sábado, 28 de junio de 2008

PENSAR EN LA CRIANZA DE UNA MANERA DIFERENTE


¡Cuidado que te vas a caer!, ¡No hagas eso que no vas a poder!, ¡Tengo miedo que no le guste!, ¡Prefiero que no!, ¡Por las dudas, quedate quieto… que te vas a matar si te subís a esa silla! ...Y así cientos de sentencias que son escuchadas por los bebés y niños pequeños todos los días en todo momento.

¿Cuándo los miedos son buenos y cuándo no? Cuando son respuestas automáticas de las mamás y papás, producto de sus propios miedos o una manera saludable de proteger a los hijos frente a situaciones que implican un nuevo desafío o aprendizaje pero son vistas como situaciones peligrosas.

¿Estamos dispuestos como adultos a acompañarlos o por comodidad a veces impedimos que desplieguen sus posibilidades aunque no sea “tan riesgoso”?

¿Cómo reaccionamos cuando logran o no logran su objetivo? Los alentamos, nos reímos de sus intentos fallidos, los estimulamos o los desvalorizamos sintiendo que “no van a poder”. Son conductas que deberemos revisar los adultos a cargo de bebés y niños pequeños que a veces sin darnos cuenta decimos cosas que nunca son neutras a oídos de los chicos.

¿Cuál es la definición de miedo o temor? Los miedos son sentimientos naturales, así como el placer y el odio, que todos experimentamos. Son necesarios para poder enfrentar y estar alerta ante situaciones que pueden ponernos en riesgo. En ese sentido son útiles, normales y esperables. Es bueno reconocerlos, convivir con ellos porque son parte de nuestra vida en sociedad.

A medida que vamos creciendo, si aprendimos desde la temprana infancia a conocerlos y a convivir con ellos, se irán transformando y disipando, permitiéndonos vivir y crecer saludablemente.

Van cambiando con el tiempo, siendo algunos comunes a todos independientemente de la historia y las situaciones particulares vividas. Pero cómo el niño y luego el adulto aprenda a enfrentarlos, atravesarlos y sobreponerse a ellos dependerá del modelo familiar.

Si son niños que permanentemente frente a un desafío nuevo escuchan de los adultos que es peligroso, seguramente se irán generando en el sentimientos de incapacidad a enfrentar situaciones nuevas que no siempre implican un riesgo, pero si un desafío para la autoestima en construcción de un chico.

Los miedos más comunes en los primeros años son a: ruidos sorpresivos, luces fuertes, extraños, oscuridad, tormentas, animales, miedo al agua y simbólicos como a los monstruos. La función de los padres en los primeros 5 años de vida es darles confianza, sostén, y afecto para que puedan sentirse seguros y tranquilos y aprendan a convivir con ellos.

Ayudarlos a que los expresen de alguna manera para que no alteren su vida cotidiana ni se fijen como conductas permanentes. No burlarse de sus miedos, no subestimarlos, no ignorarlos, no sobreprotegerlos, no enojarse, sino darles herramientas para resolver las situaciones que puedan provocarlos. Por ejemplo, frente al miedo a los monstruos, acompañarlos a su cuarto, recorrerlo juntos, buscar un muñeco “antimiedo” o un cuento que los ayude a dormirse.

No asustarnos con sus miedos, ni usarlos para ejercer poder sobre ellos. Y ser muy cautos con las palabras que usamos para referirnos a ellos. A veces es preferible decirle que aun es chiquito que “ya va a poder”, o prestarle ayuda para que llegue a su objetivo, o tan solo estar a lado para mirarlo y poner las manos por ejemplo en el tobogán pero siempre con la convicción que para un niño no importa tanto llegar a lograrlo en ese instante, sino cómo lo va intentando y cómo alrededor sostienen ese intento ya sea con la palabra o con la mirada y presencia cercana.

Si no, en el futuro aquellos pequeños miedos no del todo superados, se transformarán en “miedos invisibles”, como el miedo al fracaso que no les permitirá ser personas lo suficientemente autónomas, creativas, con pensamiento propio y felices de intentar nuevos proyectos y nuevos objetivos. ¿Cuáles son nuestros verdaderos miedos?

Hasta la próxima

Lic. Alejandra Libenson

Psicopedagoga, PsicólogaEspecialista en crianza, vínculos familiares, pareja y fertilidad

Autora del libro “Criando hijos, creando personas”
www.alejandralibenson.com.ar