miércoles, 27 de enero de 2010

Descubre lo que puede acabar con tu noviazgo

Los comienzos de una relación siempre son lo máximo, pero el día a día puede ser más que perfecto si sabes superar los típicos problemas que surgen con la convivencia, la confianza o ciertas circunstancias externas. Para ayudarte, te hemos preparado un decálogo con situaciones conflictivas y la solución para esquivarlas.

Toma nota y salva tu amor

1. No compartimos las tareas domésticas: Esta es una de las cosas que más sacan de sus casillas a las mujeres, aunque no exclusiva del género femenino. Con que uno de los dos miembros de la pareja sienta que trabaja más que el otro en la casa de forma injustificada, estallará el conflicto.

Solución: Aunque te parezca incómodo, éste es un tema que debes dejar claro desde el principio. Hay que hacer un reparto justo y equitativo de las tareas en función de los horarios y responsabilidades de cada uno fuera de casa. No caigas nunca en el error de hacerlo tú porque no soportas verlo sucio ni tampoco exageres con las obligaciones de limpieza, ¡jamás antepongas la limpieza de la casa al sexo o al descanso!

2. Me aburro como una ostra: ¿La rutina se ha instalado en tu vida? ¿Ya no te molestas en arreglarte para él? ¿No soportas estar siempre con su familia o metida en casa? Antes de buscar soluciones debes plantearte si sigues enamorada de él o se trata solamente de exceso de confianza y costumbre.

Solución: Combatir la rutina supone un esfuerzo permanente por parte de ambos, ya que siempre va a estar presente. La solución de emergencia es poner cierta distancia entre ambos para que se echen de menos. Traten de no pasar las 24 horas del día juntos, pasar más tiempo con sus amigos, tener límites de independencia, buscarte ocupaciones que te saquen de casa y te hagan volver a verle con la distancia que antes te hacía querer estar siempre con él.

3. Su familia y su ambiente es diferente al mío: Algunas veces son las circunstancias externas las que hacen tambalear una relación. Las diferencias socioculturales o incluso las familias políticas pueden interponerse fuertemente entre dos personas por mucho que se quieran. ¿Te sientes de menos en su ambiente o con su familia, o al revés?, ¿le quieres pero te gustaría que fuese más culto o al revés? ¿No te gustan demasiado las costumbres de su familia, o al revés?

Solución: Se trata de cuestiones muy delicadas que hay que resolver con comunicación y tacto. Lo primero es no tratar nunca de aparentar o de ser quien no se es. Aunque se puede mejorar, no debes tratar de cambiar a tu pareja para que sea como tú quieres, te encontrarás con alguien insatisfecho y al que no conoces. Respecto a su familia, no intentes nunca separarle de ella, tienes que ser flexible y muy tolerante para que el otro no se vea forzado a hacer cosas que no quiere o con las que no está de acuerdo. Las carencias culturales tienen mejor solución si ambos tienen voluntad.

4. Tengo un trabajo mejor que el suyo: Jamás te imaginaste que sería uno de esos hombres que se sienten amenazados porque su chica gana más que ellos o tiene un trabajo mejor, pero desde que te ascendieron intenta por todos los medios quitarte méritos o hacerte sentir por debajo de él. Está distante, malhumorado e incluso le ha bajado la libido, o al contrario, necesita demostrar que es muy hombre en todo los sentidos.

Solución: Habla claramente con él de lo que piensas, pero ten todo el tacto posible porque le costará mucho reconocer que está celoso de tu éxito. Intenta razonar la situación con él pero no permitas que te quite méritos.

5. Ha habido una infidelidad: Éste es uno de los principales motivos de ruptura entre las parejas. Nadie puede saber si va a llegar a ser infiel o no, pero hay personas que son infieles por naturaleza. El problema es la actitud que se adopte ante la infidelidad: mentiras, arrepentimiento, honestidad hacia uno mismo y hacia su pareja. También es importante la forma en que uno se entera de una infidelidad: por su propia pareja o por terceros.

Solución: Todo depende de la actitud de la persona que ha engañado. Si lo ha contado, si está arrepentida y fue algo esporádico, puedes sentarte a hablar, si te ves capaz de superarlo. Pero requerirá un gran acto de madurez y racionalización de la situación de tu parte.