miércoles, 9 de julio de 2008

COMO ES SER PAPA?

Voy a pasar el primer Día del Padre como padre. No sé qué deberían regalarme. ¿Una afeitadora? ¿Una caja de herramientas? ¿Elementos para hacer un asado? Parece mentira. Me miro al espejo y no lo creo. Si viera a un tipo como yo en la calle, diría que no es padre. Pensé que sería más alto, más serio, me pondría la remera adentro del pantalón. Pensé que tendría una carpeta para los impuestos, que hablaría del riesgo país. Pensé tantas cosas. Lo que jamás habría imaginado es que podría responderme algunas preguntas:

¿Tenés sexo pensando en que estás buscando un bebé?

Sí, lo pensás. Se mezcla todo. El embarazo debería llegar de otra manera: un abrazo profundo de 25 minutos. Es más romántico, más tierno. Y no corremos riesgos de embarazos no deseados: ¿por qué otro motivo dos personas se van a abrazar durante 25 minutos? De la manera actual, ¡uno se acuesta con la madre de su hijo/a!

¿Tengo que acompañar a mi mujer a lo del ginecólogo ?

Sí. Por más que lo que hace uno lo podría hacer un remisero. Es llevarla, entrar al consultorio y escuchar. El ginecólogo te ignora. No existís. Ni siquiera te pregunta si sos el padre. Si hacés un comentario, te mira mal. Cuando revisan a tu mujer, no sabés qué hacer. Yo me quedaba cuidando su cartera. ¿Quién se la iba a robar? Estábamos en el consultorio. El doctor y mi mujer en lo de ellos; y yo, solo.

¿Emociona el embarazo?

Sí. La noticia de que vas a ser papá moviliza. De repente, mirás cochecitos para bebés, mirás mujeres embarazadas con ternura, alzás otros bebés para practicar, pensás por fin en otra persona más importante que vos. El embarazo también te deja rehén de tu mujer. Toda discusión me encontró como un resignado perdedor. ¡¿Quién es capaz de negarle algo a una mujer embarazada, y encima de uno?!

¿Emociona la ecografía 3D, 4D?

No. Más que la carita de un bebé, parecía E.T. Muchas personas sí se emocionan ante esta foto, la pasan a DVD y lo miran toda una noche como si fuera una película... E.T., por ejemplo. Ponen esa fotito en el celular. Para mí, da más miedo que ternura. Yo prefería escuchar las pataditas, hablarle a la panza, tener el bolso listo y el número de la partera en un pizarrón que estaba arriba de mi cama.

¿Emociona el parto?

Sí. El parto conmueve. Perdón si me vuelvo cursi, pero lo más lindo de llorar es no saber por qué. Sé que es lógico, pero a la vez es increíble. Una persona estaba dentro de otra, de repente sale y es mi hija. ¿Estamos todos locos?

¿Desde cuándo lo querés a tu hijo/a?

Esta pregunta me martillaba la cabeza. Ante las frases "es lo mejor que te puede pasar", "te va a cambiar la vida", me entraba un miedo de no sentir todo eso y ser una mala persona sin sentimientos. Me preguntaba: "¿Cómo querés a una persona que no conocés?", "¡¿cómo querés a alguien que te vomita, que se hace encima arriba tuyo, que te interrumpe el sueño?!". Querés a tu hijo apenas nace y el amor va creciendo: las primeras miradas, las sonrisitas, los balbuceos. Estamos atentos a cualquier movimiento: "¡La mano, la mano, movió la mano!, ¡tenemos a una genia!", "tiene una mirada profunda, es una beba sensible, ¿te diste cuenta de que a las siete de la tarde le agarra cierta melancolía?".

¿Cómo es ser papá?

En la película El cómico de la familia, Billy Cristal dice que el lugar más seguro del mundo era entre los brazos de su madre. Yo no sé si mi hija sentirá que los brazos de su madre o de su padre son el lugar más seguro del mundo, pero el otro día, un amigo la tuvo en brazos y se largó a llorar; me la pasó a mí y se tranquilizó. Me sentí papá, feliz, completo... el tipo más seguro del mundo. Al ratito, se hizo encima, tuve que cambiarla al tiempo que se movía de un lado para el otro y tardé más de quince minutos en vestirla. Me sentí cansado, transpirado y con millones de dudas acerca de si le había puesto bien el pañal y si la había abrigado bien.