miércoles, 24 de agosto de 2011

Mamá full time

Cerca del 50% de las madres se replantean su vuelta al trabajo después del embarazo. Según un informe del Observatorio de la Maternidad, casi la mitad de las mujeres convertidas en madres deciden rever su situación laboral. Algunas optan por no volver a sus puestos de trabajo, otras por cambiar de tareas. Claro que muchas no tienen la posibilidad económica de hacerlo y entonces la vuelta se convierte en un motivo de angustia. ¿Cómo manejarlo? Experiencias maternales y la palabra de los especialistas.

“Si bien la mujer explora el gratificante gusto del desarrollo profesional e independencia económica, al encontrarse con el nacimiento del primer hijo descubre el amor materno y las demandas de cuidado de la cría, que se contraponen con variables del mundo laboral". LIC. FABIANA PORRACÍN, psicóloga y antropóloga de la UBA.Desde que quedé embarazada, una pregunta revolotea mi mente, mis entrañas y mi billetera. ¿En qué momento, después de ser madre, voy a volver a trabajar? La respuesta, claro, no es sencilla y depende de factores varios, pero cada persona que me cruzo (eso incluye familiares, amigos, la vecina de abajo, los taxistas y la cajera del súper), ensaya alguna teoría al respecto. “Volvé lo más rápido que puedas o no vas a volver más. ¿Después de tanto sacrificio pensás resignar tu carrera?”, sentencian algunos, y otros, por el contrario, arengan: “¡Extendé la licencia al máximo! Es tiempo valioso para tu bebé; después crece y chau. Es más: si podés, tomate un año sabático”.
¡Qué estrés! Antes yo sólo debía decidir cosas superfluas y ahora me vienen con que después del parto se me juega la vida, el trabajo y, fundamentalmente, mi ingreso a la categoría de las “buenas” o “malas” madres. Mientras tanto, la cuenta regresiva ya comenzó, el parto está cerca y me encuentro convertida en un manojo de nervios, inflado e inexperto.

Pero, según un informe del Observatorio de la Maternidad, no estoy sola en esto: muchas mujeres atraviesan las mismas dudas después de tener un hijo y cerca del 50 por ciento de ellas no vuelve a sus puestos de trabajo por razones varias, como por ejemplo la precariedad laboral, el hecho de no saber con quién dejar al bebé, o bien porque se quiere disfrutar de la experiencia a pleno. De acuerdo al trabajo del OM, participa del mercado laboral el 79,2% de las mujeres sin hijos, el 64,7% de las que tienen 1 o 2 hijos, el 58,1% con 3 o 4 y el 45,3% con más de 4.

“Si bien la mujer explora el gratificante gusto del desarrollo profesional e independencia económica, al encontrarse con el nacimiento del primer hijo descubre el amor materno y las demandas de cuidado de la cría, que se contraponen con variables del mundo laboral: un clima altamente competitivo, de extensas jornadas que en muchos casos requieren viajes y una invasión de la vida personal a manos de la comunicación digital, factores que no son compatibles con el tiempo, la calidad y el clima de cuidados que requieren al menos los dos primeros años del bebé. El crecimiento económico que beneficia a grandes sectores posibilita que pueda, en algunos casos, sostenerse un hogar con un solo ingreso, factor decisivo para que la mamá pueda quedarse en casa –explica la licenciada Fabiana Porracín, psicóloga y antropóloga de la UBA, quien reconoce la tendencia–. ¿Por qué cuesta volver? Porque al vivenciar nuevamente el mundo de lo íntimo, con tiempos naturales que no son los del ‘vértigo Blackberry’, se redescubren contactos más amenos a nuestra naturaleza y ese choque genera mucha resistencia, llevando a replantearse no retomar la actividad laboral o cambiar de rumbo profesional”.

¿EXTENDER O NO LA LICENCIA? ¡Esa es la cuestión! Determinar el mejor momento para volver (o no), no parece ser tarea fácil. La legislación argentina establece que en los trabajos con relación de dependencia, la licencia por maternidad es de 90 días y comienza a regir desde 45 días antes y hasta 45 después del parto (el período también se puede dividir en 30 y 60), lapso durante el cual la mujer percibirá su salario. Además, existe la opción de demorar hasta seis meses más el regreso, pero en este caso ya sin goce de sueldo.

El doctor Mario Sebastiani, obstetra del Servicio de Obstetricia e integrante del Comité de Bioética del Hospital Italiano de Buenos Aires, considera: “Dentro de una casa, la mujer tiene una multiplicidad de roles: es organizadora, pareja y además tiene sus propias tareas, que incluyen trabajo, intelecto y cuidado personal, además de vida social. Ahora le agregamos un hijo, que le demandará, al principio, el 90 por ciento de su tiempo, a pesar de que se suele mencionar nuestra ayuda como hombres. Pero la lactancia (casi 10 puestas al pecho por día por un total de 400 minutos), el aseo, el cuidado de otro hijo si lo hubiere y las cosas de la casa son su prioridad. A esto le sumamos que a los dos meses debe volver a trabajar, lo que implica haber resuelto quién cuidará del bebé, más un trabajo de siete horas (con dos de viaje) y la casa. Claramente, no es fácil volver a trabajar –explica y considera que, por esa razón, lograr una logística hogareña es fundamental–. Hay que buscar las ayudas necesarias: en la pareja, en la familia, en los sistemas de cuidado. Los hijos son muy bonitos, pero el trabajo es un bien por demás preciado en el mundo actual: es escaso, da autonomía económica (los hombres que mantienen detentan un poder sobre las mujeres) y mejora la intelectualidad y la sociabilidad”.

