martes, 2 de septiembre de 2008

Cada cual atiende su juego...


Muñecas, autitos, videojuegos, peluches, rompecabezas… El mundo lúdico es mucho más que entretenimiento. Los especialistas nos dicen cuáles son los ideales para cada edad y por qué es importante sentarnos con los chicos a compartir su exploración y fantasía.


Como un juego de chicos”. Así se suele calificar a las tareas sencillas. Sin embargo, “jugar es un aprendizaje de vida”, asegura la psicóloga Marcela Labrit Speroni, directora de Orientar, Centro de Orientación de Asistencia para la Familia. Y agrega: “El objetivo es la recreación, pero no hay que dejar de lado las funciones de formación y de aprendizaje, tanto para el desarrollo mental y psicológico como para la convivencia social”. Los chicos exploran, descubren y aprenden a interactuar y a resolver problemas. ¿Cómo debe ser un juguete para que su función sea efectiva? Para Gabriela Valiño, psicopedagoga y titular de la cátedra de Juego y Psicopedagogía de la Universidad del Museo Social Argentino y docente del seminario de Técnicas Lúdicas de la Universidad Católica Argentina, “tiene que ver con lo que cada sociedad y cada familia piensa y siente sobre el juego”. Y aclara que, por ejemplo, no en todas las culturas el juguete es visto como un instrumento para el desarrollo intelectual. Valiño hace hincapié en un tema: “El juego debe ser una actividad compartida con amigos, hermanos o padres”, dice.
Para cada edad
“Toda actividad lúdica tiene que constituir un desafío intelectual y debe entretener”, explica Valiño. Cada momento tiene su juego indicado:

De 0 a 6 meses. “En esta etapa, el juguete más apreciado por el bebé es la cara, los ojos y la nariz de su mamá. Es necesario disfrutar cantándole canciones, leyéndole cuentos y haciéndole disfrutar de los ritmos musicales para su edad”, explican las licenciadas Mariana Bietti y Gabriela Wrobel de Dr. Jugando, un nuevo emprendimiento que tiene como objetivo “analizar y recomendar juguetes y juegos” y para eso tienen un sitio en Internet. Además afirman que “los bebés aprenden sobre el mundo a través de sus ojos, boca, oídos, manos y pies. Por eso hay que buscar aquellos juguetes que le permitan explorar e interactuar con su alrededor”. Juguetes ideales: los que hacen ruido o tienen colores de alto contraste, que tengan poco peso, como los sonajeros, de diferentes texturas que estimulen el agarrar y sujetar, los móviles de cuna, las mantas de juego y los gimnasios para bebés.

De 6 meses a 1 año. “Una vez que el bebé puede sentarse necesita estimular habilidades como agarrar, sujetar, tirar, alcanzar, apretar, abrir, cerrar, poner y sacar”, dice Bietti. Juguetes ideales: cubos, juguetes de dentición, juguetes mecánicos de actividades (para apretar botones, girar objetos, alcanzar, tirar cuerdas, etc.), espejos irrompibles, juguetes musicales, animales, muñecas o pelotas suaves y lavables, libros de tela, plástico o cartón y juguetes de agua para el baño.

De 1 a 3 años. Según la licenciada Wrobel, en esta etapa “los juguetes deberían ser seguros y soportar la natural curiosidad y energía del chico. Necesitan practicar sus nuevas habilidades y estimular la exploración y la manipulación del medio ambiente: correr, agarrar, gatear, saltar, trepar, patear, empujar y montar”. Juguetes ideales: muñecos de peluche (desarrollan su inteligencia emocional y promueven una sensación de apego y seguridad), cubos, grandes piezas de rompecabezas y libros de cuentos. Para lugares abiertos se puede elegir los que estimulen el movimiento: autos, triciclos, camiones, vagones y otros vehículos con ruedas grandes y seguras, de velocidad limitada. Los juegos con pelota son otra gran opción. Los juguetes temáticos –cualquier producto que estimule e inspire el “como si”– permiten inventar o crear una historia en base a un objeto o escenario familiar: casitas, estaciones de bomberos, verdulerías, garajes de autos, trenes y estaciones, zoológicos y granjas o disfraces. También los que estimulan el lenguaje (equipos reproductores de sonido, muñecos que hablan al ser apretados).

