sábado, 10 de enero de 2009

En verano: sanos y salvos

Los chicos disfrutan del verano como ningún otro momento del año. El clima invita a divertirse puertas afuera, en contacto con la naturaleza. Pero, al mismo tiempo, hay que extremar ciertas medidas de seguridad, procurando que disfruten a salvo de los múltiples riesgos a los que estarán expuestos. Sin abrumarlos con los miedos lógicos de cualquier mamá, es importante saber de qué cuidarlos y cómo hacerlo.

“Podemos dividir los riesgos al aire libre entre aquellos que conlleva el simple hecho de estar afuera, y aquellos vinculados a las actividades que se realizan a cielo abierto”, diferencia el Dr. Diego Painceira, pediatra del Servicio de Clínica Pediátrica del Hospital Alemán. A modo de ejemplo, el especialista enumera dentro del primer grupo a las picaduras de insectos, la insolación, la deshidratación y el golpe de calor. Con respecto a los peligros que implican ciertas actividades al aire libre, distingue entre los relacionados con aguas cerradas (pileta) o abiertas (río, lago, mar); los que pueden darse a raíz de la práctica de deportes como andar en bicicleta o a caballo; y por estar en contacto con animales tanto domésticos como salvajes.

Pero, además, el doctor plantea que para cada edad existen medidas de prevención específicas, porque un bebé no corre los mismos riesgos que un chico ya crecido. “Algunos cuidados y prevenciones son generales para todas las edades y otros son específicos para cada grupo etario”, asegura el pediatra.

De cero a seis meses:¡prohibido tomar sol!

Según el Dr. Painceira, los riesgos más frecuentes a esta edad son el golpe de calor, la deshidratación y las quemaduras solares. “Cualquier problema de este tipo se evita manteniendo al niño a la sombra –pero también resguardándolo de la resolana–, ofreciéndole líquidos en cantidad suficiente, y refrescándolo. Para esto último no sólo es importante mojarlo (con agua o con toallitas húmedas) sino también vestirlo con ropa liviana”, detalla el especialista, y agrega que, cuando hace calor, es recomendable darle el pecho más frecuentemente de lo usual, así como también se debe aumentar la frecuencia del baño. Además, advierte que bajo ninguna circunstancia se puede dejar a un bebé encerrado solo en el auto, porque seguramente se sofocará. Con respecto a la exposición al sol, Painceira informa que, dado que hasta los seis meses no se pueden utilizar protectores solares, está contraindicado que los bebés permanezcan bajo el sol. Sin embargo, hace la salvedad de que, para estimular la síntesis de la vitamina D (que ayuda a la absorción del calcio), se los exponga a los rayos solares únicamente a primera hora de la mañana, y por no más de 10 minutos. “Se recomienda el uso de gorros, ropa clara y liviana”, amplía el doctor. También asegura que para protegerlo de las picaduras de insectos, se puede cubrir la cuna y el cochecito con un tul ajustado con un elástico.

De seis meses a dos años: monitoreados

“El niño va adquiriendo destrezas que le permiten desplazarse en el terreno, y comienza a explorar el mundo. En esta etapa querrá agarrar todo y llevárselo a la boca para reconocerlo, sin importarle si es algo comestible o una piedrita, excremento de animales…”, explica el Dr. Painceira. En este entusiasmo por explorar, puede llegar a tironear cables, lo cual no sólo implica riesgo de electrocución, sino también que se le caiga algún artefacto encima. “Al aire libre se arrastra, gatea o camina. Al trasladarse, hay que vigilar que no se caiga en una pileta, río o incluso se meta al mar”, describe el especialista. Si va a estar cerca del agua, el pediatra recomienda que tengan puesto el salvavidas siempre. Además, lo mejor es que aprendan a nadar desde muy chiquitos. Así, estarán seguros y podrán divertirse con juegos acuáticos, que son súper estimulantes en la niñez.

Painceira también describe otro tipo de peligros para chicos de más de seis meses. “A esa edad, empiezan a tomar contacto con animales domésticos –perros, gatos, caballos– y salvajes –lagartos, serpientes–, e insectos como hormigas, abejas y mosquitos. En su excitación y el desborde de cariño por los bichos no suelen ser muy delicados con los animales, que, al verse amenazados o sufrir dolor, se defenderán con un arañazo o una mordida”, advierte Painceira. El doctor también previene sobre un riesgo que los adultos no suelen tener en cuenta: “Es especialmente peligroso en los lugares de veraneo, como clubes, countries o balnearios, que los niños deambulen solos en los estacionamientos o cerca de autos estacionados. Al ser tan pequeños, no se los ve desde el espejo retrovisor del auto, y pueden ser arrollados”. Otra situación que puede darse es que se extravíen. “Esto es muy común, ya sea porque el chico avance a favor del viento o porque se aleje siguiendo algo que le llamó la atención”, declara Painceira. De ahí la importancia de tenerlos controlados y prestarles más atención que nunca. “En esta etapa lo fundamental es la supervisión del adulto en todo momento. Éste será el que podrá evitar los accidentes, proteger al chico de las inclemencias climáticas, agresiones de animales… y lo más importante: educarlo y transmitirle las normas de auto cuidado y protección”, reflexiona el doctor.

En lo que refiere a la exposición al sol, el pediatra informa que a partir de los 6 meses de edad los chicos pueden comenzar a utilizar protectores solares de factor entre 45 y 60, y repelentes para niños.

Dos años en adelante: aprendiendo a cuidarse

“En la infancia los niños comienzan a realizar deportes, tanto grupales, como los individuales. Se agregan los riesgos de conducir bicicletas, andar en monopatín, rollers y patineta, entre otros vehículos. En general, estos deportes conllevan el riesgo de traumatismos, especialmente de cráneo”, señala Painceira. Para protegerlos aconseja que siempre usen casco. En espacios públicos, el especialista advierte que los papás tienen que recalcarles que no les hagan caso a extraños, ni se dejen llevar por desconocidos, de la misma manera que deben enseñarles cómo reaccionar ante un abuso: gritar, golpear al atacante y luego huir son los pasos que, según Painceira, un chico tiene que seguir.