En su último libro, Lo que nadie te contó del embarazo y del posparto (Paidós), el médico dedica un capítulo a hablar enteramente del tema y propone algunas claves: “Hay toda una sociedad juzgando tu actitud frente al trabajo. Tratá de no permitir que la elección sea maternidad o libertad. No escuches las calificaciones que con enorme simpleza tildan a las madres como heroínas, buenas, mediocres o malas”, escribe Sebastiani.

CUANDO VOLVER. Luciana Salas (40) no volvió más, aunque su idea era reintegrarse a los seis meses de licencia. Hoy su hija mayor tiene 6 años, el mismo tiempo que hace que ella ya no ejerce como ejecutiva de ventas, su profesión “AM”, es decir, Antes de la Maternidad.

“Tenía un trabajo de muchas horas en una empresa de marketing, que no me cerraba. Después de tener a Malena me fui quedando en casa y me acomodé a esa rutina. A los dos años tuve a Juana y entonces ya no me daba la cabeza para buscar un nuevo trabajo y menos para volver al anterior. Pero ahora que las nenas están más grandes me gustaría empezar de nuevo, aunque también siento un poco de vértigo. Mi idea es lanzar un emprendimiento propio”, cuenta. Por el contrario, María Emilia Fernández (28) jura que le hubiera encantado prolongar su licencia, pero no tuvo la opción económica de hacerlo. Su hijo Valentín tiene 8 meses y va a la guardería. “Volví a trabajar enseguida porque mi marido y yo somos empleados y tenemos que pagar el alquiler. Debo confesar que me costó dejar a mi hijo. Las primeras dos semanas se lo entregaba a la maestra y me largaba a llorar. Fue tremendo”, declara y asegura que todavía siente una mezcla de culpa y angustia cada vez que piensa en que no pudo amamantar a su bebé todo lo que hubiera querido.

Belén Márquez (35), en cambio, le quita dramatismo a su regreso precoz: “Me reintegré a los 60 días porque quise. Podría haberme tomado más tiempo, pero la cabeza ya me estaba jugando en contra. Me enloquecía sentir que mi única misión en la vida era dar la teta, cambiar pañales e ir a la plaza. ¡Por algo estudié e hice una carrera! –destaca y asegura que tomó la decisión de volver al estudio de abogados en el que trabaja jornada completa por el bien de su hijo Mateo, que acaba de cumplir 3 años–. ¿De qué le hubiera servido a él que yo me quedara a cuidarlo y postergara una profesión que me hace sentir plena?”, se cuestiona Belén.

Mariana Vázquez, directora de Recursos Humanos & Calidad de la consultora de RRHH Adecco, destaca que en ese marco no es casual que las mujeres posterguen la llegada de los hijos. “Tememos la pérdida de una independencia por la cual luchamos, aunque tenemos claro que a cierta edad ya no lo podemos dilatar. Luego de la llegada del bebé, las prioridades de antes quedan en segundo lugar y la vuelta al trabajo requiere de una organización especial. Lamentablemente, el mercado laboral actual no está del todo maduro para dar lugar al desarrollo de mujeres profesionales con hijos. Es muy difícil conciliar vida profesional y maternal, y en pos de eso, se trata de trabajar en la sensibilización del top level corporativo para conciliar estos aspectos. Algunas empresas están implementando ‘teletrabajo’ o ‘flex time’ para aquellas madres que, por la función que desempeñan, pueden trabajar fuera de la oficina. Pero muchas otras continúan en el modelo de liderazgo basado en el ‘ver para creer’. Como directora de Recursos Humanos, es un tema que me preocupa, ya que entiendo tanto las necesidades de las madres como las de las empresas. De todos modos, hay que tener en cuenta que al principio cuesta volver, pero pasado un período de tiempo todo fluye nuevamente”.

A la hora de proporcionar algunas claves para encarar el “operativo retorno”, los especialistas coinciden: cada mujer devenida en madre deberá hacer su experiencia, en base a los tiempos, las sensaciones y necesidades económicas de cada una. “Al correrse del mercado laboral el regreso es más difícil. De todas maneras, la clave está en encontrar el propio equilibrio, aunque eso a veces lleve a buscar nuevos horizontes”, reflexiona Mariana Vázquez y Fabiana Porracín agrega: “Algunas mamás necesitan trabajarlo terapéuticamente, ya que el monto de angustia es intenso y paralizante. Hay que comprender que no se puede todo y que, para ganar, hay que saber perder. La mamá debe elaborar que es mejor madre en tanto ella se sienta satisfecha y realizada como persona. La maternidad y los hijos no lo son todo y tampoco lo es la carrera. Por eso, hay que aprender a ponerles límites tanto a los chicos como al trabajo”.

Por su parte, el doctor Mario Sebastiani aconseja no perder de vista que antes de la llegada del hijo había una vida: la propia. Y que recuperarla será necesario en algún momento. or eso si bien al cierre de esta edición la decisión de cuándo y cómo volver aún no había sido tomada por quien les escribe (y a quien, dadas las circunstancias, no leerán por un tiempo), debo reconocer que antes de zambullirme en la licencia logré pasar algo en limpio: a esta altura no me queda más opción que vivir el día a día. En unos meses les cuento cómo me fue en ese intento.

Para Ti
Textos MARIA EUGENIA SIDOTI.