miércoles, 29 de septiembre de 2010

La “crisis de los 40″ se adelanta a finales de los 30

Un reciente sondeo reveló que los británicos que están al final de la treintena o recién cumplidos los 40 son más infelices que otros grupos de edad, y sufren soledad y depresión porque las presiones laborales y las relaciones pasan factura.

La investigación, realizada por la organización de asesoramiento en las relaciones Relate, halló que una quinta parte de quienes tenían entre 35 y 44 años deseaban una relación mejor con su familia, y casi un tercio de ellos señalaron que sus relaciones mejorarían si pudiesen trabajar menos horas.

Más del 20% de quienes tenían esa edad dijeron que se sentían solos mucho tiempo y el 5% indicó que no tenían amigos. “Tradicionalmente, asociamos la crisis de la mediana edad con quienes están al final del decenio de los 40 y 50 años, pero el informe señala que este período puede llegar antes de lo que pensábamos”, dijo Claire Tyler, presidenta de Relate.

“Es cuando la vida realmente se hace difícil, empiezas una familia, la presión en el trabajo puede ser inmensa y las preocupaciones crecientes sobre el dinero pueden hacer mucho daño”, añadió.

Relate halló que el 22% de quienes tenían ante 35 y 55 años habían sufrido depresión por una mala relación, y un 40% enfrentó una infidelidad. El sondeo, realizado entre 2.004 adultos, mostró que, en todas las franjas de edad, el dinero y los despidos suponían las principales tensiones en las relaciones de pareja, mientras que las dificultades de comunicación, trabajar muchas horas y el reparto de las tareas domésticas sumaban presión.

La forma en que las personas se comunican con sus amigos y familia ha cambiado con el crecimiento de la tecnología moderna, según halló la encuesta, siendo los correos electrónicos y los mensajes de texto más populares que las comunicaciones cara a cara para estar en contacto con los amigos.

Un tercio de los padres dijeron que usaban las redes sociales, como Facebook y MySpace, para mantener el contacto con sus hijos, mientras que uno de cada 10 padres indicó que no tenía contacto cara a cara con sus hijos para nada.

La relación con los padres ha sufrido particularmente con los cambios en las estructuras familiares, dijo la organización, y un tercio de ellos que estaban divorciados o separados no veían nunca a sus hijos, frente al 10% de las madres.

Fuente: Reuters

jueves, 23 de septiembre de 2010

24 errores más comunes en la cama

Si la cita fue maravillosa, el sexo increíble y a la mañana siguiente se fue, descubre los motivos por los que salen huyendo de tu cama o por qué tu pareja no es tan feliz

La cita fue maravillosa, fuimos a mi casa, el sexo resultó increíble y... ¡cuando me desperté ya no estaba allí! Ni una nota, ni una llamada, no contesta a mis mensajes. ¿Qué hice mal?

Descubre por qué huyen

Un hombre no desaparece de tu vida porque te hayas acostado con él en la primera cita. Pero tal vez no quiera volver a estar contigo si el en primer encuentro cometiste una falla pequeña. Incluso con tu pareja habitual puedes estar repitiendo errores que a él le sacan de quicio. Toma nota de lo que no debes hacer en la cama si quieres que él se quede:

1.No le preguntes si te quiere: Justo después de hacer el amor lo que menos se le antoja es que le preguntes qué ha sentido, si está enamorado de ti, cuánto te quiere. Tampoco es buen momento para hablarle de planes de futuro o sobre su grado de compromiso en la relación.

2. Toma en cuenta que debes estar en lo que estás: ¿Sueles pensar en la lista de la compra o en el trabajo durante el sexo? ¡No se lo hagas saber a él! Ponte en su lugar. Imagina que mientras le acaricias de forma ardiente, él te comenta que debe mandar a arreglar la televisión.

3. No lo compares con tu ex: Mostrarte decepcionada con el tamaño de su pene, reírte de sus pequeñas torpezas o hacer comparaciones con otros de tus amantes son conductas de alto riesgo.

4. No saques aún tus juguetes sexuales: Cuidado, sacar ese vibrador en la primera cita puede ser demasiado intimidante para él, sobre todo si acaba de desnudarse.

5. No seas pasiva: Esperar que él lo haga todo, está completamente out. Con esta actitud lo único que consigues es que él se sienta como si le estuvieras examinando. ¡La mayor responsable de tu placer eres tú misma!

6. No te hagas del rogar: Ellos odian que tengas sexo para hacerles un favor o que lo uses para castigarle cuando estás enfadada. Toma nota sobre todo si tienes pareja estable y sueles rechazarle, por cualquier enojo.

7. Debes tomar la iniciativa: ¿Siempre es él el que da el primer paso para tener sexo? Eso le cansa a cualquiera, sobre todo si en la cama siempre dejas que sea él quien dirija.

8. No le muerdas ahí: Pequeños mordisquitos en los labios, en el trasero, en el cuello? sí. Pero procura no morderle cuando tienes en la boca su objeto más preciado.

9. No planifiques el sexo: ¿Eres de las que están tan ocupadas que hasta busca hueco en su agenda para sus encuentros sexuales? Él odia que quieras tener todo bajo control y seas tan poco espontánea.

10. No enciendas la luz: La única que se fija en la celulitis o las estrías durante el sexo ¡eres tú! A ellos les excita verte con todos tus movimientos, tu cara, tu cuerpo, tus miradas.

11. No finjas el orgasmo: Pocas cosas pueden darle más rabia a un hombre, lo consideran casi una infidelidad. Aunque seas muy buena haciéndolo, casi todos lo sospechan.

12. No te niegues al sexo oral: Él nunca lo haría, es una parte fundamental de su sexualidad. Para ellos es muy duro renunciar al placer que les proporciona una felación. Si sientes alguna incomodidad, dialoga con él, lleguen a un acuerdo e intenta.

13. No temas innovar: Si haces las mismas posturas desde que los conoces y cada vez que te propone algo nuevo le pones mala cara, lo más probable es que se acabe aburriendo.

14. No te sientas fea: A la hora del sexo, los complejos sobran. Si le estás diciendo todo el rato que te sientes fea y gorda, acabará viéndote así. Ten mucha seguridad en ti misma y déjate llevar.

15. No olvides acariciarlo: A él también le gustan las caricias y sentir que su cuerpo te atrae. Su pecho y sus genitales también son dignos de ser acariciados.

16. No pongas excusas: El ?me duele la cabeza?, ?tengo que madrugar? o ?estoy en mis días? (por tercera vez en el mes) les revienta. Preferirían la verdad o que, de vez en cuando, hicieras un esfuerzo.

