domingo, 17 de enero de 2010

Las primeras Vacaciones

Los primeros viajes con un bebé son muy diferentes a los de una pareja que no tiene hijos. El lugar, la época del año, el medio de transporte… mucho dependerá del nuevo integrante de la familia. “Viajar con los niños es fuente de satisfacciones por el entusiasmo que despierta el viaje en sí, el destino de descanso y la aventura del cambio. Compartir tiempo completo con los hijos fortalece los vínculos familiares”, señala el Dr. Mario Elmo, pediatra, titular de la Sociedad Argentina de Pediatría. Aunque aclara que para que se pueda disfrutar de ese merecido descanso y sin problemas, la prioridad es planificarlo detenidamente.

¿Estará preparado?
Para empezar, el especialista aclara que un bebé recién nacido no está listo para viajes intensos. “Lo más seguro es que se los lleven de vacaciones a partir de los seis meses, cuando pueden compartir salidas con menos riesgos. Un recién nacido no tiene la madurez suficiente para ciertos lugares, ni actividades. De llevarlo, habría que tomar todos los recaudos, como si estuvieran en el hogar”, cuenta el pediatra. En relación a la duración del descanso el especialista cuenta que no tiene por qué haber un límite de días, siempre y cuando se esté llevando lo necesario, y otra vez, considerando la edad del bebé. “Un viaje con recién nacidos
debería durar menos que con un bebé más grande. Y se debe estar siempre atentos al comportamiento y bienestar del bebé, además de dispuestos a volver a casa si hubiesen dudas respecto a su salud, después de la consulta a un pediatra local”, indica Elmo.

Con destino a…
En cuanto al lugar, el médico asegura que no hay un área que esté contraindicada, pero que hay que tener en cuenta las precauciones en función del ambiente. “Si se parte de la idea de que en el lugar elegido también hay bebés que nacen y se crían ahí, no habría restricciones. Pero sucede que quienes viven en los lugares turísticos no exponen a sus bebés al trajín o las inclemencias a las que suelen exponerse los turistas. Por eso es preferible permanecer en las zonas más tranquilas y evitando los horarios en los que se concentra mayor cantidad de gente”, señala el doctor y aconseja elegir considerando el clima.

“Un bebé no debe permanecer a la intemperie, expuesto al sol, el viento, el frío y el calor. Ni está listo para disfrutar del agua de mar, río, lagunas, piscinas, termas, por los riesgos de hipotermia e infecciones ”, subraya el médico.

Sólo de a ratos
Un clásico en nuestro país en verano es la Costa Atlántida. Asegura que la playa es por sí sola un ambiente hostil. No sólo por la radiación solar, la arena puede irritar ojos y boca, y es un vehículo de gérmenes residuales. En estos casos, sugiere llevarlo de a ratos, idealmente por la mañana muy temprano o al atardecer, y turnarse para cuidar al bebé en la casa. Así como en la montaña, donde también es alta la radiación solar y las temperaturas, muy variables. Remarca que en cualquiera de los casos, tomando precauciones y organizándose, pasarla bien es posible.

En el auto de papá
Durante el viaje en auto, será imprescindible parar para darle de mamar, cambiarle los pañales, etc. Y es necesario protegerlos del sol que entra por la ventana para evitar insolaciones o daños para el bebé. A nivel seguridad, el Dr. Elmo asegura: “El bebé tiene que viajar sujeto en una sillita de seguridad adaptada a tal fin, en el asiento trasero. Nunca en brazos de otra persona”.

Agrega que tanto en avión como en micro, no tienen por qué haber más inconvenientes que en auto, siempre que se lleve todo lo necesario para cuidar y asear al bebé.

Fuente: Para Ti mama Asesoró: Dr. Mario Elmo, pediatra, miembro titular de la Sociedad Argentina de Pediatría, M.N. 55.220.