miércoles, 3 de febrero de 2010

Asuntos de cama adentro

Cómo detectar problemas y mejorar la sexualidad. Falta de deseo, ausencia de orgasmos, mentiras, omisiones... La vida íntima de muchas parejas se convierte –a través de los años y los hijos– en un territorio neutral. Para que la intimidad se recupere con pasión, tres sexólogas y una experta en juegos eróticos analizan la cuestión y aconsejan cómo recrearla.

Tenés ganas-cero de zambullirte en un encuentro apasionado con ese señor que duerme –y a veces incluso ronca– a tu lado desde hace años? ¿Tus pilas están puestas en los chicos, el trabajo, la casa, el perro, el auto, el vitel toné adelantado de Navidad y te queda poco y nada para el sexo? Si estás en pareja desde hace tiempo, si tenés hijos, si las obligaciones te absorben… Si pensás que entre tus sábanas titila una luz roja, y no justamente la de un show erótico sino la de la señal de alarma, entonces llegó el momento de que te hagas la pregunta tan temida: ¿cómo viene últimamente tu vida cama adentro? Si la respuesta es “mejor ni hablemos”, entonces tal vez te sirvan los consejos que tres sexólogas y una experta en juegos eróticos elaboraron especialmente para ayudarte a combatir un mal de muchos: el triunfo del zapping por sobre el kamasutra.

Según la doctora Sonia Blasco, médica, psicoanalista y sexóloga, autora de los libros Camino al orgasmo y Menopausia, una etapa vital y dueña de la columna semanal Hablemos de sexo en el diario Nuevo Herald de Miami, uno de los puntos fundamentales para llegar al deseo es la comunicación con la pareja. “Existe mucha información sobre sexo y eso es bueno, salvo por un detalle: todavía sigue complicándose el encuentro sexual. Por eso, entender que mujeres y hombres somos sexual y emocionalmente diferentes es esencial. Antes, la mujer no podía sexualizarse; ahora tiene la obligación de tener orgasmos pero tampoco puede ser sexual, porque no se supone que ella se masturbe, por ejemplo. Entonces, se ve obligada a fingir”, revela la doctora Blasco. Destaca que a la hora de sumar datos a la vida íntima conviene siempre adaptarlos de a dos, de acuerdo a las necesidades del encuentro y a través de un diálogo honesto: “La mujer necesita palabras, gestos, un hombre que la ayude en la casa. Si él está todo el día echado en el sofá mirando televisión, ella no se va a excitar. Ella requiere muchos más aditamentos para lograr un orgasmo. Por eso, hay que ponerse de acuerdo en qué cosas le gustan a cada uno y cómo practicarlas. Es fundamental que la pareja recurra a las fantasías en todo encuentro sexual. Muchos creen que determinadas fantasías representan una infidelidad, pero no es cierto: sólo se trata de un teatro erótico y es natural que uno necesite ese tipo de pensamientos, porque el deseo necesita novedad aunque tengamos siempre el mismo hombre en nuestra cama. En una pareja no debe haber prohibiciones sino comunicación sin críticas ni culpas. Y también deben existir espacios íntimos: la habitación matrimonial debe tener llave. El amor es algo que se fabrica todos los días y si no existen gestos y cuidados cotidianos desaparece”. Blasco considera que nuestra cultura atenta contra el vínculo al imponer imágenes de mujeres como objetos y parejas que tienen sexo porque sí: “Son malos ejemplos. El deseo es refinado y el sexo sin sentido choca tanto como ver un accidente de tránsito”, afirma.

Para la licenciada Laura Caldiz, psicóloga clínica de la UNLP, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, lo importante también está en apostar al vínculo amoroso. “Una relación basada en el cariño y la confianza es el punto de partida para sostenercualquier vínculo. El mejor afrodisíaco es, desde siempre, el estar enamorado. Y entonces el respeto, la honestidad y el amor y el conocimiento sobre el otro ofician como sustentos del deseo. El tema a la hora de plantear problemas sexuales en el consultorio es casi siempre el mismo: la consulta femenina que más aparece está vinculada con la dificultad para lograr el orgasmo. Esa insatisfacción repercute negativamente sobre la pareja, porque si una mujer pasó por muchas relaciones en las que no consiguió experimentar placer, es probable que exista una pérdida paulatina del deseo. ¿Para qué seguir haciendo algo que no reporta satisfacción? No existe una única causa para la falta de interés sexual en una pareja: puede ser por el desgaste causado por muchos años de relación, por la ausencia de fantasías eróticas, o de propuestas y aventuras compartidas a la hora de sentir y experimentar”, señala la especialista. La doctora Blasco agrega: “La creencia de que la sexualidad es natural y espontánea, que no necesita aprenderse, es enemiga del deseo. El sexo se aprende practicando, compartiendo, investigando. Por eso, es muy importante que la mujer aprenda a conocer su cuerpo libremente”.