17. No esforzarte tras lograr tu orgasmo: Es una realidad, nosotras solemos llegar antes al clímax. No hacer un esfuerzo para ayudarle a él le sentará fatal. Ocúpate de su placer, comparte con él.

18. No ordenes ni limpies: Justo después de hacer el amor no es buen momento para ponerte a recoger la ropa tirada, hacer la cama o vestirte. A ellos les apetece disfrutar del momento y sentirte a su lado.

19. No quitarte los calcetines: De acuerdo, es invierno y hace mucho frío, pero es muy poco sexy hacer el amor con los calcetines o la pijama puesta, pero sin duda la piel, sentirte y gozarte completa es lo que ellos anhelan.

20. No estar depilada: Él no pretende que te hagas la depilación láser en todo el cuerpo, pero sí que al menos cuides la línea de tu bikini y el aspecto de tu pubis, cuida esa parte linda que para ellos es una caja de sorpresas mágicas.

21. No ser espontánea: ?Mejor en la cama que estropeamos el sofá?, ?ahora no que acabo de ir a la peluquería?, ?espera que tengo que quitarme el maquillaje?, déjate llevar, juguetea con él, no pongas frenos a la pasión desbordada.

22. No usar lencería nueva: La ropa interior cómoda no siempre es la más sexy. A él le apetece verte con conjuntos explosivos, sobre todo si te los ha regalado él. Innova y compra ese conjunto de encaje que tanto has anhelado y estrénalo con él.

23. No hablar en la cama: No nos referimos a tener conversaciones, sino a decirle lo que te gusta y lo que quieres en la cama. Pónselo fácil y los dos saldrán ganando. Tampoco des cátedra, sólo gime, guía la mano, grita sí, no temas expresarte.

24. No le hables de bebés: Tras una sesión increíble de sexo te aseguramos que lo último sobre lo que le apetece es de la posibilidad de tener hijos contigo. Claro, que si el tiempo ya es bastante largo y comparten planes a futuro, esos temas suenan lindos. Checa el terreno y habla de lo que sientes, sabiendo el terreno que pisas.
esmas

sábado, 18 de septiembre de 2010

El mejor padre divorciado del mundo

Una vez zanjado el divorcio y establecida la custodia de los niños, comienza una nueva vida para ellos; y para sus padres. El padre divorciado no puede olvidarse de que ser un gran padre casado es muy diferente a afrontar la paternidad solo. Al principio, una serie de trucos, puede hacer que el salto resulte más fácil.

No resulta sencillo asumir un divorcio ni reinventar la vida tras él. El problema se complica cuando la pareja ha tenido hijos e irse de casa no significa sólo dejar una persona, sino a una familia, que seguirá estando pero que es necesario reinventar.

El análisis "Cómo ser un gran padre divorciado", escrito por Simon Baker, facilita una serie de pasos que pueden hacer que la creación de esta nueva "situación familiar" resulte más sencilla.

Para Baker, divorciado y padre de dos gemelos, el pilar fundamental del padre divorciado ha de ser "enfocar" este nuevo "capítulo" de su historia personal como reto hacia una vida nueva en la que "estrechará vínculos con sus hijos" y, si todo va bien, se relacionará de forma "civilizada" con su ex esposa.

El equipo paterno

Es importante no caer en la idea de que el mejor padre será el que tenga más contentos a sus hijos a base de regalos que compren el tiempo que no pasan juntos. Como cuando la pareja estaba casada, la seguridad de los niños y su comodidad debe ser el objetivo de un padre que debe, para Baker, pararse a penar y "dejar de comprar".

"Es importante crear un entorno seguro, sólido y afectuoso para tus hijos, es decir, aceptar la responsabilidad del cuidado de tus hijos cuando están contigo", dice la primera regla de "Cómo ser un gran padre divorciado".

De esta forma, el entorno es, junto con las "necesidades" y los "deseos" de los niños, los primeros puntos a tener en cuenta.

Pero el proceso cambiará según el estado en el que se encuentre el proceso de divorcio. Así, se establecen tres etapas de comportamiento que deben seguirse de forma diferente.

En primer lugar se sitúa el momento en que la pareja decide divorciarse, en este punto es importante contar a los hijos lo que está pasando de forma positiva, asegurándose de que comprende que "no es culpa suya".

En esta etapa se aconseja también no discutir con la madre delante de los niños, plantearse cómo va a ser la vida después del divorcio, asimilar que el comportamiento de los niños puede cambiar -y que es probable que hagan preguntas incómodas- y reflexionar sobre lo que es más importante para el padre, asegurándose de que después del divorcio podrá pasar el mayor tiempo posible con sus hijos.

En un segunda etapa la pareja ya estará en pleno divorcio, con lo cual será necesario responder a las preguntas de los niños sobre lo que está pasando, mantener el diálogo con la ex pareja y asegurar a los niños que el divorcio no significa que el padre deje de quererlos ni que los vaya a abandonar.

A partir de la superación de esta etapa es necesario empezar de nuevo, ya libres. En este momento se ponen en acción los planes hechos previamente y se deben priorizar las necesidades de los niños sobre los deseos.

Baker aconseja también buscar a alguien "neutral" con quien hablar durante los primeros meses y estar preparado para las reacciones "inesperadas" que se dan, tanto en los progenitores como en los niños, después de la separación, para poder encararlas de forma positiva.

"Los niños y su padre forman un nuevo equipo: El Equipo Paterno, que no tiene por qué competir con el Equipo Materno", destaca Baker.

Además, en esta primera época "solos" es importante ser flexible pero asegurar, al mismo tiempo una rutina cuando los niños están en la casa del padre.

"Marcar los horarios para las comidas, la hora de acostarse y las tareas del hogar proporciona seguridad necesaria para los niños; y no olvides de cuidar de ti mismo cuando ellos no están", aconseja Baker.

En "Cómo ser un gran padre divorciado" Baker facilita incluso una lista de la ropa necesaria según el tiempo que los niños pasen en casa del padre, creada a partir de su propia experiencia.

El lenguaje positivo

Otro de los aspectos que hay que tener en cuenta a partir de un divorcio es el uso de las palabras y la forma de hablar, con los hijos y la ex pareja, de forma que las palabras ayuden también a mejorar la comunicación; y no la cierren.

Simon Baker recapitula, en este sentido, una serie de expresiones "positivas" que son mejores alternativas para el diálogo que las expresiones usadas en el divorcio.

