"No puedo llamarte porque perdí mi celular","se me borró tu número de teléfono", "tengo mucho trabajo", "ahora no puedo comprometerme", "estoy elaborando un duelo", "estoy con mis hijos", etc.
Lo cierto es que cuando uno realmente quiere no hay excusas ni peros, ni condicionamientos, las cosas forzadas no tienen lugar. Siempre que algo vale la pena encontramos la oportunidad y nada es imposible si hay deseo, por eso a veces es sencillo interpretar los mensajes como la falta de incentivo para comenzar algo.
Las excusas son al principio aceptadas hasta que en algún momento se tornan excesivas, y empiezan a ser fundamentos que evitan el contacto, dejan de ser excusas para convertirse en razones validas, porque esta razón por la cual te evito tiene un objetivo y es no dar ninguna posibilidad .
Cuántas formas de evitar tenemos cuando algo no es tentador, ni deseamos llegar a un objetivo… en realidad encontramos la razón a partir de diversas excusas que nos llevan a justificar la conducta.
Siempre estamos a tiempo de analizar nuestras excusas y encontrarles el sentido. Algunas exageraciones nos llevan a lastimar a quien no puede descifrarlas y esperar aquel momento en que tendrán la respuesta que desean. Ser sinceros con nosotros mismos y comprender que siempre existe un porqué para la falta de compromiso es una forma de evitar lo que uno no quiere: sentirse forzado también es estresante.
Cuando uno necesita excusarse todo el tiempo, algo no funciona y para qué forzar. Estas señales nos pueden ayudar sin duda a encontrar nuestra propia verdad.