AÑO NUEVO ¿SEXUALIDAD NUEVA? Para la licenciada Celia Laniado, psicóloga y sexóloga de la UBA, a la hora de los balances anuales el sexo aparece con intensidad: “Es un tema que interesa mucho y en todo momento. Pero, en mi experiencia, la época en que más se acercan los pacientes al consultorio es la etapa de fin de año. La gente que viene está muy acelerada, estresada y también quiere alguna respuesta antes de cerrar. Evidentemente, un nuevo año genera nuevas expectativas y búsquedas también en el sexo –razona Laniado, al tiempo que establece algunos parámetros de análisis–. En general, todas las mujeres en algún momento de su vida padecen algún problema sexual. Cuando estos conflictos se vuelven recurrentes y persisten por más de seis meses, estamos hablando de una disfunción sexual que puede afectar la relación. Pero para que quede claro: si alguien no tiene ganas de tener sexo durante dos semanas, eso no se considera un problema sexual. Sobre todo si previamente le pasó algo emotivo, como una muerte, una dificultad laboral o algún otro asunto que genere tensión o tristeza”, sostiene la sexóloga.

No es ninguna novedad para las mujeres que, cuanto más ocupada está la vida (y por ende la cabeza), más se complica el momento de llegar a un encuentro pleno con el otro. Sobre todo, en aquellas parejas en las que los años pasan y, sobre todo, pesan. Ni qué decir de aquellas que directamente atraviesan problemas de relación, o conflictos económicos. La licenciada Caldiz sugiere: “El cansancio, el estrés, las dificultades laborales y las pérdidas atentan contra la vida sexual tanto de hombres como de mujeres. Pero en el caso femenino se hace aún más evidente debido a que se trata de un deseo sexual lábil. Es un hecho que las mujeres no están disponibles para el sexo todo el tiempo, ni en general tienen una respuesta a los estímulos tan inmediata como la masculina. Por eso, lo fundamental en una pareja es establecer una estructura sólida a partir del diálogo, el afecto y el conocimiento mutuo. En ese caso, por más complicada que sea la situación por la que algún integrante de la pareja esté pasando, se puede salir, incluso a través del sexo. El encuentro sexual es un muy buen recurso para atravesar momentos difíciles; una forma de conectarse con el otro y desconectarse de los problemas. Aunque la pérdida del deseo en un momento determinado no significa que se dejará de desear a esa persona para siempre, tampoco existe una fórmula única e infalible capaz de rescatar la pasión en una pareja. En todo caso, lo fundamental es buscar la forma de recuperar el vínculo amoroso, con todo lo que eso implica”, remarca la terapeuta.

PINGÜINOS EN LA CAMA. Cuando lo único que mueve las sábanas es el viento helado que generan los suspiros y los silencios de una pareja, entonces la vida sexual está en el horno. O mejor dicho: necesita un golpecito de calor. “La mayoría de las mujeres consulta por la falta de orgasmos. Hace una década o dos consultaban porque decían que eran frígidas. Pero la frigidez casi no existe y durante años fue más un término peyorativo que una realidad. En algunos pocos casos lo que hay es una disfunción sexual generalizada, que es cuando la mujer no tiene ninguna respuesta ante los gestos amorosos. La mujer que actúa como una ‘heladera’ es difícil de encontrar, porque si existe un estímulo correcto en general responde, aunque no llegue al orgasmo –advierte Laniado, y admite que es positivo que cada vez más mujeres lleguen a la consulta–. Antes no se animaban. El tema de la sexóloga se naturalizó a través de la aparición de especialistas en los medios. También porque existe un mayor destape: se habla más del tema en las películas, en las novelas, en los programas periodísticos. Antes la televisión sólo mostraba besos, pero ahora aparecen situaciones de sexo casi explícito. También existe un ideal de belleza sexualizado, de una mujer con un cuerpo escultural que vende sensualidad. Ese estereotipo es negativo, porque hace que la mujer se acompleje y no viva cómoda su desnudez. Existe mucha disconformidad en cuanto a lo estético y eso puede influir a la hora de una sexualidad plena”, sostiene la especialista.

EL CUERPO DEL DESEO. Recuperar las ganas de tener sexo es el desafío que muchas parejas deben asumir para mantener la relación y evitar que aparezcan los fantasmas del desamor o de los terceros en discordia. Pero, según los especialistas, tampoco es cuestión de andar “revoleando la chancleta”. ¿Bastará con aflojar un poco las pantuflas? La licenciada Laniado responde: “Muchos se mandan la parte y dicen que tienen más sexo del que en realidad tienen. Eso hace que haya gente que se sienta disminuida. No existe el concepto de normalidad a la hora de cuántas veces. Lo normal es lo que uno necesita. Los sexólogos siempre damos el mismo consejo: mejor calidad que cantidad. Claro que tal vez una sola vez por semana es poco. Dos veces o más estaría bien. Pero eso depende del momento en que esté la pareja: al principio siempre hay mucha calentura y cuando vienen los chicos y la rutina el deseo baja, sobre todo en la mujer, que es quien asume mayor responsabilidad en la casa. Ella trabaja todo el día, es madre, se ocupa de las tareas de la casa y entonces deja de ser ‘mina’. En general, si hay problemas, se los achaca ella misma, aunque se trate de un tema de la pareja. ¿Qué hace él para que ella se encienda? Hay que hablar, compartir las fantasías. Si una pareja se pelea y tiene buen sexo es más fácil de salvar que otra que se pelea y no tiene buen sexo”, considera.

