martes, 6 de octubre de 2009

Psicofármacos y kilos, toda la verdad

Tratan enfermedades, nos ayudan a calmar la ansiedad, a manejar los golpes de la vida con menos daño para nuestra salud y a moderar los ataques de hambre. Pero las investigaciones indican que algunos psicofármacos, entre los que se encuentran los antidepresivos, causan aumentos de peso para los que hay que estar preparadas.
Quién no se ha sentido triste y angustiado luego de un desengaño amoroso? ¿Y qué madre no sintió un “hueco en el corazón” cuando sus hijos, en edad de merecer, decidieron irse a vivir solos?

Es que todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido que pasar por algún duelo u otra situación que nos sumió en un estado de tristeza.

El panorama es más grave cuando ya se trata de una depresión instalada. En una sociedad donde los libros de autoayuda presentan como lo más fácil del mundo

“encontrar dentro de uno mismo la llave de la felicidad”, estar “con depre” parecería ser uno de los peores castigos a los que puede ser condenada una persona.

Nuestro país es uno de los que más psicofármacos (que tratan una gran gama de problemas psicológicos y mentales, desde la ansiedad a la psicosis, trastorno bipolar, depresión, etc) consume, por año, por habitante, en el mundo. Una enorme cantidad de personas ven en estas pastillitas la solución mágica para muchas situaciones, que van desde leves a graves. Pero no siempre, al aliviarse un problema emocional o psicológico el organismo reacciona bajando de peso.

Existen muchos estudios publicados acerca de fármacos que producen ganancia de peso no deseado, entre ellos se encuentran psicofármacos como los antipsicóticos, antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina (IRSS), aquellos utilizados para el tratamiento de las manías (litio), en tratamiento de trastornos bipolares y en el de los trastornos obsesivo compulsivos.

La mayoría de la medicación psiquiátrica tiene como efectos colaterales la ganancia de peso, que en algunos pacientes puede terminar en obesidad. La mayoría de las prescripciones provocan un aumento de peso entre 2,5 y 18 kilos durante el curso del tratamiento.

Dice la Dra Eileen Wheeler, médica psiquiatra, que si el paciente cumple con la psicoterapia indicada por su médico, las dosis de psicotrópicos serán menores que si solo estuvieran medicados y no asistieran a las sesiones. La ganancia de peso es dosis-dependiente, por lo tanto es necesario hacer un tratamiento integral, que permitirá ajustar individualmente la cantidad de medicación y prevenir el aumento de peso.

✱ Las drogas antidepresivas tricíclicas, en dosis importantes, (amitriptilina, nortriptilina e imipramina) figuran como las drogas antidepresivas que producen mayor aumento de peso. Los inhibidores de la recaptación de serotonina (fluoxetina, paroxetina, etc.) pueden, en un primer momento, producir una disminución de peso, pero si el tratamiento se prolonga se vuelve a engordar.

✱ Los nuevos antipsicóticos atípicos están asociados con aumento de peso y efectos adversos: producen un perfil semejante a la diabetes 2 (incluye resistencia a la insulina, glucemias elevadas, alteraciones en los lípidos e hipertensión arterial). También estas drogas alteran el centro del apetito y las señales de saciedad, por lo que quienes las consumen suelen comer muchísimo más. Las principales drogas que producen un aumento de peso por este mecanismo son Clozapina y Olanzapina.

Los estudios actuales hablan de que un 40 a 80% de las personas que toman medicación antipsicótica experimentan ganancias de peso de un 20% o más.

✱ Algunos fármacos provocan una disminución del gasto calórico, por lo que hay un desarreglo metabólico con menor desgaste energético que lleva al aumento de peso.

Son pacientes que ingieren más calorías, porque tienen disminuida la sensación de saciedad, en un cuerpo que está requiriendo menos calorías para mantener su peso, por lo que esta ecuación conduce hacia un engorde seguro.

✱ A esto se le suma un efecto extra que es la constipación (consecuencia de la sedación del sistema nervioso).

✱ Para investigar este tema en nuestra población se realizó, en el Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear, un estudio donde se evaluó la cantidad de pacientes cuyo aumento de peso podía deberse a los psicofármacos.

A lo largo de esta investigación, el 88% de los pacientes estudiados (todos internados, con alimentación normal y medicados con distintas mezclas de psicofármacos) aumentó de peso, siendo más importante en el 38% de ellos.