De esta forma, hablar de "la madre de los niños" o de "mamá" es lo adecuado en lugar de usar términos más hirientes o fríos como "ex mujer, ex pareja, la que será mi ex, esa asquerosa o la gorda", asegura Baker.

De igual manera el "matrimonio fracasado" o el "maldito divorcio" pasarán a ser el neutro "fin del matrimonio"; y el "estoy divorciado pero tengo hijos" será, en un mundo optimista, "tengo una familia, pero mis hijos viven con su madre una parte del tiempo y conmigo la otra parte".

Además del lenguaje, la aparición de una tercera persona es algo a cuidar.

Si ésta ha aparecido antes del divorcio, Baker recomienda aceptarlo ante los hijos y explicarles que se ha enamorado de otra persona y que por eso es necesario terminar el matrimonio, que lo siente por ellos pero que es algo normal.

Si la aparición es posterior será necesario hablar primero, con la ex pareja, para saber la forma en la que va a reaccionar y evitar que se entere con un "papá tiene novia".

Como consejo y antes de la presentación Baker aconseja que la valorar las posibilidades de esa nueva pareja, para no presentar varias novias distintas a los niños en poco tiempo, porque les costará entender el concepto si son pequeños, y si son mayores se pondrán más a la defensiva.
estilodevida.latam

viernes, 17 de septiembre de 2010

Cómo recuperar la chispa en una relación rutinaria

Durante los meses que inician una relación sentimental, todas las sensaciones y experiencias que vivimos con nuestra pareja son nuevas.

Todo es diversión, descubrimientos, paisajes diferentes a los que visitar a su lado y sobre todo ilusiones. No es extraño que las nuevas parejas vivan los meses de su vida mientras que los novios que llevan cinco años viviendo juntos se plantean seriamente si decir adiós a su relación o no, pues a medida que compartimos un año tras otro con otra persona, más le conocemos y más comienza a desgastarnos la rutina o la chispa que se perdió.

¿Cómo recuperar aquella chispa perdida, entonces? La solución no es dejar una relación cuando todavía queremos a nuestra pareja y cuando todavía existe el amor, pues los problemas se desvanecerán cuando revivamos el tiempo pasado y pongamos de nuestra parte para que reaparezca aquella chispa.


La rutina en una pareja

Cuando surge la rutina en una relación, es muy probable que ya llevemos con nuestra pareja varios años y que el trabajo y la vida cotidiana, las tareas de la casa y el estrés que llevamos en nuestro día a día estén dañando nuestra relación sentimental. Y la solución más práctica para todo esto es hablar con nuestro novio. ¡Efectivamente, hablar! ¿Cómo vamos a deshacernos, si no, de todo lo nos desagrada de nuestra relación de pareja? Tanto si se trata de pedirle que lave sus platos después de comer, o de advertirle que últimamente hacéis poco el amor, la única forma para solucionar estos problemas consiste en hablarlo tranquilamente con él, con mucho respeto y escuchando siempre su punto de vista, para que juntos podáis encontrar la solución y entenderos el uno al otro.

Hay diversas maneras para revivir el amor y conseguir de nuevo la chispa que se ha perdido a lo largo de los años. Si el trabajo nos impide pasar mucho tiempo con la persona a quien queremos, de nada nos sirve agobiarnos y llegar a casa de mal humor. Cuando volvamos a nuestro hogar después un intenso día en la oficina, nuestra pareja nos lo agradecerá enormemente si le organizamos la siguiente sorpresa: cocinamos su plato favorito y preparamos una mesa romántica a la luz de las velas, con música romántica incluida.


Algunos detalles imprescindibles

Con el poco tiempo que tienes entre semana para estar con él, la mejor opción es disfrutar juntos del fin de semana, y que cada vez uno de vosotros planeéis dos días seguidos espectaculares. Un paseo por un parque al que nunca habéis acudido, una cita en el cine, salir a cenar o practicar juntos uno de vuestros hobbies favoritos. Concédele en esta ocasión la oportunidad de ver juntos la película que él quiere, y verás como se sentirá más enamorado que nunca.

No olvides los detalles que demuestran tus sentimientos. Préstale atención cuando te cuenta sus problemas o te describe cómo le ha ido en el trabajo, y recuérdale lo que sientes por él porque, si no lo oye, difícilmente podrá saberlo en todo momento. Envíale un sms bonito, como hacías durante las primeras citas cuando la ilusión comenzaba a surgir. Escríbele una carta o un poema románticos, y comprad un disfraz para usar en la cama o probad una postura que a ninguno os sonaba antes. Brindad con champán, y sobre todo vivid el momento.

Y sobre todo no olvidéis que cada uno también necesita su propio espacio. No podemos pasar las veinticuatro horas junto a nuestra pareja, aunque siempre es necesario compartir horas inolvidables junto a él. Pero siempre necesitaremos desconectar de vez en cuando de la vida en pareja, para tener más ganas que nunca de volverle a ver.


17 de septiembre de 2010 (diario femenino-derf)

Intralipoterapia combinada con ultracavitación.

Las zonas como el michelín o las cartucheras, se convierten en un verdadero problema para muchos hombres y mujeres, al ser partes en las que la grasa se concentra y donde es muy difícil eliminarla, sólo con ejercicio o dieta. El equipo médico de antiaging group barcelona ha dado un paso adelante, mejorando la efectividad de su tratamiento de ultracavitación con una nueva técnica combinada con la que conseguir eliminar por completo la grasa localizada: la intralipoterapia combinada con ultracavitación.

¿Pero? ¿En qué consiste la intralipoterapia combinada con ultracavitación?

Este nuevo tratamiento de se caracteriza por una primera infiltración de un nuevo producto, Aqualix®, mediante la novedosa técnica de intralipoterapia, tras la cual se realiza una sesión de ultracavitación.

Aqualix® es una solución acuosa con una base gelatinosa, biocompatible y totalmente reabsorbible, indicada para el tratamiento localizado de adipocitos. Con este producto se consigue la reducción no quirúrgica de grasa localizada y la celulitis en zonas como el abdomen, los flancos y las caderas.

El producto se infiltra con una técnica especial, la intralipoterapia, que, como explican las Dras. Marisa Manzano y Laura Salvador, del Área de Medicina Estética de antiaging group barcelona, “consiste en un único pinchazo por zona, con una aguja fina y larga que permite repartir el Aqualix® de forma homogénea”.

Al inyectar el Aqualix® mediante la intralipoterapia se produce una hinchazón del tejido, que permite que los ultrasonidos que se aplicarán externamente sobre la piel produzcan una microcavitación en el área que intensificará el drenaje de los fluidos presentes en la zona tratada.

