viernes, 19 de septiembre de 2008

Chau chupete

Es muy difícil poder hablar con algo en la boca, en este caso, el chupete. Por eso es muy común que los chicos que aún no han dejado de usarlo, tengan menos posibilidades de comunicarse a través de la palabra y que lo hagan con gestos y llanto, como los bebés más chiquitos.

Luego del primer año y medio de vida de los chicos, es conveniente ayudarlos a acotar los tiempos en los que usa el chupete, para que tengan su “boca” libre para comenzar a hablar.

Decirle “chau” al chupete es una de las despedidas más difíciles que el bebé tiene que realizar para ingresar al mundo de los niños más grandes. La succión produce mucho placer y, en determinado momento, le decimos que tiene que resignarlo.

El chupete pudo haber estado presente para calmar dolores, tristezas, esperas o para simplemente succionarlo por el placer mismo de hacerlo. Pero como todo objeto en la vida de los niños pequeños cumple su función en un momento determinado y luego de pasado el mismo puede complicar o retrasar algún nuevo logro o aprendizaje.

Para que la despedida sea menos dolorosa tiene que sentir que hay alguna ganancia en esto. ¿Cuál sería? El ingreso al universo de las palabras, del lenguaje, de la comunicación con los demás. La necesidad de hacerse entender mejor, de vincularse con sus pares (amigos del jardín, de la plaza), pedir lo que necesita y que el otro lo entienda; incluirse en un grupo, ser reconocido y aceptado.

No es fácil lograrlo solo, por eso necesita ayuda. Y esa ayuda es hablar con él principalmente acerca de ir pensando en decirle “chau” al chupete.

Es recomendable explicarle que entendemos que no le guste mucho la idea, pero que va a ser bueno para él, y que este cambio será paulatino; primero va a quedar acotado al ámbito de la cama y sólo lo usará cuando tenga ganas de dormir, si lo necesita, y que pronto podrá con ayuda y nuestro convencimiento, dejarlo.

El día que se tome la decisión en familia y de común acuerdo, es importante tratar de no volver atrás. Sostenerla y entender que puede enojarlo, puede extrañar lo conocido que antes lo calmaba y le llevará tiempo comprender que ese objeto tan significativo ya no está.

Será entonces necesario que se busquen alternativas para que ese espacio vacío posibilite el encuentro de experiencias nuevas placenteras para compartir. Ya que el chupete representa a mamá, es una experiencia trascendente poder separarse un poco más de ella.

Leer un libro juntos a la hora de dormir o elegir un muñeco o un juguete que lo acompañe, serán alternativas que irán surgiendo entre mamá, papá y el bebé-niño, para ir desprendiéndose de ese objeto que fue tan importante para él.

Fundamental: encontrar algún ritual que pueda ayudarlo a “olvidar”, o mejor dicho a “recordar” ese objeto tan querido, poder añorarlo pero a la vez dejándolo en el pasado y sintiéndose orgulloso por ello. Aunque aun no se exprese claramente con palabras todavía.

Y cuál es la clave para que así sea. Que sus papás valoren su diario crecimiento, lo acompañen mucho en este tránsito y que muestren su orgullo por verlo crecer día a día.

Todas sus experiencias serán bienvenidas para seguir compartiendo y aprendiendo juntos.

Hasta la próxima.


Lic. Alejandra Libenson
Psicopedagoga, Psicóloga
Autora del libro Criando hijos, Creando Personas
Especialista en crianza, vínculos familiares pareja y fertilidad
www.alejandralibenson.com.ar