Estos investigadores concluyeron en que toda persona que aumente rápidamente de peso apenas comience a recibir psicofármacos debe tomar medidas preventivas (dieta, ejercicio regular y modificación de los hábitos alimentarios) para evitar que continúe ese engorde.


Los ansioliticos

“ Yo como por ansiedad”, pensamos, por lo tanto -conclusión simple-“ si tomo algo para bajar el nivel de ansiedad voy a comer menos y voy a adelgazar”. ¿Es esto cierto?

Algunas personas buscan calmar su ansiedad comiendo de más, por lo que aumentan su ingreso calórico, siendo la ganancia de peso y la obesidad sus consecuencias casi inevitables.

En ellas suele predominar un desagradable sentimiento de vacío interior y utilizan alimentos para llenarlo. La ausencia de comida provoca una ansiedad creciente con sensación de derrumbe interior, lo que les hace extremadamente difìcil seguir una dieta de bajas calorías.

En otras personas, el mal manejo de la agresividad y del control de los impulsos provoca frecuentes desbordes alimentarios. Cuando inician tratamientos para adelgazar, suelen abandonarlos por su inconstancia y por la mala relación que tienen consigo mismas.

En casos como estos y si lo cree necesario, el médico determinará si se debe acompañar el tratamiento para bajar de peso con psicofármacos.

Los tranquilizantes menores, del tipo de los ansiolíticos, pueden bajar el nivel inicial de ansiedad (que hasta ahora sólo era calmada con comida). Los más comunes hoy son derivados benzodiacepínicos (tales como el Bromazepam, Clonazepam y Alprazolam). Este tipo de medicación no provoca aumento de peso como sucede con otro tipo de psicofármacos.

Solamente algunas personas (no todas) necesitan medicación de este tipo para poder soportar restricciones alimentarias. El objetivo es que la usen sólo durante un primer tiempo. En la medida en que adelgacen, se vean mejor y puedan, además, hablar sobre lo que les sucede en su terapia, podrán continuar su tratamiento sin medicación.

Lo importante es que estos medicamentos sean retirados en forma paulatina, no abruptamente, para evitar que reaparezcan los síntomas.


El mal menor

El antecedente de sobrepeso o de diabetes en la familia debe ser otro alerta para cuidarse. Es por eso se debe registrar el peso antes comenzar a tomar psicotrópicos recetados de cualquier tipo y controlarlo en cada consulta, por los siguientes 6 meses del tratamiento.

El aumento de algunos kilos indica que es necesario un tratamiento nutricional, ejercicio físico, o incluso, si lo indica el psiquiatra, un cambio de psicofármacos. Esto último, en general no lo hacen sólo por un aumento de peso, salvo que se trate de una obesidad muy importante. A veces no hay otra opción para ese paciente que tomar la medicación que ya le vienen dando.Cuando hay un cuadro grave, la prioridad es tratar ese problema, no el sobrepeso que la medicación le podría causar.

Cuando mejoran, se les van disminuyendo las dosis (o incluso se las quitan) y pueden entonces bajar de peso, si hacen dieta.

Por eso podemos decir que el aumento de peso no es algo irreversible.

Mientras están tomando medicación se puede conseguir que no engorden más, y en algunos casos que adelgacen un poco, pero mientras toman ciertas drogas (como sucede con el litio) es mucho más difícil bajar.

Lo grave del aumento de peso es que muchas personas abandonan los tratamientos por ese motivo. Pensemos en una señora de edad media. Se deprime, la medican y luego engorda. Cuando mejora, nota que ha subido de peso, lo relaciona con la pastilla que toma y decide, sin consultar con su médico, que ya no la necesita. Lo que suele ocurrir luego de dejar el tratamiento (o de disminuir la dosis) es que sufre una recaída de su depresión, por lo que se siente mal y termina recibiendo más medicación que antes.

Nada de lo que ingerimos tiene un único efecto en nuestro organismo.

Todos los medicamentos empleados en dosis excesivas, durante períodos prolongados o en situaciones en las que no estarían indicados, pueden producir efectos indeseables, y uno de ellos es el sobrepeso.

