martes, 25 de octubre de 2011

Muy cerca de ganar la batalla

Cada año, a más de un millón de mujeres de todo el mundo, de entre 45 y 56 años, se les diagnostica cáncer de mama. Se trata del tipo de cáncer más común entre las mujeres: una de cada diez lo padece, a lo largo de su vida. Sin embargo, la ciencia está cada vez más cerca de torcer el destino de esta verdadera epidemia. Con la revolución de las terapias dirigidas –fármacos que atacan de manera específica–, hasta los cánceres de mama más agresivos están cediendo. Sobrevida. Esa es la palabra clave para todos los enfermos de cáncer y, por supuesto, para las mujeres que sufren cáncer de mama. Porque en este ámbito de la medicina, el térmimo es sinónimo de curación. Y ese fue el mensaje central del último encuentro de la American Society of Clinical Oncology (ASCO), que se llevó a cabo en Atlanta, Estados Unidos. Ahí, con la presencia de 30 mil oncólogos de todo el mundo, se dieron a conocer los últimos avances, desde la genética y la farmacología, que están revolucionando la manera de encarar el cáncer de mama. “Hemos descubierto que hay probablemente entre seis y ocho categorías de cáncer de mama, y cada uno se comporta de forma diferente. Tenemos que acercarnos a cada subcategoría con la mejor terapia”, dijo en Atlanta Dennis J. Slamon, médico de la Universidad de California y uno de los investigadores más renombrados en el área. “Antes, se aceptaba cierto monto de toxicidad a cambio de más beneficios. Eso está cambiando. Hoy, debido al creciente número de sobrevivientes de cáncer de mama (ver recuadro), es cada vez más crítico el desarrollo de terapias efectivas que minimicen los efectos de los tratamientos. El futuro del cáncer de mama está en las terapias dirigidas”, agregó Slamon. Este dato no es menor. El cáncer de mama afecta entre el 8 y el 9 % de las mujeres a lo largo de su vida. Cada año, se diagnostican más de un millón de nuevos casos de este cáncer a nivel global, cifra que lo ubicaría como una verdadera epidemia. Según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este año, a más de un millón de mujeres en todo el mundo se le diagnosticará cáncer de mama, una enfermedad que mata a 400.000 mujeres, entre los 45 y 56 años, una franja en la que aún están muy activas. En nuestro país, de los 104 mil nuevos casos de cáncer, 12 mil son de mama. Pero, a pesar de que es el tipo de cáncer más común entre las mujeres, los avances en cuanto a detección temprana y tratamiento lo han convertido en el tipo de cáncer que más sobrevida tiene. Además del hecho de que según el National Center Institute Office of Cancer Suvivorship el de mama tiene un 22 % de sobrevida comparado con otros tipos de cáncer, hay otro dato más: una mujer con diagnóstico de cáncer de mama tiene –independientemente del estadío en que esté- un 50 % más de posibilidades de curación (es decir, una de cada dos mujerse se curan). “Es un tiempo excitante. Probablemente, estamos muy cerca de una victoria en la lucha contra el cáncer de mama”, reveló el médico alemán Michael Untch, en la Media Fair que el laboratorio Roche organizó también en Atlanta. Los resultados presentados indican que hasta el cáncer más agresivo, el HER2 possitive, un tipo de cáncer de mama de pronóstico negativo y muy difícil de tratar, está hoy siendo jaqueado por las nuevas terapias dirigidas (targeted therapies). Aunque con cautela, Untch, de la Universidad Ludwig-Maximilians, de Munich, se animó a decir que “ver que haya casi un 50 % de reducción en el riesgo de que el cáncer vuelva y, por lo tanto, mayor sobrevida es más que una promesa: es una revolución”. Las terapias combinadas A pesar de que es considerado uno de los cucos más grandes de los últimos tiempos, las investigaciones en este campo de la medicina parecen indicar lo contrario. Es sabido que, el cáncer, es un grupo de enfermedades que causan que las células del cuerpo cambien y crezcan sin control. Para decirlo bien claro: “A diferencia de un virus, que es algo externo, el cáncer es un organismo. Luchar contra él, es como una guerra civil. Es más difícil luchar en una guerra civil, que contra enemigos externos. Porque son parecidos a vos: en el cáncer, la