van quedando sin compañía, entre otras razones.

Reírte de ti mismo

La soledad y el dolor son los aspectos que más les fastidian. Buscan aliviarlos, compartir tiempo, explica José Elías. "La tristeza es el primer paso hacia la enfermedad", destaca.

La base de la risoterapia "es aprender a reírse de uno mismo y de sus debilidades, y que la vida es una tragicomedia", agrega.

Y más allá de los juegos de expresión corporal, las anécdotas o los chistes se trata de desarrollar técnicas mentales que ayuden a mejorar la percepción de la realidad.

"No se puede quedar en un juego, un respirar, un saltar... hay que propiciar recursos más a largo plazo", insiste la psicóloga Begoña Carbelo, con amplia experiencia en el campo del humor y la salud.

Los beneficios se perciben. Está demostrado que al reír segregamos endorfinas, las hormonas de la felicidad, pero ¿cómo provocar la risa cuando se acaba de perder a la pareja, a un hijo, o cuando las enfermedades, aunque controladas, causan problemas emocionales?

Begoña Carbelo, profesora titular en Enfermería de la Universidadde Alcalá de Henares, realizó una investigación en pacientes de un centro de salud de Madrid, 17 mujeres de 65 a87 años, que pasaban por esa situación, y fueron derivadas a un programa de "Educación para la Salud".

No trató exclusivamente de hacerlas reír, sino de buscar recursos para desarrollar emociones positivas ante los contratiempos, "y que aprendieran a cuidarse emocionalmente", explica.

"Los mayores son más afines a la tristeza, a la melancolía, a quedarse parados, tienen pérdidas en la vida que hay que afrontar", señala la autora de "El humor en la relación con el paciente".

Y "el objetivo se cumplió", tras cinco sesiones con ejercicios enfocados a perder el miedo al ridículo, compartir anécdotas o recordar con qué se reían de jóvenes, idear disfraces y hasta hacer un epitafio divertido.

Estaban más motivadas, más contentas, compartían con sus hijos lo que vivían en grupo, jugaban con sus nietos "y transferían lo que aprendieron a su entorno", explica Carbelo.

Evolucionaron hasta identificarse con colores más claros. En los test de autoevaluación mejoró su percepción del estado de ánimo y afirmaban tomarse "la vida con más relajo". En definitiva, se cuidaban más y se sentían mejor.

El estrés y el catarro

La literatura científica describe la relación entre el estado emocional y el sistema inmunológico, en el sentido de que las personas con más humor están menos estresadas y resisten mejor al catarro, la gripe o el dolor. La risa mejora la circulación, la digestión, el sueño y aumenta la autoestima, entre otras propiedades.

Pero ¿basta una sonrisa? "Tiene que ser a carcajadas", opina José Elías. "La sonrisa es un gesto social que apenas mueve dos músculos. La risa mueve 420 músculos -en la cara, el pecho, el intestino-, genera energía, y mejora la percepción de la realidad".

Aunque no es una panacea. "No hay nada que cure todo", responde Elías. Lo que permite es "una mejor actitud" ante situaciones adversas.

"La tristeza y la depresión son una escotilla por donde entra un maremoto de virus y bacterias", afirma. "Yo añado que cuando estamos tristes cualquier resfriado es fuerte y cuando estamos alegres, felices o enamorados, no existen gripes ni resfriados".

Aunque faltan evidencias científicas que acrediten qué cambia en el sistema inmunológico con la risa, o si previene enfermedades graves, los terapeutas las perciben.

Los de la Fundación Theodora o Payasos sin Fronteras, que trabajan con niños con cáncer y enfermedades graves, observan que "emocionalmente ocurren cosas". Piden menos analgésicos y están más relajados.

Todo tipo de humor tiene un puntito saludable, "siempre que no haga daño a nadie; si alguien es ofendido, no es tan terapéutico", concluye Carbelo.