Según las sexólogas, la pérdida del deseo se debe a varias causas, en su mayoría psicológicas, aunque también las hay orgánicas: una operación, la lactancia, el consumo de medicamentos (como ciertos anticonceptivos y antidepresivos), o una deficiencia hormonal. Pero los casos de falta de deseo de origen orgánico sólo ocupan un 5 o 6% del total. En cuanto al porcentaje aproximado de las consultas, se estima que los hombres son más proclives a acudir al especialista: ellos conforman el 65% de los pacientes de los sexólogos, mientras que nosotras el 35%.

“Se puede recuperar el deseo, pero no es tan fácil. Hay que ver qué hace cada uno para seducir. Es fundamental que exista una media hora de mimos previa al acto en sí: por algo los hoteles alojamiento tienen turnos de dos horas. ¿Qué se necesita? Besos, susurros, juegos previos… Los genitales deben quedar para lo último. Tampoco es bueno llegar al sexo cansados ni ir a la cama después de haber comido mucho. Pero lo primero que hay que hacer es hablar con la pareja y, si los problemas persisten, entonces recién acudir al sexólogo. Hay que buscar las soluciones sin tener vergüenza y para eso la creatividad es clave: ir de vacaciones un fin de semana, bañarse juntos, ver películas porno, ir a hoteles temáticos. Se debe buscar una mayor intimidad, armarse momentos de soledad sin los chicos. Una buena idea es aprovechar las siestas durante los fines de semana”, considera Laniado.

Las tres especialistas acuerdan: cuando se apaga la luz, la alarma se enciende si pasan días y más días sin sexo. ¿Cuántos? Cada una deberá tomar su propia medida. Pero queda claro que el amor en tiempos de calentamiento global puede suponer un enfriamiento personalizado, si algún integrante se deja abatir por las tormentas de la vida conyugal. Por eso, en ese medioambiente que supone cada dormitorio, la cuestión también está en reciclar conductas. “Muchas mujeres de 50 años para arriba vienen muy decididas al consultorio para pedirme que por favor las ayude: no quieren morirse sin haber sentido un orgasmo”, concluye Laniado.

Opinión: “El sexo es el juego de los adultos y hay que disfrutarlo”
Por Paola Kullock, experta en juegos eróticos.
“La pasión va cambiando a lo largo del tiempo. A partir de los treinta y pico, las mujeres que tienen hijos llegan a mis clases para ver cómo pueden revitalizar sus parejas. ‘Me dejé estar’ es la frase típica. Si bien no hay fórmulas, para tener buen sexo hay que poner ganas, interés y libido. Pero no todas las situaciones se pueden remontar: los dos integrantes de la pareja deben estar dispuestos a trabajar juntos. Hay que aprender a ocupar la cabeza con fantasías y creatividad, antes que armar mentalmente la lista del supermercado. La señal de que la cosa anda mal es cuando no hay ganas. Por eso, primero que hay que ver si los dos quieren mejorar la sexualidad. Si eso está claro, hay que aprender jugando. El sexo es el juego de los adultos; hay que divertirse y no dejarse presionar. No todas tenemos por qué usar juguetes eróticos, hacer un striptease o tener sexo todos los días. La vida es muy larga y lo que es normal hoy puede no serlo más adelante. Las circunstancias cambian: si acabás de parir, está perfecto que tu prioridad sea otra. Lo mismo si te están por ascender en el trabajo. Lo ideal es replantear constantemente y buscar cosas que hagan cosquillas ‘ahí’ abajo. Ver películas porno, masturbarse, mantener charlas eróticas. Pero sólo en la medida en que sean cosas que se disfruten, sólo si no incomoda. Hay muchas cosas para explorar junto a la pareja. El buen sexo cambia la vida; da energía y bienestar. Nuestro mejor órgano sexual es el cerebro, y por eso hay que trabajar desde él. ¿Cuál es la fantasía masculina? Estar con muchas mujeres. La de las mujeres es ser la mejor, la inolvidable. Nosotras tenemos sexo para afuera, para complacer. Los hombres son malos amantes por culpa nuestra: mentimos orgasmos, le decimos que todo nos gusta aunque no sea cierto. Hay que explorar la propia sexualidad y guiarlos. Después, todo va en los gustos de cada uno”.

Fuente: para ti Textos María Eugenia