lucha es contra tus mismos genes, que se han vuelto locos”, dice el español José Baselga, jefe del servicio de oncología delHospital Universitario Vall d’Hebron, de Barcelona. Sin embargo, Baselga agrega algo más interesante sobre el cáncer: “A pesar de que crecen agresivamente, las células cancerígenas son más frágiles de lo que se piensa. Se cree que son súper monstruos, pero tienen menos recursos de los que se piensa”, aseguró. “Es posible que sean uno o dos los eventos moleculares que hacen que el cáncer crezca. Tenemos evidencia que indica que, si se ataca a una célula cancerígena en los pasos críticos, se le puede inducir un daño significante. Estamos más cerca de lo que pensamos de tener efectos profundos en cáncer”. Aunque empieza en el tejido mamario, que está hecho de glándulas para la producción de leche, el cáncer de mama no es una sola enfermedad: es, más bien una enfermedad sistémica (esto significa que es posible que las mujeres no mueran finalmente del cáncer de mama original, sino debido a tumores celulares, que surgen a partir del tumor primario). Se lo clasifica como temprano o metastásico y, a su vez, en cuatro estadíos, dependiendo del tamaño y si ha migrado o no a otras partes del cuerpo. Hay, además, varios tipos de cáncer de mama. Un tejido maligno, por ejemplo, suele derivar en un ER, que es un tumor con receptores de estrógeno; o en un HER2 (human epidermal growth factor receptor 2). El HER2 es una proteína, producida por un gen específico, que está relacionado con un tipo particularmente agresivo de cáncer de mama, conocido como HER2 possitive. Este afecta entre un 20 y un 30 % de las mujeres con cáncer de mama, y requiere una especial atención, ya que el tumor del HER2 possitive crece de forma increíblemente rápida. Para algunas mujeres que tienen tumores con expresión HER2 possitive, la esperanza de sobrevida viene de la mano de una droga llamada trastuzumab. Elaborado por Roche, bajo el nombre comercial de Herceptin, este nuevo agente biológico –aprobado en 1998– representa el mayor avance a la hora de extender la vida de las pacientes y prevenir la recurrencia de la enfermedad en aquellas que ya han recibido quimioterapia. “Este agente biológico actúa atacando la superficie de las células. No sólo evita que la proteína se active, sino que provoca un serio daño que lleva a un achicamiento del tumor y, luego, a la destrucción de las células tumorales”, explica Untch. Las extensivas investigaciones que envuelven ensayos clínicos, muestran que trastuzumab, que es el primer anticuerpo monoclonal que actúa en la superficie de la célula, aprobado en tiempo récord por las administraciones europeas, prolonga significativamente la vida en promedio de las pacientes con HER2. ¿Cuánto? “Los resultados del HERA, uno de los mayores estudios internacionales de fase III sobre cáncer de mama, llevados a cabo hasta el momento, revelaron que en las pacientes con diagnóstico temprano de cáncer de mama, el trastuzumab redujo el riesgo de muerte en un 34 %”, dijo Untch. Esta droga, combinada con la quimioterapia y tratamientos hormonales estándar, logró reducir un 50 % los índices de recurrencia (diseasse free survival) del cáncer de mama en estadío temprano, una cifra que Untch califica de “excitante y alentadora. Podemos doblar el número de los sobrevivientes y darles mejor calidad de vida”. El tema es que no todas las pacientes responden al trastuzumab. Aunque no ha sido aprobada todavía, algunas investigaciones aseguran que el lapatinib –una droga que actúa en el interior de la célula, deteniendo la migración y que desarrolla el laboratorio GaxoSmithKline– podría reemplazar al Herceptin. Sin embargo, estudios recientes indican que, la combinación de las dos drogas, lograría un incremento de la efectividad, evitaría la migración del tumor y, finalmente, lograría su desaparición. De hecho, en el mega congreso de Atlanta, se presentó un estudio de fase III que demostró que en combinación con el trastuzumab, el lapatinib otorgaba una “importante y estadísticamente significativa prolongación de la vida, y un detenimiento de la progresión de la enfermedad, a las pacientes con EbB2 possitive”, un tipo de cáncer de mama