martes, 13 de abril de 2010

Necesito una empleada doméstica, ¿cómo la busco?

Hace cuatro años que Gilda vino de Paraguay en busca de trabajo. Tenía 24 años y no conocía a nadie: "Vine porque me dijeron que acá se ganaba mejor y que no me iban a explotar como en mi país", dice. Cada vez que puede le manda dinero a sus padres, pero no todos los meses porque tiene una hija de un año y medio. Primero fue empleada con cama en casa de una familia de Berazategui, donde trabajó durante tres años y la aceptaron como una hija. Hoy trabaja con retiro en otra casa, de Capital, y por la tarde, en un quiosco. Admite que le preocupa su futuro porque todavía no tramitó la radicación, está trabajando en negro y no cuenta ni con aportes jubilatorios ni con obra social. Es tímida; no le gusta que le hagan preguntas, y no es la única.

Argentinas o extranjeras, en general las empleadas domésticas consultadas se niegan a contar su historia por temor a decir algo que moleste a la familia que la emplea. Probablemente no sepan que son un recurso humano muy demandado, ya que la búsqueda de personal doméstico se ha vuelto un dolor de cabeza para familias en las que trabajan el hombre y la mujer, y necesitan delegar la organización de su casa y el cuidado de sus hijos. Buscan seguridad y la voluntad de aprender las tareas del hogar, si es que no las sabe, virtudes difíciles de encontrar.

Empresas especializadas
Las agencias de personal doméstico y las consultoras de recursos humanos que trabajan el segmento son el recurso al que se suele acudir cuando fracasan las posibilidades entre familiares y conocidos. En líneas generales, estas agencias les piden a las candidatas documento de identidad o residencia precaria -documento que autoriza a las extranjeras a trabajar en el país-, referencias comprobables, un número de teléfono fijo para chequear el domicilio; a veces exigen número de CUIL (o se lo tramitan) y hasta les hacen estudios psicotécnicos y socioambientales para conocer cómo y con quiénes viven.

"No es fácil reunir todos los datos ya que muchas vienen del norte del país, y si bien han trabajado allí no tienen referencias porque se vive de otro modo. Lo mismo pasa con las chicas que vienen de Paraguay", dice Gabriela Kinast, dueña de la Agencia Victoria de Villa Bosch. Ana Espósito, directora de Home Premium Service coincide con Kinast en que resulta difícil encontrar en este rubro auténtica vocación de servicio.

"Se emplean en casas porque les resulta difícil encontrar empleo de vendedoras o empleadas administrativas. Y a diferencia de las paraguayas, las argentinas valoran menos el concepto del trabajo. Creo que tiene que ver con los planes jefas y jefes; entonces piden trabajar una o dos veces a la semana", agrega Kinast. Susana Villafañe, licenciada en seguridad y directora de gestión y seguridad de Recursos Humanos de la consultora Mucamas de Argentina , dice que "las argentinas quieren trabajar pocas horas y no estar en blanco. Gracias a las extranjeras tenemos personal doméstico", comenta.

Así, ellas son las menos solicitadas, contra las peruanas, valoradas por su respetuosidad, y las paraguayas, "muy trabajadoras". El 90% de las mujeres que se postulan en la agencia Home Solutions son paraguayas.María Cristina Distéfano, psicóloga social y encargada de selección de esa agencia, explica que las paraguayas se esfuerzan por conservar el trabajo porque giran el dinero a sus familiares. El día que ya no les resulte redituable venir a la Argentina, quedaremos camino a quedarnos sin empleadas domésticas. Sucede en la Comunidad Europea, donde los inmigrantes hacen los trabajos que ellos no quieren, pero a medida que los empiezan a echar los tienen que hacer ellos."

Pros y contras
La figura de la empleada doméstica que ayuda a criar a los hijos de la familia desde que son chicos hasta que se van de la casa ya no existe. Sin embargo, según Distéfano, el argentino promedio la sigue buscando. "A lo sumo le durará un año y medio. Las chicas paraguayas, a fin de año, se van a ver a sus hijos a Paraguay. A veces no vuelven y en otras ocasiones los empleadores no las esperan. No hay una fidelidad de ambas partes.

Las empleadas con cama son más volátiles que las de retiro, y a su vez, más buscadas." Villafañe asegura que es la mejor opción para la dueña de casa y para la empleada. "Una chica que gana 1600 pesos y trabaja con retiro, a fin de mes a su sueldo lo ve dibujado y le quedan 200. Pero muchas viven con sus parejas y, lógicamente, quieren volver a su casa. El 75% de los empleadores las quiere con cama, mientras que la oferta es al revés.

"Pero contar con una empleada con retiro tiene otras ventajas. En general, no son tan jóvenes y ya han trabajado varios años, lo que las hace más confiables: tienen más referencias, un domicilio fijo en el que se sabe que se las puede ubicar y son más profesionales.

Eloísa (57 años) es una de ellas. Cuando se separó de su marido, hace 14 años, comenzó a trabajar de empleada doméstica con retiro para una única familia. Hoy limpia, cocina y cose. "Ya sabía hacer las cosas porque manejaba mi casa. Comencé trabajando con la madre y hoy sigo con las hijas", dice.