Así, después de la aplicación de esta técnica, y una vez el paciente ha reposado unos minutos, se aplican entre siete y diez minutos de ultracavitación, con la que eliminar de forma no invasiva y sin anestesia la grasa localizada, consiguiendo que las células destruidas liberen la grasa y que el propio cuerpo la acabe de eliminar por sí mismo.

Esta terapia combinada de intralipoterapia y ultracavitación precisa una media de tres sesiones por zona para que los resultados sean completos, con una separación de tres semanas entre sesión y sesión.

“Después de la sesión de terapia combinada el paciente puede tener una ligera molestia en la zona, que puede durar unos días”, aclara la Dra. Marisa Manzano “pero una de las ventajas de esta técnica combinada es que el paciente puede continuar con las actividades cotidianas sin necesidad de interrumpirlas”.

Así, con la unión de estas dos técnicas, antiaging group barcelona, ofrece a sus clientes unos resultados mucho más efectivos que los que se obtienen sólo con la ultracavitación y en muchos casos evitan tener que realizar una liposucción.

(Precio: a partir de 300 € por zona.)

bloghola

Violencia familiar en la Ciudad

Las estadísticas corresponden a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema. Según las cifras, la mayoría de las víctimas tiene menos de 18 años y acusó presiones psicológicas.

La mayoría de las 12.584 denuncias recibidas en dos años por la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema corresponde a casos de violencia
psicológica y tiene como víctimas a menores de 18 años, concentradas principalmente en los barrios de Flores, Lugano y Barracas.

Los datos se desprenden de un informe elaborado a dos años de la apertura de esa oficina, el 15 de septiembre de 2008, y se basan en los expedientes abiertos en Capital Federal , según el documento.

"La mayor cantidad de casos se corresponde con violencia psicológica (90%) luego siguen en orden la violencia física (67%), económica (30%) y sexual (12%)" , puntualizó el informe. Los porcentajes exceden el 100% porque en una misma denuncia puede haber diferentes clases de violencia.

Desde su apertura y hasta el 31 de agosto pasado, la Oficina recibió 12.584 denuncias, del total de las cuales el 86% correspondió a hombres acusados de maltrato.

En total hubo 12.762 personas denunciadas : 1.825 mujeres y 10.937 varones mientras que se registraron 16.603 personas afectadas, en su mayoría (el 80%) del sexo femenino. Cada expediente que se abre se considera una denuncia y muchas veces un solo caso involucra a más de una víctima y más de un denunciado.

Los datos más significativos corresponden a los menores de edad: del total de mujeres afectadas, un 19% fueron niñas hasta 18 años, en gran parte víctimas de violencia psicológica o física por parte de un familiar directo.

En tanto, de los varones, el 68% fueron niños, en hechos que en la mayoría de los casos son denunciados por el padre o la madre pero que muchas veces también son llevados a la Oficina por vecinos, docentes o médicos y que dieron lugar a la apertura de causas judiciales.

"En cuanto a la relación que une a las personas afectadas y denunciadas se observa que la relación de pareja (parejas, ex parejas, concubinos, cónyuges y novios) es la predominante con un 85% . El resto de las relaciones es filial, fraternal, otro familiar hasta 4º grado de parentesco", destacó el informe.

La Oficina de Violencia Familiar se abrió por iniciativa de la vicepresidente de la Corte, Elena Highton de Nolasco, y cuenta con delegaciones en varias provincias del país.

Fuente: Télam

jueves, 2 de septiembre de 2010

Doble faz

Entre el 4% y el 6% de la población del mundo padece Trastorno Bipolar. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la considera la sexta causa de discapacidad en el Planeta. Ante la evidencia, los especialistas reclaman un debate serio alrededor de este mal: ¿Se cura? ¿Es hereditario? ¿Quiénes lo sufren? ¿Por qué la familia es fundamental en el tratamiento? Mientras se optimizan los métodos para detectarla, reve- lamos los entretelones de una enfermedad que oscila entre la depresión y la euforia.

Adivina, adivinador… ¿Qué tenían en común Kurt Cobain, Ernest Hemingway, Mark Twain, Charles Dickens, Virginia Woolf, Ludwig van Beethoven, Edward Fitzgerald, Edgar Allan Poe, Paul Gauguin y Vincent van Gogh? Según las infaltables malas lenguas, cada uno de estos geniales artistas padecía, aparentemente, de Trastorno Bipolar (TB).
El manto de duda no es al azar. El que tenga en su mano la historia clínica de estas celebridades, que tire la primera piedra. Pero lo que sí podemos afirmar es que, según diversos estudios internacionales, aproximadamente entre el 4% y el 6% de la población mundial pelea, a diestra y siniestra, contra alguna de las formas en las que se manifiesta esta enfermedad que genera una importante merma en las capacidades sociales y laborales de personas que suelen tener un nivel alto de instrucción. Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la consideró la sexta causa de discapacidad en el Planeta.
Si bien el TB carga con una historia de larga data sobre sus hombros, surgen cada vez más, novedosas investigaciones acerca del tema. Sus resultados son, como mínimo, alarmantes: que afecta con mayor asiduidad a niños y adolescentes; que quienes lo soportan pueden pasar añares sin dar con el diagnóstico acertado; que se les dificulta conservar un empleo estable; y que, con respecto al resto de la gente, tienen veinte veces más riesgo de suicidarse y se separan de sus parejas el doble de veces.
“El TB es una condición muy frecuente en la cual el estado de ánimo oscila entre dos ‘polos’. En uno, de exaltación o euforia, el individuo está más enérgico, conversador, tiene menos deseos de dormir y se compromete en incontables actividades, incluso aquellas que son potencialmente peligrosas para su integridad. El otro polo es el de la depresión, en el cual el sujeto se siente decaído, desanimado, desinteresado y desmotivado, además de que le cuesta pensar y concentrarse. Los cambios anímicos exceden el hecho de estar contento porque ocurrió algo positivo o triste por alguna situación de pérdida”, aporta Marcelo Cetkovich, jefe del departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y jefe del departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Su colega, Hugo Urquina, investigador del laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias de INECO, prosigue: “Los episodios depresivos se ven interferidos por la aparición de otros caracterizados por un estado de ánimo elevado (euforia excesiva), expansivo (hiperactividad anómala) o irritable. Las fases de exaltación alternan con depresiones intensas, con incapacidad para disfrutar y con ideas negativas”.
Las causas del TB son complejas, por eso, cabe señalar que se producen por variaciones en el funcionamiento cerebral normal. “Son sutiles alteraciones en la dinámica de los neurotransmisores y de los denominados ‘circuitos reguladores del humor’”, especifica Cetkovich. Agustín Ibáñez, miembro del CONICET, director del laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias de INECO e investigador afiliado del Center for Cognitive and Social Neuroscience de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), se suma al debate: “A ciencia cierta, no se conocen todos los componentes biológicos del trastorno, pero parece claro que uno de los mayores inconvenientes es el mal aprovechamiento de los neurotransmisores cerebrales –serotonina y dopamina–”.
Según explica la doctora Ana María De Lodovici, integrante del Consejo Asesor de la carrera de Psicología de la Fundación Barceló, el término “enfermedad maníaco-depresiva” apareció, por primera vez, en la década de los cincuenta. Su actual denominación (TB) se volvió popular sólo recientemente, y hay quienes prefieren la terminología antigua debido a que provee de una descripción más acabada, de una enfermedad multidimensional que cambia continuamente. “Las modificaciones en el ánimo son cíclicas: la manía pude desembocar en una depresión profunda. En ocasiones, predominan los episodios maníacos o los depresivos. Otras veces, se presenta el ‘estado mixto’, en el que los pensamientos depresivos aparecen en un episodio de manía o viceversa. Cuando el TB se presenta en niños, generalmente lo hace en su forma mixta”, aclara la especialista.

