lunes, 29 de noviembre de 2010

Chicos difíciles

El médico psiquiatra Walter Ghedin, autor del libro Tipos que huyen, nos cuenta acerca de la personalidad que puede tener el bombón que te enloquece. ¿Estás lista para descubrirlo?
LOS SOLITARIOS O INDIFERENTES: buscan la soledad, alejándose de la vida afectiva y de los intereses de grupo. Pensantes, pragmáticos, en algunos casos inteligentes y creativos, suelen ganarse el mote de “extraños”, “raros” o “misteriosos”. A la hora de la conquista, esperan despreocupados que te acerques y realices los movimientos necesarios para enamorarlo. Los solitarios no son de generar conflictos por las salidas con tus amigas o porque ocupes tu tiempo en deportes o actividades artísticas; ellos gustan de la soledad y la defenderán a pesar de todo. Tené en cuenta: no busques cambiarlos ni exigirles que sean más sociables, sólo vas a lograr que se alejen de vos.
LOS OBSTINADOS O TESTARUDOS: encuentran un medio ideal en espacios con normas estrictas. Cuando logran relajarse y dejar de lado las pretensiones son seres tiernos, amables, entregados al disfrute y a encontrar estímulos en otras cosas de la vida. Son ansiosos, mucho más cuando están motivados por una idea o un impulso. Los amigos se quejan del poco tiempo que les dedican; las novias insisten en ser tenidas en cuenta; las familias piden más compromiso. Son torpes para seducir. Tene en cuenta: estos chicos tienen metas muy concretas y son poco flexibles. No esperes espontaneidad. Los obstinados se alejan cuando las relaciones no se ajustan a lo que ellos esperan.
LOS RESENTIDOS O NEGATIVISTAS: tienen una facilidad especial para convertir el placer en displacer. Cualquier explicación no es válida, pareciera que nada los conforma. Muestran su constante sufrimiento con amigos y parejas. Es que, en la medida que exista compromiso afectivo, mayor será la vivencia de intolerancia y susceptibilidad. No dicen verbalmente todo lo que quieren decir; los tonos y los gestos revelan que hay algo más que aún no ha pasado a ser un dato explícito. Hacen un esfuerzo por ser agradables y disfrutar de la vida pero no saben cómo dejar de ser. Viven luchando por ser independientes, pero se sienten tironeados por las normativas sociales. Una vez que se vinculan y conocen a las personas viven más relajados. Tene en cuenta: las personalidades resentidas provocan en sus parejas incomprensión y rechazo. Creen que nada de lo que hagan te va a venir bien; siempre hay un conflicto en puerta.
LOS VANIDOSOS O FANFARRONES: son pedantes, les gusta provocar con logros y realizaciones personales casi siempre de índole material. Los mueve la ilusión de poder, de gloria, de superioridad frente a los demás. Saben que los grandes triunfos requieren de buen ánimo y una cuota de generosidad. Reniegan del estudio o la rutina de la vida en pareja. Son buscadores incansables de novedades. Fascinantes, conquistadores, quieren que los ojos del mundo no se pierdan el espectáculo que crearon y del cual son los principales admiradores. Conocen como nadie las reglas del encuentro amoroso. Llaman la atención porque están siempre a la moda. Lo que ellos cuentan a sus amigos después del partido es lo que realmente creen. Tené en cuenta: es posible que la pases muy bien con un muchacho vanidoso, pero con el tiempo te darás cuenta de que su conducta fanfarrona es tediosa; además estás obligada a adularlo siempre para que no se enoje.
LOS HISTERICOS: se identifican por su optimismo, caen bien, tienen confianza en sí mismos, se ocupan de los demás y están atentos a los requerimientos ajenos; sienten “amor” hacia todas las personas y generan vínculos numerosos signados por la simpatía y la vivacidad. Son seductores, saben de todos los temas, son amables, caballeros y románticos. En la sexualidad los jóvenes inmaduros son atrevidos, dejándose llevar por la convicción. Eso sí, pueden desaparecer después de haberse probado sus capacidades de latin lovers porque, el objetivo principal es el despliegue de sus atributos de conquista. Tené en cuenta: las chicas que salen con jóvenes histéricos sufren por la poca dedicación que se les brinda, tienen que compartir su hombre (y competir) con multiplicidad de personas y actividades. Y aún así no conseguirá destacarse del resto.
LOS ASTUTOS: no actúan por impulsos: la razón debe servir a los intereses de una lógica interna. Los astutos necesitan de esa extraña alquimia entre la razón y la locura, entre el control y el desborde. Son personalidades amables, saben y se ofrecen para organizar actividades grupales; tienen capacidad de liderazgo. Un astuto no puede ser dependiente, en todo caso la dependencia es una máscara para obtener beneficios. Son seductores, chamuyeros, saben cómo conquistar. Saben de política, deportes, arte, moda y estarán de acuerdo con la emancipación de las mujeres. Seguro encontrás el compañero que ansiaste durante tanto tiempo. “¿Será gay?”, es la primera pregunta que aparece en las mujeres. “¡Qué confusión!, habla de moda pero al mismo tiempo me mira como si quisiera comerme”. Tene en cuenta: ¿cuál es el misterio de este? Los astutos son extremadamente hábiles en la conquista, pero querrán que vos te sometas a sus demandas.
LOS TEMEROSOS: lo imprevisible del contacto amoroso los perturba de tal manera que pueden evitar los encuentros para no toparse con la sorpresa, la impotencia, la decepción y el dolor. Prefieren que nadie se entere hasta no estar seguros de que la relación marcha viento en popa. Suelen impresionar como asexuados o con un velo de misterio en cuanto a la vida sexual. Han sido y serán por siempre las nobles víctimas de aquel amor ideal, que prefirió, los atributos del mejor amante. Sufren por el “qué no hice”. El encierro es cada vez mayor, pero la ilusión de tener mejor suerte en una próxima vez los alienta a repetir la operación. Pasarán días fantaseando con un nuevo encuentro. Se sienten inferiores y fáciles de superar por cualquier competidor. Tené en cuenta: es importante que generes un vínculo de confianza para que puedan mostrar lo mejor de sí.
LOS DESCONFIADOS O CELOSOS: antes de animarse a conquistar, los desconfiados te someterán a una exploración visual y de comportamientos como no lo hace ningún otro chico. Hay pocas cosas que los atraen. Sin embargo, la conducta complaciente y sumisa es una de sus preferidas. No tienen muchas estrategias de seducción. Valoran las normas de cortesía, caballerosidad, protocolo. Sin embargo, a poco de conocerlas se vuelven controladores obsesivos; se irritan por nada, y ven amenazas donde no existen. Revisan mensajes, e-mails, papeles, y están atentos a cuanto hace su pareja. Estar con un muchacho de estas características provoca mucho sufrimiento. Tené en cuenta: ellos saben que si encuentran una chica que les interesa tendrán que cambiar. Por tal motivo, si te encontrás con un celoso, no cedas, no dejes de hacer cosas para complacerlo y no darle motivos de sospecha.

