martes, 13 de enero de 2009

Padres "con onda", hijos descontrolados

Grupos de menores de entre 12 y 16 años borrachos, rompiendo propiedades y causando otros desmanes, practicando sexo oral en la calle y a plena luz del día, encendieron la alarma en las playas esteñas, y preocuparon –y, en algunos casos, ofuscaron- a los vecinos, principalmente del balneario La Barra.

La psicóloga Beatriz Goldberg, especialista en adolescentes y autora del libro Cómo estimular al adolescente de Hoy, señaló que hay dos causas centrales en estos comportamientos "vandálicos": la doble sensación de culpa de los adultos responsables y la sobreestimulación por parte de los medios.

Por un lado, "los padres de hoy tienen mucho miedo a ser viejos, y esto los preadolescentes lo usan como una manipulación", explicó la especialista. Entonces, no permitir algunas cosas a los hijos sería "no estar en 'la pomada'", agregó.

Según sostuvo, la baja de la edad en la que los chicos comienzan a moverse solos en grupo no sólo llevó a que se unifiquen los comportamientos entre ellos y los de 25, sino también a englobarlos junto a los adultos, quienes experimentan el miedo inconciente de "estar out".

A esto se suma la "sensación de que le tengo que dar (a mi hijo) todo lo que no le puedo dar durante el año, tanto falencias afectivas o de todo tipo".

La culpa por no contener a los menores, sumada a la tendencia a siempre "sentirse joven y productivo", llevan a que los preadolescentes sientan una falta de autoridad importante en sus mayores, señaló Goldberg.

Por otra parte, la sobreestimulación proveniente de los medios es el segundo pilar sobre el que se basa este tipo de comportamiento adolescente, que se exacerba durante el verano. "Las vacaciones incitan a tomarse la vida más light, a tomarse vacaciones de la rutina", sostuvo la psicóloga, y agregó que es el momento ideal en el que se expresa esa incitación sexual a la que están expuestos, "que lleva al descontrol en otras áreas".

Para Goldberg, la solución está en ofrecerles a los más chicos otro tipo de estímulos, "más positivos", más allá del desenfreno. "Por ejemplo, es un buen momento para el diálogo", señaló.