metastásico y resistente. Lo mismo sucedió con bevacizumab: estudios de fase III demostraron que esta droga, en combinación con el tratamiento estándar, también doblaba las chances de sobrevida. Las llamadas terapias dirigidas, o a la carta, son fármacos que atacan de manera específica a la molécula que es responsable de que una célula sea cancerosa. Están inspiradas en las terapias del HIV. Según explica Baselga, “las terapias del sida mostraron que, armando un cóctel de terapias, se retardaba la aparición del virus. Esa idea se aplicó al cáncer. Si el trastuzumab no funciona a la hora de bloquear el HER2, lo que hacemos es combinarlo con otros inhibidores, y la respuesta es muy superior”. ¿Este es el único approach? No, afirma el español: “Si se produce una resistencia a la primera terapia, hay muchísimas posibilidades de combinación. Si somos lo suficientemente inteligentes, si bloqueamos los pathways, las combinaciones actuarán mejor que la quimioterapia sola. Lo que las terapias moleculares dirigidas hacen es provocar una sinergia”, dijo Baselga. Por ejemplo, en este momento, varios estudios están llevándose a cabo con la combinación de capecitabine (Xeloda, una píldora de Roche) o vinorelbine (Navelbine Oral, de Laboratorio Pierre Fabre) con los tratamientos estándar. A estas terapias moleculares dirigidas, Baselga las engloba dentro de lo que él llama la segunda ola de inhibidores. ¿Habrá una tercera generación? Sí, identificar mejor el perfil genético de las pacientes que responden o no a determinada medicación. El derecho a elegir En el pasado, las terapias para atacar al cáncer eran mutilantes. Las terapias dirigidas de hoy, implican mucho más que a apuntar a targets específicos. “Los nuevos agentes y los nuevos estudios que están viniendo nos dan la oportunidad de estudiar hipótesis que en el pasado considerábamos imposibles. Uno de los más grandes desafíos en la oncología médica, es lograr un cambio cultural”, opina José Baselga. La lista de desafíos futuros podría ser encabezada por la quimioterapia. Para Baselga, “los médicos tienen un problema cultural con ella: son quimiodependientes. Creo que, si bien no terminaremos con ella, la utilizaremos mejor. Será un complemento”. Sin embargo, haber llegado a esta decisión supone otros pasos previos, no menos importantes. Según dos de las más grandes sociedades oncológicas del mundo, la American Society of Clincial Oncology (ASCO) y la European Society for Medical Oncology (ESMO), los pacientes de cáncer deben discutir junto con sus oncólogos sobre cuál es la mejor opción de tratamiento, según sus riesgos y beneficios, el estado y las características biológicas del cáncer y la edad de la paciente. Cada uno de los diez puntos del consenso, que dieron a conocer estas dos sociedades, encierra un derecho que los pacientes deberían apropiarse. El derecho a la información, es uno fundamental. “Ni bien una paciente se entere de que tiene cáncer, lo que tiene que hacer, es solicitarle a su médico que le haga un screening, para saber qué tipo de cáncer de mama tiene”, señaló Untch. Todas las mujeres deberían saber, además, que hoy en día el tratamiento del cáncer merece un enfoque multidisciplinario: “Se necesitan buenos radiólogos, para tener buenas mamografías, buenos cirujanos, para hacer buenas cirugías, buenos patólogos, para hacer buenos tests, buenos oncólogos, para que te den buenos tratamientos, y muchas otras especialidades más. Si esta cadena no se rompe, la paciente sobrevivirá”, puntualizó Untch, en el encuentro que Roche organizó con los periodistas de todo el mundo. Es más: con las terapias dirigidas, tendrán mejor calidad de vida, por más tiempo. “Desafortunadamente, las cifras indican que, una de cada 10 mujeres, tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida. Entonces, a cierta edad, muchas tendrán que enfrentar al cáncer. Pero, hoy sabemos qué podemos hacer, algo que no sucedía hace 20 años atrás. Y en 10 años más, estaremos un poco más cerca de la cura. Mientras tanto, hay muchísimas pequeñas revoluciones en las terapias del cáncer que ya lo están cambiando todo”. Texto: Para Ti. M. F. Sanguinetti Fotos: A. Atlántida y Photo Courtesy© ASCO/Todd Buchanan