miércoles, 9 de julio de 2008

CUESTA INDEPENDIZARSE

Ser independiente tiene sus privilegios. Y, también, su costo. Dejar la casa paterna para vivir solo no es fácil, sobre todo cuando se empiezan a sacar cuentas. Alquiler, depósito, comisión, servicios, impuestos, supermercado, equipamiento básico... Si se suman todos esos rubros hay que pensar en desembolsar por lo menos 5000 pesos el primer mes. Cifra que, para muchos jóvenes, resulta inalcanzable.
Sin embargo, instalarse es sólo el comienzo. Y como lo complicado no es llegar, sino mantenerse, muchos que logran sortear esos primeros grandes gastos a fuerza de ayuda familiar o de ahorros propios no logran completar el año de independencia. La solución, entonces, es volver al nido paterno.
Es el caso de Luciana Cisilino, de 32 años, que se mudó sola en noviembre del año pasado y hoy está pensando en rescindir el contrato de alquiler de su monoambiente de 32 metros cuadrados en Floresta y volver a vivir con sus padres. Ella gana $ 1600 por mes y casi la mitad de su sueldo se destina a pagar el alquiler. El resto se va en compras de supermercado y en el pago de los servicios.
"Me fui a vivir sola en un mal momento. Cuando tomé la decisión de independizarme hice cuentas y me alcanzaba, pero las cosas empezaron a aumentar y mi sueldo, no. La plata me alcanza muy justo y no me permite ahorrar. Y creo que no es lógico que no tenga capacidad de ahorro", comentó.
Después de analizar mucho la situación, Luciana cree que lo mejor es volver a vivir con mamá y papá. "No quiero cambiar de trabajo porque me siento cómoda y me costó mucho conseguirlo. Y tampoco quiero pedirles plata a mis padres. Ellos no tienen problema en que vuelva, y además tengo pensado pagarme mis cosas y ayudar con la comida."
Luciana no es la única con dificultades para mantener su independencia. Según explica Jorge Toselli, de la inmobiliaria homónima, varios inquilinos deciden rescindir antes de tiempo el contrato de alquiler. "Nos dicen: «Me voy porque no me puedo bancar el alquiler, me vuelvo a lo de mis viejos». Eso pasa con aproximadamente el 15 por ciento de los departamentos que alquilamos", estimó.
Según Toselli, los valores de los alquileres en Barrio Norte, Palermo y Belgrano rondan los $ 1200 sin expensas (con ellas hay que calcular $ 200 más). En barrios como Flores o Caballito los valores van de los 900 a los 1100 pesos.
"Antes de la devaluación, el alquiler representaba una quinta o cuarta parte de los sueldos. Hoy, ya se acerca a la mitad -dijo Toselli-. No es que los alquileres estén muy caros, sino que los sueldos no aumentaron en la misma proporción. Y, además, se sumaron los incrementos del ABL, que antes era un gasto bajo, y las expensas", explicó.
Edgardo Bruschi, de SOM Inmobiliario, coincide con Toselli: "En realidad, los alquileres no están excesivamente caros. De hecho, la renta que da un departamento ahora es del 0,6% cuando antes superaba el 1 por ciento. Lo que están mal son los salarios", opinó.
María Bottinelli, una ex inquilina que ahora es propietaria, recordó: "Cuando me independicé, en 2000, alquilé un departamento de dos ambientes en Belgrano por 300 pesos. Y mi salario era de 1500. Hoy, un departamento similar cuesta unos 1200 pesos más expensas, y mi salario es de 3000 pesos. Es decir, mientras antes el alquiler representaba la quinta parte de mi sueldo, hoy representaría más de la tercera parte", ejemplificó.
Desde que se mudó de Córdoba a Buenos Aires, Soledad Paredes, de 25 años, hace malabares para llegar a fin de mes. Y también magia. Su sueldo de 1800 pesos desaparece los primeros días del mes, cuando debe pagar 1200 pesos (entre alquiler y expensas) por su departamento de dos ambientes en Palermo.
"Me quedan unos 600 pesos para sobrevivir todo el mes. Por eso hago trabajos aparte, que suman unos $ 400 más, y mis padres me dan algo por mes. Es una independencia supersostenida, porque para emergencias tengo una extensión de la tarjeta de mi mamá, que trato de no usar. No me parece bien porque tengo edad de mantenerme sola, pero con lo que gano no me alcanza", reconoció.
Entre las estrategias para ahorrar dinero, Soledad mencionó que limitó las salidas y los paseos. Además, desde que alquila, almuerza en el trabajo. "Casi no o voy al supermercado. Y tampoco ceno: como una fruta. El único «lujo» que me doy es tener Internet, por una cuestión laboral y afectiva, porque mi familia y mis amigos están en Córdoba."
Compartir casa Para lograr la anhelada independencia, muchos jóvenes deciden buscar un compañero con quien compartir los gastos. Francisco Kaufer, de 32 años, vive en un departamento de Vicente López con un amigo. Tener alguien con quien dividir los gastos fue una motivación extra en el momento de tomar la decisión de dejar la casa materna.
"Me mudé en marzo pasado. Hace tiempo que venía pensándolo, hasta que me enteré de que un amigo quería mudarse, pero no le alcanzaba la plata. Ahí decidimos vivir juntos y compartir los gastos", contó Francisco, que da clases de alemán en un colegio y también en un instituto. Además, tiene sus alumnos particulares.
Por el departamento de tres ambientes pagan 1000 pesos, más 230 pesos de expensas. "Si no viviera con mi amigo estaría bastante acogotado -reconoce Francisco-. Así algo puedo ahorrar. Además, aprovecho y voy a casa de mi mamá a comer y a lavar la ropa. No tenemos ni Internet ni cable. Sería un lujo. A lo sumo, chequeamos mails a la noche, con tarifa reducida."
Por suerte, Francisco no tuvo que equipar el departamento, algo que significa unos 3500 pesos, si hay que hacerse de una heladera sencilla (1250 pesos), un microondas (360 pesos), un televisor de 14 pulgadas (530 pesos), una mesa y un par de sillas (700 pesos ) y una cama (680 pesos, sommier y colchón).
Si además se adquiere un lavarropas (1500 pesos) la cifra supera los 5000 pesos, siempre si se toma como parámetro que se elijan los equipos y muebles más económicos disponibles.
En algunos casos, los jóvenes optan por alquilar departamentos amueblados para evitar cargar con los gastos de equipamiento. Pero esta opción, según Toselli, cuesta entre un 20 y 25% más por mes.
Hoy, la independencia cuesta. Y mucho.
Por Laura Reina
De la Redacción de LA NACION