Esto no quiere decir que no haya que tomar medicación, pero hay que aceptar que si empezamos un tratamiento con peso normal podemos engordar; y si se trata de alguien que ya tiene sobrepeso puede terminar obeso, si no toma los recaudos para no engordar. No debemos perder de vista que los kilos de más contribuyen a enfermedades como hipertensión, enfermedad coronaria, accidentes cerebrovasculares, enfermedad vesicular, apnea del sueño, dificultad respiratoria, dislipidemias y algunos tipos de cáncer.


El pasaporte al éxito


En nuestro país, la presión que ejercen algunos grupos sociales para estar delgados es muy fuerte. Esto ocurre más frecuentemente en clases altas, en las cuales hay un rechazo marcado por todo lo que se relacione con la gordura.

Prácticamente en todos los aspectos de la vida se le recuerda al obeso que se halla en una sociedad que odia los kilos de más.

Los amigos y familiares de muchos pacientes los atacan cuando suben de peso, por lo que se sienten menospreciados, algo que es muy dañino, especialmente si ya se tiene una autoestima baja. Esto suele provocar ansiedad, que se alivia con más comida y puede provocar el abandono del tratamiento psiquiátrico.

Pero, según relata el Lic. Skoropada, la novedad es que actualmente se ven adolescentes de clases socio-económicas más bajas que también están presionados por sus familias para ser flacos y destacarse en algo (bailar, cantar, modelar), con la fantasía de salir de dónde se encuentran y no ser “una más del montón”. Aquí también la delgadez se transforma en un verdadero “pasaporte al éxito”.

Si estas chicas se deprimen, y requieren medicación, suelen engordar, y es entonces cuando sus familias presionan para que les sea retirada la medicación que necesitan para recuperarse de su disturbio emocional, pero que les impide lucir tan delgadas como es necesario para triunfar.


Quítese un problema sin agregar otro


3 Si sube de peso al iniciar un tratamiento con psicofármacos coménteselo a su médico enseguida, durante el primer mes. Recuerde que si engorda rápidamente de entrada, después puede subir mucho más. El médico será quién podrá evaluar un cambio en la medicación, algo que podrá ser posible algunas veces, mientras que en otras oportunidades podrá disminuir las dosis.

3 Debe cambiar sus hábitos alimentarios, ya que por más que suba de peso, si logra tener una correcta conducta alimentaria, el aumento de peso será menor al de otra persona que coma una pizza entera en lugar de 2 manzanas cuando esté ansiosa…

3 Trabaje sobre la aceptación de que, por un tiempo, deberá soportar tener algunos kilos de más (quizás los 4 ó 5 que pudo haber aumentado al principio, si no se cuidó), porque lo que si puede lograr es no subir más que eso (si comienza a moverse más y a comer menos), “bancárselo un poco” y esperar para adelgazar cuando, más adelante, le bajen la medicación. Pero deberá poder soportar esa pequeña frustración de no adelgazar ahora, ya que eso es preferible antes que abandonar su tratamiento psiquiátrico ó a perder demasiada energía pretendiendo estar en su peso ideal mientras toma una medicación que difícilmente se lo permita.

3 Si usted tiene dificultades habituales para controlar su peso o proviene de una familia con antecedentes de obesidad o de patologías asociadas (diabetes, colesterol elevado, hipertensión arterial, síndrome metabólico o enfermedad coronaria) coménteselo a su médico en la primer consulta, así él podrá elegir el psicotrópico ideal para usted, en la dosis necesaria, que le permita evitar el aumento excesivo de peso (ya que algunos de ellos no lo provocan), derivándola, además, al nutricionista para iniciar una dieta que le evite engordar e indicándole qué tipo de actividad física puede realizar.

3 Es importante que usted concurra a las sesiones de psicoterapia que le indiquen. Eso posibilitará ajustar su medicación y evitar dosis mayores que pondrían en peligro su salud y su silueta.

3 A usted le puede costar más respetar su dieta si está medicada, ya que puede no ver descensos en la balanza, algo súper motivador. Aún así, no debe abandonar por su cuenta la medicación. Si, además, le cuesta encargarse de cocinar en forma dietética para usted misma, pida ayuda a algún familiar.


Asesoramiento: Lic.en Nutrición Julio Skoropada, Magister en Salud Pública y Jefe de Unidad Alimentación del Hospital de Emergencias

Fuente: Mía, Psiquiátricas Torcuato de Alvear, y Dra. Eileen Wheeler, médica psiquiatra.