viernes, 13 de febrero de 2009

La importancia que las "monerías" tienen en el intelecto de su hijo

Un reciente estudio reveló que la riqueza del lenguaje no verbal de los niños predice la futura abundancia de vocablos que manejarán los pequeños. El rol de los padres y la estimulación temprana
Antes de hablar, los niños utilizan los gestos para comunicarse y el modo en que los padres interactúen con sus hijos es determinante para que éstos adquieran determinadas destrezas para expresarse.

Según publicó el diario El Mundo, medio centenar de bebés de 14 meses procedentes de familias residentes en Chicago, en los Estados Unidos, fueron grabados durante 90 minutos mientras interactuaban con su cuidador principal en casa. Los gestos y las frases empleadas por unos y otros fueron meticulosamente analizados por Meredith Rowe y Susan Goldin-Meadow, del departamento de psicología de la Universidad de Chicago.

El equipo de trabajo aseguró que a esa edad los bebés hicieron una media de 20,9 tipos de gestos distintos, con grandes diferencias en función del estatus social de sus familias. Al parecer, los de familias más acomodadas produjeron una media de 24 mientras que los del otro extremo sólo 13. Estas desigualdades también se percibieron en los padres, cuyo nivel de gesticulación estaba, además, directamente relacionado con el de sus hijos.

Rowe remarcó que "es sorprendente que en los compases iniciales del aprendizaje del lenguaje, cuando las diferencias en el vocabulario debidas a la posición socioeconómica aún no se perciben, es posible ver cómo este estatus influye en el uso de los gestos".

A más gestos, más palabras
La investigación continuó, y al momento de que los niños concurran al colegio (tenían ya 54 meses), las investigadoras evaluaron su riqueza verbal y nuevamente afloraron las diferencias: Los vástagos de familias socioeconómicamente más aventajadas obtuvieron una media de 117 puntos mientras que los de estamentos más bajos se quedaron en 93.

Un análisis más detallado confirmó que la posición de la familia está independientemente relacionada tanto con las puntuaciones como con los gestos del niño y que esta última determina, asimismo, el nivel de vocabulario.

Según las autoras, "las diferencias iniciales en la gesticulación, en suma, ayudan a explicar las grandes desigualdades en el tamaño del vocabulario que caracterizan a los diferentes estamentos sociales cuando entran en el colegio". Esta particularidad, que está bien documentada en la literatura, es uno de los indicadores más relevantes de las posibilidades de éxito o de fracaso escolar de un alumno.

En definitiva, la cantidad de gestos que es capaz de realizar un niño parece tener cierta influencia en la adquisición posterior de vocabulario.