Lo primero es la familia
En el sentir colectivo, el TB está un tanto banalizado. En el trabajo o en el seno familiar, ante una reacción desmedida, uno no vacila en endosarle al otro la frase: “¡¿Qué te pasa?! ¡¿Estás bipolar?!”. Y el asunto es bastante más serio. “Hace muchos años, estaba de moda endilgarle a cualquiera el mote de ‘histérico/a’, y no necesariamente el decir popular era un diagnóstico efectivo de patología –desliza De Lodovici–. Hoy, después de cien años de psicoanálisis, la histeria no nos asusta. Por ahora, no nos sucede lo mismo con el espectro bipolar. Aun erróneamente, acusar de bipolar es tildar de desmedido, de desbordado, de inadecuado”.
¿Pero cómo se trata el TB entre las cuatro paredes del hogar? ¿Cómo se acompaña a quien lo atraviesa? ¿Cómo se lo ayuda? “La familia cumple un rol fundamental, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. Son los familiares los que recuerdan incidentes de euforia que pasaron inadvertidos para el paciente”, comenta Cetkovich. “Por supuesto, el impacto que el TB produce en la familia es muy grande. Por un lado, escoltar a una persona deprimida es muy difícil; y por el otro, las euforias pueden ser muy desestabilizadoras para la armonía familiar, ya que el individuo no sólo está hiperactivo, sino que, además, puede tornarse irritable y no es raro que hagan o digan cosas francamente molestas”.
En palabras de De Lodovici, es básica, en el tratamiento del TB, la toma de conciencia del problema por parte del involucrado y sus allegados. “Las familias de los pacientes bipolares están prevenidas y acostumbradas a tratar con estas personas, aunque no hayan sido diagnosticadas adecuadamente –asevera la experta–. En el interrogatorio familiar, siempre hay una madre, un tío o un abuelo que se deprimían mucho o guardaban conductas extravagantes y dispendiosas. Cuando uno habla con la familia y se le comunica el diagnóstico, siempre aparece la asociación con alguien que, recién en ese momento, se entiende, retrospectivamente, como bipolar. Los íntimos deben estar implicados en el tratamiento. Los jóvenes, por ejemplo, dependen de la familia para medicarse en tiempo y forma, y así, evitar nuevas crisis. Cuanto más joven es el paciente, más difícil es contenerlo, debido a que la ingesta de medicación implica restricciones, como no tomar alcohol, algo muy usual en ese grupo etáreo”.
En la última década, crecieron notablemente las consultas y tratamientos para niños y adolescentes con algún grado de TB. Por caso, The American Journal of Psychiatry publicó, en su portal online, un informe en el que sentenciaba que los hijos de padres con TB tendrían ocho veces más posibilidades, en relación con niños de padres mentalmente sanos, de desarrollar un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Asimismo, tendrían seis veces más probabilidades de tener dos o más trastornos mentales.
“El TB empieza, típicamente, en la adolescencia o en la adultez temprana, incrementando su incidencia en las edades medias de la vida. Estamos haciendo mención a una de las enfermedades mentales más comunes, severas y persistentes, por altas tazas de recaída, ansiedad comórbida, trastorno por abuso de sustancias, disfunción y mortalidad prematura –especialmente, por las altas tasas de suicidios–”, acota De Lodovici.

En los genes
Si bien aún son un misterio los mecanismos de esta disfunción, se conjetura que están determinados, en buena medida, por una predisposición genética. Se calcula que más del 70% del origen del mal está condicionado por cuestiones hereditarias ligadas a los genes, combinados con elementos ambientales.
De Lodovici profundiza el concepto: “Debido a que el TB prevalece en algunas familias, se trató de hallar un gen específico hereditario que incremente la chance de potenciar la enfermedad. Pero los investigadores sugieren que el TB ocurre a causa de una multiplicidad genética. Los factores psicológicos desempeñan un papel protagónico en la psicopatología del trastorno. Otro ejemplo por el que puede desencadenarse una depresión mayor es el fracaso al encarar acontecimientos vitales negativos. Y hasta algunos logros pueden desatar el primer trance maníaco o hipomaníaco. También sucesos como enamorarse, perder a un ser querido, la pubertad, la menopausia, la pérdida del trabajo, un ascenso, una mudanza, el nacimiento de un hijo, etcétera”.
Lo cierto es que no resulta para nada sencillo dar en el clavo. De acuerdo con las estadísticas, el retraso en el diagnóstico puede llegar a extenderse hasta diez años. ¿Por qué? Acaso porque es muy fácil confundirlo con la depresión, ya que, dentro de las oscilaciones del TB, los episodios depresivos son mucho más comunes y duraderos que los de euforia o la hipomanía. Urquina añade: “Por otra parte, en cuanto al abordaje investigativo, hace falta optimizar la caracterización de los procesos cerebrales para poder elaborar diferencias sutiles entre el TB y el TDAH”. Ibañez remata: “Ambos, con una independiente caracterización clínica, comparten perfiles sintomáticos, como la alteración de la cognición, del estado del ánimo, de la motivación y de la interacción social. Reportes internacionales encontraron que doce de los dieciocho criterios diagnósticos para TDAH se superponen con los utilizados para episodio maníaco. Por lo tanto, hay que diferenciar si la coexistencia de TB y TDAH es una verdadera comorbilidad o una amplia manifestación de síntomas emocionales y cognitivos que podrían corresponder a un subtipo de TB o a un subtipo de TDAH”.
La realidad es tajante: no existe cura para el TB. Pero sí puede ser controlado. “El objetivo es dominar, eficazmente, el curso de la enfermedad a largo plazo, lo cual supone el abocarse a los síntomas emergentes. Pero hay un ítem que no se tiene muy en cuenta: el aspecto social”, adelanta De Lodovici, y continúa: “Se debe buscar la plena integración con el entorno. Para ello, es prioritario ‘normalizar’ los trastornos mentales. La erradicación de los estigmas, de los estereotipos, los prejuicios y los rechazos con los que arrastran quienes padecen este tipo de problemas es el mejor instrumento para que el propio afectado reduzca sus niveles de estrés social, que, a veces, son los que le provocan los cambios de humor extremos”.
Por último, desde INECO, asumen que es valiosísimo entablar un diálogo permanente con el paciente y su familia y reconstruir su historia. “El tratamiento tiene tres pilares. El primero es el farmacológico, en el cual se estabilizan las fases por medio de un grupo de fármacos, como el litio, la carbamazepina, el ácido valproico y la lamotrigina. El segundo es la psicoterapia individual, que apunta a que el paciente alcance estrategias de regulación del humor. Y la tercera es la psicoeducación: aquellas personas y familias que conocen al dedillo el trastorno, sus causas y síntomas, tienen una evolución globalmente más favorable”, concluye Cetkovich.

