martes, 29 de junio de 2010

Suicidios adolescentes ¿por qué?

Desde comienzos de abril al día de hoy, cinco adolescentes de entre 12 y 14 años –tres chicas y dos varones– se ahorcaron, y otros cinco fracasaron en el intento. Al principio se asoció la ola de suicidios al llamado choking game, un juego mortal que, aparentemente, los jóvenes conocían y seguían a través de internet. Pero sólo se pudo comprobar que una de las chicas, Fiorella, habría accedido a tal juego. En cambio, hoy todo parece indicar que es la coyuntura social y familiar que viven los adolescentes en este pueblo salteño de 30 mil habitantes –a 175 km. de la capital de la provincia– el factor clave para intentar comprender las motivaciones de este drama que conmociona al país.
Cada vez que suena la sirena de los bomberos o la ambulancia, el pueblo se sobresalta, y una pregunta se susurra por lo bajo: “¿Otro más...?”. Desde hace unos días, en Rosario de la Frontera –un pueblo de 30 mil habitantes, ubicado a 175 kilómetros de la ciudad de Salta–, se asocia directamente el sonido de la sirena con el hallazgo de un nuevo adolescente sin vida, ahorcado.
Desde el 7 de abril al cierre de esta edición, son cinco los chicos ahorcados y otros cinco (cifra oficial, extraoficialmente se habla de veinte) lo intentaron. ¿Por qué ocurre este drama colectivo? ¿Qué impulsa a jóvenes de entre 12 y 14 años a quitarse la vida, y por qué de esta manera?

Primero se habló de un juego difundido a través de internet, el “choking game” o “juego de la muerte”, pero luego se lo desestimó o, en todo caso, se lo colocó en el lugar de desencadenante. “Pueden darse casos de choking game, un juego a través del cual durante algunos segundos el cerebro no recibe oxígeno y se produce un estado de éxtasis similar al efecto que producen algunas drogas. Podría pensarse que se trata de un juego irresponsable, de adolescentes que no le tienen miedo a nada.

Pero además estamos investigando si algún adulto está instigando a los chicos a acceder al juego y luego suicidarse”, explica Mario Dislacio, juez de instrucción de Metán, Salta, a cargo de la investigación. “Creo que el juego es un desencadenante, pero hay otras cuestiones de fondo que tendrían que ver con la familia. Los adolescentes están en una situación vulnerable. Que un chico se sienta atraído por un juego que incita a la muerte, está hablando de una sociedad especial. Hay que estar atentos a las señales”, asegura Claudia Roman Ru, secretaria de salud mental y abordaje integral de las adicciones en Salta, quien está al frente del comité de crisis a cargo del plan de contención.

DEMASIADO JOVENES PARA MORIR. La primera fue Fiorella Nicole Gómez (13). Su mamá la encontró colgada del tirante del techo de su cuarto, el 7 de abril pasado. Se habría impulsado desde la cucheta superior y se habría roto el cuello. Iba a 9º año de la Escuela de Comercio Nro. 5009 Nuestra Señora del Rosario. Según la policía, se comprobó que fue la única –hasta el momento– que había accedido al “choking game” o “juego de la muerte”.

Lucía Belén Subelza también iba al mismo colegio. Cursaba el octavo año y tenía 13 años. El sábado 5 de junio su hermana la encontró colgada de la cucheta con sus pies apoyados en el suelo. Después fue Mario Roldán, un chico de 12 años. El 9 de junio apareció colgado de un árbol en un basural cercano al barrio Ramón Abdala, en las afueras del pueblo. Tenía problemas familiares graves: su mamá lo había abandonado. Dejó una carta dirigida a su maestra: “No puedo ser feliz”, escribió. Para la policía, en este caso, no había dudas: fue un suicidio buscado. Al día siguiente, el 10 de junio, Macarena González se ahorcó colgándose de un caño del baño. Casualmente era amiga de Fiorella y concurría también a 9º año de la escuela 5009. Ariel, su papá, es mozo, y Sandra, su mamá, trabaja en una casa de té. Antes de morir atinó a escribir: “Todo fue tan poco…”.

El último caso ocurrió el 21 de junio. Un chico de apellido Godoy apareció de rodillas, colgado de un árbol en la finca donde su papá se desempeña como peón. Tenía 13 años y durante la semana permanecía pupilo en una escuela rural, a 80 km. de Rosario de la Frontera; los fines de semana los pasaba con sus padres y hermanos en la finca Pozo Verde, en la localidad El Naranjo, a 8 kilómetros del pueblo. Había almorzado y le dijo a su mamá que iba a buscar un caballo. A las 14 lo encontraron muerto.

