martes, 11 de agosto de 2009

Cómo convertir a cualquier hombre en un gran amante

¿Tu chico no logra hacerte llegar al cielo? No te desesperes: te contamos todo lo que necesitás saber (y hacer) para perfeccionar su performance sexual. Tomá nota de todo y... ¡preparate para volar!

Todas, alguna vez, hemos caído en brazos de un hombre desastroso como pareja aunque un amante increíble. Pero ¿qué pasa cuando las cosas son al revés y el indicado resulta ser de madera terciada en la cama? Podríamos hacernos las que no somos tan carnales, pero la verdad es que el sexo es crucial en cualquier relación. Al margen del tamaño y del desempeño de su equipo, puede ser que al hombre le falte know how. Claro que esto no es irremediable: solo tenés que saber cómo ayudarlo. Si él es incapaz de lograr que se mueva una brizna de hierba –ni hablar del gran temblor–, es muy probable que nunca haya logrado descubrir qué es lo que queremos las mujeres. Para nuestra suerte, la mayoría de los varones de este planeta estarían felices de mejorar sus técnicas... siempre que los tratemos (a ellos y a sus egos, obvio) con muchísima consideración.

El primer paso, por supuesto, es hablar. Pero ¿cómo encararlo? “Un buen amante tiene que ser un buen interlocutor, porque el sexo es un diálogo”, dice la ginecóloga y sexóloga Beatriz Literat, a cargo del departamento de Disfunciones Sexuales de Halitus. “Si a él le gusta monologar, también lo hará en la cama. Pero si es un hombre receptivo, le va a interesar escucharte. La única precaución es ser lo suficientemente delicadas. A veces, las mujeres nos ponemos demasiado enfáticas, mientras que los varones, de alguna manera, siguen apegados a la idea de que ellos tienen que ‘enseñarnos’ . Entonces, en lugar de asustarlo, dale un espacio: contale que somos diferentes y explicale cómo te gustaría que sintonizara con vos. El sexo es una danza de dos cuerpos tocándose, buscándose, explorándose”.

Puede ser un hecho consumado que tu chico no sea ningún as entre las sábanas, pero si vos no sabés qué es exactamente lo que dispara tu excitación, no sería justo que le endosara a él la responsabilidad de descubrirlo. La terapeuta sexual Paula Hall, autora de The ultimate guide to great sex (La gran guía para un sexo fabuloso), explica: “Es un error creer que tu compañero es el encargado de tu satisfacción. Todos somos responsables de conocer nuestras propias necesidades sexuales y comunicárselas a nuestros partenaires. A la mayoría de los varones les encantaría que sus mujeres fueran claras sobre lo que quieren en la cama, mientras que nosotras pretendemos que ellos lo sepan instintivamente. Acordate: a los varones los excita mucho saber que están haciendo algo que a vos te gusta. Además, ellos son mucho más receptivos a los estímulos que a las críticas”.

Así que, si querés que esa felicidad que llena tu corazón se extienda más allá de la cintura, esta misma noche tomá el toro por las astas (es una forma de decir, mantengamos la calma): guiá a tu hombre en la dirección correcta y lográ que te derrita de deseo y placer. ¿Cómo? Leé con atención estos consejos para superar, disolver y reorientar a tu favor los cuatro grandes obstáculos que conspiran contra vos entre las sábanas.