Cómo estar atentos
¿Cómo detectar un caso de TB en la familia? En cuanto a los más niños, hay que percatarse si sufren síntomas de ansiedad frecuente, alteraciones en el estado de ánimo o psicofisiológicas (insomnio, miedos nocturnos, caprichos con la comida) o si padecen de hiperactividad, pasotismo y desafío a la autoridad. En la adolescencia, el TB se hace más evidente, aunque no se clarifica tanto como en la adultez. ¿A qué prestar atención? A trastornos de personalidad límite (pasa de un estado de euforia máxima a uno de depresión alarmante) o a trastornos de estrés postraumático (debido a un trauma infantil o a un trauma reciente). En casos extremos, los afectados pueden caer en psicosis agudas o esquizofrenias. “Lo más difícil es conseguir que el paciente sea conciente de que debe tomar medicación de por vida. Cuando están deprimidos, no tienen dudas sobre el malestar, pero en las fases libres o maníacas, les cuesta más aceptarlo”, sugiere De Lodovici. ¿Algunos consejos para tratar a estos pacientes? Comprender sus estados de ánimo, tenerles paciencia, darles cariño, apoyarlos, ponerse en su lugar, animarlos a que charlen o escuchen atentamente, hacerlos participar de actividades divertidas y recordarles que, seguramente, mejorarán con un tratamiento adecuado.

Hombres y mujeres, Entendernos mejor

Tanto en la vida real como en el cine, las diferencias de género se sienten más fuerte en la relación de pareja. En un debate sobre el tema, tres especialistas en vínculos nos ayudan a comprendernos mas.

Imagine que los hombres sean de Marte y las mujeres de Venus. Un día, hace mucho tiempo, los marcianos descubrieron a las venusinas, se enamoraron e inventaron los viajes espaciales para volar cerca de Venus. Los corazones de ambos se abrieron de par en par y, aunque eran de mundos diferentes, durante años vivieron enamorados y en armonía. Luego decidieron volar hacia la Tierra, en donde se impusieron los efectos de la atmósfera terrestre, y una mañana todos se despertaron con un tipo peculiar de amnesia. Tanto los marcianos como las venusinas olvidaron que eran de planetas diferentes. Desde ese día, hombres y mujeres han estado en conflicto”.

Esta historia sencilla que el terapeuta estadounidense John Gray narra en su libro Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus es una forma certera de introducirnos en el intrincado y ya conocido universo de los hombres y las mujeres. Que si bien, como acaba de decirse, es un universo ya conocido, no lo es tanto cuando se trata de construir la vida de la mano. Ellas hablan, ellos se retraen. Ellas esperan, ellos piden. Ellas lloran, ellos se enojan… Para todos los especialistas consultados, la solución es una sola: comprender que no somos iguales.
“Suponemos erróneamente que si nuestros compañeros nos aman se comportarán de la forma en que nosotros nos comportamos cuando amamos a alguien. Eso nos decepciona una y otra vez, y nos impide comunicar cuáles son nuestras diferencias”, explica John Gray en su libro. Pero ¿cuáles son esas diferencias? Abramos el debate.

Primer round
“Hay una diferencia bastante común que es que los hombres tienen una conexión menos directa con sus sentimientos y no saben manifestarlos de una manera clara. Mientras que las mujeres sí”, comienza Jorge Moreno, médico psiquiatra y autor del libro 13 consejos para fracasar en pareja.
Beatriz Goldberg, psicóloga especialista en temas de pareja, lo explica de esta manera: “La mujer, para expresarse, utiliza mensajes y metamensajes, se contradice y luego se arrepiente; por el contrario, el hombres es lineal y directo. En pocas palabras, somos más complicadas, porque para decir A o B decimos todo el abecedario y finalmente nos sentimos incomprendidas”.
“Quizás las mujeres deban comprender que la relación del hombre con la palabra es diferente a la de las mujeres. La palabra, en el hombre, es más asertiva, específica y resolutiva. En la mujer es más abstracta, más emocional, menos unívoca. Los hombres se expresan más a través de las acciones, y es importante que las mujeres lo vean”, agrega el especialista en vínculos Sergio Sinay.

Segundo round
Aunque parezca que la principal diferencia radica en la forma en que nos comunicamos, los especialistas ven que el mayor motivo de queja en sus consultorios se debe a otro factor determinante: esperamos, en vez de pedir.
“Los problemas más típicos tienen que ver con la creencia de que el amor nos convierte en telépatas. ‘Si me quisieras, deberías saber que...’ o ‘Deberías darte cuenta de que...’. Eso es trágico, porque crea enormes vacíos de comunicación y, aunque amemos mucho, no somos adivinos”, expone Sinay.
Moreno, por su parte, explica que el problema se origina durante la formulación de las pautas de convivencia: “Durante los primeros tiempos, la pareja define la manera en que van a vivir el uno con el otro, pero la mayor parte de ese ‘contrato’ es implícito, y eso genera problemas. La solución es intentar hacerlo explícito, para tejer una red de acuerdos en la que uno conozca lo que quiere el otro, en vez de tener que suponerlo”.
Sinay también hace hincapié en el diálogo: “Siempre es bueno pedir lo que necesito, ofrecer lo que tengo, preguntar (en lugar de adivinar), decir lo que me molesta. Los grandes problemas de pareja pasan más por lo que no se dice que por lo que se dice”.