“Tres de los casos fueron chicas que concurren a esta escuela”, afirma María Luisa León, que desde hace 40 años es directora de la Escuela de Comercio Nº 5009 Nuestra Señora del Rosario. “Lo que está pasando acá es una conjunción de cosas”, advierte. Ella misma habló individualmente con cada uno de los chicos que asisten a su escuela. “Me hablaron del juego de Internet. Cambia de nombre todo el tiempo, le dicen ‘choke game’ o ‘el ahorcadito’. Consiste en superar determinados pasos. Los chicos me aseguraron que nadie ingresó en la página, pero todos saben de qué se trata”, le comenta a Para Ti.

Ella sospecha que algún adulto ingresó a los chicos en el juego. “Desde marzo, los chicos se cortan los brazos, se hacen rayones con un cúter y se graban las iniciales de sus nombres en las piernas. Estos son supuestamente pasos para llegar a la parte en la cual en la página enseñan a hacer los nudos para ahorcarse”, explica León. Algunos aseguran que para poder acceder al juego hay que dar el número de documento y que esto funciona como filtro, ya que solamente pueden ingresar chicos que tienen entre 10 y 14 años. “Los chicos que se animan a jugar y sobreviven, dicen que le ganaron a la muerte”, detalla Roman Ru.

Los celulares (en Rosario de la Frontera casi todos los chicos tienen el propio) parecen ser la clave. A los chicos les llegan mensajes de texto tales como “te tenés que matar”, “vas a ser el próximo, nosotros te vamos a decir cuándo”. Y algunos aseguran que una voz masculina los incita a suicidarse del otro lado del teléfono. En dicha página de Internet, a los chicos se les enseñaría a hacer ocho nudos que con el peso del cuerpo –una vez que la persona se desmaya– supuestamente se desatarían.

EL MIEDO Y LA SUPERSTICION. “Un chico me dijo: ´No me pida que le cuente, tengo mucho miedo, no sé lo que me puede pasar... Es como una fuerza extraña que te atrapa, tengo miedo que a mí me pase lo mismo que a los demás´”, cuenta León. El fenómeno es alimentado por historias de satanismo, magia negra y oscurantismo. “Muchos chicos dicen que se metieron en el juego y que llegan hasta el círculo blanco. Algunos vieron a una mujer de pelo blanco, que no es del pueblo, en los entierros”, comentan los chicos en rueda de amigos. “Por lo general, cuando uno no encuentra explicaciones racionales a algo que está ocurriendo, busca respuestas en lo mágico. A esta gente le angustia mucho no entender lo que está pasando”, intenta explicar Roman Ru.

Macarena se ahorcó en un rincón del baño con una bufanda. Vivía en el barrio municipal nuevo “125 Viviendas”. Su familia se había mudado allí hacía dos meses. En el poste de luz frente a la puerta de la casa de los González alguien escribió: “Makka no te vamos a olvidar”, con tizas de colores. “No quiero hablar. Esto pasó hace una semana. Se tendría que haber hecho algo para evitarlo”, es lo único que atinó a decir Ariel, su papá, a Para Ti. Macarena vivía a seis cuadras de la casa de Fiorella.

La muerte de Macarena, la cuarta de la serie fatal, fue desvastadora para chicos y grandes. En la escuela de comercio, todos lloraban y tuvieron que armar un gabinete psicológico de emergencia. “Vivimos asustados. Cada vez que escuchamos la sirena de los bomberos o la ambulancia, decimos otro más. Esta última semana dicen que hubo 20 intentos. Algunos papás decidieron no mandar a sus chicos al colegio; otros piden que las maestras les den mucha tarea para que no tengan tiempo ocioso –cuenta León–. Te sentís inútil. Provoca mucho dolor estar en medio de esto y no poder hacer nada”.

El Ministerio de Salud de Salta organizó un comité de crisis que trabaja con padres y chicos. Psicólogos y psiquiatras están abocados a contener a las familias. “Esta semana está mucho más tranquila que la anterior, en la cual había mucha paranoia y angustia. Pero los sistemas de alerta están a flor de piel y a veces cualquier estímulo mínimo genera ansiedad y angustia. Se dieron varios casos de denuncia de papás que no sabían dónde estaban sus hijos, y después se enteraban que estaban con amigos o en el ciber”, cuenta Roman Ru.

“Que esto sea una toma de conciencia para todos los chicos adolescentes de Rosario de la Frontera. Mírense al espejo si tienen pensado quitarse la vida. Piensen en las vidas que sufrirán y también en lo que perderán. Mírense a los ojos y díganse a ustedes mismos: lo puedo superar...”. Esto dice uno de las decenas de afiches en cartulina colgados en las paredes de la escuela de comercio. En todos se repite la palabra “vida” y es parte del plan de contención que organizaron en la escuela.

