martes, 28 de octubre de 2008

Mamá por teléfono

Nuevas costumbres. Con la misma destreza y al mismo tiempo que resuelven sus responsabilidades laborales, controlan qué hacen sus hijos en casa. Vía telefónica o por chat, los ayudan a hacer las tareas de la escuela, deciden lo que van a comer, chequean si tomaron el remedio, si llegaron de la clase de pintura o fútbol. Estas madres nacidas de la creciente inserción femenina en el mundo laboral forman una nueva categoría. Para Ti consultó con varios especialistas. ¿Qué aconsejan ellos?


Un día la maestra del jardín de la más chiquita, que tiene 2 años, me contó que estaban haciendo un juego en el que cada uno de los nenes se disfrazaba de la ocupación de alguno de sus padres. Y cuando le tocó a ella, la maestra le preguntó: ‘Flopi, ¿tu mamá qué hace?’ Y ella respondió: ‘¡Trabaja en el teléfono!’. Es que escucha a la señora que los cuida y que cada vez que llamo les dice: ”‘Chicos, mamá está en el teléfono. ¿Quién quiere hablar con ella?’”, cuenta Carina Mirla entre carcajadas. Carina tiene 39 años, tres hijos de 12, 9 y 2, es licenciada en administración de empresas en una compañía multinacional de golosinas y es una de las miles de mujeres a las que los especialistas colocan en una nueva categoría de madres a las que se denomina “madres por teléfono”.
Según ellos, el caso de Carina no es excepcional y se trata, más bien, de un fenómeno de época, generado por la inserción de la mujer en el mundo laboral, sobre todo en esta última década y en especial en las capas medias de la sociedad: “Hoy la regla es que las mujeres combinen trabajo y maternidad. Y como para todos, las jornadas de trabajo son cada vez más extensas por lo que le van robando horas a la maternidad. En contextos de clase media este fenómeno es generalizado al punto de que para los chicos es lo normal que su mamá no está en su casa durante todo el día”, afirma Vivian Loew, psicóloga, terapeuta familiar y grupal con amplia experiencia en el tema. En coincidencia, la psicoanalista Alejandra Marroquín, coordinadora docente y supervisora de Centro Dos, hace hincapié en la diferente vivencia de la ausencia según cuál sea el motivo de la inserción laboral de la mujer: “La carga afectiva que tendrá el trabajo será distinta en cada una de estas situaciones y también en cada una de las mujeres que deciden o tienen que trabajar. Los sentimientos de culpabilidad por no brindar ese tiempo a los hijos son bastante frecuentes, y en general se relacionan con ideales culturales que vinculan a la función de la madre en la casa y con los hijos”.

¿Se puede ser madre por teléfono? Frente a esta nueva realidad que combina trabajo y maternidad, el teléfono parece haberse convertido en un aliado indispensable de las mujeres, de las que se sienten culpables y de las que no también, para estar en contacto permanente con sus hijos y su casa. “Se puede ejercer el rol de madre por teléfono pero lo que no se puede es abarcar y controlar todo. Ni es recomendable que así sea –sostiene Alejandra Libenson, psicopedagoga y psicóloga especializada en crianza y vínculos familiares, autora del libro Criando hijos, creando personas–. Lo aconsejable es contar con la persona indicada para que ocupe ese lugar con nuestras indicaciones cuando estamos fuera de casa. Posiblemente se escapen o se pierdan algunas experiencias estando lejos de los nuevos acontecimientos por los que transita tu hijo, pero también una mamá feliz permite a los hijos crecer felices y con proyectos propios”.

Sin embargo, la psicóloga Adriana Penerini, directora de Bebé a Bordo y especialista en maternidad, paternidad y crianza, advierte: “Si bien es una ayuda imprescindible para lograr esta ‘joint venture hogar y empresa’, no se debería abusar de él. Porque el contacto telefónico no reemplaza la presencia de los padres”. Entonces, encontrar el equilibrio en el uso de esa posibilidad pasa a ser la variable más importante y por ello, también la más difícil de controlar: “Frente a la angustia que les provoca la separación de sus hijos, muchas mujeres recurren a todos los medios tecnológicos -mail, teléfono, móvil- para tratar de estar ¡en dos lugares al mismo tiempo! Sabemos que esto no es posible pero la angustia por no estar más tiempo con los hijos les juega una vivencia que es muy estresante ya que más que comunicadas con sus hijos están “conectadas” como si no se hubiesen ido de su casa”, señala Marroquín.

