jueves, 26 de febrero de 2009

Cuando la vida deportiva es "excusa" para dejar de comer

Por triada de la atleta o de la deportista, consistente en desórdenes alimentarios amenorrea y osteoporosis, se conocen a las alteraciones propias de realizar mucho ejercicio y comer poco, que sufren cada vez más mujeres

En los últimos años se produjo un incremento en adolescentes, mujeres y también varones (nos referiremos en especial a las mujeres) de practicar deportes de competición o de actividad física no competitiva, con programas de entrenamiento exigidos o ejercicios de elevada intensidad en forma regular, que en algunos casos no tienen control de personas idóneas.

Uno se preguntará el por qué: una de las explicaciones es la difusión del deporte, otros lo hacen por mantener una calidad de vida saludable, otras para verse esbeltas, delgadas, en éste último caso en especial es la necesidad de hacer mucho ejercicio y comer poco, lo que ha desarrollado conductas que atentan contra la salud y en muchos casos contra su propia vida. No olvidarnos de los factores de presión que ejerce la competición, los factores socioculturales, etcétera.

Un reporte del año 1992 dado por el Colegio Americano del Deporte, refleja un fenómeno grave que afectaba a muchas deportistas y que llamó la atención y lo denominaron la Triada de la Atleta o de la Deportista, que consistía en tres alteraciones: desórdenes alimentarios, la amenorrea y la osteoporosis.

En referencia a las alteraciones de la alimentación (15%-62 atletas), muchas deportistas no tienen una ingesta calórica adecuada al gasto energético, por lo que se produce un aumento de cortisol basal con una disminución del metabolismo basal (T3) para compensar la deficiencia, en éstos casos se produce, por ignorancia, en otros es ingerir menos alimentos para bajar de peso, incluyendo diuréticos, laxantes, en deportes estéticos o aquellos por categoría y tener mejor rendimiento en especial los individuales, como gimnasia, danza, natación, baile artístico, fisicoculturistas, etc., pero están las personas que lo hacen para mantenerse delgadas.

Por eso es importante el rol del nutricionista cuando se realiza una actividad deportiva o física regular. Esa obsesión en algunos casos por bajar de peso restringiendo los alimentos puede agravarse dirigiéndose el camino hacia la anorexia e inclusive la bulimia.

La amenorrea (2%-5%, pudiendo llegar al 40% atletas) que ocurre en las deportistas es de tipo secundaria y es la falta de 3 o más ciclos menstruales consecutivos, luego de producida la menarca (primera menstruación), hay varios estudios científicos que relacionan ésta alteración del ciclo con el volumen de entrenamiento.

Se sabe que el origen es a nivel hipotalámico, disminuyendo las hormonas luteinizante y folículo estimulante, lo que provocaría una disminución de estrógenos y progesterona a nivel ovárico, similar a la menopausia, ambas hormonas se relacionan con la desmineralización ósea, llamada osteoporosis.

Por otro lado, está en estudio si la amenorrea sería por stress del entrenamiento o por baja disponibilidad de calorías alimentarías.

La amenorrea no es normal en personas que entrenan, siempre se debe descartar embarazo.

La otra pata de la triada es la osteoporosis, cuando por falta de calcio en la alimentación disminuye la densidad mineral del hueso (calcio-fósforo), pérdida prematura de hueso y una inadecuada formación ósea, con deterioro de la micro arquitectura del hueso que lleva a una fragilidad lo que facilita las fracturas, la etapa de la adolescencia es la más sensible para el crecimiento del hueso y depósito mineral, requiriendo el mayor consumo de calcio.

Cuando la alimentación es inadecuada con escaso aporte de calcio, esto debe corregirse con alimentos ricos en calcio, suplementación, vitamina D, si fuere necesario, en casos extremos puede ser irreversible. Por lo mencionado es fundamental la alimentación balanceada y adecuada en los primeros años de vida y adolescencia como en la adultez previniendo la osteoporosis en el periodo de la menopausia, en el caso de la mujer

Cómo detectar la triada
* Disfunción menstrual ó amenorrea
* Pérdida de peso
* Fracturas
* Debilidad muscular
* Ejercicios excesivos más allá de lo requerido
* Densidad ósea reducida