lunes, 1 de junio de 2009

Mantené sana tu baby maker

¿Deseás ser mamá, aunque no sea ya mismo? No sos la única. Cada vez son más las chicas que esperan un tiempo antes de lanzarse a la maternidad. Pero, si querés estar lista cuando llegue ese momento, tenés que empezar ya a incorporar ciertos hábitos.

Quizá el reciente baby boom nacional pueda hacerte creer que las mujeres jóvenes sólo piensan en la maternidad, pero la verdad es que la mayoría se toma su tiempo antes de tener un hijo. Las estadísticas a nivel mundial revelan que el 25% de los bebés primogénitos tiene una mamá de más de 30 años, mientras que en 1975 sólo un 5% tenía una mamá así de “grandecita”. Postergar la maternidad en función de posgrados y ascensos está buenísimo, sí, pero puede provocarte ansiedad: ¿cómo saber si podrás o no ser mamá? La ginecóloga María José Fernández, especialista en adolescencia del Instituto Ginecológico Buenos Aires (www.instituto-igba.com.ar), cuenta que en nuestro país existe lo que se denomina “consejo preconcepcional”: “Consiste en una batería de tests y de exámenes que verifican cuál es el estado general de salud de la mujer que planea quedar embarazada”. Básicamente, se trata de cuidar el terreno y de dejar todo bien preparado para cuando quieras ser mamá. El problema es que muy pocas mujeres consultan a un médico antes de intentar quedar embarazadas y muy pocos profesionales les hablan a sus pacientes de los cuidados que deberían tomar con miras a la maternidad. Para terminar con eso y ayudarte a cambiar algunos malos hábitos que pueden complicarte la Operación BB, te presentamos este informe.

DATO FÉRTIL N° 1
Controlá las ETS

Según los especialistas, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son la principal causa evitable de infertilidad. La clamidia y la gonorrea son las dos afecciones que provocan más problemas. El ginecólogo Sergio Papier, director médico del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (www.cegyr.com.ar), afirma que “la clamidia, en particular, es riesgosa porque produce infecciones e inflamaciones asintomáticas que podrían derivar en una enfermedad pelviana inflamatoria (EPI). Ésta genera obstrucciones internas en los órganos”. Esas “cicatrices” en los tejidos funcionan como barreras: bloquean el trayecto de los óvulos por las trompas de Falopio hacia el útero. Si los óvulos han sido fertilizados, ese camino lleno de obstáculos puede derivar en un embarazo ectópico (se desarrolla fuera del útero) y, por lo tanto, inviable. Tanto la clamidia como la gonorrea no tienen síntomas. “En esos casos, lo que se indica es un cultivo que revele la presencia de la enfermedad”, consigna Papier. La prevención es clave y sólo exige dos pasos muy simples: practicar siempre el sexo seguro (con preservativo) y controlarse regularmente. Si los resultados de tus exámenes resultan positivos, tranquila: estas enfermedades responden muy bien a los antibióticos.

DATO FÉRTIL N° 2
Cuidate del estrés

No hay dudas: la vida moderna es estresada, loca, adrenalínica. Pensás que ya estás acostumbrada, ¿no? Tenemos noticias para vos: tu cuerpo no opina lo mismo. Aunque te parezca raro, esos factores pueden alterar tu salud reproductiva. Según Papier, “el estrés genera una descarga de neurotransmisores que puede terminar afectando la ovulación. Por eso, bajo condiciones extremas de tensiones y un estado de nerviosismo permanente, hay mujeres que dejan de menstruar”. Aclaremos: el cuerpo estresado está permanentemente bombardeado por la adrenalina y el cortisol (la llamada “hormona del estrés”), y esto puede desencadenar la interrupción de la ovulación de algunas mujeres y causar infertilidad. Lo bueno del caso es que revertir un cuadro como éste no es demasiado complejo: el aumento de tus chances de un embarazo en el futuro pasa por... el gimnasio.

Una reciente investigación realizada en la Escuela de Salud Pública de Harvard revela que mientras que un entrenamiento muy fuerte puede afectar la ovulación, el ejercicio moderado puede elevar tus chances de concebir. Los investigadores llamaron “zona de fertilidad del ejercicio” a una rutina que implica hacer entre media y una hora de aeróbicos suaves, tres veces por semana.

