miércoles, 28 de diciembre de 2011

La falta de deseo, en el podio de las disfunciones femeninas

Especialistas del Hospital Durand estudiaron el comportamiento de 453 mujeres y comprobaron que el 44% presentaba alteraciones del deseo y también durante el orgasmo. Recetas para solucionarlo.

La disminución del deseo sexual suele ir acomodándose en la cama en silencio. Hay quienes leen esa falta de ganas como el síntoma de una catástrofe inminente: una pareja que no va más, una infidelidad mal disimulada o el precio de la rutina. Otros comprenden que el deseo sexual no es una perilla que se enciende por generación espontánea. Lo cierto es que esta falta de apetito sexual –de ahí que informalmente se la haya empezado a llamar ‘anorexia sexual’– ya afecta casi a la mitad de las mujeres que llegan a la consulta.

La División Ginecología del Hospital Durand midió la prevalencia de disfunciones sexuales entre 453 mujeres atendidas en los últimos dos años (tanto quienes consultaron por alguna alteración en la respuesta sexual como quienes fueron a los controles ginecológicos de rutina). El resultado –presentado en el Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Sexual, en septiembre– mostró que un 44% de ellas tenía una alteración del deseo, justamente la chispa que suele condicionar todo lo que sigue. Cuatro de cada 10 presentaron alteraciones en el orgasmo, un 14% en la excitación y otro 14%, dolor en el coito.

“El hecho de que se esté perdiendo el deseo entre los más jóvenes nos lleva a pensar que no tiene que ver con razones fisiológicas (como la disminución de hormonas durante el climaterio) sino con hábitos sexuales o parámetros culturales”, razona Beatriz Literat, médica sexóloga y ginecóloga de Halitus. “Por lo general, la sensación es que la iniciación sexual temprana, la libertad de no tener que comprometerse y de poder tener relaciones sexuales sin demasiada trascendencia o que haya mujeres que cuentan en los medios las cirugías que se hicieron, derivaron en una pérdida de la curiosidad, del misterio, de lo espontáneo. Hoy muchas chicas incluso se preguntan: ¿Será así o habrá tomado Viagra? Todo esto desestimula mucho el deseo”.

Sin embargo, son pocas las que llegan al consultorio habiendo despejado la X: “Muchas de ellas, recién en la confianza de la consulta ginecológica, cuentan que sienten dolor, ardor o molestias después de una relación sexual. Eso, por lo general, se debe a la falta de lubricación, porque muchas parejas van directo a la penetración antes de que se inicie la excitación”, describe Alicia Figueroa, tocoginecóloga del Hospital Durand. La falta de deseo parece entonces un escudo contra el dolor que vendrá.

Si bien las causas del deseo sexual inhibido pueden buscarse en el climaterio, en historias de abuso, en personas atrapadas por el estrés o la depresión y hasta en prejuicios religiosos y morales, la mayoría de las veces son psicológicas, culturales o relacionadas con la dinámica vincular. “Hay un malentendido con respecto a las características propias del deseo: se lo espera siempre ligado a lo natural, a lo espontáneo, a lo instintivo. Y en la sexualidad pareciera que es un mal síntoma tener que ir en busca del deseo. Así muchas parejas se apoltronan, convencidas de que el deseo sólo llega como maripositas en la panza, lo que sucede por lo general sólo al principio de cada relación”, explica la psicóloga y sexóloga Adriana Arias. “Por eso un tratamiento efectivo consiste en reeducar los hábitos de la pareja: enseñarles a eliminar la cabeza, enemiga de la erótica, y motivarlos a que usen la imaginación y construyan fantasías, el verdadero lenguaje de la erótica”.

Lo cierto es que cuando llegan a la consulta –las pocas veces que llegan de a dos– los especialistas se encuentran con que cargan con una lista de sobreentendidos o malentendidos (incluso quienes llevan décadas en pareja): “Ella cuenta ‘él va directo a la penetración y no hace nada para que me excite antes’ y él se queda helado porque creía que estaba chocha por su rendimiento”, describe Arias. “Otros no se atreven a construir fantasías porque suelen pensar que son las hermanas bobas de la realidad. Por ejemplo, la mayoría de las mujeres fantasean con incluir a otras mujeres en la cama y eso no las convierte en homosexuales reprimidas”, explica.

Existe una receta para no resignarse a ir a la cama sólo para dormir cola con cola. La tiene Arias: “Ganas de tener ganas”.

Por Gisele Sousa Dias
Clarin

domingo, 11 de diciembre de 2011

DESPUÉS DEL AMOR…

Parece difícil volver a sonreír. Se siente la soledad y la falta del otro. Pero no es imposible superar una ruptura de pareja. Por eso, la médica psiquiatra de Fundación Foro, Laura Marcela Gil Lemus, habló con Para Ti Online y explicó las sensaciones que invaden cuando el amor se termina y cómo salir adelante.
Que “lo extraño”, que “no puedo seguir sin él”, que “no hice lo suficiente” son algunas de las típicas frases cuando una relación se termina. Cuando esto se produce, muchos sentimientos atraviesan nuestra mente y, sobre todo, el corazón pero, ¿de qué se tratan? Según la psicóloga, estos varían a lo largo del proceso de separación:

*La tristeza. Es una emoción frecuente cuando la persona siente que las cosas no tomaron el rumbo que deseaba, este es el caso de quienes tienen expectativas de formalizar, de casarse o de mantener un vínculo por largo tiempo. La sensación de ser rechazado o no valorado también conlleva a la tristeza.