DIFICULTAD 1
Nunca trata de seducirte

Si su idea de conquista se basa en el ritual de llamarte con cara picarona desde la cama, donde está mirando televisión, y agarrarse la entrepierna con una mano, al tiempo que pregunta: “¿Qué hacemos con esto?”, necesitás tomar medidas urgentes. “Por desgracia, cuando lleva mucho tiempo con la misma pareja, el hombre tiende a creer que ya no tiene que conquistarnos más”, dice la investigadora sexual Susan Crain Bakos, autora de The Sex Bible (La biblia del sexo). “Las primeras veces, ellos se esfuerzan para llevarte hasta la cama y, a partir de cierto momento, dan por sentado que vas a terminar ahí. Pero para nosotras la seducción es importante, porque nos hace sentir deseadas”. Además, existe una razón fisiológica que tu chico debería conocer: “Las mujeres necesitamos que un litro de sangre fluya a nuestra pelvis para congestionar los labios y el clítoris, y preparar las condiciones para que pueda darse el orgasmo. Como nuestro corazón es más pequeño (y nuestras arterias, menos gruesas), ese proceso tarda entre 25 y 45 minutos. El varón, en cambio, tiene un corazón más musculoso y su pene se llena con un cuarto de litro: están listos en segundos, con apenas cuatro o cinco bombeos. Entonces, no es ilógico que la previa nos resulte indispensable”, explica Literat.

Pero ¿podemos volver el tiempo atrás, para que él se comporte como en los primeros encuentros? “La respuesta es: de ninguna manera. Es imposible; una vez que se acabó, eso no vuelve más. Los varones generalmente no suelen ser románticos a la hora del sexo”, dice Bakos. “Si querés una sesión con velas, música y masajes, vas a tener que organizarla vos. A él posiblemente le va a gustar, pero no necesariamente lo generará. Necesitás aceptar que los dos cambiaron y usar tácticas nuevas, como explorar tus fantasías, para revivir tu vida sexual”, explica Bakos.

DIFICULTAD 2
Su previa es muy previsible

Existen muchas razones por las que el juego previo puede dejarte más desinflada que ardiente. Después de entre 18 meses y 3 años de relación (el tiempo que dura la pasión), ya no te encendés apenas te pone un dedo encima. “Una explicación podría ser que los movimientos y caricias que funcionaban para vos en épocas anteriores ya no te van más. Eso quiere decir que los dos van a tener que poner un poco más de energía y de creatividad en el sexo. Prueben llevarse un libro erótico a la cama o ponerse mimosos en otros lugares que no sean el dormitorio, para traer algo de esa excitación de lo novedoso”, explica Bakos.

Pero ¿qué pasa si la previa con él no es tan buena porque... él no es tan bueno en la previa? Lo importante es: “Hay esperanza para cualquier hombre. Si le falta experiencia o habilidad, puede aprender. Si hace poco que salen y todavía no conoce bien tu cuerpo, quizá repite las movidas que hacía con su ex, que no tienen por qué funcionar con vos”, asegura la psicoterapeuta sexual Rachel Morris. El método práctico para entrenarlo, entonces. “Empezá por besarlo, tomando su cara entre tus manos”, aconseja Bakos. “Probá darle mordisquitos, succionar sus labios y recorrerlos juguetonamente con la punta de tu lengua. Después, mostrale cómo te gusta que te toquen, guiándolo. Poné sus dos manos en tu cadera e indicale cómo acariciar tu piel: suavemente, frotándola con sus pulgares. Después, hacelo avanzar hacia la parte interior de tus muslos, con caricias más largas. Llevá sus manos a tus lolas y mostrale la presión que tiene que hacer mientras dibuja círculos alrededor de tus pezones. Enseñale si querés que te los chupe, te los lengüetee o te los apriete”. Practiquen durante dos o tres encuentros este “Dígalo con mímica” erótico.

DIFICULTAD 3
El sexo oral está fuera del menú

Primero, las malas noticias: según las estadísticas, el 29% de los hombres no practica el cunnilingus. “A nadie le agrada escuchar esto, pero si a un varón no le gusta dar sexo oral, no esperes que de un día para otro se convierta en un virtuoso ni que lo disfrute”, dice Bakos. “Pero como menos de un tercio de las mujeres es capaz de llegar al orgasmo solo con la penetración, por lo menos va a tener que intentarlo. Una posibilidad es negociarlo: ‘Si vos hacés esto por mí, yo hago esto otro por vos’. Si le ofrecés una retribución muy excitante, va a estar encantado de repetir la performance”.

