miércoles, 18 de marzo de 2009

Volver a trabajar

Se te terminó la licencia por maternidad y muchas sensaciones entran en juego ante tu inminente reinserción laboral. Lo que tenés que saber para lograr un equilibrio entre tu doble rol de mamá y profesional.
Asesoró: Lic. Andrés Añón, psicólogo del Centro de Salud Nº 11 del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, perteneciente al Hospital Ramos Mejía, M.N. 21.277.


Durante varios meses tu vida fue una sucesión de pañales, chupetes y poco descanso. Ahora es momento de volver a trabajar, aunque te parezca que el tiempo pasó volando y que tu bebé es demasiado chiquito para dejarlo. “Los miedos más frecuentes de una mamá ante la reinserción laboral, después de la licencia por parto, están relacionados con el cuidado de su hijo, pero también con su propio rol como mujer, además del de madre”, explica el Lic. Andrés Añón, psicólogo del Centro de Salud Nº 11 del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, perteneciente al Hospital Ramos Mejía.

Al ruedo
El especialista señala que el aspecto físico también juega un papel importante en las emociones de la reciente mamá: “Su imagen corporal puede generarle inseguridades porque ha cambiado. Además, deberá enfrentarse a un doble rol”. Una mamá no ha dejado de ser mujer. En su cuerpo, que todavía está reacomodándose después de dar a luz y que ha cambiado, se expresan las cuestiones vinculadas a la femineidad. “En muchas aparece el dolor por la separación con su hijo. A veces culpa o ansiedad por cómo afrontar nuevamente compromisos y expectativas laborales que no siempre acompañan la vida familiar”, amplía el especialista. “La contención que reciba va a depender de los lazos familiares y de la capacidad de diálogo, para hacer este momento más participativo y encontrar mayor colaboración y comprensión”, continúa.

Definiendo prioridades
Algo que puede aliviar la presión y la angustia de la vuelta a la vorágine laboral es anticiparse y elaborarlo internamente antes de que se concrete la reinserción. El psicólogo anticipa que no siempre es posible prepararse emocionalmente, pero que se puede planificar cómo va a ser la vida, de qué manera se complementarán la maternidad con el trabajo. “Tanto trabajar como ser mamá son cuestiones relacionadas a los deseos que se quieren satisfacer. Para lograrlo se pueden encontrar diversos caminos”, plantea Añón, que reflexiona sobre el aumento de la participación femenina en el mercado laboral. “Las mujeres se están insertando cada vez más en el mundo profesional para obtener un estilo de vida independiente o para ayudar en los gastos del hogar. La mayoría debe compatibilizar el trabajo con las labores domésticas, tales como lavar, cocinar o ir al supermercado. El problema se presenta cuando las exigencias las desbordan. Ahí es cuando deberían detenerse y decidir qué es importante y qué no. Deberían entender que con todo no se puede”, señala el licenciado.

El lugar del bebé
Con respecto a cuándo es el momento de volver a trabajar, el especialista recomienda que sea entre los tres y seis meses del bebé, dependiendo de cuán exigente sea el trabajo para la mamá y cuánto esfuerzo le implique. A la vez, indica que no es únicamente el estado anímico de la mamá el que debe cuidarse. También el bebé se verá afectado con este cambio de situación, y es preciso prestarle atención. “Es importante para la madre, pero sobre todo para el niño, que la maternidad no sea vivida como un obstáculo para la vida laboral. El chico percibe los sentimientos de su mamá, y debemos tener claro que este vínculo es básico en la estructuración de lo que luego será su personalidad”, apunta el psicólogo. El especialista advierte que esa sensación de que el chico “estorba” a su madre en su desarrollo profesional podría traducirse como el lugar que sienta que vino a ocupar en la vida de sus padres y que en ellos está la responsabilidad de guiarlos en este sentido.

Las mejores condiciones
Para volver a trabajar con tranquilidad, evitando la culpa y sin miedo a que al bebé le pase algo, hay cuestiones que pueden contribuir. “En primer lugar, tiene que existir plena confianza en la persona que se quedará cuidando al chico, o bien en la guardería. La mamá tiene que saber que estará seguro y cuidado mientras ella esté trabajando. Eso facilita las cosas, así como la participación e integración del padre”, plantea el Lic. Añón. En esta situación, la pareja cumple una doble función: por un lado brinda apoyo en lo relacionado con lo económico y el sostenimiento del hogar. Pero, además, debería ser un facilitador en la transición que atraviesa su esposa para convertirse en mamá, sobre todo durante los primeros días del bebé. Según el licenciado, el papá puede ayudar a la mamá a sostenerse en esta tarea, difícil y maravillosa a la vez, en la que ambos se han embarcado. De todas maneras, no todas las situaciones son iguales, ni siempre es posible crear las condiciones necesarias para que la mamá sea contenida al atravesar esta primera separación de su hijo. “Inciden cuestiones psicológicas de cada uno, vinculadas a la propia historia y la del grupo familiar. Los recursos psíquicos con los que la mamá cuenta le permiten tener una variedad de posibles reacciones frente a las diversas situaciones que se puedan presentar”, declara Añón, y señala que siempre es mejor que la mamá esté acompañada. “Un esposo contribuye para que la mamá siga sintiéndose mujer… deseada, no sólo madre. Por su parte, la familia extendida puede colaborar con los padres trasmitiendo también su experiencia”, concluye el psicólogo.

Mejor calidad que cantidad
Al volver a trabajar las mujeres se enfrentan con diversas emociones y sentimientos que movilizan. Es probable que el primer impulso sea dejar el trabajo, por no poder soportar estar lejos del bebé, aunque sólo sean unas horas. “Sin embargo, volver a trabajar también puede constituir un alivio a la presión que ejerce el recién nacido, que demanda y exige amor, cuidados y atención. Pero muchas veces, incide la culpa de tener otros intereses que no estén ligados al bebé”, afirma el psicólogo. En una era en la que las urgencias y exigencias van en aumento, así como la complejidad del mundo en el que vivimos, también cambian los vínculos. Según analiza Añón, además de las presiones económicas, entran en juego la identidad y la búsqueda de la realización personal. Luego sí tranquiliza en cuanto a cómo se ven afectados los chicos: “Se adaptan a los cambios que las madres aceptan y asimilan como parte de la vida, en el contexto que nos toca vivir. Importa el tiempo que se le dedica a la crianza, pero suma más la calidad del mismo y brindarlo sin sentimientos de culpabilidad. Los padres, y la familia en general, constituyen el sostén del niño en sus primeros pasos en la vida, sin que esto implique renunciar al resto de las actividades de la vida”. Porque en la realización del sueño de la maternidad, no necesariamente tienen que quedar perdidos otros sueños.
fuente: para ti mama por Clotilde Nebbia / fotos: Archivo Atlántida.