jueves, 2 de septiembre de 2010

Hombres y mujeres, Entendernos mejor

Tanto en la vida real como en el cine, las diferencias de género se sienten más fuerte en la relación de pareja. En un debate sobre el tema, tres especialistas en vínculos nos ayudan a comprendernos mas.

Imagine que los hombres sean de Marte y las mujeres de Venus. Un día, hace mucho tiempo, los marcianos descubrieron a las venusinas, se enamoraron e inventaron los viajes espaciales para volar cerca de Venus. Los corazones de ambos se abrieron de par en par y, aunque eran de mundos diferentes, durante años vivieron enamorados y en armonía. Luego decidieron volar hacia la Tierra, en donde se impusieron los efectos de la atmósfera terrestre, y una mañana todos se despertaron con un tipo peculiar de amnesia. Tanto los marcianos como las venusinas olvidaron que eran de planetas diferentes. Desde ese día, hombres y mujeres han estado en conflicto”.

Esta historia sencilla que el terapeuta estadounidense John Gray narra en su libro Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus es una forma certera de introducirnos en el intrincado y ya conocido universo de los hombres y las mujeres. Que si bien, como acaba de decirse, es un universo ya conocido, no lo es tanto cuando se trata de construir la vida de la mano. Ellas hablan, ellos se retraen. Ellas esperan, ellos piden. Ellas lloran, ellos se enojan… Para todos los especialistas consultados, la solución es una sola: comprender que no somos iguales.
“Suponemos erróneamente que si nuestros compañeros nos aman se comportarán de la forma en que nosotros nos comportamos cuando amamos a alguien. Eso nos decepciona una y otra vez, y nos impide comunicar cuáles son nuestras diferencias”, explica John Gray en su libro. Pero ¿cuáles son esas diferencias? Abramos el debate.

Primer round
“Hay una diferencia bastante común que es que los hombres tienen una conexión menos directa con sus sentimientos y no saben manifestarlos de una manera clara. Mientras que las mujeres sí”, comienza Jorge Moreno, médico psiquiatra y autor del libro 13 consejos para fracasar en pareja.
Beatriz Goldberg, psicóloga especialista en temas de pareja, lo explica de esta manera: “La mujer, para expresarse, utiliza mensajes y metamensajes, se contradice y luego se arrepiente; por el contrario, el hombres es lineal y directo. En pocas palabras, somos más complicadas, porque para decir A o B decimos todo el abecedario y finalmente nos sentimos incomprendidas”.
“Quizás las mujeres deban comprender que la relación del hombre con la palabra es diferente a la de las mujeres. La palabra, en el hombre, es más asertiva, específica y resolutiva. En la mujer es más abstracta, más emocional, menos unívoca. Los hombres se expresan más a través de las acciones, y es importante que las mujeres lo vean”, agrega el especialista en vínculos Sergio Sinay.

Segundo round
Aunque parezca que la principal diferencia radica en la forma en que nos comunicamos, los especialistas ven que el mayor motivo de queja en sus consultorios se debe a otro factor determinante: esperamos, en vez de pedir.
“Los problemas más típicos tienen que ver con la creencia de que el amor nos convierte en telépatas. ‘Si me quisieras, deberías saber que...’ o ‘Deberías darte cuenta de que...’. Eso es trágico, porque crea enormes vacíos de comunicación y, aunque amemos mucho, no somos adivinos”, expone Sinay.
Moreno, por su parte, explica que el problema se origina durante la formulación de las pautas de convivencia: “Durante los primeros tiempos, la pareja define la manera en que van a vivir el uno con el otro, pero la mayor parte de ese ‘contrato’ es implícito, y eso genera problemas. La solución es intentar hacerlo explícito, para tejer una red de acuerdos en la que uno conozca lo que quiere el otro, en vez de tener que suponerlo”.
Sinay también hace hincapié en el diálogo: “Siempre es bueno pedir lo que necesito, ofrecer lo que tengo, preguntar (en lugar de adivinar), decir lo que me molesta. Los grandes problemas de pareja pasan más por lo que no se dice que por lo que se dice”.

Tercer round
Ante la imposibilidad de comprender nuestras diferencias, generamos un problema mayor: querer cambiar al otro. Y si alguien pensó en lograrlo, ni lo intente: es imposible.
“Muchas veces uno cae en el supuesto de ‘porque me quiere, va a cambiar’, y no. Creer que uno puede cambiar al otro es un mito. Lo único que se puede hacer es, cuando se detecta una actitud negativa nueva, trabajarla a tiempo, para que no pase de ser una manifestación de la personalidad a un rasgo permanente”, comienza Moreno.
Sinay se suma, también en desacuerdo con la filosofía de moldear la pareja a gusto y piacere: “Muchos problemas se presentan por ignorar las diferencias irreconciliables. Y ante eso, hay personas que, erróneamente, se empeñan en cambiar al otro o en cambiar para el otro. Lo único que genera eso son problemas serios”.
En su libro Soy mujer, ¿y qué?, Beatriz Goldberg también aborda el tema: “¿Por qué deberíamos pedirle a un hombre que sea ordenado, que no mire fútbol o que no se junte con sus amigos, si eso lo hace feliz? Las mujeres experimentamos un deseo constante de formar al príncipe azul. Nuestras parejas deben rendir exámenes de todo tipo, ser comparados y exigidos al máximo. No intentemos cambiarlos. Dejémoslos ser libres y caminemos a la par”.

Knock-out o ave fénix
“Enamorarse es siempre algo mágico. Pero cuando la vida diaria comienza a imponerse, los hombres siguen esperando que las mujeres reaccionen como hombres, y las mujeres esperan que los hombres se comporten como mujeres. Aún con las más afectuosas intenciones, los problemas se hacen camino, la comunicación se interrumpe y muere el amor”.
Así explica John Gray la llegada de una crisis. Pero el debate continúa, porque así como hay motivos para fracasar en pareja, también hay formas de resurgir desde las cenizas.
“Para evitar los malos tragos, hay que comprender que una pareja está compuesta por dos personas, algo que parece una obviedad, pero que es un absoluto importante, porque mientras siga habiendo dos personas autónomas abiertas al intercambio, habrá pareja. Cuando no las haya, habrá crisis”, expone Moreno.
“Frente a los peores momentos, lo mejor es que las mujeres, con nuestra capacidad de multiplicarnos y nuestra sensibilidad para ver, no nos dejemos abrumar por lo que sucede”, propone Goldberg, mientras Sergio Sinay hace lo propio con los hombres: “Nosotros debemos aprender a escuchar siempre que ellas lo necesiten. Por lo demás, hay muchos aspectos del otro que nunca entenderemos. Lo grave ocurre cuando no los respetamos”.
Un consejo certero llega de la mano de Jorge Moreno: “Cuando la pareja está llegando a una crisis intensa, lo mejor es alejarse un momento de las emociones y poner primero la cabeza. Es como subir un escalón y mirar el problema desde arriba, para hacer que él, y no nosotros, sea el objeto de debate”.
¿Un secreto más? Entender que la relación de pareja es un devenir, un caminar juntos, un crecimiento dinámico y que, por eso, no hay que atarse a fórmulas preestablecidas, porque, tal vez, lo que antes funcionaba ya no funcione.
“Es necesario construir amor, confianza y comunicación desde el principio. Cuando una pareja cuenta con esto, tiene depósitos en su caja de ahorro afectiva que le permitirán afrontar las crisis, que son parte natural de un vínculo”, concluye Sergio Sinay.

“Los marcianos y las venusinas vivieron en paz porque fueron capaces de respetar sus diferencias”.