viernes, 17 de octubre de 2008

¿Vivís la crianza con humor?

Sabe usted, en palabras del famoso Freud (“El humor”l927), que "el humor es una de las formas de obtener placer mediante una actividad intelectual... ...No es resignado, sino rebelde...y logra triunfar sobre la adversidad de las circunstancias reales..."?

Cuantas veces en el día, lidiamos con situaciones críticas para resolver y nos enojamos, nos rebelamos descargando nuestras imposibilidades en el otro en vez de poder mirarnos equivocándonos o tardando más de la cuenta en hacer algo y riéndonos por ello.

Ejemplos: Estar cambiando un pañal al bebé y que en el último instante antes de cerrarlo vuelva a hacerse pis rompiendo nuestra economía diaria y nuestra paciencia.

Lograr aceptar que el bebé se mueve cuando lo estamos bañando, por el placer de sentirse libre y disfrutar de ello pero que es imposible que lo haga, sin salpicar todo el baño y que el jabón al terminar el juego, pueda justo caerse y ruede hasta el comedor.

-Entender que tu hijo si ve comida lo primero que trata es de tocarla y es a veces una inútil tratar de llegar a tiempo para que no introduzca sus dedos en todo, incluso en la torta decorada especialmente para su cumple y que aun no fue presentada en sociedad.

En general el humor en las comedias, está vinculado a situaciones complicadas para el protagonista de la escena “humorística”.

Son por ejemplo las caídas, torpezas, dramas, carencias, desacuerdos o malentendidos entre personas.

¿Pero cómo en la vida diaria y normal respondemos frente a esas situaciones? ¿Cómo nos miran nuestros hijos cuando nos vemos desbordados y enojados por estas constantes situaciones similares a la de las “sit-com”, que pueden sucederse más aun cuando se trata de la crianza?

El humor tiene que ver con cómo vivimos esas “peripecias” o cómo las miramos, especialmente cuando nos suceden a nosotros mismos en nuestra vida cotidiana.

Algo que para alguien puede resultar divertido, gracioso, ingenioso, a otro puede parecerle dramático, angustiante, trágico.

El humor, así como el juego o el chiste, es una de tantas posibilidades humanas por excelencia de mitigar el impacto, el dolor o la ansiedad que podemos sentir frente a alguna situación que nos toca vivir y especialmente si es de manera sorpresiva.

Es una válvula de escape frente a algo que nos presiona. Por ejemplo cuando no sabemos hacer algo. Cuando somos “primerizos”. Pero reírse de los demás es mucho más fácil que reírse de uno mismo.

¿Hemos aprendido y estamos preparados para reírnos de nosotros mismos? ; ¿ o para tolerar nuestras propias “metidas de pata” o tragedias? Parecería que no lo suficiente.

Pero para lograrlo y encontrarnos con nosotros mismos, conocernos y aceptarnos, necesitamos tomar cierta distancia emocional con aquello que nos ocurrió o nos desubicó.

Esto es el humor. El que nos puede habilitar, para mirarnos como si fuéramos otros. Sin juicios de valor, sin culpas. Sólo mirar y mirarnos.

Es poder correrse del lugar “rígido”, “congelado” de víctima para vernos diferentes: especialmente imperfectos y humanos.

Este corrimiento no sucede habitualmente mientras se vive “el drama cotidiano” aunque sería ideal; sucede tiempo después, cuando recordamos aquello que vivimos. Ahí si podemos quizás logremos “reírnos de eso que nos pasó”.

El humor no es algo que se tiene o no se tiene, sino algo con lo que se vive la vida.

Asociando el humor con el chiste, para que este sea comprendido por otros tiene que haber cierta concordancia o complicidad entre el que lo produce y el que lo recibe.

Algo en común para que yo me ría. Ver algo de mí, o de cómo yo pienso en él.

Sino pasa a ser inentendible y hasta a veces sonar cruel y agresivo. Si dentro de la pareja de padres alguno de los dos lo realiza y el otro no esta en sintonía, lo más probable es que lo viva como una agresión, humillación o desvalorización de su rol.

En síntesis, tienen que darse una serie de condiciones para que el chiste produzca el efecto deseado y no dañe, y para que el HUMOR se convierta en la manera de vivir la crianza y nuestras vidas.

Todas sus experiencias serán bienvenidas para seguir compartiendo y aprendiendo juntos.

Hasta la próxima.


Lic. Alejandra Libenson
Psicopedagoga, Psicóloga
Autora del libro Criando hijos, Creando Personas
Especialista en crianza, vínculos familiares pareja y fertilidad
www.alejandralibenson.com.ar