*El enojo. Es común cuando se siente que un objetivo importante fue bloqueado y no se obtuvo el resultado esperado o porque la pareja se terminó por criticas constantes o engaño.

*El miedo. Se produce cuando la ruptura amenaza el bienestar y aparece el temor a no poder seguir adelante o a no encontrar una compañía amorosa en el futuro.

*La culpa. Se siente que no se hizo las cosas de acuerdo a los valores personales, que se lastimó al otro o se recuerdan errores pasados. Es común preguntarse si haber hecho algo distinto hubiera cambiado el rumbo o hubiera hecho que las cosas fueran distintas. Este último sentimiento puede entorpecer la recuperación si se mantiene a través del tiempo. Por este motivo es importante aceptar lo sucedido y perdonarse los errores que se hayan podido cometer.

CUANDO NO SOMOS SÓLO DOS… Si se enfrenta una ruptura y se tiene hijos, la situación parece desbordar. Para la profesional, lo que debe prevalecer es la honestidad: “Lo principal es poder hablar con los hijos respecto a las dificultades de la pareja y dejarles claro que la separación no se relaciona con nada que ellos hayan hecho o dejado de hacer y transmitirles la tranquilidad de que, pase lo que pase, contarán con sus padres siempre”.

SEGUIR… “El tiempo que dura el duelo y la recuperación depende del tipo de vínculo y de si se cuenta con una red de apoyo como la familia y amigos que puedan acompañar esta etapa”, señala Gil Lemus. Para salir adelante, añade: “Hay que ser conciente de que después de romper un vínculo vienen cambios emocionales que requieren un tiempo para solucionarse. No es adecuado apresurarse a tomar decisiones o hacer cambios drásticos en esta etapa y es recomendable tomarse un tiempo mientras se atraviesa el proceso”.

Por otro lado, como la soledad es una sensación siempre presente, la profesional explica: “Una estrategia que puede resultar útil es realizar actividades placenteras sola o con amigos y familia. Tener mucho tiempo libre puede aumentar el malestar, por eso es importante vincularse con actividades deportivas o culturales que, progresivamente, aumenten la percepción de bienestar”.

para ti

Por Celeste Lattanzio.

Asesoró Laura Marcela Gil Lemus, médica psiquiatra de Fundación Foro.

Foto: Archivo Atlántida.

¿FELICES PARA SIEMPRE?

En los finales de los cuentos que nos narraban de chicas siempre era todo más fácil. Cuando los obstáculos terminaban, finalmente la princesa conseguía a su príncipe azul y eran felices ¡y hasta comían perdices! Pero en la vida real, y más para las nuevas generaciones, todo es más complicado.
Marcelo Passini, psicólogo y admisor de Fundación Foro, explica: “En la sociedad actual el individualismo tiene un gran peso y muchas veces priva sobre la pareja. El individuo tiene más libertad y entonces las parejas jóvenes no ven tan dramático el hecho de discutir y romper un vínculo”.

Pero, ¿qué factores de la modernidad ampliaron esa libertad? “Los cambios que se produjeron en cuanto al rol de la mujer −ya que en el pasado no tenían independencia económica ni muchas posibilidades en el mundo laboral−, los cambios en las leyes, ya que cuando no existía la ley de divorcio se elegía permanecer en pareja antes de perder algunos derechos. Y hasta los avances científicos porque no hace falta estar en pareja para engendrar un hijo”, cuenta el especialista.

LOS PROBLEMAS MÁS COMUNES.Hay causas de peleas que son muy habituales en las parejas que llevan muchos años juntos. Entre ellas, el profesional destaca: “El deterioro que se produce al caer en el aburrimiento, el tedio, la falta de interés y la rutina son los problemas principales”. Además, cuenta que “algunas características de los miembros de la pareja que antes se toleraban o se pasaban por alto, comienzan a tener más peso y a generar descontento”.

¿TODO TIENE SOLUCIÓN? Actualmente, una alternativa muy común es recurrir a terapia de pareja. “Se elige este método cuando la convivencia o los encuentros con la pareja en lugar de ser placenteros terminan siendo frustrantes y generadores de discusiones, o cuando hay enfrentamientos que resultan muy hirientes. O, simplemente, cuando se quiera mejorar el vínculo”, explica el licenciado.

“Muchas veces el terapeuta actúa como un mediador para lograr acuerdos y, como un observador externo, transmite las modalidades vinculares que puede ver entre los miembros de la pareja, y a través de un trabajo conjunto se ve la forma de modificar aquello que es nocivo para la pareja”, dice Passini.

Con respecto a este tipo de terapia el especialista aclara: “Puede ser muy frustrante si se inician las sesiones con la expectativa de que el otro cambie. La terapia también puede ser útil si hay que tomar la decisión de finalizar el vínculo, para que esto se haga de la mejor forma”.

CODO A CODO. Para poder lograr que la pareja sea duradera y estable, Passini aconseja:

*Es necesario evitar todo aquello que puede hacer caer en la rutina, en el aburrimiento y en el desinterés de estar y compartir con el otro.

*Es importante que cada integrante de la pareja tenga su espacio propio, es decir, que no sienta la necesidad ni obligación de compartir todo. ¿Cómo hacerlo? Que cada uno siga manteniendo actividades en las que no estén involucrados los dos.

*¿Algo esencial? Que el hecho de estar juntos y compartir sea una elección y no algo impuesto, que nunca se viva como una obligación.


para ti
Por Celeste Lattanzio

Asesoró Marcelo Passini, psicólogo cognitivo conductual, psicoterapeuta y admisor de la Fundación Foro.