lunes, 20 de julio de 2009

Encerrados por gripe

La gripe A (H1N1) obliga a los chicos a quedarse un mes en casa. La epidemia generó un cambio de rutinas, de hábitos y de conciencia. Cómo les explicamos a los chicos de qué se trata. Cómo los convencemos de que durante un mes deberán permanecer en casa, aislados, y cómo les hablamos de la epidemia sin crearles pánico. Además, cómo hacemos los adultos para sentirnos protegidos y no entrar en un estado de incertidumbre y ansiedad.

Hombres y mujeres de sonrisa borrada con los ojos asomando por encima del barbijo. La imagen se repite en la calle, el colectivo, la tele y hasta en el supermercado del barrio. Y los chicos que no son ajenos a esta nueva realidad de alcohol en gel y cubrebocas están asustados. ¿Qué es la gripe A (H1N1)? ¿Por qué la gente se tapa la boca y hay que lavarse tan seguido las manos? ¿Por qué cerraron el colegio por un mes? Preguntas más, preguntas menos, los chicos quieren saber qué está pasando y por qué los adultos estamos preocupados. Es necesario darles una explicación porque “ocultarles información es lo peor que se puede hacer” coinciden todos los especialistas consultados por Para Ti. Hay que explicarles que no están de vacaciones, sino que deben permanecer en casa para evitar el contagio de la gripe A. “A los chicos les tranquiliza estar informados y que sus padres le transmitan seguridad, pero para eso los adultos deben estar tranquilos antes de hablar con ellos. Muchas veces se dan dos respuestas ante situaciones como éstas: el miedo y la negación. Creo que lo mejor es lograr un punto intermedio entre ambos: saber que la situación es seria, complicada, pero no caer en el miedo porque paraliza y no permite tomar las medidas adecuadas”, asegura Stella Maris Rivadero, psicoanalista y docente del ciclo púberes y adolescentes del Centro Dos. “Hay que contarles que en este momento hay mucha gente enferma a nuestro alrededor, que por eso hay que cuidarse y que para evitar el contagio tenemos que permanecer en casa. Pero no es necesario que vean a sus padres usando barbijo porque eso los asusta, ni decirles que algunas personas murieron por la gripe”, enfatiza la psicóloga Beatriz Goldberg. Hablarles en un lenguaje simple y claro es la indicación de Francisco Doria Medina, médico psiquiatra, coordinador de la clínica de ansiedad y estrés INECO, Instituto de Neurología Cognitiva: “Transmitirles la información de una manera que puedan entender la situación. Por ejemplo, decirles: “Empezaste a dejar de ir al colegio antes de las vacaciones de invierno porque los colegios se cerraron para evitar que haya contagios de gripe”; o, “hay una gripe muy fuerte y nos tenemos que cuidar, y por eso vamos a quedarnos más tiempo en casa”. El especialista, además, insiste con que “hay que estar atentos a las creencias y los sentimientos de los chicos con respecto al tema. Antes de comenzar a hablar con ellos, es necesario indagar para saber cuáles son sus preocupaciones, sus miedos y elegir respuestas sencillas para aplacar sus temores”. Para Carolina Micha, licenciada en psicología especializada en primera infancia y fundadora de Descubriendo (una línea de aprendizaje para chicos de 1 a 5 años), “lo peor que podemos hacer es decirles a los chicos que no pasa nada. Hay que ser directos sin generar alarma. Explicarles que hay un virus, que mucha gente se contagia y por eso cerraron las escuelas”.

UN MES “ADENTRO”. ¿Qué hacemos con los chicos durante un mes en casa? “Hay que apelar a la creatividad de los padres, elegir juegos y actividad para hacer en casa”, responde Doria Medina. Y sigue diciendo: “El problema es el aburrimiento. Los chicos delegan este tema para que sus padres les resuelvan el aburrimiento. Hay que pensar actividades recreativas, y también recurrir a los juegos de nuestra propia infancia. Hay que saber que los chicos de hoy tienen una agenda muy ajustada, por lo tanto, con varios días de ocio, van a sufrir. Hay que aplicar el ingenio”. Para Rivadero, este receso obligado es la excusa ideal para fomentar en los chicos el hábito de la lectura. “También la posibilidad de inventar juegos nuevos”, dice. Y recomienda que cuando los chicos vengan con el “me aburro” –esa frase que todo padre aborrece– decirles que “no es tan terrible aburrirse ya que sirve para encontrar cosas nuevas”. Además, aconseja “recuperar lo lúdico de la creación del juego. Proponerles armar cajas, hacer artesanías, jugar con papeles y con masa”.