LOS SUFRIDOS O SENSIBLES: los jóvenes sufridos no creen demasiado en sí mismos. Algunos no afrontan las situaciones adversas, o esperan a estar diez puntos para encarar la cuestión. La parálisis no es gratuita, tiene un costo por lo general, más grande que el riesgo a ser audaces. Si los temerosos sufren por lo inalcanzable del objeto, los sufridos creen que perderán el objeto alcanzado: “Lo tengo, pero en cualquier momento lo pierdo”. A pesar del desánimo se enamoran con facilidad. La onda es la seriedad. Las relaciones se nutren de frases como “juntos por toda la eternidad”. Tené en cuenta: los sufridos o sensibles necesitan de su enamorada esa dosis de entrega, de compromiso mutuo. Si las cosas no se dan así, es posible que se alejen buscando el “ideal” de pareja.
OS INESTABLES: la susceptibilidad de las personalidades inestables está incrementada y mínimos estímulos pueden disparar emociones intensas, arrebatos, casi siempre breves, aunque perturbadores para el sujeto y su entorno. Aman con intensidad y son amados de igual manera. A la hora de conquistar son activos y sugerentes. Optan por el placer, disfrutando las idas y vueltas de la seducción. Viven las emociones con intensidad y se vuelven temerosos cuando éstas pierden vigor. Se aburren si no son complacidos. Sienten vacío, cambian de la alegría a la tristeza con una rapidez sorprendente. Tené en cuenta: estar con alguien de personalidad inestable es subirse a la montaña rusa de las emociones. Si huyen de las relaciones es porque se consideran incomprendidos y abandonados.
LOS EXCENTRICOS: extraño mundo el de estos chicos, siempre al borde de la locura. Son distantes, con lenguaje cargado de temas mágicos y filosofías extrañas. Lo insólito y desprejuiciado de sus conductas llama la atención. Los excéntricos tienen dificultades para conquistar, aunque mantienen reglas de cortesía y amabilidad que aprendieron en la infancia. Al tener un roce social pobre no aciertan en el “saber decir” y en el “saber hacer” para seducir. Se vuelven torpes. Igualmente, impresionan más allá de esto, no se interesan por la moda, la política; les gustan los programas menos convencionales o se agrupan con las tribus urbanas más bizarras. Tienden a conocer a sus parejas en estos grupos: la afinidad en la forma de pensar y en la acción es un lazo de unión. Tené en cuenta: no intentes cambiarlos, te adaptás a sus gustos o te alejás para buscar a alguien más cercano a tus intereses.
LOS SUMISOS: estos chicos son buenos hijos: dóciles, amables, ordenados, estudiosos, cumplidores. Aprendieron a valorar las creencias y a adaptarse a los patrones familiares. Temen que las personas queridas los abandonen si ellos dejan de complacerlos. Tienen una capacidad de trabajo a toda prueba. Estar en pareja es pensar las mejores acciones para celebrar la presencia del otro. Creen que el sólo hecho de dedicarse a los demás es motivo suficiente de aceptación. Se convencen de que el otro “debe” cubrir sus fallas básicas. Ser pares implicaría un grado de autonomía que ellos no están preparados a afrontar. Tené en cuenta: para nada elegirían a una chica con rasgos semejantes. Gustan de las mujeres con carácter, sólidas, convencidas de su fortaleza, autoconfianza y capacidad de seducción.
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