Tercer round
Ante la imposibilidad de comprender nuestras diferencias, generamos un problema mayor: querer cambiar al otro. Y si alguien pensó en lograrlo, ni lo intente: es imposible.
“Muchas veces uno cae en el supuesto de ‘porque me quiere, va a cambiar’, y no. Creer que uno puede cambiar al otro es un mito. Lo único que se puede hacer es, cuando se detecta una actitud negativa nueva, trabajarla a tiempo, para que no pase de ser una manifestación de la personalidad a un rasgo permanente”, comienza Moreno.
Sinay se suma, también en desacuerdo con la filosofía de moldear la pareja a gusto y piacere: “Muchos problemas se presentan por ignorar las diferencias irreconciliables. Y ante eso, hay personas que, erróneamente, se empeñan en cambiar al otro o en cambiar para el otro. Lo único que genera eso son problemas serios”.
En su libro Soy mujer, ¿y qué?, Beatriz Goldberg también aborda el tema: “¿Por qué deberíamos pedirle a un hombre que sea ordenado, que no mire fútbol o que no se junte con sus amigos, si eso lo hace feliz? Las mujeres experimentamos un deseo constante de formar al príncipe azul. Nuestras parejas deben rendir exámenes de todo tipo, ser comparados y exigidos al máximo. No intentemos cambiarlos. Dejémoslos ser libres y caminemos a la par”.

Knock-out o ave fénix
“Enamorarse es siempre algo mágico. Pero cuando la vida diaria comienza a imponerse, los hombres siguen esperando que las mujeres reaccionen como hombres, y las mujeres esperan que los hombres se comporten como mujeres. Aún con las más afectuosas intenciones, los problemas se hacen camino, la comunicación se interrumpe y muere el amor”.
Así explica John Gray la llegada de una crisis. Pero el debate continúa, porque así como hay motivos para fracasar en pareja, también hay formas de resurgir desde las cenizas.
“Para evitar los malos tragos, hay que comprender que una pareja está compuesta por dos personas, algo que parece una obviedad, pero que es un absoluto importante, porque mientras siga habiendo dos personas autónomas abiertas al intercambio, habrá pareja. Cuando no las haya, habrá crisis”, expone Moreno.
“Frente a los peores momentos, lo mejor es que las mujeres, con nuestra capacidad de multiplicarnos y nuestra sensibilidad para ver, no nos dejemos abrumar por lo que sucede”, propone Goldberg, mientras Sergio Sinay hace lo propio con los hombres: “Nosotros debemos aprender a escuchar siempre que ellas lo necesiten. Por lo demás, hay muchos aspectos del otro que nunca entenderemos. Lo grave ocurre cuando no los respetamos”.
Un consejo certero llega de la mano de Jorge Moreno: “Cuando la pareja está llegando a una crisis intensa, lo mejor es alejarse un momento de las emociones y poner primero la cabeza. Es como subir un escalón y mirar el problema desde arriba, para hacer que él, y no nosotros, sea el objeto de debate”.
¿Un secreto más? Entender que la relación de pareja es un devenir, un caminar juntos, un crecimiento dinámico y que, por eso, no hay que atarse a fórmulas preestablecidas, porque, tal vez, lo que antes funcionaba ya no funcione.
“Es necesario construir amor, confianza y comunicación desde el principio. Cuando una pareja cuenta con esto, tiene depósitos en su caja de ahorro afectiva que le permitirán afrontar las crisis, que son parte natural de un vínculo”, concluye Sergio Sinay.

“Los marcianos y las venusinas vivieron en paz porque fueron capaces de respetar sus diferencias”.

Ganarle al tiempo

Veinticuatro horas parecen suficientes para cumplir con nuestras obligaciones laborales, académicas y personales. Sin embargo, la sensación es que nunca alcanzan para cubrir todas las expectativas. ¿Cómo organizarse? Los especialistas responden.

Hay un refrán irrefutable que dice que el tiempo es tan universal como democrático. Que todos disponemos de 24 horas, 1440 minutos y 86400 segundos para realizar los quehaceres cotidianos. Esto es claro. Sin embargo, la sensación de los hombres, las mujeres y los adolescentes del siglo XXI, tan problemático y febril como su antecesor, es la de que esa cantidad de horas, minutos y segundos… no alcanzan.
“Mis mañanas son una especie de cuenta regresiva: tengo que apurarme para desayunar, bañarme, peinarme, maquillarme y llegar a horario a la estación de tren”, cuenta Dolores, 28 años, contadora. ¿El caso le resulta familiar? ¿Se siente identificado con ella?
El tiempo, que vuela, es tirano y vale oro, corre detrás de uno, persiguiéndolo. “Hoy por hoy, las personas están arrojadas a una carrera desenfrenada, cuya meta es ganarle al tiempo. Carrera que, inevitablemente, perdemos”, aporta la psicóloga Gloria Husmann. “La concepción del tiempo, no cíclica, sino lineal, constituyó la fuente de la vivencia actual al introducir la conciencia de las dimensiones de pasado, presente y futuro. La invención y difusión del reloj permitió que desarrolláramos la idea del ‘tiempo que pasa’ y del ‘tiempo que se pierde’. Como al ser humano no le gusta perder, pretendemos aprovechar al máximo ese bien preciado y precioso. Entonces, llenamos el día con actividades y no dejamos espacio para el ocio y, en muchos casos, para el descanso necesario”.
Las diferentes personalidades juegan un rol especial en la cuestión. No se exige lo mismo una persona competitiva y buscadora de logros, que aquella que no lo es tanto. Es que el universo del ser humano puede ser bien complicado: mientras algunos piensan que el tiempo les resulta escaso, otros creen que podrían aprovecharlo aún más (con el riesgo de emprender más cosas de las que se pueden hacer). Ni hablar si alguien del entorno se atreve a mencionar que le sobra tiempo. Seguro que no trabaja mucho, que no tiene preocupaciones y que vive panza arriba. “Efectivamente, existe esa idea de que no estoy ‘sacándole el jugo’ al día y que deberíamos esforzarnos un poco más. Pero la paradoja, irónica, es que si no hacemos esto… nos aburrimos”, grafica la socióloga Graciela Chiale.
“Como Chaplin lo marcó en Tiempos modernos, la noción de ‘Time is money’, frase de Benjamin Franklin, y el sometimiento del hombre y la mujer a las exigencias de rendimiento son propias de la Revolución Industrial y la sociedad occidental”, explica Roberto Sivak, médico psiquiatra, psicoanalista y director del Instituto Estrés Trauma Buenos Aires (IETBA). “Esas exigencias aumentaron en los últimos cuarenta años a partir de la mayor competencia por los lugares de trabajo, de las diversas y numerosas formas de esparcimiento, y de las grandes migraciones a las ciudades. Se requiere trabajar más horas, se emplea mayor tiempo en los traslados y se ‘estira’ el tiempo para lograr algo de esparcimiento, cuidar la vida familiar y afectiva, y atender la propia salud”.
Desde el punto de vista sociológico, Chiale coincide con Sivak y suma al debate otro ingrediente: la llegada del capitalismo. Para la especialista, a mayor cantidad de trabajo, mayor acceso a los bienes de consumo. “Pero esto es solo una ilusión”, sentencia la socióloga. “Cuando se accede a un bien ‘deseado’, inmediatamente aparece otro que provoca un nuevo deseo enmascarado como necesidad. Como la necesidad se hace urgente e inmediata, invertimos más tiempo en el trabajo para cumplir con el objetivo”.