El pasado 16 de junio se organizó una reunión de padres en la misma escuela. “Tenemos que pensar qué nos está pasando. Hay falta de atención social y familiar. ¿Por qué los chicos llegaron a esto? ¿Por qué tienen miedo y no confian en nosotros?”, le comentó Elsa, una mamá a Para Ti. “Estamos asustados y muy preocupados. Fallamos como papás. Queremos ser amigos de nuestros hijos y darles todo. Ahí fallamos. A veces los papás queremos tapar el sol con un dedo. El problema acá es la falta de valores”, agregó Susana, otra mamá. “LA PISTA DEL BAILE”. Alguien dijo que había un sospechoso que instigaba a los chicos mandándoles los mensajes de texto. Se habló de una persona de 18 años, coreógrafo, que entrenaba a los chicos de la Escuela de Comercio cada vez que se organiza el festival “Bailando por un diez”. Y todo el pueblo señaló a Albino Svalza, casualmente hijo de uno de los policías integrantes de la brigada que lleva adelante la investigación.

“Ensuciar a alguien con algo tan dramático, es duro. Conocía a las chicas, pero no tengo nada que ver con lo que pasó. Quieren buscar un chivo expiatorio para echarle las culpas de lo que está pasando, pero la realidad es que todos debemos hacernos responsables como sociedad”, le dijo Svalza a Para Ti.

“Pueblo chico, infierno grande”, dice la frase. Y Rosario de la Frontera no es la excepción. Los rumores corren como reguero de pólvora. Para Ti fue testigo de cómo el pueblo se hacía eco de una versión falsa: decían que Albino había sido detenido precisamente a la hora en que lo estábamos entrevistando. Lo cierto es que no había sospechosos, sino un chico –que no es Albino– que había participado del juego, se había grabado en su celular desmayado con la corbata al cuello y, asustado, había ido a la policía con el video para ofrecer su ayuda en la investigación. R.A. (son las iniciales de este chico de 18 años, que enseñaba hip-hop en la escuela de Comercio) está muy deprimido y bajo tratamiento psicológico.

“Se asustó porque se encontró filmado en su celular mientras se estaba ahorcando. Se desmayó y no recuerda bien qué pasó”, le contó a Para Ti su mamá, Mónica. “Es muy callado. Está deprimido porque quiere estudiar ingeniería informática en la Universidad de Tucumán, pero mi marido se quedó sin empleo y no tenemos dinero para mandarlo a estudiar. No sabíamos qué estaba tan mal. Este es un pueblo muerto para los jóvenes”. BUSCANDO UNA EXPLICACION. Gustavo Nervo es médico de guardia del hospital Melchora Figueroa de Cornejo, el único del pueblo. “En los últimos meses aumentó la incidencia. Tuvimos un intento por día, y actualmente tenemos tres chicos internados”, le asegura a Para Ti. Según Roman Ru “es esperable que surjan tentativas de ahorcamiento porque la conducta es contagiosa. La comunidad está muy movilizada con todo esto y se da una especie de ola. Por eso hay que estar atentos para contener y evitar que haya más situaciones que lamentar”.

Nervo ensaya una hipótesis acerca de lo que podría estar pasando en Rosario de la Frontera. “Acá hay mucho ocio, y ese es un factor importante. Una gran desocupación, muchos casinos tragamonedas y poca gente con trabajo fijo. El drama está en la familia. Los chicos tienen grandes carencias afectivas. Este es un problema social, no se arregla desde la salud. Es una cuestión social profunda”. Advierte que los casos de ahorcamiento movilizan sensaciones y señala que esta vez no se respeta el comportamiento habitual: “acá se ahorcaron más chicas que varones, cuando generalmente es al revés”, aclara.

Según la Dra. Gloria Aban, directora del hospital, “hay muchos problemas que están de las puertas para adentro, que la gente no conoce. Existe una cuestión mucho más profunda que tiene que ver con el deterioro de los lazos familiares. Los chicos encuentran en internet la contención que no encuentran en la casa. La culpa es de la familia. Vemos la punta del iceberg pero no lo que está por debajo”. Para ella, “tiene que haber respuestas a corto, mediano y largo plazo. Esto no se soluciona ahora. Puede ser que baje la cantidad de casos, pero acá hay que implementar políticas públicas claras dirigidas a los adolescentes”.

Roman Ru, por su parte, concluye diciendo: “Veo a la comunidad mucho más organizada. Esto va a llevar un tiempo. Habrá que capitalizar lo que pasó para que no vuelva a ocurrir. Está planteada la necesidad de revisar cuestiones y analizarlas para tener una comunidad mucho más saludable”.
Para Ti, Textos: Daniela Fajardo. Fotos: Axel Indik (enviados especiales a Rosario de la Frontera, Salta).