sábado, 16 de mayo de 2009

Superar los complejos y aceptarse, para una vida mejor

Muchas veces la imagen que una persona tiene de sí difiere negativamente de la que los otros perciben. Los complejos suelen "formarse" en la infancia y son el fruto de lo que creen padres, maestros o amigos. Cómo dejarlos atrás

Un complejo es algo que una persona siente, que lo hace sentir menos o diferente a los otros y que cree que por eso será rechazada por los demás. Así lo definió la psicóloga Celia Antonini en el último número de la revista Psicología Positiva.

Después de la niñez, la adolescencia es un momento crucial en su formación.

Según los profesionales, la necesidad de aprobación de los demás debería ser reemplazada por la estima de aceptarnos tal como somos, pese a que no siempre ocurre así.

Así es que la persona que tiene una buena autoestima reconoce lo que no le gusta de sí y valora lo positivo: las virtudes innatas y aquellas que desarrolló con la educación y el esfuerzo.

Al parecer, muchas veces la sensación que acompleja no es la mirada del otro sino la mirada que cada uno tiene de sí.

El complejo de inferioridad es uno de los más comunes y ocurre cuando alguien siente que no puede asumir determinada responsabilidad, que no es importante lo que hace o lo que tiene para decir.

Estas personas deberán recordar que todos nacen con algún talento y tratar de identificar el suyo. Asimismo, será mejor que sólo busque su propia aprobación.

El de "patito feo" es otro complejo bastante común: si bien los complejos físicos son difíciles de asumir, cada persona deberá asumirse como es y aceptarse.