El reloj de Cortázar
El tiempo, o la falta de él, es una preocupación mundial que lleva a muchos a buscarle “soluciones”, por disparatadas que parezcan. En España, dos madrileñas fundaron, en 2003, una empresa a la que bautizaron –no muy originalmente– No tengo tiempo. Por un puñado de euros, se encargan de alivianarles la agenda a aquellos que la tienen colapsada. De este modo, realizan trámites al estilo de pagar la matrícula del colegio o las multas, hacer la cola en organismos públicos, buscar casa o renovar el carné de conducir.
En definitiva, se trata de dominar al tiempo antes de que el tiempo domine al hombre. A propósito, Husmann cita a Cortázar: “En el preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj, él escribe: ‘No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj’”. Sivak ahonda: “El dominio del tiempo es evidencia de un logro madurativo emocional y psicológico. Se requiere equilibrio, claridad de objetivos, tolerancia a la frustración y actitud realista para dominar bienes que, si se agotan, no tienen reposición sencilla. La percepción de ser dominado por el tiempo se relaciona con personas con rasgos obsesivos, compulsivos, inmaduros, con ideales distorsionados, con tendencia al perfeccionismo o a la postergación y exigentes al punto de que todo lo que hacen les parece poco”.
Los avances tecnológicos también cargan con cierta responsabilidad. O, mejor dicho, los efectos que ellos producen en los seres humanos. “La tecnología puede generar conductas adictivas, de dependencia”, desliza Sivak. “En ciertas personas, por ejemplo, no leer o responder diariamente todos los e-mails puede provocar severos trastornos de ansiedad. ¿Qué pasa? Se confunde lo urgente con lo importante. La ansiedad lleva a la distorsión del uso del tiempo y la energía. Se descuidan proyectos que requieren planificación y serenidad”.
A la exclamación: “¡No tengo tiempo!” se le puede asociar otra: “¡No tengo vida!”. No obstante, los expertos aconsejan no detenerse en evaluar si uno tiene o no vida, sino en analizar las elecciones que se hacen, en implementar recursos para afrontar las responsabilidades con inteligencia y en establecer prioridades. No es sencillo, pero tampoco imposible.

Sincronicidad
Lo que uno hace, lo que uno debería hacer y lo que a uno le gustaría hacer. El secreto está en lograr un equilibrio óptimo entre estas tres variables. ¿Se puede? “Los hábitos pueden modificarse hasta encontrar la sincronicidad con la propia subjetividad. Esto promueve una determinada actitud frente al tiempo y frente a la vida”, define Chiale.
Para Husmann, utilizar óptimamente el tiempo es responder al recorte que cada uno haga de sus prioridades. “Cada persona tiene una relación propia con el tiempo –sostiene la psicóloga–. Pero existen plazos y fechas que hay que respetar. Es ahí donde la organización en el manejo del tiempo es fundamental. ¿Cómo? Hay varias maneras. A saber: medir el tiempo real que insume cada tarea y no distorsionarlo (pensábamos que lo resolvíamos en diez minutos y nos termina consumiendo media hora); prever tiempo para los imprevistos (un corte en la ruta, la caída del sistema en el banco, la computadora que se cuelga o el celular sin señal o sin carga son situaciones frecuentes que pueden tornarse insoportables); no vivir como un fracaso personal no poder cumplir con todo (no todo depende de nosotros); evaluar qué objetivos o tareas pueden ser pospuestos o modificados (no todo requiere de una inmediata ejecución); programar momentos de relax (después de una pausa, el rendimiento laboral se incrementa); no pretender hacer todo a la perfección (un alto nivel de autoexigencia no sólo perjudica la salud, sino que también afecta la flexibilidad para encontrar soluciones alternativas a las dificultades), y aprender a decir ‘no’ (no entrar en una vorágine de compromisos imposibles de cumplir, ya sea en el trabajo, en la casa o en nuestro círculo de amistades; esto provoca un grado de estrés innecesario. Decir ‘no’ asertivamente ahorra energía que podrá ser mejor utilizada”.
Alguna vez, la actriz norteamericana Shirley MacLaine argumentó que la conciencia del tiempo es igual a estrés, agotamiento corporal y emocional. Por ello, comenta Chiale, es tan importante organizarse, ya que eso le permite a uno realizar la mayor cantidad de tareas acordes con sus posibilidades y deseos. No hacerlo puede acarrear consecuencias indeseadas.
“El primer inconveniente es la sensación de insatisfacción provocada, la mayoría de las veces, por el estrés. Sentir permanentemente el sonido de una alarma interior que nos advierte que algo puede suceder o que nos estamos perdiendo de algo genera una constante tensión que afecta la calidad de vida”, afirma Husmann. “Aquellos que acuden a una consulta por no estructurar sus labores presentan síntomas como ansiedad psíquica y física (palpitaciones, hipertensión, gastritis, colon irritable), viven reprochándose a sí mismos, se deprimen, tienen conflictos familiares y padecen un decaimiento en su rendimiento laboral y académico”, diagnostica Sivak y concluye: “Cambiaría la frase ‘El tiempo es dinero’ por ‘El tiempo es una oportunidad… de vivir mejor’”.
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