Claro que este trueque no prosperará demasiado si él evita el sexo oral porque tiene miedo de estar haciéndolo mal. Si descubrís que es un campeón del cunnilingus, ¡hacéselo saber! Pero si es tan malo como él cree, es hora de darle algunas coordenadas. “Agarrá su cabeza entre las manos para que puedas controlar la presión. Una vez que tengas su lengua bien ubicada (sobre tu clítoris), guiá la acción moviéndote contra su boca. Agregá sonidos que lo estimulen cuando lo está haciendo bien”, explica Bakos. Y si todo falla, siempre quedan otros caminos por andar. “Un dedo bien lubricado puede sentirse como una lengua. Y también existen muchos juguetes sexuales que pueden reemplazarla”, señala Morris.

DIFICULTAD 4
El velocímetro está desincronizado

Tus tiempos para acabar y los de tu hombre pueden diferir en segundos... o en horas. “Si hace mucho que están juntos, quizá la erección ocurra más rápido que en los primeros encuentros, mientras que la eyaculación empieza a demorarse. Casi todas las parejas tienen que ajustarse permanentemente”, dice Bakos. Y olvidate de los orgasmos simultáneos, que siempre fueron el Santo Grial del sexo. “De lo único que tenés que preocuparte es de acabar primero, no trates de hacerlo al mismo tiempo que él. Después del orgasmo, los varones quedan totalmente agotados y lo único que quieren es dormir o comer”, explica Bakos.

Y si él viene a todo galope mientras vos seguís escalando lentamente hacia tu meta, lo primero que tenés que hacer es entender por qué sucede esto. “En términos biológicos, el fin del sexo es la reproducción. Por eso, en la naturaleza el macho más fuerte es el que acaba más pronto. En los tiempos prehistóricos, la situación amatoria era peligrosa (era un momento en el que nuestros antepasados quedaban a merced de los peligros), por lo cual el organismo masculino la resuelve rápido: el pene se llena de sangre, drena y se acabó”, explica el psiquiatra y sexólogo Andrés Flichman, codirector de Hémera. “La mujer, en cambio, psicológicamente contempla y valora muchos aspectos del encuentro que no tienen que ver solo con llegar al orgasmo: algo que a los varones les cuesta mucho entender y creer”. Los especialistas sostienen que el orgasmo femenino no es necesario para la procreación y por eso la naturaleza no se ocupó de que lo consigamos tan rápido como ellos.

Ahora que sabés el motivo de tu “lentitud” –o de su “acelere”–, tal vez sea hora de aplicar algunas tácticas para ajustar el timing. “Podés aumentar tu excitación focalizando la previa más en vos que en él o masturbarte un rato antes, para empezar desde su mismo nivel”, sugiere Bakos. “Para lograr una mejor coordinación, él puede empezar con penetraciones lentas y profundas, mientras estimula tu clítoris. En medio de la acción, puede interrumpir las embestidas y hasta retirar su pene, para focalizar su atención en complacerte”. En cambio, si sos vos la que se desorbita más rápido, ¿cuál es el problema? “¡Siempre podés acabar de nuevo!”, recuerda Bakos.

Una última advertencia si recién empezás a salir con él: aunque sus besos y sus caricias te provoquen una sensación muuuy placentera, esto no es garantía de que tu cuerpo vaya a incendiarse. “Lo que llamamos ‘química sexual’ es algo muy impredecible. Pero no te confundas: tenerla no necesariamente significa que encontraste a tu alma gemela”, afirma la counselor de parejas Val Sampson, autora de How to have a great sex for the rest of your life (Cómo tener sexo fantástico durante el resto de tu vida). Paula Hall agrega: “Hay una gran diferencia entre atracción y técnica. La atracción tiende a tener tres categorías: apagada, neutral y encendida. Obviamente, esta última es genial, pero la neutral puede funcionar: si te gusta un chico pero sentís que no te atrae demasiado físicamente, podés trabajar en la técnica”. Entonces, ¿qué esperás para comprobarlo?


fuente: cosmopolitan TEXTO: SALLY MORRIS Y ROSIE MULLENDER. FOTO: CHRIS CLINTON.