Calidad vs. cantidad, un dilema de estos tiempos. Muchas veces se suele decir que la calidad del tiempo que los padres dedican a sus hijos es tan, o incluso más importante, que la cantidad. Sin embargo, los especialistas coinciden en afirmar que no siempre esa ecuación funciona y que, en realidad, es el consuelo de muchos padres para mitigar la culpa que se siente al dejar a los niños solos durante casi todo el día desde que son muy chicos.

“Esa premisa es falsa y fue impuesta de algún modo por un sistema que necesita que la gente trabaje cada vez más tiempo. Y no registra el impacto que tiene a futuro en la sociedad el hecho de que las familias estén tantas horas alejadas: no solo para los hijos, sino también para cada uno de los padres y para la pareja. Por eso, hay que analizar esto sabiendo que los hijos necesitan de sus padres y que el trabajo y la maternidad son combinables siempre que ninguno de los dos atente contra el otro y sólo si la mujer, en este caso la mamá, siente que suma placer y no que resta salud y bienestar para ella y los que más ama”, sentencia Penerini, quien remarca que “la cantidad de tiempo que se está con los hijos, sobre todo en sus primeros cinco años es tan importante como la calidad”.

Es lo cotidiano, esas pequeñas cuestiones de la vida diaria de los hijos, lo que las mujeres señalan que más sufren por no poder compartir y lo que las convierte en madres telefónicas: “Ayudarlos a hacer la tarea, decirles qué ponerse para ir al cumpleaños de sus amigos, ponerles límites con la tele o la computadora y hasta asegurarme de que coman fruta o tomen un remedio. Son todas cosas de las que necesito estar al tanto para quedarme tranquila y que, creo, que ellos también necesitan para no sentirse solos”, cuenta Marina Cernili, ejecutiva de cuentas de una agencia de publicidad de Palermo y madre de dos nenas de 6 y 8 años, quien reconoce que aun cuando pasa mucho tiempo en el teléfono, resulta imposible estar en los detalles a la distancia. “Se puede utilizar el teléfono para controlar una medicación, una salida de los hijos con un tercero, chequear si comieron bien y demás, recibir en el celular la foto de una acto escolar del hijo mientras actúa no reemplaza el estar viendo al hijo actuar”, señala Penerini. Como en los del resto de las profesionales, en su consultorio también está presente esta problemática ya que encontrar ese equilibrio no resulta una tarea fácil.

Y ese equilibrio nunca puede ser el mismo para todas las mujeres ni para todos los chicos. En la mirada de Marroquín, “Es la historia que cada una pudo armar con ese hijo lo que deja marca en un niño. No podemos desconocer, también, el enorme malestar que viven mujeres que sólo se dedican a la crianza de sus hijos y postergan sus deseos personales y profesionales. El teléfono, el móvil, el mail, pueden ser recursos magníficos para comunicarnos con los hijos, pero la cuestión es qué lugar le damos a eso. Muchas veces tienen el atributo de comando-control. Y en vez de traer alivio a la relación madre-hijo, sólo traen agobio a los niños, dependencia y estrés a las madres”.

Pero el problema no termina aquí ya que una vez resuelto este difícil equilibrio, queda aún otro con el cual lidiar en la pareja: a pesar de que en la actualidad hombres y mujeres trabajan codo a codo fuera del hogar, puertas adentro sigue siendo la mujer la que está atenta a los detalles de la vida cotidiana de los hijos: “Las nuevas tecnologías han facilitado muchísimo el ejercicio del rol en la distancia para todos. Sin embargo, en los hechos somos muchas más las madres por teléfono que los padres por teléfono”, plantea la licenciada Susana Beatriz Gamba, comunicóloga especializada en estudios de género y creadora de Agenda de las Mujeres, y deja el debate abierto.

Fuente: Para Ti
Textos: Paula Bistagnino. Ilustraciones: Verónica Palmieri.