lunes, 28 de julio de 2008

CORAZON ROTO O BOLSILLO ROTO?

A veces las cosas se confunden, y uno se pregunta qué es lo que duele más en algunas historias. A decir verdad, es cada vez más frecuente ver cómo las relaciones amorosas han quedado expuestas al "consumismo" que tiñe todos los aspectos de la vida, y es materia de estudio de los antropólogos, sociólogos y todo aquel dedicado al estudio de lo que tenga que ver con el amor. Zygmunt Bauman introduce el concepto de amor líquido para hacer un análisis de lo que denomina el "amor sin garantías" o fast love.
Vivimos intentando relacionarnos y, al hacerlo, sabemos que hoy no hay garantías de durabilidad de lo que elegimos. Todo es para consumir hoy, como si supiéramos que hay una fecha de vencimiento al otro lado del envase…En esta movida, hay quienes deciden lanzarse a vivir todo por el todo y se casan, o se van a vivir juntos y se prometen a sí mismos entregarse totalmente para tener felicidad y éxito en la intentona, aunque igual hay cierta tranquilidad, total no es para siempre, y siempre se puede sentir arrepentimiento si la dicha no es total. Hoy, no existe el concepto de la "eternidad".
Así se da, y pareciera que cuando gotea el amor y se termina, el detalle que importa es cómo salir del tema sin que el agua llegue al cuello.
Esta no es sólo una era de amor líquido, de consumismo, de fast food o fast love. Es una era material, y si antes las mujeres reclamaban que les habían partido el corazón, es interesante ver cómo con lágrimas relatan que lo que más les duele es que lo que les queda partido es el bolsillo. Seamos sinceros, hoy las relaciones por interés están a la orden del día. Algunas piensan que una relación de pareja debe ser evaluada en su final como un cierre de negocio. (Teniendo en cuenta que algunas "dejan todo" por amor, habrá que ver si no tienen razón).
¿Qué puede esperar una chica material que invierte años de su vida cuando llega el momento del descarte y no está casada? ¿Cuáles son los ítems que puede reclamar?
a) Bienes registrables: A pesar de no revestir carácter ganancial por falta de vínculo legal, si están a nombre de ambos integrantes de la pareja se puede dividir, como cualquier condominio (si alguno de los dos decide quedarse en el departamento, es conveniente firmar un acuerdo de venta, con opciones de oferta a aceptar y plazos para elegir inmobiliarias a designar y, en su defecto, el pago de un alquiler a favor de quien lo desocupa). Si se trata de un auto, se puede hacer firmar el formulario 08 a cambio de la compra de la mitad del vehículo.
b) Bienes no registrables: Y si, pueden ser electrodomésticos que compraron juntos, arte, etc. El que conservó la factura a su nombre cuenta con ventajas en el caso de litigio, pero lo más conveniente es hacer un inventario y negociar objeto por objeto.
c) Cuentas bancarias: Si alguno llegó primero y dijo "piedra libre" a lo que había abajo del colchón (pensá que la gente muestra lo peor en caso de despecho) es muy difícil de recuperar, pero en una relación estable, lo más claro es tener cuentas conjuntas de lo que se desea ahorrar.
Claro está que cuando la mujer da el portazo, el hombre puede llegar a reclamar todo lo que invirtiera en ella, hasta las intervenciones estéticas… Pero eso entra dentro de lo que denominamos tragedia vivida con humor…
Qué puede esperar una chica material que suelta a los cuatro vientos que se sacrificó junto a alguien, que todo lo hicieron de a dos cuando él le responda que vivió como una reina, que gastó todo en ella, que no hay nada ahorrado porque le compró ropa, la llevó de viaje y le dio todo lo que podía consumir y mucho más…
La respuesta es que no demasiado, que si en verdad ella fue la que ganó dinero durante los años que vivieron juntos, lo puede demostrar recurriendo a su declaración jurada de bienes ante la AFIP. Que si él un poquito de razón tiene, la verdad es que nadie la obligó a vivir fuera del matrimonio, sin promesas a futuro en esta era de amor sin garantías. Si mientras duró estuvo bueno, y se la quiere calmar habrá que convencerla de que lo tomó como que fueron unas vacaciones largas ganadas por sus grandes virtudes. Cuando se quiere vivir en Disneylandia, no se puede reclamar cuando se termina la vida con Mickey Mouse.
Es bueno crecer, no echarle la culpa siempre al otro y hacerse cargo de los actos propios. Si vivís en un departamento alquilado, no se tiene por qué echarle la culpa al dueño si decide no renovar el contrato... De la misma manera que no se puede culpar a nadie si uno quiere vivir la vida tal como está de moda en esta era, con exitismo fácil, fugaz, de vacaciones o de fiesta. Algunas cosas hay que medirlas y tomar recaudos por si las cosas salen mal. Es como cuando vas al súper a comprar yogur: siempre hay que mirar que la fecha de vencimiento no esté cerca, y mi secreto es agarrar siempre los que colocan al final en la heladera.

por Merlina Licht