viernes, 14 de noviembre de 2008

“Me veo fea"

Las causas de la inquietante sensación de no gustarte durante el puerperio y las claves para volver a sentirte tan linda como siempre.

Todo parece funcionar como lo habías soñado: tenés a tu bebé de una semana durmiendo en tus brazos, tu pareja está pendiente de vos, tu mamá se encarga de que tu casa funcione a la perfección y tus amigas te llenaron de regalos. El cuadro parece ideal, pero vos te sentís la peor de todas. Aunque te digan que estás divina, sabés que tus lolas están que explotan, la celulitis invadió tus piernas, la panza no baja como lo habías pensado y la cara de cansancio delata que no sos la belleza que eras antes de quedarte embarazada.

Extrañando la panza
“Cinco son los ciclos vitales de la mujer: menstruación, embarazo, puerperio, climaterio y menopausia y todos están gobernados por cambios hormonales que ejercen modificaciones en el cuerpo y la psiquis”, señala el Dr. Daniel Pantano, obstetra del Sanatorio Mater Dei. Y así deja en claro que las hormonas son las principales responsables del malestar que física y anímicamente afecta a muchas mujeres durante el puerperio. El especialista define esta etapa como el período que transcurre desde la expulsión de la placenta hasta la desaparición de todos los cambios que ocasiona el embarazo y el restablecimiento del organismo hasta recuperar el estado preconcepcional. Y en este sentido la Lic. Marta Maglio de Martin, psicóloga, presidente de Fundalam, asegura: “no todas las mamás experimentan la tan temida depresión posparto y en el caso de las que la padecen, las causas varían. Pero se podría decir que lo que experimentan es una tristeza por el cambio corporal y por el hecho de no llevar más este bebé adentro. No se trata de una depresión patológica”. Según la especialista, mucho tiene que ver con esto el hecho de que durante el puerperio la mamá deja de ser el centro de atención que era mientras estaba embarazada y el bebé se convierte en la novedad.

El Dr. Pantano especifica: “En el tercer y el cuarto día después del parto las mujeres manifiestan sentirse raras sin su panza, algo deprimidas, como extrañas con su nuevo cuerpo y que están de mal humor o hipersensibles”. Y luego agrega: “Este fenómeno es lo que muchos autores llaman tristeza posparto y se cree que es consecuencia de la disminución hormonal que ocasiona la expulsión de la placenta y que muchas veces coincide con la bajada de la leche”.

Cambia, todo cambia
¿Qué mujer, durante el puerperio, no se preocupó al pensar que su cuerpo no volvería a ser el mismo que antes de quedar embarazada? “Se angustian porque perciben estos cambios sin poder hacer nada. De manera totalmente pasiva ven cómo su cuerpo se va trasformando. Y a esto se les agrega el temor de nunca más sentirse atractivas para sus parejas”, explica el Dr. Pantano.

Por su parte, la Lic. Maglio de Martin asegura: “El cuerpo de la puérpera no es el de antes de quedar embarazada. Pero esto no quita que con el tiempo no pueda volver a estar en forma y atractiva e incluso mejor que antes. Dando de mamar todo se acomoda: se recupera más rápido el estado físico y se agiliza el metabolismo. Además es lógico que esto ocurra y tiene que ver con el acto de amor y entrega de tener un hijo, es tan profundo que llena el alma”.

Según la especialista, amamantar contribuye además a que la tristeza posparto desaparezca por la satisfacción de darle un alimento propio al bebé y de vincularse muy estrechamente con él a través de la teta, como cuando estaban conectados por medio del cordón umbilical. Pantano concuerda: “Los cambios del cuerpo están al servicio del parto en primera instancia, y luego, de la lactancia, que es vital para que el bebé crezca bien vinculado a su mamá”.

Lolas, cicatrices y demás
La principal molestia del puerperio está a veces vinculada con las mamas. En los días subsiguientes al parto algunas mamás tienen algo de fiebre –que no dura más de 24 horas–, provocada por la ingurgitación de la leche en la glándula mamaria. De ahí, la sensación de que los pechos se sientan duros y duelan. “Todo es perfectamente normal y dura unos pocos días”, asegura el doctor. Mientras Maglio de Martín asevera: “Además el vínculo de amor que se establece entre mamá y bebé es de tanta gratificación que las incomodidades se superan. Y si bien los pechos cambian, se calcula que al tercer mes de haber dado a luz volverán al tamaño natural”.

Otra gran incomodidad de los días subsiguientes al parto tiene que ver con las cicatrices: en el perineo de aquellas mamás a las que se les hizo una episiotomía y en el abdomen de las que tuvieron a sus hijos por cesárea. El Dr. Pantano aconseja para las del primer caso acudir a soluciones antisépticas o jabón blanco para higienizarse, y a hielo y analgésicos (que no interfieran con la lactancia) si hay dolor.

“La mayoría de las mamás se quejan de los denominados dolores de entuerto que son aquellos retorcijones que aparecen debajo del ombligo y muchas veces se sienten al amamantar. Se dan por la liberación de una hormona que produce la contracción del útero para que vuelva a su lugar y recupere su tamaño normal”, explica el especialista. Y luego se refiere a la importancia de seguir visitando al obstetra para continuar con el control puerperal luego del nacimiento del bebé, para verificar cómo se reacomoda el cuerpo. En el caso de las dificultades con la lactancia lo prudente sería consultar a una puericultora.