De 3 a 5 años. “Si una frase pudiese describir esta etapa sería ‘el mundo de la fantasías’. Este es el mágico momento en el que todo es posible. Comienzan a explorar la emoción del ‘como si’”, dice Wrobel. Juguetes ideales: casas de muñecas con muebles y muñecas para jugar en ella, vías de trenes, pistas de autos, garajes, zoológicos, plazas, escuelas, etc. Las muñecas enseñan funciones muy variadas y ventajosas, desde la motricidad fina –como vestir y desvestir– al desarrollo de la empatía y el cuidado por el otro, y además les permiten jugar solos. Los disfraces y accesorios son una muy buena opción. También disfrutan de kits de arte e instrumentos musicales, los juegos de construcción y rompecabezas, libros con historias cortas y juegos de mesa.

De 5 a 9 años. “En este momento evolutivo los objetivos de los padres y de los chicos respecto a un juguete no son los mismos. Para los adultos, las cualidades más importantes son el desarrollo de habilidades educacionales y sociales. Para los niños, en cambio, es ser ‘piola o canchero’ frente a sus compañeros de escuela”, comenta Wrobel. Y Bietti agrega: “Es también el momento en el que los medios comenzarán a ejercer influencia sobre el deseo de tener determinados juguetes”. Juguetes ideales: juegos de mesa, videojuegos o juegos de computadora para ayudar al desarrollo de la coordinación ojo-mano y actividades artísticas para pintar con los dedos, crayones, pinceles o témperas, juguetes electrónicos, rompecabezas y construcciones complejas, cuentos clásicos, muñecas o figuras de acción.

De 9 a 11 años: “Es el momento de los juegos de estrategia que estimulen el desarrollo de distintas habilidades de pensamiento y promuevan entretenimiento en habilidades sociales”, asegura Wrobel. Y Bietti agrega: “Los talleres de manualidades son una excelente oportunidad para expresar creatividad. Y además, es la época en que despliegan sus habilidades físicas en deportes de grupo”. Juguetes ideales: las damas o el ajedrez, juegos de mesa que permitan descubrir misterios o sorpresas, que requieran saber utilizar el dinero, juegos que exijan tomar decisiones y establecer estrategias para ganar, videojuegos y juegos de computadora, juegos de ciencia y de construcción, instrumentos musicales y libros de misterio y aventura.
Cambio de roles

“Entre los 3 y 5 años, tanto las nenas como los varones juegan con los roles del sexo opuesto. Aunque a muchos papás les preocupa, esto no indica otra cosa más que una apropiada capacidad imaginativa adecuada a la edad”, afirma Wrobel. Para la licenciada Beatriz Saal, directora de Planeta Juego, primer centro de educación temprana de la Argentina, “la enorme participación de la mujer en el mercado del trabajo y la creciente intervención de los varones en la crianza de los hijos, así como también el hecho de que las tareas tanto fuera como dentro del hogar no sean exclusivas de uno o de otro, provoca que los roles se intercambien y sean menos rígidos”. Y aclara: “siempre los varones jugaron con las muñecas y las nenas con pelotas, pero desde hace un tiempo, los papás ven con más tolerancia este tipo de juegos y, aun así, algunos le temen…”. Según Saal este intercambio de roles es sumamente enriquecedor. “¡Qué mejor que permitirles a los chicos la apertura de jugar los diferentes roles que existen para construir una sociedad más tolerante, menos prejuiciosa y menos estereotipada! Los chicos de hoy son los padres de mañana, por lo tanto enseñarles desde pequeños a no tener prejuicios les permitirá relacionarse mejor con el medio”, concluye la especialista.


Texto Daniela Fajardo (revista para ti) Fotos Archivo Atlántida