Estamos acostumbrados a recibir propuestas de afuera –cine, teatro, actividades programadas–, “y eso hace que no estemos preparados para pensar actividades con nuestros hijos. Pero podemos generar algo positivo a partir de todo esto: esta vez los chicos pueden ser los directores de sus actividades, que decidan qué hacer y cuándo hacerlo”, opina Micha. Sin embargo, la especialista recomienda que “no se pierdan las rutinas ni los horarios” y propone armar con ellos una grilla de actividades. “Se pueden dedicar a lo que quieren y usar los recursos que tienen para generar algo nuevo”, señala Micha. Goldberg agrega: “Que los chicos hagan uso de los recursos que hay en casa: la computadora, los juegos de mesa, el DVD. También pueden salir siempre y cuando estén al aire libre y permitirles que inviten a un amigo asegurándonos de que en su casa no hay nadie con síntomas. Es importante pensar que no todo el mundo es el enemigo mortal”.

QUE HACER CON LOS ADOLESCENTES. Por un lado, los adolescentes están entre los más afectados por la gripe A y por otro lado, “se sienten omnipotentes y creen que nada les va a pasar”, asegura Goldberg. La especialista recomienda que se les permita hacer salidas (siempre al aire libre), pero que eviten el contacto directo con otras personas. Y aclara que “como no toman conciencia de la gravedad del caso, necesitan una cuota de drama para que tomen recaudos”. En estos tiempos, el diálogo debe ser más amplio y de mayor argumentación: “Hacer hincapié en el riesgo que puede ocasionar contraer la gripe A; apelar a la reflexión. Estar más tiempo en casa puede ayudar a mejorar el diálogo con los chicos”, insiste Doria Medina. Según Rivadero, “los padres tendrán que ponerse firmes y explicarles que no es un capricho la restricción de concurrir a lugares públicos sino que se trata de una cuestión de cuidado”.

COMO BAJAMOS LA ANSIEDAD. “Existe lo que yo llamo ‘la gammaglobulina emocional’ que nos mantiene las defensas altas para que no nos enfermemos. Si nos dejamos vencer por el miedo, el pánico y la angustia, nos vamos a estresar, lo cual va a bajar nuestras defensas y va a lograr enfermarnos. Así de simple”, explica Goldberg. Y continúa diciendo: “Estamos viviendo obsesionados por los barbijos y el alcohol en gel. Es cierto que hay que tomar precauciones, cuidarnos y tomar conciencia de lo que pasa, pero si entramos en pánico, nuestras defensas van a bajar. Hay que cambiar de actitud porque estamos padeciendo el miedo a vivir, sentimos todos los miedos juntos”. Según Doria Medina, “esta sensación de desconcierto general está afectando incluso a las personas que no tienen trastorno de ansiedad. Esto nos impide pensar con claridad y tomar las medidas acertadas para una decisión”. Y reconoce que es inevitable escuchar comentarios referidos al tema durante el día: “Eso preocupa y genera mayor ansiedad”.
Además, y por si no fuera poco, esta cuestión puede traer discusiones de pareja: si la madre es alarmista y el padre, por el contrario, más tranquilo seguramente no habrá consenso a la hora de decidir qué permitirles hacer a los chicos. “Es importante consensuar y discutir del tema en la pareja y no delante de los chicos, porque las diferencias que existen entre la madre y el padre después pueden ser usadas a su favor”, aconseja Goldberg. Para Rivadero, “habiendo una norma impuesta desde afuera, como es el cierre de las escuelas, los dos tienen que acatarla. Hay que tener sentido común: ni la alarma exagerada ni la negación, sino el equilibrio”. Dicen que en México, el cese de actividades por la gripe A fomentó el diálogo entre padres e hijos. Hoy, la situación nos obliga a desarrollar el ingenio, recuperar el juego, la comunicación y la creatividad. Seguramente habrá más desorden y discusiones en casa. No será fácil. Pero adherimos a las palabras de Goldberg cuando sugiere “pensar cómo aprovechar esta crisis para que nos fortalezca”.


Fuente Para Ti
Textos Daniela Fajardo Fotos Maxi Didari