DATO FÉRTIL N° 3
Mantené un peso “fértil”

Hace ya algunas décadas que los investigadores han descubierto que la grasa corporal es un elemento clave para la fertilidad. ¿Por qué? La grasa corporal y el estrógeno están íntimamente relacionados, y sin las cantidades adecuadas de estrógeno, tu cuerpo no puede engendrar un bebé. “Las mujeres que carecen de ella (como las deportistas de alto rendimiento o las pacientes con trastornos de alimentación, por ejemplo) suelen presentar problemas de fertilidad”, explica el doctor Papier. Pero no sólo un peso bajo sino también uno por encima de lo saludable puede alejar a la cigüeña. Así, un índice de masa corporal (una medida de asociación entre el peso y la altura) por debajo de 18,5 (delgadez extrema) o de más de 25 (sobrepeso) puede cancelar tu ovulación. Felizmente, es muy fácil recuperar o perder los kilos que definen la ovulación. Y, atenti con esto: los investigadores del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard analizaron los datos de más de 18 mil mujeres, durante ocho años, y descubrieron algunas formas en las que la composición de la dieta puede generar problemas de ovulación, responsables de un 25% de los casos de infertilidad. Entre los alimentos que pueden impedirte concebir se cuentan los carbohidratos simples como el pan blanco, las papas, las grasas trans y las gaseosas, además de la proteína animal (cuando es ingerida en grandes cantidades). Los alimentos asociados con la mejora de la fertilidad, en cambio, incluyen los carbohidratos de absorción lenta, como el arroz integral, la pasta y el pan negro, además de proteínas vegetales tales como las arvejas, los garbanzos, el tofu y las nueces. Y −¡sorpresa!− una o dos porciones al día de alimentos de gran contenido graso, como la leche entera o el helado, son altamente recomendables.

DATO FÉRTIL N° 4:
Largá el pucho... ¡ya mismo!

Entre otros efectos nocivos, el cigarrillo puede hacer que tardes dos veces más en quedar embarazada y aumentar un 30% tu posibilidad de ser infértil. Así lo reveló una investigación del Instituto Nacional de Sanidad e Investigación Médica de Francia. La doctora Fernández explica: “Las adictas al tabaco tienen una mala calidad de oxigenación en sus glóbulos rojos, que puede derivar en la suspensión de la ovulación”. ¿Qué esperás para dejar de fumar?

EL FACTOR EDAD

Más allá de los cambios y mejoras que puedas introducir en tus hábitos o en tu dieta, hay un factor muy importante a la hora de concebir: la edad. Es que, a pesar de los avances de la medicina, nada puede impedir que tus chances de embarazarte comiencen a menguar después de los 30, ni que se reduzcan a menos de la mitad después de los 40 años. La fertilidad femenina “tiene su pico entre los 20 y los 25 años y luego declina, acelerando su caída a partir de los 35 años”, explica la doctora Fernández. ¿Por qué? Porque tu provisión de óvulos (la misma que te “acompaña” desde tu nacimiento) va perdiendo calidad con el correr de los años. Se van poniendo más chiquitos y su potencial es menor, ampliando así las chances de un aborto espontáneo. Como las hormonas también se van modificando con la edad, tu cuerpo se vuelve menos “hospitalario” para la maternidad. Tené en cuenta esto a la hora de la gran planificación.

FUENTE: SOCIEDAD AMERICANA DE MEDICINA REPRODUCTIVA.TU LISTA DE CUIDADOS PROBEBÉ

¿Querés charlar con tu médico sobre tu fertilidad? Te pasamos un ayuda -memoria.

Tu método anticonceptivo. Ya no hay mayores objeciones sobre el dispositivo intrauterino (DIU), pero otros métodos (como los anticonceptivos inyectables) pueden retrasar tu regreso a la fertilidad entre seis meses y un año.

Tus suplementos dietarios. Toda mujer en edad reproductiva debería tomar 400 miligramos de ácido fólico a fin de evitarle a su bebé diversos problemas de tipo neurológico. Otros nutrientes, como el calcio, también son esenciales. Pero por ningún concepto te automediques.

Tus vacunas. Es crucial que tengas al día tus vacunas; en especial la antitetánica y las que son contra la rubéola, la varicela y la hepatitis B.

Tu período. Hablá con tu médico si sufrís una alteración en tu ciclo o ante cualquier dolor: esto puede estar asociado a la presencia de fibromas.

Tu plan anti-ETS. Chequeá que no tengas infecciones preexistentes y averiguá cómo prevenirlas en el futuro.

Tu peso, tu dieta, tu ejercicio. Asegurate de estar ingiriendo los nutrientes esenciales y de tener el peso correcto (sobre todo si seguís alguna dieta restrictiva, como la vegetariana o la vegana).

Tus pecados (tabaco y alcohol). Contale a tu médico sobre tu vida cotidiana (incluidos los malos hábitos) y leé en esta página lo que tenés que hacer con el tabaco.

Tu salud oral. Algunos estudios indican que una enfermedad periodental de la madre, previa al embarazo, puede provocar un nacimiento prematuro.

FUENTE: cosmopolitan OBSTETRA ANN LANG DUNLOP Y OBSTETRA MICHAEL LU.

FOTO: ASHA FULLER. JACK MISKELL. JEFFREY WESTBROOK/STUDIO D. TEXTO: MICHELLE STACEY CON APORTES DE FERNANDA SÁNDEZ.