Tres aspectos básicos
Villafañe afirma que el trípode del servicio doméstico es buen trato, buena remuneración y blanqueo. Agrega que una buena remuneración para una empleada con tres o más años de experiencia, que sabe hacer su trabajo, debería estar entre 1900 y 2000 pesos. Por menos dinero, las empleadoras buscan una persona con esa experiencia, dispuesta a encargarse de las tareas de la casa y de los hijos.El salario mínino es de 1500 pesos, y eso es lo que suelen ganar, dependiendo también de los conocimientos de cocina, cursos de baby sitter y demás habilidades que tengan. "Ya sea por inestabilidad emocional, disconformidad con el salario y, en menor número por maltrato o destrato, las chicas se van", dice Villafañe. Maltrato, que depende de la naturaleza de la empleadora, o destrato, como falta de alimentación adecuada e interrupción de las horas de descanso que les corresponden -8 horas de sueño, desayuno y almuerzo- son más frecuentes de lo que se imagina.

Expectativas
Mari Marchand, de Villa Bosch, tiene desde noviembre último una empleada paraguaya con retiro que contrató por agencia. "Quiero que sea decente, porque hay quienes se llevan hasta el azúcar, el jabón en polvo, los tenedores o los repasadores", dice. Si bien reconoce que nunca le hurtaron cosas valiosas como joyas o plata, dice que a la larga se terminan convirtiendo en valiosas, además de que no está tranquila.Victoria Vidal, de Recoleta, tiene expectativas similares. "Debe ser honesta, con buen modo y cumplidora. No importa que no haga las cosas perfectas, lo importante es que tenga voluntad para aprender. No me importa si trabajó antes o no", dice.Hace un año que Vidal tiene una empleada paraguaya con cama; dice que no fue fácil encontrarla después de que Nancy se fue -otra empleada también paraguaya que trabajó para la familia por 18 años-. "Las prefiero con cama porque me resulta más que siempre haya alguien en casa, y económicamente es más o menos lo mismo. Por ejemplo, voy a hacer las compras y sé que está ella para recibir el pedido", explica.Reconoce que la única vez que le robaron fue cuando recurrió a una agencia. La empleada estuvo sólo tres horas en la casa y cuando ella salió aprovechó para robarle un bolso de ropa y dinero de sus hijas. "Llamé a la agencia y a la tarde me trajeron más cosas de las que me había dado cuenta de que me faltaban", dice.

Otros valores en juego
Agustín Parigi, sociólogo, profesor de la Universidad Austral y coordinador de Recursos Humanos de YPF, comenta que las estadísticas del Indec indican que más de la mitad de las empleadas domésticas en la Argentina trabaja menos de cuatro días a la semana, sin superar la media jornada, y sólo un 6% es empleada con cama. Atribuye esa creciente tendencia al cambio de valores."Muchos de los que buscan ayuda externa para la organización doméstica tienen un concepto del trabajo muy diferente al de sus padres. El último vagón de la generación X, con fuerte influencia de los valores de la generación Y, busca más autonomía en sus labores, un reconocimiento que va más allá del remunerativo, buen clima laboral y expectativas de progreso social a partir de su actividad. Y así como exigen eso a sus empleadores entienden las necesidades de las personas que contratan para su casa. La confianza, las formas y el trato muchas veces pesan más que el expertise de la empleada. Por otro lado, el estatus que otorga un servicio por horas, con funciones bien definidas y mayor libertad para manejar sus responsabilidades personales, difiere del que puede tener quien habita en su lugar de trabajo y convive con sus empleadores, donde los límites y las funciones de su trabajo suelen ser difusos en el día a día", explica.

Nueva regulación
El proyecto de ley que elevó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al Congreso Nacional , a principios de marzo, que modificaría la relación entre el dador de trabajo y la empleada doméstica podría significar un nuevo problema para el servicio doméstico, en lugar del principio del fin del empleo en negro. Un informe que elaboró el Instituto para el Desarrollo Argentino (Idesa) , no augura muy buenos resultados. "Hoy rige el decreto 1956 que es necesario modernizar, pero la propuesta del proyecto es mala porque propone asimilar el servicio doméstico a la misma categoría legal de un trabajador en una empresa, cuando un hogar no lo es. Determina un montón de obligaciones que ni siquiera un empresa chica tiene la capacidad económica y administrativa para cumplir", explica Jorge Colina, economista jefe de Idesa.En tanto, por más difusión que hayan tenido las campañas de blanqueo, el 87% de las empleadas domésticas sigue en negro, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec. Según Colina, se ha aprovechado para registrar a las empleadas que están cerca de la edad de retirarse para que puedan percibir una jubilación. El especialista cree que la nueva regulación sólo contribuirá a que esa situación se prolongue o a incrementar juicios laborales que ponen en riesgo el bienestar de una familia. "Habría que identificar los aspectos de la profesión que son necesarios que la empleada tenga, como maternidad y aseguradora de riesgo del trabajo, y obviar las formalidades con las que un hogar no va a poder cumplir, y que una empresa mediana puede porque tiene un departamento de recursos humanos que se encarga", recomienda.
fuente: la nacion Por Julia E. Raggio