martes, 1 de julio de 2008

HITO INVITRO

El 25 de julio de 1978, el nacimiento de Louise Joy Brown conmocionó al mundo de la ciencia y la medicina. Era el primer ser humano concebido fuera del útero materno gracias a una nueva y entonces controvertida técnica llamada Fecundación in Vitro (FIV). El proceso de FIV, que iniciaron los británicos Patrick Steptoe y Robert Edwards, es hoy una práctica común y en el mundo nace por día al menos un bebé gracias a alguna técnica de fertilización. Sin embargo, en su momento, St eptoe y Edwards fueron acusados de locos y de estar al frente de un proyecto escandaloso y de ciencia ficción que engendraría "monstruos".

Lesley Brown "tenía una afección que bloqueó sus trompas (factor que afecta aproximadamente un 20% de las mujeres infértiles) y no tenía esperanza de quedar embarazada. Su caso es similar al de millones de mujeres que consultan cada año en todo el mundo", relató Rubén G. Lipowicz, especialista en Tocoginecología y Medicina Reproductiva, Coordinador de Obstetricia del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR), a Clarín.com. Así fue que, en 1976, Brown consultó a Steptoe, un ginecólogo del Hospital General de Oldham, que sabía mucho sobre laparoscopía y pensaba que el bloqueo que se produce en las trompas de Falopio podía superarse extrayendo el óvulo de la mujer, fertilizándolo en el laboratorio con el esperma del hombre y manteniéndolo vivo durante unos días hasta que se formara el embrión e implantándolo directamente en el útero de la mujer.

El equipo formado por Steptoe y Edwards, un experto en fisiología de la Universidad de Cambridge, llevaba 12 años de investigación: el procedimiento se había intentado sin éxito 78 veces en otras mujeres. En más de una oportunidad consiguieron embarazos no evolutivos, y empezaron a recibir críticas por intentarlo. "La gente decía que Steptoe estaba loco, que aquello nunca se lograría. Pero yo sabía que era posible", dijo en una entrevista el cuestionado embriólogo italiano Severino Antinori.

Brown aceptó hacerse la práctica el 10 de noviembre de 1977. Steptoe tomó un óvulo de la madre, en tanto que Edwards lo unió con el esperma del padre, John Brown. Dos días y medio después, los médicos implantaron al óvulo fertilizado en el útero de la mujer. "Era maravilloso, ocho células, redondas y perfectas. Allí estaba yo, lleno de respeto ante esos magníficos puntitos de vida humana en potencia", escribió Steptoe. Con el resultado positivo, explicó Lipowicz, "el embarazo fue cuidado desde el primer día y fue guardado bajo absoluto secreto. Así lo pidieron los médicos porque la situación no era normal. El bebé iba a ser el fruto de un experimento que la prensa después calificó de escándalo e incluso de milagro".

El 25 de Julio de 1978 a las 11:47 PM Louise Joy nació por cesárea y pesó 2.61 kilogramos. "La nueva ciudadana llora fuerte continuamente y, ¡como amamos ese glorioso sonido!" exclamó Edwards. Con la noticia del éxito, cientos de parejas en similares condiciones que los Brown concurrieron para someterse al revolucionario método. Los mismos Lesley y John realizaron un nuevo tratamiento y concibieron a Natalie, quien, a su vez, fue la primera nacida por técnicas de Fertilización in Vitro en quedar embarazada naturalmente. En 2006, Louise logró concebir sin tratamientos. Patrick Steptoe murió el 21 de marzo de 1988 y Robert Edwards, ya retirado, es un fervoroso promotor de la reproducción asistida y la clonación terapéutica.

Los obstáculos
Pese a que alrededor del 15% de la población mundial experimenta problemas de fertilidad, el camino de los pioneros fue extenso y repleto de obstáculos. "Meses antes de que se produjera el nacimiento, el propio Steptoe, en un congreso internacional que se desarrolló en Buenos Aires, nos comunicó los detalles de cómo habían conseguido el establecimiento de ese embarazo evolutivo. "La ciencia ficción se estaba volviendo realidad", le contó Roberto Coco, testigo atónito de esa conferencia y actual Director del Laboratorio Reprogenética de Fecunditas , a Clarín.com.

"Estábamos todos centrados en lo que decía Steptoe. Era un ambiente inquietante, de asombro, de miedo, de muchos interrogantes. Algo que ocurría en el seno materno, se podía manipular fuera del mismo para favorecer la implantación del embrión en el útero de aquellas mujeres que no tenían trompas permeables. Había, por supuesto, mucho suspenso por el resultado, sobre todo si ese andar por fuera de la trompa, y expuesto a condiciones in vitro no favorables, pudieran causar algún tipo de daño", explicó Coco.

"Pero prevaleció la idea de que lo único que se hacía en la FIV era propiciar la fecundación y que, si se cuidaba o se disminuía todas las potenciales injurias (radiaciones, automedicación, infecciones virales), los resultados deberían ser exitosos", recordó el profesional. Y agregó que "ese notición marcó un antes y un después en la medicina reproductiva y en pocos años se extendió alrededor del mundo". Claro que no todos aplaudieron el logro de la FIV. "El trabajo de Steptoe y Edwards fue considerado controversial y no ortodoxo. Desde 1971 el Consejo de Investigación Médica les negó la solicitud de fondos o becas hasta que la fundación Ford y otras sociedades americanas aportaron la financiación. Además, la comunidad médica criticó también el hecho de que la noticia fuera publicada en medios masivos antes que en medios de difusión médica", destacó Lipowicz.

Desde el punto de vista ético, las críticas que recibieron –y que aún se escuchan-, dijo el especialista del CEGyR, "se debieron, en gran medida, a que todos los cambios dan miedo porque no se conocen aún las consecuencias que pueden derivar de los experimentos". La FIV también debió -y debe- afrontar el rechazo de varios sectores, como el de la Iglesia católica , aunque el discurso de los medios sí evolucionó al compás de esta técnica de reproducción. "Esto indica la normalización que ha experimentado una técnica que se vio envuelta en la polémica, el secretismo y el rechazo social", concluyó Lipowicz. En sus inicios, el procedimiento ofreció una probabilidad del 3% al 6% de embarazo, pero los avances médicos y tecnológicos aumentaron la cifra drásticamente.