viernes, 11 de julio de 2008

CON EXCUSAS NO FUNCIONA

Son mil y una excusas, siempre tenemos una para evitar conectarnos con el otro, es algo semejante a una evitación fóbica, posponemos vínculos, posponemos relaciones, todo a través de la búsqueda de variables que funcionen limitando la posibilidad de experimentar cosas que se relacionen con el sentir.

"No puedo llamarte porque perdí mi celular","se me borró tu número de teléfono", "tengo mucho trabajo", "ahora no puedo comprometerme", "estoy elaborando un duelo", "estoy con mis hijos", etc.

Lo cierto es que cuando uno realmente quiere no hay excusas ni peros, ni condicionamientos, las cosas forzadas no tienen lugar. Siempre que algo vale la pena encontramos la oportunidad y nada es imposible si hay deseo, por eso a veces es sencillo interpretar los mensajes como la falta de incentivo para comenzar algo.

Las excusas son al principio aceptadas hasta que en algún momento se tornan excesivas, y empiezan a ser fundamentos que evitan el contacto, dejan de ser excusas para convertirse en razones validas, porque esta razón por la cual te evito tiene un objetivo y es no dar ninguna posibilidad .

Cuántas formas de evitar tenemos cuando algo no es tentador, ni deseamos llegar a un objetivo… en realidad encontramos la razón a partir de diversas excusas que nos llevan a justificar la conducta.

A veces no se trata de excusas sino de conductas de evitación. No sabemos por qué las tenemos, cual es el sentido por el cual no podemos entregarnos ni aceptamos la invitación, algo en nuestro interior sin explicación nos reprime y no nos alienta a continuar, algo nos avisa a modo de mensaje que no sentimos ningún atractivo por acudir.

Siempre estamos a tiempo de analizar nuestras excusas y encontrarles el sentido. Algunas exageraciones nos llevan a lastimar a quien no puede descifrarlas y esperar aquel momento en que tendrán la respuesta que desean. Ser sinceros con nosotros mismos y comprender que siempre existe un porqué para la falta de compromiso es una forma de evitar lo que uno no quiere: sentirse forzado también es estresante.

Cuando uno necesita excusarse todo el tiempo, algo no funciona y para qué forzar. Estas señales nos pueden ayudar sin duda a encontrar nuestra propia verdad.